Gonzalo Gamio Gehri
El cumplimiento de la
condena y la salida en libertad del emerretista Peter Cárdenas ha generado un
encarnizado debate en la prensa y las redes sociales. Es un tema sensible, por
supuesto. Cárdenas ha sido condenado por actos de terrorismo que incluyen crímenes brutales como asesinato y secuestro.
El asunto es que las
penas de los condenados por terrorismo están cumpliéndose, y, en términos de lo
establecido por la ley, les corresponde salir, ya pagaron su deuda con la
sociedad (sin contar con el dinero que deben pagar al Estado por concepto de
reparación). Los cabecillas de Sendero Luminoso y del MRTA han sido procesados
y condenados en democracia – luego de haber sido juzgados durante el fujimorato
sin observar los principios del debido proceso – y se les ha asignado severas y merecidas penas. Algunos morirán en la cárcel. El castigo ha sido proporcional al
terrible daño generado en las vidas de nuestros compatriotas. En otros casos,
los subversivos que han cumplido sus penas están siendo puestos en libertad. El Estado tendrá que estar atento a sus movimientos - no debe ser ingenuo y fortalecer su sistema de inteligencia -, pero debe cumplirse lo que indica la ley, sin excepción alguna.
Un Estado democrático debe articular el combate implacable contra el terrorismo con la observancia de las leyes. ¿Qué vamos a hacer con ellos? ¿Se les permitirá reinsertarse en la sociedad? ¿Se les debería retener en sus celdas? Por décadas, esta clase de preguntas simplemente no se formulaban; aún hoy, si alguien las formula es observado con sospecha. Las reacciones han sido destempladas. Lean por ejemplo el enervado artículo que enlazo líneas abajo, publicado en un portal de derecha conservadora, abundante en adjetivos, del que no puede extraerse ni un solo argumento para la discusión. Este es un tema serio que no debe dejarse en manos de quienes improvisan un discurso estridente y violento. No podemos ceder ante una prédica irresponsable que sólo busca ofuscarnos y suscitar reacciones viscerales sin desarrollar una mínima reflexión. Esto va más allá de cualquier consideración política o de confrontación ideológica: un problema importante como éste no puede ser abordado con este grado de irracionalidad y falta de juicio. Es una lástima que nuestro país no haya sido suficientemente capaz de madurar para afrontar un debate complejo y doloroso, que exige lucidez y rigor. Libros como el de José Carlos Agüero y el de Lurgio Gavilán marcan una pauta distinta en el camino de la reflexión anamnética, más profunda y aguda.
Un Estado democrático debe articular el combate implacable contra el terrorismo con la observancia de las leyes. ¿Qué vamos a hacer con ellos? ¿Se les permitirá reinsertarse en la sociedad? ¿Se les debería retener en sus celdas? Por décadas, esta clase de preguntas simplemente no se formulaban; aún hoy, si alguien las formula es observado con sospecha. Las reacciones han sido destempladas. Lean por ejemplo el enervado artículo que enlazo líneas abajo, publicado en un portal de derecha conservadora, abundante en adjetivos, del que no puede extraerse ni un solo argumento para la discusión. Este es un tema serio que no debe dejarse en manos de quienes improvisan un discurso estridente y violento. No podemos ceder ante una prédica irresponsable que sólo busca ofuscarnos y suscitar reacciones viscerales sin desarrollar una mínima reflexión. Esto va más allá de cualquier consideración política o de confrontación ideológica: un problema importante como éste no puede ser abordado con este grado de irracionalidad y falta de juicio. Es una lástima que nuestro país no haya sido suficientemente capaz de madurar para afrontar un debate complejo y doloroso, que exige lucidez y rigor. Libros como el de José Carlos Agüero y el de Lurgio Gavilán marcan una pauta distinta en el camino de la reflexión anamnética, más profunda y aguda.
.Un síntoma de la
inmadurez de un sector importante de la sociedad es que se va propiciando un
clima de miedo para ser aprovechado con fines políticos. La iniciativa Chapa tu
choro, las granadas misteriosamente aparecidas en distintos lugares de la ciudad. Ahora, la salida de la cárcel de terroristas ¿Quién gana
en este río revuelto? La alternativa de la “mano dura”, a pesar de que la
conduce una persona de escasa experiencia política y nula experiencia laboral.
Son muchos los que buscan explotar políticamente esta complicada situación. La
vuelta de la propuesta fujimorista es alentada por una buena parte de los medios
de comunicación y por la mayoría de los líderes empresariales del Perú ¿Debemos
ceder al embrujo del miedo y de la visceralidad? ¿Debemos seguir el estribillo
que cantan los principales grupos de la prensa nacional? ¿O podemos
comprometernos con el ideario democrático que planteó el unspirador camino de la transición hace menos de quince años? Peruano, date un tiempo para reflexionar sobre
estos asuntos que preocupan. Seguiremos discutiendo este tema.