Gonzalo Gamio Gehri
He señalado en más de una ocasión que constituye un hecho preocupante la ausencia de una derecha moderada y responsable en el Perú (he sostenido que necesitamos, también, una "izquierda liberal", que yo identifico como una alternativa sensata). He argumentado que los referentes de la derecha peruana son solamente antiliberales: Donoso, de Maistre, Schmitt. Que el fujimorismo es la versión “barra brava” de esa derecha que ve en los Derechos Humanos y en la democracia obstáculos, un “artificio de los débiles para limitar el ‘derecho natural’ de los fuertes”, para utilizar una expresión clásica. Un conservadfurismo craso que usurpa la apelación a la religión para comprometerse con la impunidad en materia de Derechos Humanos en unos casos, y con la represión del pluralismo y el pensamiento libre, en otros. Pienso en el ataque fujimorista a la ceremonia por los cinco años del Informe Final de la CVR, pero también en la inocultable simpatía de algunos ‘intelectuales’ peruanos por Hitler, o las sugerencias extrañas de que Mussolini era “un filósofo” (¿?). La indolencia absoluta de cierta prensa y de cierta facción de la “clase política” frente a las víctimas del conflicto interno –campesinos, quechuahablantes, pobres -, y su insistencia en aprobar una oscura amnistía que deje sin castigo a un sector de los perpetradores.
He señalado en más de una ocasión que constituye un hecho preocupante la ausencia de una derecha moderada y responsable en el Perú (he sostenido que necesitamos, también, una "izquierda liberal", que yo identifico como una alternativa sensata). He argumentado que los referentes de la derecha peruana son solamente antiliberales: Donoso, de Maistre, Schmitt. Que el fujimorismo es la versión “barra brava” de esa derecha que ve en los Derechos Humanos y en la democracia obstáculos, un “artificio de los débiles para limitar el ‘derecho natural’ de los fuertes”, para utilizar una expresión clásica. Un conservadfurismo craso que usurpa la apelación a la religión para comprometerse con la impunidad en materia de Derechos Humanos en unos casos, y con la represión del pluralismo y el pensamiento libre, en otros. Pienso en el ataque fujimorista a la ceremonia por los cinco años del Informe Final de la CVR, pero también en la inocultable simpatía de algunos ‘intelectuales’ peruanos por Hitler, o las sugerencias extrañas de que Mussolini era “un filósofo” (¿?). La indolencia absoluta de cierta prensa y de cierta facción de la “clase política” frente a las víctimas del conflicto interno –campesinos, quechuahablantes, pobres -, y su insistencia en aprobar una oscura amnistía que deje sin castigo a un sector de los perpetradores.
A propósito, los gestores de este delirante proyecto se han quitado la careta. Edgar Núñez - sí, el congresista aprista, actor en Vidas paralelas y autor de la idea - ha hecho declaraciones a La Primera en las que se manifiesta en fovor de las ejecuciones extrajudiciales. Estas son sus palabras, citadas en el blog de J.A. Godoy:
"-¿Está de acuerdo con separar a quienes resulten responsables de ejecuciones extrajudiciales?-
Eso queda a mérito de la justicia. Pero yo le digo a usted, que estoy de acuerdo con esas ejecuciones extrajudiciales. No vamos a reclamar los derechos humanos de esos asesinos. A esos malnacidos había que aplicarles el imperio de la ley."
De Ripley. He ahí a un "padre de la patria" en acción, destrozando la lógica formal y degradando los principios básicos de la ética democrática. Es la vocación por la impunidad que se teje tras bambalinas.
Hoy volví a ver American History X, una de las películas más conmovedoras que he podido ver, y ella me dio qué pensar sobre el velado “fascismo” que algunos intentan hacer pasar como mero “antiliberalismo” o “contramodernismo” (¡e incluso - en el colmo de la hipocresía - como "postmodernismo"!). Es la historia de Derek Vinyard, un muchacho blanco de clase baja que funda una pandilla racista llamada Los Discípulos de Cristo, un grupo neonazi que defiende la “supremacía blanca” en California. El joven mata a sangre fría – y con extrema crueldad – a dos muchachos afroamericanos que intentaban robar la radio de su auto. Por dicho crimen, pasa tres años en la cárcel, y sufre una serie de vejaciones de parte de sus compañeros neonazis. Su antiguo profesor de literatura, el Dr. Bob Sweeney, intenta ayudarlo a abandonar las ideas violentas que lo han llevado a delinquir. Su propio hermano menor – Danny Vinyard – está asumiendo el mismo camino ideológico, y es preciso ayudarlo.
En uno de los pasajes más interesantes del filme, Sweeney intenta ayudar a Derek a examinar su conducta anterior, sus ideas intolerantes, su nula apertura hacia el otro. Socráticamente, lo invita a depurar sus propias preguntas:
“Sweeney: Hubo una época en la que yo solía culpar a todo y a todos, por todo el dolor y las cosas viles que me sucedieron a mí, lo que vi que le sucedía a mi gente. Lo usé para culpar a todo el mundo. Culpaba a los blancos, culpaba a la sociedad, culpaba a Dios. No recibí ninguna respuesta porque hacía las preguntas incorrectas. Tienes que formular las preguntas correctas.
Derek: ¿Cómo cuáles?
