Gonzalo Gamio Gehri
El anuncio de que el ex presidente de la junta militar peruana (1975-80), el Gral. Francisco Morales Bermúdez será investigado judicialmente por una corte italiana por la desaparición de ciudadanos argentinos de ascendencia italiana bajo su gobierno de facto, ha conmocionado a nuestra autodenominada "clase dirigente", al punto de revelar con mucha fuerza hacia dónde late su corazón. Se acusa al General de haber colaborado con el tenebroso Plan Cóndor, un operativo concertado por las dictaduras sudamericanas de la época, que decidieron colaborar para eliminar subversivos, y también opositores políticos a sus regímenes (como el caso del asesinato de Letelier en Chile). Se ha incluido en la investigación al ministro de guerra de entonces, Pedro Richter. Los hechos señalan que efectivos del Estado peruano capturaron a los argentinos (comprometidos con los montoneros) y los llevaron a Bolivia. No volvieron a verlos con vida. En Muerte en el Pentagonito, Ricardo Uceda presenta una investigación en la que se detalla las torturas padecidas por algunos de estas personas secuestradas, contando con la anuencia de los servicios peruanos de inteligencia.
Resulta significativo el hecho de que a pesar del tiempo transcurrido, la aspiración a conocer la verdad de estos terribles hechos no haya desaparecido. Lo lamentable del asunto - ya en plano local y político - es que algunos políticos y autoridades sociales - incluyendo al Presidente, al flamante ministro de defensa y al propio Arzobispo de Lima - se han apresurado a pronunciarse en contra de las investigaciones en curso, sin tener el más mínimo contacto con ellas. Los tres personajes en cuestión parecen no haberse enterado que hoy en día los crímenes de lesa humanidad no prescriben, y que las fronteras nacionales y geográficas no son ya un impedimento para que la Justicia en materia de Derechos Humanos haga su trabajo. Sus declaraciones dan verguenza ajena. Hay personas a las que les cuesta pensar y sentir que no hay muertos ajenos, que las autoridades no tienen carta blanca en el ejercicio de sus responsabilidades y que el esclarecimiento de la verdad en torno a la violencia es positivo para toda sociedad que aspire a cierto grado de civilización y decencia.
Estos tres personajes han salido a la palestra asumiendo el fraseo típico de los enemigos de la globalización de la justicia en temas de Derechos Humanos (en la tradición de los pinochetistas, los fujimoristas en torno al retiro de la CIDH, la página de opinión de La Razón, etc.); en todo caso, muestran su verdadero rostro ideológico - penosamente antidemocrático - ante estos asuntos. Vayamos por partes. La designación de Antero Flores Aráoz como ministro de defensa nos parece un gravísimo error. Alan Wagner era, a todas luces, el ministro más presentable del gobierno aprista, tenía una línea de trabajo precisa - orientada por la transparencia y la subordinación militar al poder civil y al régimen democrático - y una gestión eficiente y honesta al frente de esta cartera. Flores Aráoz, en contraste, tiene un record lamentable en torno a posiciones conservadoras frente al tema anticorrupción y Derechos Humanos. Asumió una actitud tímida frente a la dictadura fujimorista - fue de los que guardaron un inexplicable silencio ante la publicación del video Kouri - Montesinos, por poner un ejemplo - participó en las campañas más ácidas en contra de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (llegó a llamar "huaqueros" a los comisionados), y estuvo en favor de intervenir a las ONG desde el Estado, a través de una ley a todas luces inconstitucional. Sus recientes declaraciones no nos extrañan.
La posición del Cardenal Cipriani en torno a los Derechos Humanos y los organismos que los defendieron en el Perú tampoco es novedosa. Es una constante en su conducta pública desde sus días como autoridad eclesiástica en Ayacucho. Está suficientemente documentada su cerrada defensa del régimen autoritario de Fujimori - incluso avaló las elecciones fraudulentas del año 2000 en entrevistas publicadas por los diarios de la época -, y su juicio sobre los procesos anticorrupción como expresión de una supuesta "persecusión política" en contra de los fujimoristas. Sobre el caso Morales Bermudez ha dicho, según el diario Perú 21: "Están saliendo los dioses del mundo moderno, representados por algún magistrado, para buscar presidentes de otros países, censurarlos y ordenar su arresto en el lugar del mundo en que se encuentren". Se sigue de sus palabras que no comulga con las condiciones universales de la justicia global, expresión de los "dioses del mundo moderno" (seguramente meros ídolos, de acuerdo con posiciones como la que estamos reseñando). Habría que decir, no obstante, que la imagen de un dios silencioso frente a la injusticia y a la muerte - que eventualmente pone las cosas en su lugar en un Más Allá de la Vida - no se corresponde tampoco con el Dios del Evangelio, que es un Dios de Justicia y que quiere Vida para los suyos. ¿Desde dónde critican estas "élites" religiosas conservadoras al "mundo moderno"? Pues desde una versión fundamentalista del medioevo (en realidad, en el registro franquista: proscripción de la pluralidad y las libertades; una sola identidad cultural y religiosa, etc.) ¿Tiene algo que ver la vida y el mensaje de Jesús de Nazaret con esta prédica retrógrada contra la verdad y la justicia? Parece que la respuesta es un rotundo no.
