viernes, 11 de noviembre de 2016

ANOTACIONES CONCEPTUALES SOBRE CORRUPCIÓN







Gonzalo Gamio Gehri

Uno de los problemas que afronta nuestra todavía frágil democracia es la corrupción[1], los modos como ésta se instala en nuestra sociedad, así como la condescendencia que ella suscita no sólo en nuestra autodenominada “clase dirigente”, sino entre la propia ciudadanía. La “tolerancia” frente a la corrupción constituye una clara señal de alerta para quienes se esfuerzan por preservar la salud de nuestras instituciones.

Uno de los problemas básicos es la propia definición de corrupción, que estrecha su contenido y restringe con ello el campo de acción que se puede desplegar contra ella. A menudo se concibe la corrupción como “el uso privado del bien público”. Esta definición sitúa la corrupción solamente en el espacio de acción del Estado, e invisibiliza la corrupción que tiene lugar fuera de él. Incluso el importante libro de Alfonso Quiroz parte de aquella premisa discutible.

 “Para los fines del presente trabajo, la corrupción se entiende como el mal uso del poder político-burocrático por parte de camarillas de funcionarios, coludidos con mezquinos intereses privados, con el fin de obtener ventajas económicas o políticas contrarias a las metas del desarrollo social, mediante  la malversación o el desvío de recursos públicos, junto con la distorsión de políticas e instituciones”[2].
Nuestra intervención introduce una definición alternativa de corrupción. Hablamos propiamente de “corrupción” cuando reconocemos la intervención irregular de la lógica del dinero y el anhelo de poder e influencia en transacciones y actividades humanas en las que se ponen legítimamente en juego otra clase de bienes sociales y recursos. Por lo general tal intromisión se ejecuta con la intención de lograr un beneficio particular indebido (con frecuencia asociado al poder y al dinero). Esta noción incorpora el el sentido originario del latín corruptio, asociado al verbo corrumpĕre, expresión que habría de traducirse como “trastocar la forma genuina de algo”, “degradar” o “echar a perder”.





[1] Este post es la primera versión de los pasajes iniciales del Resumen ejecutivo de mi presentación en Metas del Perú hacia el Bicentenario.
[2] Quiroz, Alfonso Historia de la corrupción en el Perú Lima, IEP / IDL 2013 p. 30.

No hay comentarios: