Gonzalo Gamio Gehri
Hoy ha sido un día peculiar en materia de mensajes. Por la mañana, el cardenal Cipriani condena públicamente la postmodernidad y encomienda al país – de manera controversial – al llamado “Cristo del Pacífico”, acaso con la expectativa de convertir dicho monumento en una especie de lugar de peregrinación. La homilía de la Misa y Te Deum ha sido telativamente monocorde y reiterativa (los mismos motivos retóricos de siempre: el “pensamiento único”, el pluralismo cultural y los “excesos ideológicos”). Lo nuevo en todo caso es que uno de los protagonistas de la escena política que le son más próximos deja Palacio de Gobierno.
El discurso del nuevo presidente de la República se inició polémicamente. Ollanta Humala juró defender el orden constitucional – en ese sentido juró por la Constitución peruana vigente – y al mismo tiempo se comprometió a honrar los principios y valores de la Constitución de 1979. Se trata de un gesto de desagravio a la democracia peruana, interrumpida y lesionada por el golpe fujimorista de 1992. Si se atiende a la formulación del juramento las dudas se disipan. De todos modos, el gesto presidencial provocó la ira de Martha Chávez – la más encarnizada de las furias fujimoristas – quien se la pasó vociferando desde el fondo del hemiciclo tanto tiempo como duró el mensaje de Humala. El hecho queda como anécdota: aunque la reacción destemplada de la congresista era previsible, resulta desconcertante la súbita devoción fujimorista por una carta magna que ellos elaboraron, pero que violaron en diversos momentos e interpretaron “auténticamente”.
El discurso ha sido breve, pero interesante. Requiere por supuesto de un análisis de detalle. En él se plantea la defensa irrestricta de la institucionalidad y los derechos humanos, se deslinda con el “bolivarianismo” practicado en una parte del continente, se formula el compromiso con las reparaciones individuales y colectivas recomendadas por la CVR. La propuesta de inhabilitar de manera perpetua para el ejercicio de la función pública a los condenados por corrupción suena excelente, habrá que examinar desde un punto de vista legal las condiciones de concreción de esta iniciativa. Será importante discutir en los días que siguen los detalles de este mensaje marcado por la moderación y por una preocupación explícita por la inclusión y las políticas de redistribución. Creo además que la conformación del gabinete es muy interesante – me alegra la incorporación de Patricia Salas y Francisco Eguiguren -, pero será preciso observar cómo las propuestas se materializan en políticas públicas puntuales.