Gonzalo Gamio Gehri
Ayer apareció en El Comercio un comunicado titulado Adhesión al Señor Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, firmado por miembros de la jerarquía eclesiástica de la Diócesis de Lima, representantes de algunos grupos religiosos de una determinada orientación dentro de la Iglesia y autoridades de un centro superior de formación teológica de la capital. El comunicado señala que los firmantes respaldan la idea de que “en el litigio entre el Arzobispado y la Pontificia Universidad Católica del Perú, no está en juego la propiedad de esa Universidad ni la orientación académica de la misma, sino el respeto a la voluntad testamentaria del insigne católico y bienhechor de la Universidad D. José de la Riva Agüero”.
Aparentemente, este compromiso formal de adhesión buscaría “contrarrestar” – ante la opinión pública – el contundente comunicado de apoyo a la PUCP firmado por 300 académicos de las más prestigiosas universidades del mundo, que ven con preocupación el futuro del pluralismo y la libertad académica que se cultiva en la PUCP, bajo la amenaza de una intervención conservadora. No puede ponerse en un mismo nivel un documento firmado por personas reconocidas internacionalmente por su contribución a la ciencia y el pensamiento, que respaldan libremente – sin ningún vínculo laboral o de dependencia jerárquica – a una institución académica, y otro texto, firmado para suscribir la posición de una persona a la que se debe formalmente obediencia. En honor a la verdad, se trata de documentos de una naturaleza radicalmente diferente, animadso por objetivos diferentes. Corresponde a los lectores discernir y discutir si este pronunciamiento eclesiástico capitalino se enmarca o no en la inspiración profética o en el esfuerzo por el Reino y su justicia, mi impresión es que no; percibo más bien un cierto (previsible) espíritu de cuerpo operando aquí. Esa es mi modesta opinión (por supuesto, estoy dispuesto a escuchar opiniones rivales). En lo personal, me hubiera gustado ver un pronunciamiento suscrito con similar énfasis y firmeza para rechazar, por ejemplo, el intento arbitarario del gobierno peruano por cancelar la residencia del hermano de La Salle Paul Mc Auley, un hombre de Iglesia sin mayor poder que el de su mensaje pastoral.
Conozco a algunos de los firmantes de este nuevo documento, y confío en que sepan in pectore que la realidad del caso es mucho más compleja que lo que este polémico, escueto y maniqueo comunicado señala. Por supuesto, tienen el derecho de expresar su posición, pero nosotros tenemos el derecho de discrepar respecto de las razones expuestas allí. Quienes buscan intervenir la PUCP desde el argumento de que aspiran a participar de la administración de lo que alguna vez fue el fundo donado por Riva Agüero son las mismas personas que han planteado que se modifiquen los estatutos de la Universidad en torno a la elección del Rector, las potestades del Gran Canciller, etc., así que el tema va más allá del asunto meramente testamentario. No verlo – o no querer verlo – puede constituir un grave error, si la autonomía universitaria y el cultivo libre del conocimiento son valores que realmente queremos defender.
3 comentarios:
estimado Gonzalo:
permíteme una pregunta sobre la lógica argumentativa de este post: ¿por qué es la obediencia el criterio que hace "de una naturaleza radicalmente diferente" la adesión de los dos grupos de firmantes? Dejas entender que en el caso de los intelectuales se trata de una voluntad "libre" de vínculos, mientras que en el otro caso sería un vinculo jerárquico del cual es posible ver tan solo una "obediencia formal" (una voluntad indirecta, digamos). No olvidemos que existen diferentes formas de obediencia legítima basadas en la autoridad mi estimado amigo. La obediencia legítima en la relación de autoridad es un tipo de libertad "radicalmente diferente" a la libertad negativa a partir de la autoridad (o contra ella). Desde esta posibilidad, la lógica argumentativa del texto podría invertirse. Permíteme esta cordial objeción.
saludos,
Giovanni
Estimado Giovanni:
Por supuesto, hay criterios de obediencia legítima. Sin embargo, es posible que aquí funcione una lógica autoritaria (que por ejemplo, eche a perder el acertado concepto gadameriano de autoridad). Lo que sucede es que quienes firman el documento lo hacen desde una relación de subordinación, y no queda clkaro si la adhesión es completamente libre. Conociendo el contexto, no me imagino una respuesta negativa frente a la solicitud de firmar.
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Gonzalo:
No tengo a la mano dicho documento, pero de verdad sería interesante ver quienes firman. De hecho, hay religiosos que son un referente desde el ámbito academico o para la opinión pública. Más que por sus controversiales apariciones en la prensa o por participar en litigios llamativos, lo son porque su contribución a la academia y a la sociedad son referentes. Además asi, se podria de alguna manera contentar a quienes queremos ver a personas que participen en ambos lados. Quiza ayude a aclarar las cosas...¿habrá este tipo de firmantes?... dudo...
De otro lado como señalas seria interesante ver, un pronunciamiento sobre los religiosos que pretenden ser expulsados,
saludos,
CZG
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