jueves, 30 de mayo de 2013

PIZARNIK, LA SOLEDAD Y LA NOCHE






Gonzalo Gamio Gehri

Conozco muy poco de la obra lírica de Alejandra Pizarnik, pero me impresiona la intensidad y la sabiduría de sus versos. Su modo agónico de lidiar con la soledad, con la incomprensión de las personas. En el poema que sigue – que comento por partes – ella toma el viejo motivo romántico de la noche. El acercamiento a la infinitud de la noche es intimista, parece que entablara un diálogo conmovedor con ella:



“Poco sé de la noche pero la noche parece saber de mí, y más aún, me asiste como si me quisiera, me cubre la conciencia con sus estrellas”.

 En La Noche, el tupido manto nocturno cubre la existencia entera de la escritora, constituyendo el horizonte de su propio andar.  Es la silenciosa acompañante de sus propios pensamientos. Le hace compañía “como si la quisiera”, y sabe de ella sin abandonar el misterio en el que ella reposa.

Luego encontramos una lúcida interpretación novaliana (y quizás neoplatónica) que identifica la noche con la nada y con el todo de la vida. Si la noche es misterio insondabl,e lo que digamos sobre ella y sobre quienes viven bajo sus sombras no vale ni merece la pena registrar como saber. Pero luego la autora se plantea que quizá “las palabras sean lo único que existe”,  ellas son el  testimonio del discurrir inexorable del tiempo que deja una lacerante huella bajo la forma del recuerdo.


Tal vez la noche sea la vida y el sol la muerte, tal vez la noche es nada y las conjeturas sobre ella nada y los seres que la viven nada. Tal vez las palabras sean lo único que existe en el enorme vacío de los siglos que nos arañan el alma con sus recuerdos”. 

Luego de esa reflexión más bien general, la autora vuelve a un discurso más intimista y existencial. La antigua e inmortal noche ha sido testigo de las innumerables acciones y cavilaciones de los seres humanos. Ha presenciado sus batallas, sus afanes, sus fallidos intentos por edificar sus sueños y trazar un rumbo para sus vidas. Ha visto cómo con frecuencia tales proyectos se han hecho añicos. Ha percibido la corrosiva frustración que devora el corazón de los hombres. Mientras la noche permanece inalterable la vida se nos escapa gota a gota. La noche contempla desde lejos la pobreza de nuestras historias y enfrentamientos.


Pero la noche ha de conocer la miseria que bebe de nuestra sangre y de nuestras ideas. Ella ha de arrojar odio a nuestras miradas sabiéndolas llenas de intereses, de desencuentros”. 

Luego asume otra vez un discurso en primera persona. Si bien ella no conoce realmente la noche, puede percibir cómo ésta siente las cosas. Se duele con el pasar de la vida y de las personas. La nostalgia devora sus entrañas ("su lágrima inmensa delira y grita que algo se fue para siempre”). La furia y el dolor frente a la retirada impune del presente convirtiéndose ineludiblemente en recuerdo. El mismo tema que hemos planteado con Fausto y también con los Himnos a la Noche. El enigma del instante y de su retirada ante nuestros ojos.


Pero sucede que oigo a la noche llorar en mis huesos. Su lágrima inmensa delira y grita que algo se fue para siempre”. 


El último verso permanece misterioso, indescifrado:



Alguna vez volveremos a ser”. 

domingo, 19 de mayo de 2013

ESCRIBIR





(UNA NOTA SOBRE LA EXPRESIÓN Y EL INSTANTE)



