Gonzalo Gamio Gehri
Tengo el gusto de presentarles el nuevo libro editado por Susana Frisancho y quien escribe estas líneas. Se trata de El cultivo del discernimiento. ensayos sobre ética, ciudadanía y educación, (Lima, Fondo Editorial de
El cultivo del discernimiento
Ensayos sobre ética, ciudadanía y educación
Susana Frisancho / Gonzalo Gamio
(editores)
Introducción
Susana Frisancho / Gonzalo Gamio
En diferentes etapas de la historia, los pedagogos, psicólogos y filósofos han considerado la educación como el espacio fundamental en el que el desarrollo humano tiene lugar. En su libro
Esa particular interacción a la cual llamamos educación, pone de manifiesto que los seres humanos somos criaturas a quienes les es imposible vivir solas. Incluso la actividad mental humana, que sucede aparentemente “dentro de la cabeza”, no se conduce nunca en solitario ni sin asistencia, pues la vida mental se vive con otros, toma forma para ser comunicada y se desarrolla únicamente con la ayuda de códigos culturales. Esta característica –la necesaria e ineludible convivencia con el otro– hace que la palabra ética cobre particular significado. Entendemos por “ética” la reflexión crítica en torno a los valores, las normas y los modos de ser que buscan orientar la vida al interior de espacios sociales de interacción y debate. La interdependencia y la fragilidad de la vida y de los vínculos humanos llevan a los agentes a plantearse –en los fueros de la vida privada y pública, pero nunca completamente a solas– la cuestión de los sentidos que habrían de guiar conscientemente la acción y la vida como una totalidad articulada.
Esta situación es de lamentar, pues es un imperativo de la vida social la formación de ciudadanos justos, honestos, autónomos en sus juicios y conductas, capaces de argumentar crítica y razonadamente, de reconocer y respetar los derechos humanos y la conducta democrática, valorar la diversidad, respetar y cuidar la naturaleza y, cuando sea el caso, de orientar su quehacer profesional hacia fines de interés común. En general, y debido a la confusión sobre los medios y los fines más adecuados para la educación ética, en este campo coexisten diversas y a veces incompatibles perspectivas.
En un intento de categorización contemporánea –generalmente aceptada–, puede decirse que existen tres grandes tipos o modelos de educación ética, a los cuales denominaremos de la siguiente manera: los modelos “tradicionales”, los “relativistas” y los “democráticos o de desarrollo”. El enfoque tradicional entiende la formación ética (muchas veces identificada con la “educación en valores”) como la transmisión mecánica de una lista de valores –concebidos a veces como “virtudes”– que se asumen absolutos e inmutables. Desde esta perspectiva, la meta de la educación ética es socializar a las personas en las normas y convenciones, e inculcarles los fines específicos de su grupo o sociedad. Usualmente, esta perspectiva descuida la particularidad de los contextos, minimiza o ignora los conflictos, y deja de lado el ejercicio del razonamiento y la crítica. Las cosas ya están dadas, los problemas ya se encuentran resueltos, y de lo único que debe tratar la educación es de transferir ese conocimiento (esas “verdades”) de una generación a otra. Lamentablemente, se sabe que los enfoques de este tipo, basados en la repetición acrítica y heterónoma de ideas y “valores”, tan populares en nuestro medio, son ineficaces para el desarrollo de personas reflexivas, críticas, transformadoras y libres.
