domingo, 20 de enero de 2013

“METERSE CON LOS MÁS GRANDES”







Gonzalo Gamio Gehri

Philip Butters – comentarista deportivo transformado recientemente en comentarista político – ha concedido una entrevista a Perú 21 en la que se pronuncia sobre la revocatoria a Susana Villarán. Interesante lo que dice, pues parece revelar las razones por las cuales existe un encono tan grande y visceral – entre los políticos y la prensa conservadora – contra la actual gestión municipal. Acaso da en el clavo (involuntariamente).

 “¿Tienes una animadversión personal por Susana? 
En absoluto. Villarán ha cometido muchos errores políticos imperdonables. Al enemigo, puente de plata. Uno no debe ingresar a un cargo público a fusilar al anterior. Si entras, entra a hacer; el alcalde es un ‘hacedor’. Luego se peleó con Alan García, alguien más grande que ella. De inmediato se metió con el Cristo del Pacífico y, al hacerlo, se enfrentó con los católicos del Perú. Seguidamente, por dar una ordenanza gay, continuó insultando a la Iglesia, pensando que así ofendía a Cipriani, cuando en ese tema hasta Bambarén piensa como el cardenal. Después se metió con Humala y apoyó a Santos. Y, como la torpeza no tiene límites, se metió con Fujimori: ella es alcaldesa de Lima, la gente la ha elegido para que mejore el transporte, para que las calles sean seguras, para recoger la basura, no para pelearse con otros políticos. ¿Sabes quién es la mejor amiga de Marco Tulio? Susana Villarán, pues, hermano (risas). ¿A quién le ha empatado Gutiérrez? A nadie. Los principales beneficiados con la revocatoria son él y Luis Favre (risas)”.


Butters no descubre la pólvora – dice algo que algunos periodistas han repetido varias veces – pero el tono virulento de su análisis es revelador. Villarán se ha metido con quienes, en su concepto, “no debía”. Ha investigado presuntas irregularidades en la administración de Castañeda Lossio, un pecado mortal que la ha enemistado con el grupo político del ex alcalde y con las corporaciones que lo apoyaban. No olvidemos las probadas conexiones entre Marco Tulio Gutiérrez y el entorno de Castañeda. Recordemos, asimismo, que fueron Fabiola Morales y Walter Menchola los primeros en deslizar la idea de que Villarán debía ser revocada, a poco tiempo de asumir el cargo. La alcaldesa ha osado cuestionar la pertinencia de la presencia del llamado “Cristo del Pacífico” en un espacio público, granjeándose así la animadversión de Alan García y de la jerarquía eclesiástica conservadora. Se ha atrevido a plantear reglas contra la discriminación por razones de sexualidad, enojando al cardenal. Y osó pronunciarse sobre el indulto a Fujimori. En resumen, se ha metido con quienes son “más grandes que ella”. Un alcalde debe ponerse un casco y un chaleco, supervisar obras. “Hacer” y no “hacer política”. No meterse con los “grandes”.

No creo que haya que descartar sin más la espontánea hipótesis de Butters. Finalmente, es cierto que el comentarista deportivo ha enumerado a los enemigos políticos de la gestión de Villarán: los fujimoristas, Alan García y su partido, Castañeda y los suyos, la ultraderecha religiosa y mediática. Ellos están implicados en la guerra sucia contra Villarán. Todos ellos han intentado consolidar la idea de que el gobierno municipal es ineficaz, sin dejar espacio para que el ciudadano se informe y verifique si esa tesis es falsa o no. El panorama político se hace más complejo si tomamos en cuenta que no pocos analistas pretenden imponer la idea de que en el Perú el “votante promedio” – ojo con el término – es solamente un sopesador de costos y beneficios, un elector ganado de modo inapelable por el “pragmatismo” (sic), un agente que decide a partir de las posibles ganancias antes que por la evaluación de principios. Ya discutiremos esta pintoresca tesis en un futuro post.

¿Villarán ha hecho mal en desafiar el considerable poder que ostentan los personajes mencionados? Estoy convencido de que no. En una democracia liberal no existen “intocables” ni posiciones privilegiadas por tradición. No existen “críticas sacrílegas” ni personalidades a las que no se les deba solicitar que rindan cuentas sobre sus acciones en el Estado. En este punto el gobierno de transición – en el que participó Villarán - tuvo una conducta ejemplar. No existe poder que no pueda ser cuestionado. Una autoridad pública puede (y debe) fiscalizar la gestión anterior si existen indicios razonables de irregularidades. Al interior de un Estado laico y en una sociedad democrática se puede discutir acerca de si es legítimo o no edificar monumentos de carácter religioso en el espacio público. El Estado peruano y la comuna limeña están al servicio de todos sus ciudadanos y vecinos, no sólo de los que son católicos que gustan de las imágenes novedosas. Del mismo modo, el municipio debe comprometerse con la lucha contra la discriminación. Y resulta legítimo cuestionar la posibilidad de un indulto de carácter político cuando este concierne a temas de derechos humanos.