Gonzalo Gamio Gehri

Para algunas personas escribir es una necesidad vital. Hay académicos que escriben porque una idea ronda su cabeza sin descanso, y la única forma de darle alguna precisión es plasmarla en blanco y negro. Algunos escritores necesitan volver sobre ciertos episodios de su vida – personas, momentos felices o dolorosos, historias inconclusas, ausencias o pérdidas – e intentan revivirlas por escrito. El viejo tópico goethiano de detener el instante, de lidiar con la nostalgia y la extrañeza. Ellos intentan revisitar a esas personas y experiencias significativas ofreciendo una nueva interpretación o tal vez reiniciando el diálogo con ellas escribiendo, aunque se hayan ido, aunque por alguna razón se las haya perdido. Escriben como si fuese el último intento por retenerlas, antes de dejarlas ir. Y, como se sabe, dejar ir lo que se aprecia realmente o se echa poderosamente de menos constituye el acto más difícil de todos ¿Intentarán con esto los escritores tener la última palabra, o indicar con ella el lugar o el movimiento de la retirada de aquel instante que pretenden preservar?

Nuevamente la imagen de Novalis frente a la tumba de su amada Sophie, conmovedoramente retratada por el poeta en los Himnos a la Noche, viene a la mente. La palabra revela los sentidos de las cosas, incluso descubre aquello que se ocultaba en ellas, y permanecía inadvertido. El poeta puede ahora expresar su dolor, aunque el texto no lo agote o lo erradique, lo pone de manifiesto tal como es. Sin la palabra, lo vivido permanecería confuso e inexpresado. La palabra permite al poeta aludido permanecer en la patria – el vínculo con Sophie -, a pesar del desierto existencial que experimenta. La escritura permite preservar el vínculo con aquello que se ama, aunque esté amenazado por la finitud. Novalis era consciente de esa situación, y también Goethe en su Fausto.

Escribir implica pronunciarse acerca de lo vivido. Asumir una posición, ofrecer una lectura que permita clarificar parcialmente las dudas y aplacar en cierto grado el sentido de incertidumbre y confusión que acompañan nuestros conflictos en el nivel de la experiencia, no sólo en el del intelecto. No suele acabar con el desasosiego, pero puede ofrecernos un panorama más amplio acerca de nuestra perspectiva ante circunstancias críticas o situaciones cruciales de la vida. 

domingo, 12 de mayo de 2013

J. DIEZ CANSECO: UNA LECCIÓN DE COHERENCIA Y CORAJE






Gonzalo Gamio Gehri

Hace muy poco que perdimos a Javier Diez Canseco. Seguí su trayectoria y voté más de una vez por él como congresista, dado que consideraba que su presencia era relevante en un Congreso plural y decente. No tuve la oportunidad de conocerlo personalmente, pero siempre admiré su coherencia personal, su valentía y su tenacidad para denunciar la injusticia y combatir la impunidad. Era un crítico implacable y un notable polemista. En los últimos meses, el actual Congreso lo sancionó violando el principio del debido proceso y el derecho a la defensa – como se ha manifestado desde los fueros legales – a partir de una campaña desatada desde la prensa conservadora, particularmente Correo. Se intentó así mellar la imagen pública de un político que desarrolló su trabajo parlamentario desde la convicción de que resultaba fundamental para mejorar la acción política recuperar su originaria y radical conexión con la ética.

No compartía yo el ideario revolucionario de Diez Canseco, tampoco su espíritu militante, aunque respetaba profundamente el ideal de integridad personal y solidaridad con los débiles que promovía. Como muchas personas de mi generación, me pareció importante aprender de la experiencia del desmantelamiento del bloque del este, experiencia que reclamaba un esforzado trabajo de reformulación teórica del socialismo y el alejamiento del marxismo ortodoxo, y acaso un desplazamiento decisivo hacia posiciones socialdemócratas o cívico-humanistas. Saludaba el proyecto de preservar el impulso moral por la justicia social y la libertad, desde una valoración liberal de las fuentes éticas y procedimentales de las ideas democráticas, dejando de lado el pathos dogmático de las viejas vanguardias. Los socialistasmás radicales, inspirados por la mística de la postguerra, no se mostraban afines a este giro hacia un progresismo liberal. más bien revisionista. Entiendo que el Partido Socialista ha hecho en los últimos años una revisión de sus bases ideológicas, pero no tengo información detallada de ello. Lo cierto es que Diez Canseco participó activamente en la tarea legisladora y fiscalizadora desde las instituciones de la democracia constitucional – representativa -, destacándose en la defensa de los derechos humanos de las víctimas y de los trabajadores y en la vindicación de los principios de la ética pública en contra de las diversas formas de autoritarismo y corrupción urdidas en las últimas décadas.

