Gonzalo Gamio Gehri
Los
griegos consideraban a Prometeo el más importante entre los benefactores de la
humanidad. Pertenecía a la estirpe de los titanes, las divinidades de la
naturaleza que perdieron el poder luego de la victoria de los olímpicos. Era un dios famoso por su sabiduría y astucia - su nombre significa "previsión" - tanto como por su aprecio por los seres humanos. Aunque Prometeo apoyó a Zeus en contra de Cronos, no tardó en enemistarse con aquel. Cuando Zeus
arrebató a los seres humanos el fuego, pensando en acabar con la especie humana y planeando sustituirla por una raza de bronce, Prometeo consiguió – contando con ayuda de Atenea
– entrar silenciosamente en la morada del Olimpo, robar el fuego (encendiendo una antorcha en el carro ígneo
del Sol) y devolvérselo finalmente a los mortales.
Zeus
castigó cruelmente al ingenioso titán. Lo hizo encadenar a una columna en la
cadena montañosa del Cáucaso, de modo que cada día un enorme y feroz buitre le
devoraba las entrañas. La condena se repetía cada amanecer, pues el hígado de
Prometeo se reconstruía durante la noche. Su condena se extendería a lo largo de tres décadas. La bella adivina Io encontró Prometeo
encadenado a la sólida piedra, y le confesó que su sufrimiento no sería eterno,
que sería liberado en un futuro próximo. Le confió además – sus brillantes ojos
oscuros se posaban en los suyos mientras pronunciaba para él dulces y proféticas palabras – que la estirpe de los olímpicos
dejaría el trono del mundo como los titanes lo hicieron en su día, que una
nueva estirpe de dioses aparecería, y que, de cierta manera, Prometeo sería
vengado.
De
camino a afrontar su undécimo trabajo – conseguir las manzanas de oro de las Hespérides –
Heracles pasó por las montañas del Cáucaso y divisó a Prometeo, padeciendo la voracidad del monstruoso ave. Después de consultarlo con Zeus,
decidió liberarlo, pues comprendió que las desventuras de Prometeo se debían a su incansable compromiso con la causa del bienestar de la humanidad. A juicio del padre de dioses y hombres, el sabio titán
podía finalmente redimirse ante los orgullosos inmortales; en realidad, Zeus estaba arrepentido por haber asignado un castigo tal duro contra el hijo de Jápeto. El valiente Heracles
disparó sus flechas contra el buitre, y consiguió desencadenar al dios herido.
Prometeo le devolvió el favor compartiendo con él la clave para burlar a su hermano Atlas
y obtener las manzanas de la inmortalidad. En memoria de esta heroica liberación, Zeus
colocó la flecha de Heracles en el firmamento, conformándose la
constelación de Sagitario. De este modo, las generaciones futuras recordarían
la gloriosa salvación del benevolente Prometeo.
3 comentarios:
Gracias por el memorex, Gonzalo.
De nada. Para eso estamos.
Gonzalo, ¿conoces algo de la relación etimológica entre el nombre de Prometeo y la palabra griega prometheos que significa algo así como intuición?
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