Sweeney: ¿Algo que hayas hecho ha contribuido a que tu vida sea mejor?”[1]
Alguien podría decir que aquí no hemos llegado a tanto, que nuestros "fachas" (los 'reaccionarios' que se describen literalmente como fascistas, o neonazis, o falangistas) son sólo personajes pintorescos y alienados, en contraste con los fujimoristas - quizás los "fachas criollos" en actividad -, cuyo lamentable curriculum autocrático ya concemos (ojo, también hay los autodenomonados "franquistas y a la vez fujimoristas", que colaboraron con la autocracia desde el Congreso, la cancillería y, por supuesto, desde la prensa alcantarillesca que le rendía culto al régimen). Algunos entonaban cánticos al autócrata, otros pensaban que se les estaba banalizando el discurso entre tecnocumbias y componendas por lo bajo, pero ni modo.
Hoy volví a ver American History X, una de las películas más conmovedoras que he podido ver, y ella me dio qué pensar sobre el velado “fascismo” que algunos intentan hacer pasar como mero “antiliberalismo” o “contramodernismo” (¡e incluso - en el colmo de la hipocresía - como "postmodernismo"!). Es la historia de Derek Vinyard, un muchacho blanco de clase baja que funda una pandilla racista llamada Los Discípulos de Cristo, un grupo neonazi que defiende la “supremacía blanca” en California. El joven mata a sangre fría – y con extrema crueldad – a dos muchachos afroamericanos que intentaban robar la radio de su auto. Por dicho crimen, pasa tres años en la cárcel, y sufre una serie de vejaciones de parte de sus compañeros neonazis. Su antiguo profesor de literatura, el Dr. Bob Sweeney, intenta ayudarlo a abandonar las ideas violentas que lo han llevado a delinquir. Su propio hermano menor – Danny Vinyard – está asumiendo el mismo camino ideológico, y es preciso ayudarlo.
En uno de los pasajes más interesantes del filme, Sweeney intenta ayudar a Derek a examinar su conducta anterior, sus ideas intolerantes, su nula apertura hacia el otro. Socráticamente, lo invita a depurar sus propias preguntas:
“Sweeney: Hubo una época en la que yo solía culpar a todo y a todos, por todo el dolor y las cosas viles que me sucedieron a mí, lo que vi que le sucedía a mi gente. Lo usé para culpar a todo el mundo. Culpaba a los blancos, culpaba a la sociedad, culpaba a Dios. No recibí ninguna respuesta porque hacía las preguntas incorrectas. Tienes que formular las preguntas correctas.
Derek: ¿Cómo cuáles?
Sweeney: ¿Algo que hayas hecho ha contribuido a que tu vida sea mejor?”[1]
Alguien podría decir que aquí no hemos llegado a tanto, que nuestros "fachas" (los 'reaccionarios' que se describen literalmente como fascistas, o neonazis, o falangistas) son sólo personajes pintorescos y alienados, en contraste con los fujimoristas - quizás los "fachas criollos" en actividad -, cuyo lamentable curriculum autocrático ya concemos (ojo, también hay los autodenomonados "franquistas y a la vez fujimoristas", que colaboraron con la autocracia desde el Congreso, la cancillería y, por supuesto, desde la prensa alcantarillesca que le rendía culto al régimen). Algunos entonaban cánticos al autócrata, otros pensaban que se les estaba banalizando el discurso entre tecnocumbias y componendas por lo bajo, pero ni modo.
No obstante, basta leer las declaraciones de Núñez para preocuparse. Basta leer a los columnistas de La Razón para detectar esa radical incapacidad de ponerse en el lugar del otro y aproximarse a su dolor es notoria, típicamente autoritaria y colonial. Esa complacencia con el nazismo, el fascismo y el “nacional catolicismo” de Franco es un modo entre patético y demencial, de revestir esa antigua vocación por las dictaduras, la intolerancia y la monocultura (desde luego, nada de ello tiene que ver con el Evangelio y la “cultura clásica”, como vanamente quieren hacer creer). El “pensamiento único” del tradicionalismo más rancio. Se trata de poner un toque de extravagancia sobre la misma violencia de siempre.
La película nos habla de la esterilidad del odio racial y cultural, de la miseria de la indolencia. Constituye una invitación a sentir y pensar con el otro concreto – no el “otro” como una mera construcción teórica falsamente "postmoderna", o como una argucia retórica – desde su situación, también concreta. Pensarnos como agentes desde el cultivo de la diversidad, he ahí el reto ético-político de nuestro tiempo. También para nuestra todavía precaria – pero esperanzadora - comunidad política.
La película nos habla de la esterilidad del odio racial y cultural, de la miseria de la indolencia. Constituye una invitación a sentir y pensar con el otro concreto – no el “otro” como una mera construcción teórica falsamente "postmoderna", o como una argucia retórica – desde su situación, también concreta. Pensarnos como agentes desde el cultivo de la diversidad, he ahí el reto ético-político de nuestro tiempo. También para nuestra todavía precaria – pero esperanzadora - comunidad política.
[1] Se puede encontrar algunos parlamentos importantes de la película en: http://www.imdb.com/character/ch0002734/ (la traducción es mía).
40 comentarios:
Muy interesante artículo. hemos perdido tanto tiempo combatiendo los unos contra los otros, que olvidamos completamente que tenemos muchas cosas en común.