Pero las declaraciones de García son particularmente curiosas. Proclama la necesidad de "blindar" a Morales Bermudez - a quien describe como "democrático" desafiando la memoria histórica de sus conciudadanos - en contra de la acción de la justicia. Sostiene que no nos someteremos a los dictámenes del trubunal italiano, porque "no somos una republiqueta bananera". Lo pintoresco del caso es que lo que nos convertiría precisamente en una "republiqueta bananera" sería sustraernos a las demandas de la justicia internacional en materia de Derechos Humanos invocando de manera engañosa y malintencionada a nuestro "orgullo local". Es además un pésimo gesto en momentos en que el Estado peruano juzga al ex dictador Fujimori por violaciones a los Derechos Humanos.
Hay que decirle al Presidente García que el mundo ya no es el mismo que el de su lamentable primer gobierno, que la Globalización no es sólo internet o la exportación de espárragos. Que la universalidad de la justicia ya no puede ser bloqueada por apelaciones puramente estratégicas a la "soberanía nacional", cuando se trata de obstaculizar las investigaciones a posibles perpetradores de crímenes de lesa humanidad. Que esa fue la estrategia de defensa del dictador Pinochet.
Estos tres personajes - al rechazar las investigaciones judiciales de la corte italiana sobre la colaboración del Perú en la ejecución del Plan Cóndor - se han mostrado contrarios a la propia búsqueda de la verdad en torno a un tema tan grave, literalmente un asunto de vida y muerte de personas concretas, en el que nuestro gobierno pudo estar involucrado. Le cierran las puertas a la justicia internacional. Esa parte de la modernidad no les gusta. Curiosamente, el propio Morales Bermúdez ha tomado la noticia con mayor serenidad, y ha señalado su disposición a comparecer ante la justicia italiana. Esa sí es una reacción mucho más sensata ¿Cómo entender la "salida pinochetista" de García? ¿Se estará cuidando las espaldas, acaso pensando en el futuro? Más de un ciudadano piensa que sí.
11 comentarios:
Muy buen post Gonzalo! Y la verdad es que el desarrollo moral de García y compañía es lamentable. Si hubiera un etadio 0 en los niveles de Kohlberg allí los pondría!
Por favor!, les recuerdo que el Perú es desde el 28 de julio de 1821 un país soberano, un hecho supuestamente delictivo ocurrido en territorio peruano sólo puede ser juzgado por las leyes peruanas, por los jueces peruanos y conforme a los tratados suscritos por el Perú, no por jueces extrangeros.
Ya no somos una colonia, a menos que Uds. tengan una mentalidad colonial.
Las leyes no se aplican retroactivamente y para cuando ocurrieron los hechos imputados -1980- no existía en nuestro ordenamiento penal el delito de desaparición forzada de personas (delito contra los DD.HH) ni existía un tratado de extradición con Italia (que está vigente desde el año 1995).
Si se trata de la persecución universal de delitos de lesa humanidad, el Perú ratificó el Estatuto de Roma recién en el año 2001 y este tratado del año 1998 es muy claro al afirmar en su artículo 11º que sólo perseguirá delitos cometidos después de su entrada en vigencia.
Sobre el fondo del asunto, el libro del periodista Uceda es muy claro al afirmar -con pruebas fotográficas en la mano- que los terroristas argentinos detenidos en Lima fueron expulsados del país (pues entraron con documentación falsa) y entregados vivos a las autoridades bolivianas, si aparecieron muertos después eso es responsabilidad de las autoridaes bolivianas y argentinas, ya no de las peruanas.