Aunque se trata de un término equívoco –ya que en realidad nadie asume verdaderamente esta postura– el grupo de modelos a los que llamamos “relativistas” parten de la creencia de que, al ser los juicios éticos histórica o culturalmente relativos, y al tener cada persona su propia jerarquía de valores, no es posible llegar a consensos o acuerdos universales ni identificar principios que sean “objetivamente” más adecuados que otros. Estas posturas no hacen diferencia alguna entre el dominio moral (por ejemplo, el respeto a la dignidad de la persona) de dominios sociales que no son estrictamente morales (por ejemplo, los gustos o preferencias individuales o las tradiciones culturales de una determinada sociedad). De esta manera, deja el campo de la ética a los gustos o preferencias de cada quién, lo asume como fundamentalmente subjetivo y proscribe la construcción de un diálogo verdadero y de una normatividad racionalmente consensual. Si bien en algún momento esta aproximación se tomó como fundamento de diversos programas educativos de la escuela Primaria y Secundaria (por ejemplo, el movimiento de “clarificación de valores” en los Estados Unidos de América), podemos decir que no expresa el punto de vista de ninguna corriente filosófica contemporánea: en la actualidad, es más bien un argumento que mucha gente utiliza en los escenarios de la vida cotidiana para no involucrarse en la construcción de argumentación ética, para no observar sus propios comportamientos y juicios y no ponerlos a debate en la esfera pública.
Desde una visión distinta de los seres humanos y sus interacciones, el tercer modelo, al que llamamos enfoque democrático o del desarrollo, asume que la llamada “crisis” moral no es una “pérdida de valores”, como comúnmente se piensa, puesto que la ética no es un conjunto de valores que las personas han perdido y necesitan recuperar. Los valores nunca se “pierden”; se “cambian”. Desde la perspectiva democrática, la educación ética es mucho más que el esfuerzo por clarificar las preferencias personales o inculcar las convenciones de cada grupo cultural. Debe apuntar a la formación del espíritu crítico y la argumentación, al análisis de los conflictos, a la generación de habilidades para la toma de actitudes y el cambio de perspectiva, además de desarrollar en los estudiantes el reconocimiento de sus responsabilidades individuales y sociales, el deseo por hacer las cosas bien y por lograr un mundo cada vez más inclusivo y justo. Los individuos son agentes que se forman para ser ciudadanos en la esfera pública, son sujetos potenciales de transformación social y política. Tienen algo que decir sobre su destino y el de las sociedades e instituciones a las cuales pertenecen. Es en este paradigma donde nos inscribimos quienes participamos en la elaboración de este libro.
En el presente volumen, el lector encontrará una serie de ensayos que se ocupan de problemas vinculados a la relación entre la investigación ética y la formación moral: el discernimiento de los conflictos éticos, la educación en derechos humanos, el rol de la reflexión literaria en la formación ética, la educación ciudadana en contextos multiculturales, la ética subyacente a la pedagogía ignaciana, entre otros. Anima a todos ellos el propósito de plantear los vínculos conceptuales y existenciales entre ética y educación haciendo justicia a su relevancia y su complejidad. No se trata de proponer recetas o de sugerir soluciones simples a problemas complejos. Se trata de explorar críticamente asuntos en los que se ponen en juego las diferentes dimensiones de lo humano. La educación ética es la formación que llevará a las personas a ser más capaces de encontrar el sentido de sus vidas y a organizarse mejor para convivir –entre nosotros mismos, y junto a otras especies con las que compartimos un planeta– de una manera más justa y armónica. Detenernos a reflexionar sobre sus fundamentos constituye una tarea urgente –lamentablemente poco acometida– que nos permitirá esclarecer cuestiones prácticas de singular importancia.
