Gonzalo Gamio Gehri
Ayer, la municipalidad de Miraflores entregó oficialmente el terreno en el que se construirá – gracias a una donación del gobierno alemán – el Museo de la Memoria. Participaron en la ceremonia el Presidente de la República, el escritor Mario Vargas Llosa, el ex Presidente de la CVR, Salomón Lerner, el ex Secretario General de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, entre otros. Como es natural, el evento se realizó en medio de la polémica que este proyecto ha suscitado. Miembros del Poder Ejecutivo, personajes vinculados a la jerarquía militar, periodistas de los medios conservadores, así como diferentes personalidades del mundo de la política y autoridades sociales que ejercieron cargos de responsabilidad en los años del conflicto armado interno, se han mostrado incómodos y hasta hostiles frente a la idea misma de un museo que contribuya a la reconstrucción narrativa y discusión del proceso de violencia vivido, para reflexionar y tomar medidas de no repetición.
En el centro mismo de la polémica - en el contexto de una ceremonia en la Escuela de Oficiales del Ejército - el ministro Rey insistió en su improvisada e infundada tesis de que la CVR sostuvo que la población civil estaba en medio de dos fuerzas virulentas y sanguinarias. La República reseña sus declaraciones de la siguiente manera:
“Esas fuerzas del orden no fueron ni son un bando, hay que honrarlas, y espero que esa verdad sea la que se refleje en el museo que van a construir", dijo el ministro en alusión al edificio que se levantará en el distrito capitalino de Miraflores.
En opinión del Ministro de Defensa, la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), que investigó esa época de violencia, cometió un error "al sostener que lo que hubo en Perú durante el combate al terrorismo fue un enfrentamiento entre dos bandos, igualmente malos y genocidas".
Como se sabe, estas insinuaciones no tienen que ver con lo que el Informe realmente dice, en la versión extensa o en la versión abreviada. Pero ya sabemos que, para algunos “críticos”, la verdad es lo de menos. Se trata solamente de generar una imagen falsa del documento, que pueda ser útil para los intereses que representan. El propio Vargas Llosa ha señalado que es evidente que la mayoría de estos singularmente extraños seguidores de Catón ni siquiera se han tomado el trabajo de leer el texto (1):
“Este hecho, la responsabilidad del terrorismo de Sendero, el MRTA y otros grupúsculos fanáticos, en la tragedia que vivió el Perú en aquellos años, quedó probado hasta la saciedad en la investigación, muy injustamente criticada, que llevó a cabo la Comisión de la Verdad que presidió el doctor Salomón Lerner y que muchos de cuyos objetores –dicho sea de paso – no se han preocupado siquiera de leer.”
Es preciso señalar lo siguiente. El Informe Final de la CVR fue elaborado por una Comisión creada por el Estado para cumplir con una misión encomendada por el Estado peruano. Allí está el documento, para ser estudiado y discutido; se trata de una investigación interdisciplinaria y rigurosa sobre la violencia y la desigualdad en el Perú en las últimas dos décadas. El ciudadano Rey tiene, por supuesto, el derecho a no leer el texto, tiene el derecho incluso a asumir - lamentablemente - sus pre-suposiciones como 'evidencias' (aunque sean infundadas, y le impidan juzgar legítimamente el Informe, vale decir, con algún conocimiento de causa). Sin embargo, considero que el ministro Rey tiene el deber de conocer el documento - como material de trabajo y de discusión -, ya que, como ministro de Estado, tendría que estar enterado de los argumentos y material probatorio de una investigación encargada por el Estado cuyo contenido está relacionado con su sector. La desinformación en la materia no sería justificable desde ningún punto de vista. Sus declaraciones sólo revelan desinformación y prejuicio.
Pero volvamos al tema del post, el Museo de la Memoria. El Museo busca convertirse en un lugar de meditación y diálogo en torno a la historia vivida, pero también acerca de las posibilidades de una cultura de paz en el Perú. Pretende convertirse en un espacio para la construcción de ciudadanía. Un espacio para la conversación cívica, y para llamar las cosas por su nombre. Reconocer el heroísmo de quienes ofrecieron la vida defendiendo a la sociedad y cumpliendo la ley, reconocer la entraña vesánica y fanática de los grupos terroristas que le declararon la guerra al Estado, pero también reconocer que algunos uniformados violaron los Derechos Humanos. Recuperar críticamente la memoria y purificar nuestras instituciones contribuirá a fortalecer nuestra democracia. El Museo procurará ofrecer una mirada amplia sobre el pasado y el futuro de la cultura de los Derechos Humanos en el Perú. Una mirada amplia, no "neutral", una perspectiva veraz y rigurosa sobre lo ocurrido que ponga de manifiesto un compromiso ético y social con las víctimas.
