Gonzalo Gamio Gehri
§ Las situaciones de “crisis” nos llevan a reformular
nuestras interpretaciones acerca de nuestra vida y entorno social y político y, en ese sentido, a
reconstruir - a la luz de las nuevas situaciones y pensamientos – las propias
narrativas vitales; podría decirse que el examen crítico y la duda son
disposiciones y procedimientos de carácter narrativo.
§ Luego de la experiencia de perplejidad que suscita el agotamiento de los
recursos narrativos de las interpretaciones pasadas, el agente asume la tarea
de reescribir el relato de la propia vida desde las exigencias del presente.
Las llamadas “crisis existenciales” – que tornan en
problemático el ‘hilo conductor ordinario’ de nuestras vidas – tienen que ser
interpretadas en términos de un conflicto narrativo, o más precisamente,
en términos de un conflicto entre narrativas rivales.Un agente experimenta – en el contexto de
situaciones biográficas particularmente difíciles – que la narrativa vital
que ofrecía una interpretación consistente del curso de su vida en términos
de la articulación de contextos, relaciones y el ordenamiento de los
bienes que le dan una dirección se convierte en problemática o no puede
dar cuenta del todo de las nuevas circunstancias y desafíos que tiene que
afrontar.
El agente va
descubriendo un nuevo modo de plantear las cosas, su relación con su
entorno, su relación con bienes que en otro tiempo juzgaba menos
importantes para la vida. Una nueva narrativa – una nueva constelación de
valores, creencias y (auto) interpretaciones – comienza a tomar fuerza
como potencial articuladora de la ‘conducción’ de su vida.
Es
posible juzgar la “superioridad racional” de una narrativa sobre otra
desde la evaluación crítica de las transiciones. Situamos el conflicto de narrativas en una narrativa más amplia que
contemple el pasaje de un esquema interpretativo a otro en términos de
“progreso” o “declive”. Tal cambio
se expone narrativamente en términos de una transición a un nuevo esquema
interpretativo que reporta alguna clase de “ganancia” en claridad, lucidez
y complejidad, o nos permite “reducir el error” o “despejar confusiones”.Si
me es posible caracterizar inteligiblemente el ‘tránsito’ de la narrativa A
hacia otra B de modo que esto suponga para el agente el acceso a
una comprensión mayor de su vida, de sus relaciones, de su orientación –
el tránsito de una narrativa a otra permite desocultar aspectos de la
experiencia que para A permanecían inadvertidos -, entonces podemos
decir que B constituye una narrativa “razonablemente superior”.
Las
condiciones para que esto pueda afirmarse sólidamente son dos: i)
que los problemas, vacíos o enigmas que se plantean en A puedan
encontrar en B argumentos que contribuyan a su esclarecimiento
racional de una manera que no puede reproducirse desde A (a la vez
que desde B podamos encontrar recursos dialécticos y argumentos que
hagan posible plantear la resolución de sus propios enigmas posibles y
potenciales vacíos); ii) que no nos sea posible reconstruir
narrativamente con éxito el camino de la transición inversa (de B
hacia A).
Esta
“regla de superioridad racional” no supone – en ningún caso – que el
tránsito de un relato hacia el otro signifique un acceso definitivo
a la verdad. Decimos que una narrativa es válida cuando ofrece el
mejor argumento bosquejado hasta ahora – en el contexto de la discusión -,
en tanto ofrece interpretaciones rigurosas y plausibles que “echan luces”
sobre asuntos en los que sus competidoras no tienen mucho que decir, y que
son relevantes para la discusión.
Actitud
falibilista frente a las propias interpretaciones. El acceso a una
posición de mayor lucidez práctica el debate – la investigación – no se
cierra de una vez y para siempre: siempre será posible que encontremos
luego un nuevo argumento que reabran la discusión y la indagación racional.
El
incremento de la comprensión y el esclarecimiento de la práctica a la que
está orientada constituyen las pautas de plausibilidad en el contexto de
un conflicto de narrativas.
Nótese
que se trata de ‘pautas hermenéuticas internas’ y no ‘criterios’; no se pretende resolver la crisis “desde
fuera”, desde algún parámetro externo extra-narrativo. Es por ello que el
argumento de las transiciones se hace mucho más claro en contextos de la
exploración crítica, sea biográfica o histórica.