Gonzalo, me sentiría muy halagado que revisaras el siguiente artículo que he publicado:
http://yopolitico.blogspot.com/2008/10/que-paso-con-la-web-de-la-cvr.html
Agradezco tu paciencia y dedicación.
Hola Felipillo:
Claro, lo veo hoy.
Saludos,
Gonzalo.
Me gustaría comentar este asunto. Acabo de ver la película y la tengo fresquita.
1) ¿Te has puesto a pensar Gonzalo, que tus comentarios (no los argumentos, que me parecen bastante válidos y sería interesante discutirlos) se parecen a las "barras bravas" de los negros en la película, que responden hacia los neo nazis o hacia cualquier blanco que paresca uno de ellos con insultos y recriminaciones que son "extra" en lo que parece intentar ser una -obviamente- crítica a sus formas sociales, a sus extremismos, a sus dogmatismos?
y
2)Antonio Perez; cuando nos comentaba a Diego Eddowes y a mi (si no me equivoco) sobre la eterna disputa entre aristotélicos y kanteanos, que termina por convertirse en una serie de bandos "hijos" de uno o de otro; nos dijo algo así como que cada bando terminaba por optar hablarle solo a los suyos, de manera bastante enardecida y no con la esperanza de cambiar las cosas, sino solo para "hacer notar" lo "mal" que iban los otros. Me gustaría poder conversar este asunto.
Me parece muy bien que creas verdaderamente que "uno de los posibles problemas del perú es que la gente no se decide". Pero hay que entender que la opción por la que tu supuestamente postulas puede manejarse de manera menos recriminatoria, y más socrática, como dirías tú.
Espero que mi pregunta y mi comentario haya ayudado en algo, y nos podemos reunir cualquier día para conversarlo.
PD: es la película más fuerte que he visto en varios meses.
Hola Esen:
1) ¿Te refieres a los comentarios que le hacen al blog? SÓLO A VECES se pronuncian como barra brava. También envían comentarios sumamente esclarecedores.
2) Conversemos sobre el tema. No comparto el diagnóstico sobre el debate aristotélicos-kantianos.
Saludos,
Gonzalo.
Estás profundamente equivocado Gonzalo. ¿Qué tiene que ver Donoso Cortés, De Maistre y Schmitt con los fujimoristas? Estos son cultores del mercado sin cortapisa ni restricción alguna. Aquellos que creen vincular a Schmitt, Donoso Cortés y De Maistre con los fujimoristas y con sectores ultraconservadores criollos no han leido la obra completa de estos autores completa, o no la han comprendido. Esos sectores a los que tú denominas ultraconservadores en realidad son hijos de la modernidad en una de sus caras más engañosas, la del mercado puro que al final acaba en un mercado sin valores ni comunidad ("todo se compra, todo se vende"). De antimodernos no tienen nada, están muy metidos en la modernidad.
Saludos,
Christian
Por último un pequeño comentario sobre la referencia que haces acerca de Mussolini. Esta referencia es bastante reveladora y expresa otro lamentable sesgo de las mentes "bienpensantes", "politically corrects" (liberales en un sentido amplio): que aquellos a quienes se rotulado como tiranos no leen y menos son personas cultas y/o eruditas. O hasta filósofas. Detrás de esto está el viejo supuesto ilustrado que la barbarie repele a la cultura.
Saludos,
Christian
Chrstian:
El que se ha confundido eres tú. Yo no he dicho que todos los fujimoristas son reaccionarios, sino que muchos reaccionarios se hicieron fujimoristas (Tudela, Altuve, etc.). Y que nuestra "derecha (culta)" tenía a Donoso Cortés, De Maistre y Schmitt como referentes. Incluso los militares que querían hacer el "libro blanco" durante la dictadura.
Muchos de esos reaccionarios son pensadore anti-mercado.
Sobre Mussolini. Yo no dije que no fuera leído, yo dije que considerarlo un "filósofo" es un exceso verbal (por lo menos).
En el texto no hay ninguna diferenciación de las que señalas. Tal vez eso se encuentre en otros artículos tuyos pero en este artículo no se halla esa distinción.
Acerca que muchos reaccionarios criollos que eran anti mercado se volvieron fujimoristas, eso será por qué no leyeron bien a los autores mentados, no me puedo explicar de otra manera la adhesión, y no descalifica, por cierto, a esos autores (como parece deslizarse en tu artículo), si no, por ejemplo, las opiniones políticas de Michael Walzer, un autor tan apreciado por ti, descalificarían toda su propuesta ética (tiene una posición bastante discutible sobre Israel y los palestinos).
Saludos,
Christian
Christian:
Por favor, dále una nueva mirada al texto: la identificación que criticas no está en él. Por ejemplo, Eduardo Hernando - el reaccionario peruano más respetable, de lejos) tomoó distancia de Fujimori (a diferencia de otros, que se entregaron sin reservas a la maquinaria fujimorista).
Tus alusiones a Walzer son tan gratuitas, que sólo puedo concluir que se trata de un autor que no manejas en absoluto.No puedo pensar otra cosa.
saludos,
Gonzalo.
Hola Christian,
Me parece que si tomamos al fujimorismo como "ideología" la relación con De Maistre, Donoso y Schmitt es nula.