Estas acciones constituirían “errores políticos imperdonables” en una sociedad confesional y arcaica, represiva del disenso y la crítica. En una sociedad democrática se trata de acciones compatibles con el proceder político propio de un Estado constitucional de derecho.

Está claro que el conflicto entre el No y el Sí tiene un poderoso (y explícito) contenido político. Es preciso que el ciudadano se proponga examinar la calidad de la gestión municipal en Lima, poniendo entre paréntesis el juego de fuerzas político y mediático que perturba cualquier diagnóstico serio de la situación. Verificar si las obras realizadas justifican o no una revocatoria de la autoridad elegida, o si esta campaña sólo es expresión de una componenda entre viejos políticos que buscan (a cualquier precio) escalar posiciones de cara a próximas lides electorales y que no dudan en pretender pasar por encima de quienes osan hacerles frente en la arena pública.


(Actualización: Jorge Bruce escribe sobre el tema en La República)
                        Puso la Marrana escribe sobre la campaña del Sí.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Zorro Rojo dice:..............Philip Butter cree que sus comentarios son acertados solo porque los dice atropelladamente, cree y asegura que levantar, gesticular e impostar la voz son las únicas herramientas necesarias para resolver un problema sin tomar en cuenta los argumentos (que en él solo son reflejos de otros comentarios), Butter es simplemente un matón malcriado y manolarga al cual hay que darle un escarmiento mental. Butter solo es un simple recogedor de comentarios no tiene una forma propia de pensar, es de mente cerrada y poco tolerante, prejuicioso y homofóbico. Todo eso se ve reflejado en los comentarios que da. Philip dice: “ella es alcaldesa de Lima, la gente la ha elegido para (entre otras cosas) recoger la basura y poner orden no para pelearse con otros políticos. Un alcalde debe ponerse un casco y un chaleco y supervisar obras. “Hacer” y no “hacer política”. No meterse con los “grandes” Esta bien lo que habla este sujeto? Que pasó de presentador pelotero a analista político de la noche a la mañana? Creer que un representante municipal como Susana no debe hacer política es amordazarse es aceptar que otros roben y no criticar, es aceptar que la política está sucia y solo los corruptos deben regocijarse en su crapulencia, es permitir que la política solo sea propiedad privada de los vulgares delincuentes de saco y corbata. No meterse con los “grandes”? Acá no existen privilegios ni granjerías. Acá los grandes son aquellos que denuncian los males que aquejan a la sociedad. Philip es un gorilón gigante retrógrada y lleno de atavismos y si bien es alto de tamaño, es enano en pensamiento y espíritu. Butter es el típico tipo que se contenta con pan y circo o actualmente sería fines de semana largos y futbol.
Hagamos un análisis concienzudo de lo que está sucediendo, existen intereses políticos a los cuales no les importa jugar con las normas constitucionales con el fin de lograr sus intereses. Grupos y Familias poderosas especializados en moldear la voluntad de la población a través de publicidades engañosas y calumnias.
er no pasa de una critica

Gonzalo Gamio dijo...

El post muestra que los juicios de Butters están arraigados en un prejuicio autoritario, pero es mejor no personalizar la crítica.

Saludos,
Gonzalo.

Sócrates dijo...

Entre fuegos cruzados, considero necesario aclarar que la revocatoria es un atizbo de democracia directa importada de otras latitudes, que nos guste o no, tiene que ejecutarse ineluctablemente. Y que dicho sea de paso es un mecanismo democrático muy efectivo en circunstancias en que la actuación de los representantes locales incurren en malversación de fondos, comisión de delitos, etc. Eergo, toda discusión sobre su ejecución, desde mi punto de vista, es meramente referencial,ya que el elector es quien finalmente decide sobre la base que tiene examinar sesudamente "la calidad de la gestión municipal" y el "juego de fuerzas político y mediáticos". La afirmacion de Philip (a quien escucho todos los días en una radio capitalina a la hora de ducharme) es elemental y que desnuda otros intereses; Gonzalo hace mención a un "prejuicio autoritario"; yo añadiría a eso una actitud hipócrita y centrista, Lima no es la capital del Perú, no centralicemos la discusión.

Alfredo P. dijo...

En primer lugar, mi solidaridad con el periodista Philip Butters quien únicamente está ejerciendo su derecho a la libertad de opinión. En una democracia, todos los ciudadanos somos libres de opinar, no es necesario ser politólogo de la UARM o de la ex-PUCP para opinar sobre política, como interesadamente desliza el dueño del blog.
Lo cierto es que los ciudadanos elegimos autoridades para que resuelvan problemas concretos; no para realizar campañas de demolición política contra sus enemigos, no para imponer a lo demás sus visiones ideológicas sobre las relaciones entre homosexuales ni para atacar a las creencias religiosas de los limeños desde un puesto público.
Finalmente, la campaña por la revocatoria ha desnudado la visión elitista, clasista y racista de la llamada "izquierda caviar" (esa que algunos ingenuos pensaron que era una "izquierda moderna"). Los insultos hacia los que no pensamos como ellos, las expresiones de racismo como esa de "los nuevos ricos horrorosos" y las manifestaciones de un subconsciente clasista en donde las mujeres de un distrito sólo pueden ir a La Molina para el servicio doméstico. Esas mismas taras ya han sido exhibidas por la izquierda cuando se discute sobre la validez o no de su CVR han aparecido elevadas a la enésima potencia en esta campaña. Si hablamos de "prejuicios autoritarios", la izquierda peruana está exhibiendo en esta campaña LO PEOR de su cultura política.

