lunes, 4 de mayo de 2015

LAS IZQUIERDAS, OTRA VEZ DIVIDIDAS




Gonzalo Gamio Gehri

Nuevamente asistimos al penoso espectáculo de la división de las izquierdas. Es una historia conocida que los desacuerdos en torno a candidaturas y las desavenencias ideológicas echan a perder la posibilidad de que la izquierda, y en general los grupos progresistas, puedan presentar una propuesta más o menos articulada. Por un lado, una facción de la izquierda con cierta experiencia política está planteando la candidatura de Y. Simon en las elecciones de 2016. Puede entenderse esta decisión en el hecho de que Simon es un personaje conocido en el escenario político, con una trayectoria interesante en Lambayeque, y una fugaz y controvertida gestión al frente la PCM durante el segundo gobierno de García. En el otro lado, tenemos a un conjunto de colectivos alrededor de Tierra y Libertad. El conflicto entre ambos sectores parece residir en el hecho del premierato de Simon, que , sostienen los críticos, comprometería moralmente su candidatura.

Si existen controversias de tipo ideológico entre ambas izquierdas, éstas aún no han salido a la luz, que sepamos. Resulta lamentable – lo hemos comentado más de una vez – que estos movimientos y otros no hayan supuesto una discusión más honda y estricta sobre los cimientos teóricos y prácticos del pensamiento progresista, en diálogo con el liberalismo político. La distribución del poder, la ciudadanía activa, los derechos humanos, la separación de instituciones sociales, las formas de representación y participación de la democracia, la economía de mercado, son elementos que requieren de discusión y que deberían – creo – ser asimilados de manera creativa por las izquierdas. Resulta preciso examinar y abandonar algunos presupuestos ideológicos cuestionables, como el determinismo económico, y en particular una concepción de la ciencia y de la historia con matices totalitarios y salvíficos. Como indica mi colega y buen amigo Ricardo Falla C., este trabajo resulta urgente. Han surgido algunas formulaciones “postmodernas” del marxismo, bastante precarias desde el punto de vista de la filosofía. Una reformulación crítica y seria del pensamiento acerca de la justicia social permanece como un proyecto sin asumir en nuestro contexto.

Las izquierdas enfrentadas difícilmente podrán presentar una iniciativa de gobierno o de fiscalización parlamentaria realmente consistente. Difícilmente podrán hacer frente a la estigmatización ideológica que genera contra ellas la ‘clase política’ y la prensa conservadora, que las acusa falsamente de extremistas, contrarias al progreso y afines al terrorismo. Resulta prioritario desenmascarar tales campañas destructivas, promovidas por diversos medios de comunicación. La unidad constituye una medida valiosa; creo que sus líderes harían bien en optar por unirse y plantear una alternativa política conjunta. No sólo pensando en las elecciones, sino en el futuro de mediano y largo plazo: las izquierdas tendrían que proponerse retomar el contacto con las bases que el fujimorismo les arrebató en los noventa, usando contra ellas el clientelismo y fortaleciendo una actitud autoritaria. La izquierda contribuiría sin duda a combatir el “sentido común” conservador que comienza a instalarse en nuestra política local.





1 comentario:

Ricardo Falla Carrillo dijo...

Estimado Gonzalo,

Gracias por la mención en tu sentidas y atinadas reflexiones. Como te dije en nuestra conversación, las izquierdas (las diversas izquierdas) siguen pensado que tienen el monopolio del corazón y de la honestidad; siguen embarcadas en su ensoñación escatológica, fervientemente milenarista. "La "ley del corazón", "de las almas bellas" (Hegel). Juntas, con su 10 % a a nivel nacional. La escatología secular no vende. Eso es lo que las izquierdas peruanas no entienden.

Un abrazo desde la hermenéutica liberal
tu amigo
Ricardo