Sin embargo, creo que un uso comprehensivo de los fundamentos ideológicos del pensamiento reaccionario, que es autoritario y antiliberal, para el estudio del fujimorismo es muy fructífero. Lo digo porque he hecho esto para mi tesis de licenciatura y creo haber obtenido buenos resultados.
Por otra parte, creo que relacionar a Schmitt con la "anti-modernidad" es incorrecto, pues este es mucho más moderno de lo que pareces asumir.
Un saludo afectuoso,
Carlos P.
Estimado Carlos:
Completamente de acuerdo contigo. Has dado en el clavo.
Como señalas, Schmitt es más moderno - y rousseauniano - que lo que la gente que lo conoce parcialmente cree.
Saludos,
Gonzalo.
La relación de Schmitt con la modernidad no es tan simple como crees Gonzalo. En realidad la modernidad plantea una serie de retos que él afrontados con métodos modernos, sin que ello signifique ceder en los peores aspectos de la modernidad. Además Schmitt es un jurista y un teórico político. Así que hay que tener esto en cuenta al leerlo. Como jurista Schmitt da respuesta práctica a problemas concretos a partir del entramado de ideas dominantes en el momento histórico en el que vivió (vigencia del Estado de Derecho y democracia liberal). Como teórico político puede tomarse más libertades. Ya estaré enviando un post más extenso al respecto y uno también sobre Walzer y sus inconsecuencias.
Saludos,
Christian
Y creo que el que conoce a Schmitt parcialmente es Gonzalo ¿Cómo pretende creer que Schmitt se reduce a un decisionismo vacío?
Saludos,
Christian
¿Y quién lo ha planteado de esa manera? Yo no.
Mira, creo que primero debes aclararte un poco qué es la modernidad para asumir una posición categórica al respecto. De otro modo, tus juicios sobre Walzer, Schmitt, o cualquier filósofo que se ocupe de la modernidad, perderá piso. Lo que Carlos Pérez dice - y estoy de acuerdo - es que Schmitt se acerca mucho a Rousseau, y defiende un nuevo concepto republicano. Moderno en más de un sentido (no sólo metodológico).
Veo que tu concepto de modernidad necesita ajustes, revisa el asunto.
Saludos,
Gonzalo.
Christian:
Carlos Pérez se ha especializado en Schmitt; puede brindarte bibliografía importante sobre esa etapa del pensamiento de Schmitt. Contacta con él.
Sobre la modernidad, los textos de Hegel, Taylor, Giddens, Heidegger, Habermas, Lyotard, Rorty y Vattimo son esenciales para conceptualizarla filosóficamente.
Saludos,
Gonzalo.
Para mí Gonzalo Schmitt es antimoderno en el sentido que intenta frenar la revolución uniformizadora bolchevique con la dictadura, una creación que sí es, efectivamente, en parte moderna (recordemos la dictadura soberana de la Convención francesa de 1793) pero cuyas raíces se pueden rastrear hasta Roma (sólo en Roma, por otra parte). El liberalismo no ayudaba a frenar la revolución y en cambio formaba parte de la modernidad con algunas notas que paso a señalar rápidamente: antropocentrismo, encumbramiento de la razón humana (el "Sapere Aude" de Kant) e instrumental sin ningún referente externo, individualismo (atomismo), destrucción de identidades comunitarias, y creación de otras nuevas, artificiales (como la nación), a través de una violencia hasta ese entonces inusitada, etc. Además el liberalismo con su fé en la discusión evitaba el momento de la decisión con lo que ponía en peligro a la democracia.
Y sí, tienes razón Gonzalo, así como Carlos Pérez, Schmitt define la democracia desde una perspectiva rousseauniana, conozco la definición: democracia es la identidad entre gobernantes y gobernados (Schmitt cita explícitamente a Rousseau), aunque esta definición se asemeja bastante, también, a la que da Aristóteles en "La Política" (si pudieras dame tu posición al respecto).
Y sobre mi referencia al decisionismo vacío lo hacía porque considero que tiendes a identificar gobiernos autoritarios (como el de Fujimori) con decisionismo, y a este con Schmitt (lo haces en otros artículos no en este). De ahí que consideres como sintomático de este pensamiento que reaccionarios como Tudela y Altuve se hayan plegado al fujimorismo. Si bien Schmitt es decisionista en obras como "La Dictadura" y "Teología Política", hace referencia, en trabajos posteriores, a un orden inmanente y concreto, ínsito en la vida de un pueblo y que el jurista está llamado a identificar y recoger en el ordenamiento jurídico ("El nuevo nomos de la tierra", por ejemplo). Por eso me parece una inconsecuencia de ciertos "reaccionarios" que hayan apoyado a Fujimori que no creo ningún orden a partir de las relaciones internas del pueblo peruano sino que impuso un orden externo al pueblo peruano, orden al servicio de los validos y acolitos de Montesinos y de Fujimori, así como del capital extranjero.
En cambio estoy de acuerdo con lo que dice Carlos Pérez: se pueden tomar algunos conceptos de la obra de Schmitt para analizar al regimen fujimorista, sin que ello implique que el fujimorismo haya significado la consecución de las implicancias práctico-políticas del pensamiento schmittiano, ni nada menos. Ahora, parece que esta última la consideras como manifestación de tu misma posición, en tal caso te pido disculpas si te malinterprete.