Gonzalo Gamio dijo...

Nadie ha limitado el derecho de opinión de Butters. El derecho de opinión y el de crítica los ejercemos todos; incluso tu, que siempre pretendes torcer los argumentos. Si Butters opina sobre estos temas, es normal que se discuta lo que dice. Aquí no incurrimos en la falacia de origen a la que erróneamente aludes.

Defender preceptos contra la discriminación o la laicidad de nuestro Estado no equivale a imponer una agenda ideológica, sino a defender los principios de la Constitución política del país. Tus insinuaciones son erróneas y buscas confundir al lector.

Sobre el tema de La Molina, hay que ver el video respectivo. No dice que "las mujeres de un distrito sólo pueden ir a La Molina para el servicio doméstico". La frase original - en verdad imprecisa y ligera - no dice eso. Lo mejor es hacer la cita literal.

Realpolitik dijo...

Saludos Gonzalo,

Noto una falta de equilibrio en la argumentación.

Me parece poco equilibrado poder interpretar libremente las expresiones de Butters y afirmar al final, sin más, que "están arraigados en un prejuicio autoritario" y no poder hacer exactamente lo mismo en el caso de la expresión de Villarán. Si hacemos lo mismo, interpretando y dando de clasista la frase de Villarán - por lo demás, dicho inter nos, un típico prejuicio de la mentalidad ochentera como bien sabes, por no decir un clásico del velado racismo limeño de entonces - en ese caso, sin embargo, "la frase no dice eso", se pide "lo mejor es hacer la cita literal". En otras palabras: si la cita literal vale para Villarán, debería valer también para Buttters. Al respecto, dicho de pasada, en la entrevista, Butters se refiere "a los grandes" que tienen más experiencia política que Villarán (Alan, Fujimori) o que se mueven a un nivel diferente en la area política (Cipriani), seguramente no a nivel municipal. En tu post interpretas la cita de Butters para dar sentido a la contraposición "grandes contra chicos". ¿O es esa tal vez la arraigada raíz (paternal)-autoritaria que deseas mostrar en tu post? Si es así, sería bueno explicitarlo.

No veo, entonces, por qué no podría afirmarse legítimamente, como hace Alfredo P., que los juicios de Villarán están arraigados en un prejuicio clasista, pro-racista, típico de las mentalidad limeña pre-Fujimori.

O dicho con otras palabras:

O a todos con la misma vara hermenéutica o a ninguno.

Cordialmente,
Mario

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Mario:

Muy lúcido tu comentario. Señalas un peligro, sin duda. Hasta donde recuerdo lo que dijo Villarán fue algo así como "las señoras de SJL que lavan ropa en la Molina podrán llegar en 15 minutos" se ha convertido en "todas las señoras de SJL lavan ropa en la Molina". Ahora, gracias a este tipo de lecturas, ella es una especie de discípula de Dammert. Igual la frase es profundamente infeliz.

Butters dice "uno más grande que él".Se refiere a la persona, A Alan García. Y también al "enemigo puente de plata" , no investigar a Castañedad Lossio. La figura del supuesto "intocable" aparece cuando señala que la ordenanza contra la discriminación insulta a la Igelesia o busca ofender al cardenal. nuevamente referencias a personas e instituciones, y alusión a la "insolencia" de desafiarlas. Para Butters, literalmente, tomar ciertas medidas o expresar discrepancias equivale al "insulto". Allí hay un elemento autoritario,en esa clave.

La distinción que haces no hay que descuidarla, no cabe duda. Enriquece la discusión y señala claroscuros que no hay que perder de vista. Pero considero que no es el caso de este post.No pretendo aplicar una especie de doble rasero.



Saludos,
Gonzalo.

Richard dijo...

A mí Susana Villarán y la izquierda caviar me disgustan mucho. Sin embargo, no estoy de acuerdo con la revocatoria como principio. Fue muy torpe que la izquierda peruana introdujera esta figura en un país donde las instituciones aún son débiles (figura que ahora los afecta a ellos mismos). Estos recursos se prestan a mil problemas. En este caso, al margen de hay mucha ineptitud en el manejo de la municipalidad, considero que toda esta campaña se mueve por una vendetta política y que no es favorable ni para el país, ni para la estabilidad de las instituciones, ni para Lima. Por ejemplo, la cruzada de Aldo Mariátegui es chinchosa, obsesiva y absurda. Pareciera una revancha de egos contra Jaime Bayly.

Mas bien deberíamos aprender que si votamos mal, tenemos que soportarlo (a menos que haya circunstancias realmente extraordinarias -como un delito evidente, grave y probado) y así aprender a elegir mejor y con mayor seriedad la próxima vez.