Si llega un pedido de extradición al Perú, por los hechos antes indicados, un juez peruano debería declararlo improcedente.
Esa jueza italiana parece que lo que busca es robarle protagonismo a Rafaella Carrá emitiendo ordenes de detención que escapan a su jurisdicción.
La virulencia del comentario anterior son una muestra más del tribalismo que pretende recortar los poderes de la justicia y la globalización de los DDHH.
Señor anónimo de las 19:50. Su razonamiento legalista pierde de vista lo fundamental. Parece usted un tinterillo, no un ciudadano del mundo. Y sobre la forma de su comentario: extranjeros es con j, no con g. Un poquito de ortografía siempre cae bien.
Siempre que se juzga a alguien se dice que se buscará respetar el debido proceso y es eso lo que señalo en mi mensaje, pero parece que el rigor legal aterra a los derechohumanistas.
Por siacaso, eso que ignorantemente se llaman "tinterilladas" son garantías de un derecho fundamental que es el debido proceso. A nadie se le puede condenar por un delito que no existía cuando se cometieron los hechos ni tampoco se le pueden aplicar retroactivamente leyes penales.
Señor anónimo insistente: usted tiene razón. pero ocurre que no estamos hablando de si la ley se puede o non aplicar, sino de los que se DEBERIA aplicar, de lo que es justo. hay una diferencia enorme entre la ley ya la justcia que no se si usted conoce. No todo lo que la ley ampara es justo (recuerde que en algún momento se amapraba la esclavitud), ni todo lo que ella no incluye no es delito. Las leyes son construcciones huamnas que van cambiando para hacerese cada vez mejores y responder mejor a las necesidades de las personas. usted tiene razón en que no se puede aplicar una ley rteroactiva etc. etc. pero no estamos hablando de eso. Y por favor... d´jese de poner "chapas" a la gente. Eso de "Derechohumanistas" que tan de moda se ha puesto en ciertos sectores no es sino una tontería. No me identifico con ella.
Sería genial si la señorita Susana explicara qué significa ser un ciudadano del mundo. Quizás ella se sienta así en su cómoda casa de clase media (con rejas y antejardín como), pero para el común de la gente como yo (que vendo helados en la abancay) pues no se entiende.
A lo que voy es que no sé a qué rayos se refiere concretamente con ese argumento. Lo otro es que he leido los artículos sobre los DDHH en este blog y debo felicitar al autor por su sapiencia... pero la verdad es que no sé cómo pueden existir los DDHH con una guerra como la de Irak... más parece una forma de florearnos y ocultarnos esa realidad concreta que acontece diariamente: guerra en el medio oriente, anarquía en áfrica, pobreza y desigualdad en AL, racismo en Europa, etc etc etc etc...
sí pues, creo que los blogers están muy lejos de la realidad concreta que dicen defender.
Oportuno y acertado el comentario de Gonzalo sobre el Plan Cóndor. La inevitable globalización incluye el derecho internacional, si en Perú no hay la suficiente fuerza moral lo habrá en otros países para juzgar a quien se tenga que hacerlo. Total, si Morales Bermúdez es inocente, ¿qué necesidad tiende de "blindajes" por parte del mandatario?
Lo mas gracioso de todo es que sudacas como nosotros defendamos los sacrosantos Derechos Humanos reclamados por paises del norte, cuando estos cuando les da la gana nos meten una patada en el trasero o un balazo. Como usted dice sr. anonimo la gente aca tiene pura mentalidad colonial.
Señor Aguafiestas: no tengo casa con rejas ni antejardín, y asi la tuviera, eso no me inhabilitaría para hablar de lo que hablo. Cuando digo ciudadano del mundo me refiero a alguien que no acpeta ser definido solamente por sus origenes locales, sus tradiciones y membresias a sus grupos más cercanos, en este caso, alguien que no acepta leyes de pequeño alcance sino quede ver más allá de sus narices por aquello que transciende lo local y es universal. A eso me refería y lamento que no lo haya entendido, pero esa falta de comprensión no tiene nada que ver con que usted venda helados o no.
Es verdad. Susana tiene razón al identificar el cosmopolitismo con la observancia del universalismo moral y la justicia global.
Los tribalismos terminan avalando la impunidad. Que un Estado no tenga pacto de extradición, no significa que no pueda concederla de buena voluntad, cuando se trata de esclarecer cuestiones de DDHH. Eso haría una sociedad civilizada.
Saludos,
Gonzalo.
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