Y sobre Walzer no era mi pretensión discutir sobre lo adecuado o no de su propuesta ética, sino de una inconsecuencia del propio Walzer consigo mismo. Estaré enviándote un post sobre esto.
Y por último, te agradezco muchísimo el interés y el tiempo que te has tomado al recomendarme los autores que nombras. Empezaré con Hegel (en orden cronológico), a ver si me recomiendas, por favor, alguna obra suya, para luego buscarla en la biblioteca en cuanto tenga algo de tiempo.
Saludos,
Christian
Hola Gonzalo, finalmente me atrevo a comentar tu blog, y me temo no estar a la altura... la verdad es que lo vengo siguiendo desde el inicio de clase y ha resultado ser un complemento muy interesante - comentarios incluidos- .
Como comunicadora, estoy ávida de ensayar diferentes herramientas para abordar la realidad, la filosofía, te confieso, nunca fue una de ellas. Ahora he empezado a encotrarle el gusto. El tema de la intolerancia es uno que me interesa particularmente, pero mi abordaje ha sido distinto, aunque concuerdo contigo en esencia.
No a la intolerancia venga de donde venga!, ¿pero cuán inmunes somos a ella? La verdad es que me he dado con cada sorpresa en la Cato!! ya te he comentado en clase.
Te invito yo ahora a ponerte los lentes de la comunicación ( y de la irreverencia) para mirarte desde la perspectiva del otro. Si gustas puedes hacerlo desde este enlace:
http://sonqocha.blogspot.com/2007/09/ni-uno-ni-otro.html
Nos vemos en clase!
Mabe
Hola a todos para demostrar la antimodernidad de Schmitt hay que leer el texto de Schmitt sobre el leviathan de Hobbes y en especial la traduccion al ingles (si no leen aleman como en mi caso) "The Leviathan in the State Theory of Thomas Hobbes" (Chicago, 2008),
despues hablamos!
saludos
eduardo
Hola Christian y Eduardo:
Muchas gracias. Será interesante incorporar a este diálogo a Carlos Pérez, quien en su investigación aborda ambos temas (Schmitt y democracia; el uso de Schmitt en el fujimorato).
De Hegel sobre la modernidad será importante la "Fenomenología" y los "Principios de Filosofía del Derecho", en donde muestra la conexión entre la libertad moderna (autonomía + expresión) con la pertenencia comunitaria.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Mabe:
Qué gusto recibir tu comentario. Bienvenida al blog. Revisaré tu texto hoy mismo.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Eduardo:
A ver, voy a buscar el texto.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Christian,
Creo que estás confundiendo dos conceptos totalmente distintos: modernidad y liberalismo.
Cuando se habla de modernidad en la Filosofía se hace referencia a los autores que ha mencionado Gonzalo, donde Habermas tiene un lugar esencial. Mientras que en las Ciencias Sociales no podemos dejar de pensar en Weber y Tönnies.
Desde esta última perspectiva la modernidad es un proceso de "racionalización", es decir, una forma de legitimidad y dominación social que se establece por medio de reglas compartidas, como la legalidad. Eso es lo que diferencia a la modernidad de las sociedades tradicionales y carismáticas, en donde la costumbre y el pasado pesan más que las reglas y el sistema del orden social racional.
Si partes de que Schmitt es un jurista y está preocupado en la legalidad del Estado en su sentido no-liberal, puedes tener ahi los primeros visos de su componente moderno. Pero no sólo eso, ha aumentado una literatura muy interesante que afirma que Schmitt ni si quiera es anti-liberal en el sentido económico, sino sólo en el político (ver: "Carl Schmitt and Authoritarian Liberalism" de Renato Cristi).
Asimismo, no sólo se trata sobre la definición de democracia que coge de Rousseau, sino también cómo define el Poder Constituyente de los Estados modernos: el pueblo. ¿Es posible imaginar a De Maistre, Donoso o Bonald afirmar que el verdadero fundamento político de los Estados es el pueblo? A diferencia de todos ellos, Schmitt no piensa en el regreso al "Ancien Regime", eso es clarísimo.
Finalmente, la introducción del libro al que hace referencia Eduardo Hernando está disponible en internet. Pero habría que tomar en cuenta dos cosas antes de revisarlo: 1) que fue escrito en 1938 cuando Schmitt empezó a desligarse del Partido Nazi y 2) que la lectura que Schmitt tiene de Hobbes es DISCUTIBLE, cuestión que el mismo Leo Strauss le hizo saber (y que Schmitt reconoció) en una carta personal (Ver: "The Hidden Dialogue: Carl Schmitt and Leo Strauss" de Heinrich Meier.
Un saludo muy afectuoso y respetuoso,
Carlos P.
PD: Cristian ya que estamos interesados en los mismos temas te agradecería mucho si me escribes: cperez.crespo@gmail.com. Gracias.
http://books.google.com.pe/books?id=wGfE7nwoM1gC&printsec=frontcover&dq=the+leviathan+in+the+state+theory+of+thomas+hobbes&source=gbs_summary_r&cad=0#PPR15,M1
Hola Carlos, si la lectura de Hobbes que hace Schmitt es "discutible" que sera de la lectura de Cristi a Schmitt? digo no?
Schmitt es un pensador juridico pero lo juridico no es igual que lo legal, ojo hay que cheuquear el Nomos de la Tierra.