Indice
Introducción 9
Los Autores 17
El cultivo de las humanidades y la construcción de ciudadanía
Gonzalo Gamio Gehri 21
1. Dos conceptos complementarios de ciudadanía 23
2. Percepción de la injusticia y empatía 29
3. Breve exploración de dos ejemplos literarios:
Rosa Cuchillo y Las Suplicantes 36
Identidad moral, fundamentalismo y derechos humanos
Susana Frisancho 45
1. Fundamentalismo y complejidad cognoscitiva 46 2. Fundamentalismo e identidad 48
3. La identidad moral 50
4. Fundamentalismo e identidades morales falsas 54
Conclusiones
58
No una sino muchas ciudadanías
una reflexión desde américa latina
Fidel Tubino 61
1. Hacia una concepción comunitarista de la
ciudadanía: las ciudadanías indígenas 64
2. Las ciudadanías diferenciadas 69
3. Las ciudadanías interculturales 72
3.1. La descolonización cultural de las esferas públicas 74
3.2. Repensando la cultura política pública 76
4. La complementariedad entre las tres concepciones
alternativas de ciudadanía 78
La dimensión ética de los relatos:
el discernimiento y la identidad enriquecidos
en la experiencia literaria
Carlos Pitillas Salvá 81
1. Introducción 81
2. Identidad 87
3. La identidad enriquecida en la experiencia literaria 93
Conclusión 113
Pedagogía deliberativa y construcción de ciudadanía democrática en el Perú: oportunidades y desafíos
Alessandra Dibos 123
1. Hacia una pedagogía deliberativa 124
2. ¿Qué puede aportar la pedagogía deliberativa
(intercultural) a la educación ciudadana y ética en
el Perú? 136
3. Reflexiones finales 152
Educación ética y espiritualidad
Ignaciana
Juan Antonio Guerrero Alves, S.J. 155
1. La educación ética y los EE 161
1.1. ¿Una educación sin maestros?: Serán todos
enseñados por Dios (Is 54,13. Jn 6,45) 162
1.2. El trasfondo antropológico de la educación ética 167
1.3. El contenido ético de los EE 173
1.4. La pedagogía de la ética en los EE 179
2. La educación ética y la formación del jesuita 188
2.1. La pertenencia a un cuerpo 189
2.2. El sujeto que se pretende formar 193
2.3. La pedagogía de la prueba 195
3. Algunos corolarios sobre educación ética 204
La importancia de la educación en el
proceso de construcción de ciudadanía
Carlo Mario Velarde 209
1. La educación en el Perú: ¿qué tipo de sujetos se
forman en nuestras escuelas? 210
1.1. Sobre el enfoque pedagógico 211
1.2. Los símbolos de una escuela totalitaria 213
1.3. El sistema de relaciones predominantes dentro
de la escuela 215
2. Propuestas para una educación ciudadana 217
2.1. El papel del docente en este contexto 219
3. Conclusiones 221
Sobre la necesidad de “mitologías democráticas” Apuntes sobre el conflicto entre la ética cívica y la cultura autoritaria
Gonzalo Gamio Gehri 225
1. La ética cívica frente al espíritu de tutelaje 227
2. La educación autoritaria y la necesidad de
reescribir la historia 230
Discernimiento público, educación democrática y derechos humanos
Alessandro Caviglia Marconi 241
1. La afirmación de una cultura de derechos humanos 243
1.1. Derechos humanos y la búsqueda de la
fundamentación filosófica 246
1.2. De la cultura de la fundamentación a la cultura
de la justificación 251
1.3. La justificación de los derechos 255
2. La formación del juicio y del discernimiento crítico 261
3. Una narrativa nacional desde la perspectiva de la construcción de ciudadanía democrática. 268.
Educación o exclusión: El dilema
peruano del siglo XXI: Una lectura desde
la ética económica
Por Ricardo Lenin Falla Carrillo 277
1. Reconocimiento de una realidad 279
2. El hacer y el saber hacer 282
3. Dimensiones de la exclusión 283
4. La exclusión del conocimiento y la pobreza 286
5. Exclusión educativa y pobreza 289
6. Exclusión y crisis moral: cultura de la pobreza y
cultura de la barbarie 293
7. Educación o exclusión: la disyuntiva peruana del
siglo XXI 296
7.1. Formación para la no autoexclusión 298
7.2. Formación para la no exclusión de otro 298
7.3. Formación para no dejarse excluir 299
8. Epílogo: Exclusión y barbarie o Solución ética 300
Bibliografía 307