Su más reciente producción política estuvo ligada a la defensa de los derechos de las personas con discapacidad  y las minorías culturales y sexuales. Más allá de si uno comincidía o no con los cimientos ideológicos de Diez Canseco o si disentía con algunos capítulos de su trayectoria política – por ejemplo, su discutida responsabilidad en la división de la izquierda – uno celebra indiscutiblemente el balance positivo de una vida dedicada a la causa de los sectores más pobres y vulnerables del país, la pertinencia de su labor parlamentaria, su firme combate a la autocracia (tanto con Velasco como con Fujimori), la compleja consistencia entre pensar y vivir la política. Incluso quienes alguna vez se consideraron adversarios políticos de Javier Diez Canseco reconocen el enorme valor de una vida dedicada al cultivo de una política humana y empática con quienes sufren. Seguramente un Congreso más honorable le rendirá a Javier Diez Canseco el homenaje que su vida y su labor merecen.

viernes, 3 de mayo de 2013

SIEMPRE EL MISMO DÍA.....





Gonzalo Gamio Gehri

One day es una película británica sobre el tiempo y la conmovedora complejidad de las relaciones humanas. Dirigida por Lone Scherfing, está basada en un libro de D. Nicholls. Narra la historia de la relación de Emma Morley (Anne Hathaway) y Dexter Mayhew (Jim Sturgess), dos egresados de Edinbourgh que se conocen un 15 de julio de 1988. Se sienten atraídos el uno por el otro pero deciden ser amigos para toda la vida. Y se comprometen a reunirse cada 15 de julio, el día del venerado San Swithin. La película presenta el paso del tiempo en esta relación a partir de lo que va sucediendo ese día en el transcurso de los años. Emma quiere convertirse en una escritora cuyas historias puedan influir en la manera en que las personas conciben y sienten la vida, Dex es un chico hedonista que prefiere vivir el instante y hacerse conocido, que nada lo detenga. Ella está enamorada de él y ese sentimiento inspira lo que escribe; él está demasiado preocupado por sí mismo como para sacar conclusiones sobre ese asunto o cualquier otro.

La vida a veces los reúne y otras los aleja casi del todo. Lo que sorprende es que la fortuna no consiga separarlos finalmente, como un espectador experimentado podría avizorar. Eso es lo más desconcertante y uno de los elementos más interesantes de la trama.  Ello se debe quizás al tozudo cariño que le brinda Emma – lo único constante en medio de losconflictos y las ausencias -, que se abre paso incluso en situaciones adversas. La película abarca más de veinte años de encuentros y desencuentros entre ambos jóvenes. El amor no desfallece, se resiste a morir. En el camino van descubriendo quiénes son, que llevan dentro, con qué heridas tienen que cargar. El desenlace es trágico, y llevará a Dexter a reflexionar sobre qué tiene importancia en la vida.

A pesar de lo dramático del final, la historia es contada con sencillez y agudeza; da la impresión que los espectadores nos metemos un poco a contemplar los conflictos de dos personas que se enredan en la compleja agonía de la amistad y el amor, la nostalgia y la ira. En las hondas conexiones entre estas emociones y vínculos. Personas que acaso no dejaron nada por decirse el uno al otro, que lucharon por no perderse mutuamente, y que tuvieron que lidiar tercamente con el aguijón de la fortuna. Personajes comunes que lucharon contra la voracidad del tiempo, y pudieron arrebatarle algo de felicidad al destino. A pesar de todo, uno se queda con la sensación de que esa lucha  quizá rindió pequeños pero profundos frutos.