A Schmitt como gran filosogo hay que leerlo entre lineas (como dice Strauss) evidentemente si esta discutiendo con Kelsen no va a apelar a un vocabulario metafisico!!
saludos
eduardo
Gonzalo, gracias por lo del reaccionario mas respetable, lo mismo digo respecto a ti en la version liberal - igualitaria que profesas
un abrazo
eduardo
Hola Eduardo,
Sólo quisiera agregar, con mucho respeto y sin atrevimiento por supuesto, que es Leo Strauss y NO yo el que considera que la lectura de Schmitt sobre Hobbes es DISCUTIBLE. Y menciono sólo a Strauss porque has señalado en más de una ocasión que él te parece una autoridad en lo que concierne a la teoría política.
Asimismo, mencioné lo de Cristi no tanto por él, pues al final su lectura es UNA entre muchas, sino por el texto de Schmitt "Starker Staat und gesunde Wirstchaft" (Estado fuerte y Economía Libre) incluido como anexo en su libro. Aquí Schmitt propone explícitamente la separación de la esferas política y económica para que esta última se "autoregule" con sus propias normas de libre mercado. Esta idea, como han señalado muchos, es demasiado cercana a Von Hayek y Von Mises y sus nociones de la "espontaneidad" del mercado.
Finalmente, es cierto que lo jurídico no es igual a lo legal (cuestión que el liberalismo no separa), pero tampoco olvidemos que lo jurídico en Schmitt no escapa a la modernidad, pues en su obra este se basa en decisiones, soberanías y excepciones que están dentro de la concepción del Estado moderno, mas no en la retorno al pasado para la restitución del "Ancién Régime" (por lo menos no encuentro algo entre líneas de Schmitt que así lo sugiera, como sí es en De Maistre).
un abrazo afectuoso,
Carlos P.
PD: Estoy de acuerdo con los "status" de respeto que Gonzalo y Eduardo se han atribuido cordialmente.
Claro, nuestras discrepancias siempre han sido cordiales y en medio de un intercambio transparente de ideas.
Un abrazo,
Gonzalo.
Saludos a todos.
Te agradezco Carlos tus opiniones, y aprovecho la ocasión para aclarar algunas posiciones mías y reseñar otras más:
1) Yo considero que Schmitt es tanto un antiliberal como un antimoderno. De su antiliberalismo no es necesario extenderme. Estoy seguro que ya la conoces. Sobre su antimodernidad ésta está expuesta en "El nuevo nomos de la tierra" y "Teología Política II" entre otras obras. Una muestra de ella es su crítica a la tecnología en su vertiente moderna.
2) Sobre el uso que hace Schmitt en su teoría jurídica y política de conceptos propios de la modernidad considero que el asunto hay que leerlo en varios niveles. El más superficial es el que señale en un comentario anterior: era un jurista y partía del material normativo vigente para responder a retos de su tiempo. En ese campo se inscribe la interpretación que hace Cristi, con pretensiones erróneas de extenderlo a todo el pensamiento schmittiano, el de separar el sistema político del económico. Pero Cristi olvida el nivel en el que plantea su propuesta Schmitt (el jurídico práctico) y el contexto del artículo de Schmitt: la amenaza comunista planeaba sobre Alemania (1932) y se percibía como inminente su eventual victoria.
En otro nivel, si Schmitt pensaba demostrar las aporías del pensamiento moderno (en su vertiente de legalidad) tenía que hacerlo desde el campo jurídico en un ámbito en el que se demuestran los problemas que lo socavan: el constitucional, en el que el sistema jurídico se encuentra con el sistema político. Si va a partir desde ahí tiene que señalar continuidades y discontinuidades(como el de democracia y soberanía del pueblo respectivamente) conceptuales y su impacto en el terreno de lo fáctico. Esto a fin de demostrar que la democracia liberal (como manifestación del pensamiento moderno) a despecho de su soberbia y ceguera, no es la única manifestación moderna de la democracia y que la modernidad puede dar lugar a otras democracias. En este sentido hago mía la opinión de Eduardo, a quien saludo particularmente:
3) Schmitt es un teórico de la excepción en varios niveles: en un nivel ontológico el tiempo en el que vivimos no es un más que un paréntesis, una espera entre la entrada a la historia del hijo de Dios en tiempos del emperador Augusto hasta el retorno del Señor al final de los tiempos. En ese sentido la dictadura cumple el papel de sello (katekhon) que retarda la aparición plena del Anticristo en la historia humana y la prueba a sufrimientos indecibles de los creyentes, preludio del retorno al horizonte de la historia humana del Señor, papel que Schmitt rescata. Además si la teología política no quiere desligarse de este mundo, tiene que partir del horizonte de la realidad que se le presenta, esto es, la modernidad que condiciona sus opciones, pero que también exige respuestas aparentemente nuevas pero que responden a una concepción cristiana de la historia ¿Qué más antimoderno que esta concepción al fin y al cabo?
4) Carlos olvidas que Schmitt coloca junto a la regla y la decisión al orden como forma de pesnamiento jurídico, y este orden responde más a una concepción premoderna.
Saludos,
Christian
P.D. Claro Carlos gustoso de intercambiar información y opiniones contigo. Tomo nota de tu dirección de correo.
Carlos, hay que leer a Schmitt no desde las concepciones estatales sino politicas, ese el punto de partida del Concepto de lo Politico, (lo politico antecede a lo estatal) el Nomos y el Anomos, no es moderno, es tan antiguo como Cristo y el Anticristo.
Strauss tambien tiene un texto sobre economia, Xenophon´s Socratic discourse an interpretation of the oeconomicus, eso lo hara partidario del libre mercado?
saludos
eduardo
Sobre la inconsecuencia de Walzer:
Cuando trata del conflicto arabe-israelí Walzer (por ejemplo en su artículo "Las cuatro guerras de Israel y Palestina") tiende un manto de silencio sobre la famosa Naqba (desastre) de 1947-49 ocurrida antes, durante y después de la llamada "guerra de independencia" de 1948 de Israel. La Naqba define el conflicto palestino-israelí, condicionando el rumbo de la solución del mismo, significando el nacimiento del estado de Israel a partir de una sistemática e intencionada (no incidental) labor de limpieza étnica que conllevó la expulsión de sus tierras de 800.000 palestinos por medio del terror, y la presión ("guerra psicológica"). Walzer no dice nada acerca de este asunto en ninguno de sus análisis, y con su silencio, lo legitima y lo aprueba. Y afirmamos esto último ya que dudamos que lo desconozca, sabemos de su asiduidad y detallado conocimiento histórico de conflictos bélicos tal como lo demuestra su trabajo "Guerras justas e injustas" (por otra parte tan importante en más de un aspecto), tan profuso en ejemplos históricos sobre la situación de los civiles, atrapados en mitad de un conflicto bélico, ya sea civiles neutrales o nacionales de una de los actores en guerra (en términos morales, tal como él utiliza el término y no jurídicos).
Sus silencios son elocuentes (véase la sección dedicada a Israel en su "Tratado sobre la tolerancia"). Habla de mayoría judío y soslaya la pregunta de cómo se consiguió esa mayoría (fundamental, considero, para poder una respuesta moralmente adecuada a ese problema concreto). Hay incluso opiniones de su parte que refrendan que estuvo de acuerdo en estos métodos. Véase esta entrevista hecha a Noam Chomsky (en conjunto con el historiador judío Ilan Pappé) por la revista digital estadounidense de izquierda Counterpunch:
http://www.counterpunch.org/barat06062008.html
Saludos,
Christian
Una corrección a mi texto anterior:
"ya sea civiles neutrales o nacionales de una de los actores en guerra (en términos fácticos, tal como él utiliza el término y no jurídicos)."
En mi penúltimo comentario faltan unas líneas:
la profusión de conceptos de democracia a que puede dar lugar la modernidad (en un plano de paradigmas y no de diferencias histórico-espaciales) demuestra que ésta es en sí misma tiene profundas aporías éticas, discursos ireducibles unos a otros, llamados a una guerra perpetua a fin de imponerse.
Hola,
En primer lugar saludo este cordial y alturado debate sobre la obra de Carl Schmitt y espero que Gonzalo nos disculpe por la licencia que nos hemos tomado en su blog para este fin.
Christian:
Me parece bien la exposición y reseña que has hecho, pero creo que te has desviado un poco del tema central: ¿Es Schmitt un anti-moderno a lo De Maistre, Donoso y Bonald? Creo que ninguno de tus argumentos muestra alguna idea concreta que señale, insisto en esto, que Schmitt haya planteado el regreso al "Ancien Regime".
La crítica de la excepción, el orden y la tecnología es parte también de una noción moderna del pensamiento político. Creo que para demostrar esto debemos apelar a lo que en la Ciencia Política llamamos "el método comparativo".
Sólo dos ejemplos: a) Rousseau criticó la modernidad al señalar la desigualdad social de los hombres, proponiendo la consecusión de un nuevo contrato social para formar una voluntad unánime e indestructible fundamentada en el pueblo; b) Marx criticó el trabajo, el capital, la explotación, el Estado de Derecho, etc., y dilucidó la lucha de clases como fundamento de lo político y de lo social.
Esto los hace críticos de la modernidad, pero de ninguna manera ANTI-MODERNOS. Creo que lo mismo se aplica a Schmitt, que en un sentido sí es un crítico de la modernidad, pero no un reaccionario "clásico" que sitúa la modernidad como un "estado de excepción" para regresar al viejo orden teológico-político, pues me parece que esta interpretación es más ideológica que académica.
Eduardo:
Me parece que en ningún momento he afirmado que Schmitt deba leerse sólo de lo estatal y no de lo político, pues como dices es el punto de partida de la distinción amigo-enemigo.
Pero tampoco olvidemos que Schmitt afirma lo siguiente: "El protego ergo obligo, es el cogito ergo sum del Estado". Lo cual quiere decir que a pesar de que lo político precede a lo estatal, este adquiere su dimensión SUSTANCIAL en la acción del Estado que divide a la comunidad política entre "ellos y nosotros".
Finalmente, me parece que tanto Christian, Eduardo y yo hemos leído a Schmitt desde distintas aristas, lo cual me parece fructífero. En mi caso yo encuentro una crítica tranversal en toda la obra de Schmitt: la revaloracion del concepto de autoridad y de conflicto. Creo que en eso estamos de acuerdo todos.
Eduardo espero que el círculo de estudios se concrete, y si no es así pensemos seriamente en hacer alguna lectura conjunta sobre Schmitt.
Un abrazo queridos amigos,
Carlos P.
PD: Gracias Christian, espero tu contacto.
Yo también le pido disculpas a Gonzalo por la discusión tan extensa.
Saludos,
Christian
Me gustaría contribuir con esta extensa –pero fascinante- discusión con una precisión, que creo no se han hecho suficientemente sobre el fujimorismo y el pensamiento reaccionario. Precede a esto un permiso al dueño del blog.
Es un hecho sociológico que hay un sector de intelectuales peruanos que oscilan entre conservadores o reaccionarios en torno de lo que considero “mi generación”, hablando en términos orteguianos. Un grupo de lectores de Guénon y Donoso Cortés, fundamentalmente. Unos leían a Schmitt, otros a De Maistre, otros a otros autores. Cada uno creció por su cuenta y todos ellos son prestigiosos académicos en las ciencias humanas y sociales.
La mayoría son crito-adherentes, esto es, se esconden o disimulan sus posiciones para evitar ser perseguidos. Pero no son pocos, y buena parte de ellos contribuyó con Fujimori, más o menos hacia la fase final (1997-2000). De éstos, los hay religiosos (católicos, por lo general tradicionalistas) y no religiosos (laicos, tradicionalistas no católicos o maurrasianos). Lo que los une en la realidad, aparte de la simpatía, los canjes de libros y la cordialidad, es un diagnóstico social del Perú, no posturas en particular sobre esto o aquello. No los une una agenda, sino un diagnóstico: El Perú se originó en la revolución, y es por ello un proyecto político que está dañado en su base y que hace del país lo inmanejable e inviable que se ve. Esto los asocia hoy a todos generalmente con la izquierda más radical, la izquierda no republicana, y hace que en la vida cotidiana compartan con esa izquierda espacios y diálogo. La mayoría simpatiza hoy con Chávez y Evo Morales.
Pero hasta aquí sólo hablamos de pensamiento, no de prácticas sociales. Los que se adhirieron al régimen de Fujimori, lo apoyaron o lo defendieron no suscribían la ideología neoliberal. La ideología del mercado unía a Fujimori en realidad justamente con los liberales al uso actuales, como Augusto Älvarez Rodrich, pero los liberales llegaron tarde, pues para los 90 eran aún la mayoría marxistas. Los reaccionarios suscribieron la circunstancia del gobierno excepcional como una “chance” –diría Vattimo- para rehacer la política y lanzar al país a una nueva oportunidad, más allá de Fujimori y sus ocasionales amigos liberales. Otros creyeron que la sociedad con los neoliberales o los grupos sociales ricos era un error. Ningún intelectual reaccionario o conservador que se sintió representado con Fujimori era especialmente adicto al neoliberalismo, como es el caso de los izquierdistas que se asociaron con Estados Unidos para deponerlo. Yo personalmente creo que al fin la historia de América del Sur (y la de la del Norte) dirá al final quién tenía razón. Pero que quede claro que Fujimori no es una teoría, es un episodio de la historia social que era una singularidad.
Que el dueño del blog perdone la extensión de esta nota, pero se habla demasiado de Fujimori-dictadura-reacción a ojos cerrados de la realidad de la que se quiere pensar.
Reitero. No he identificado fujimorismo = ideología reaccionaria. En ningún post he planteado esa ecuación. De hecho, Eduardo Hernando fue uno de los pocos que no se comprometió con el hediondo fujimorato. Lo que he dicho fue que muchos políticos, militares y columnistas se sirvieron de versiones de Schmitt, De Maistre y otros para darle un 'discurso' al Fujimorismo. Eso está clarísimo en muchos casos. Algunos libros y artículos de Tudela y Altuve, y múltiples artículos en pasquines fujimontesinistas dan testimonio de ello.
Dejo a la investigación de Carlos Pérez una descripción más detenida de una época, a mi juicio lamentable, de la historia nacional. A ver qué nos dice, si hubo acuerdo y explícito trabajo colectivo, o sólo un antidemocrático "aire de familia". Estaremos pendientes de sus resultados.
profesor gonzalo...es un gran maestro!
una alumna suya que hizo bien en meterse en su curso de etica.
Estimada Alumna:
Te agradezco profundamente tus generosas palabras. No creo ser un gran maestro. La docencia para mí es una vocación, y un honor.
Saludos,
Gonzalo.
Este post sigue tan vigente hace un año como ahora. Las preguntas correctas lo siguen siendo.
¿Algo que hayas hecho ha contribuido a que tu vida sea mejor? Creo que necesitamos la crítica tanto como la autocrítica.
¡Suerte en el Perú!
Hola Iván:
Muchas gracias por tu reflexión. La pregunta del maestro es medular. Tendríamos que plantearla más a menudo.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Christian,
Creo que un uso comprehensivo de los fundamentos ideológicos del pensamiento reaccionario, que es autoritario y antiliberal, para el estudio del fujimorismo es muy fructífero. Lo digo porque he hecho esto para mi tesis de licenciatura y creo haber obtenido buenos resultados.Me parece que si tomamos al fujimorismo como "ideología" la relación con De Maistre, Donoso y Schmitt es nula.
Un saludo.
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