Recientemente, desde Correo - el diario de ultraderecha por excelencia - se ha deslizado por enésima vez la poco convincente tesis de que el Museo constituye una causa de una izquierda urbana, y se acusa el proyecto de "elitista". propio de intelectuales de clase media y de "diarios caros" (léase La República). Se cuestiona que el Museo tenga su sede en Miraflores, y que la idea acaso no cuente con el respaldo de la mayoría. Extraña que el objetor no sepa que algunos alcaldes de otros distritos se negaron a acoger el Museo, y que Miraflores no haya sido el lugar seleccionado en un inicio (si es el caso que sí se sepa, la crítica se torna cínica, y hasta mezquina). Me sorprende también que el argumento de la popularidad como "medida" reaparezca, a pesar de su evidente debilidad, pues entraña un razonamiento falaz (en el mejor de los casos, meramente "retórico"). Una causa no adquiere legitimidad moral si es que es "popular" o si tiene llegada a las "mayorías. Del mismo modo, un individuo no delibera sobre el valor ético de un propósito centrando su análisis en si sus propósitos "sintonizarán" o no con las "bases", o con las mayorías; la deliberación práctica no se reduce al cálculo, ni a las "ilusiones" de vanguardia. La sola sugerencia de que una supuesta "élite" intelectual o política está monopolizando el duelo entraña una insinuación que podría ser tomada como ofensiva (En todo caso, si esta presunción les preocupa tanto ¿Qué hacen estos críticos para "democratizar" el duelo? ¿Alguna iniciativa? ¡Si ellos se opusieron desde un principio a la idea misma del Museo!). Reducir esta importante cuestión a un asunto "de clase" es realmente conmovedor; el problema no es sólo que el recurso es arcaico, sino que es conceptualmente endeble. El valor de una causa no depende de las estadísticas. Aquí falla el "relativismo sociológico" tanto como el "determinismo de clase", propio de una especie de 'marxismo residual'. Estamos hablando de argumentos, no de la suma de simpatías, de consignas o de adhesiones.
Vargas Llosa plantea acertadamente la reflexión en términos del discernimiento sobre el valor de los medios y los fines. Los subversivos creían delirantemente que el logro de su dogmática utopía justificaba la muerte de miles de peruanos (la insana “cuota de sangre” de su discurso); algunos malos elementos de las fuerzas del orden – no las instituciones. Las instituciones sí podrían ser responsabilizadas cuando existen ocultamiento de información o cuando hay doctrinas oficiales de por medio – consideraban que el fin de la pacificación legitimaba la represión indiscriminada y el crimen (el tiempo se encargó de refutarlos: lo que derrotó al terrorismo fueron las acciones de inteligencia y el trabajo con la población, a partir de la última etapa del primer gobierno de García). Al respecto, el autor de La Guerra del fin del mundo dijo al respecto lo siguiente:
“Es verdad que, en la lucha contra el terror, se cometieron crímenes intolerables contra los derechos humanos que un Estado de Derecho y una conciencia democrática no pueden excusar ni silenciar. Ocurrió porque ni nuestra sociedad ni nuestras instituciones estaban preparadas para librar una guerra tan feroz y tan cruel como la que desataron los terroristas y porque una larga tradición de dictaduras hizo creer a algunos insensatos que el arma más eficaz contra el terror revolucionario es el terror de Estado. No es así. El fin no justifica los medios. Confiamos en que las salas de exhibición y de estudio del Museo sirvan para mostrar, como decía Albert Camus, que en una verdadera sociedad libre son los medios los que justifican los fines y no al revés.”
Creo que en este punto Vargas Llosa da en el clavo. Tanto los terroristas como quienes - en el otro lado del espectro político - predican la impunidad y el silencio frente a los crímenes de lesa humanidad perpetrados por agentes del Estado consideran que ‘el fin justifica los medios’. Algunos políticos y periodistas creen erróneamente que, si las fuerzas del orden defendían al Estado, entonces el crimen cometido por algunos de sus elementos “no es de lesa humanidad” (¿?). Ese tipo de pensamiento es conceptualmente escuálido, además de cínico y potencialmente deshumanizador, pues plantea una inaceptable condescendencia con la violencia, que curiosamente acerca a sus suscriptores a aquellos que invocaban el terror en nombre de una concepción fundamentalista de la (supuesta) “justicia social”. Tenemos que romper de una vez por todas con ese funesto esquema de pensamiento.
“Es verdad que, en la lucha contra el terror, se cometieron crímenes intolerables contra los derechos humanos que un Estado de Derecho y una conciencia democrática no pueden excusar ni silenciar. Ocurrió porque ni nuestra sociedad ni nuestras instituciones estaban preparadas para librar una guerra tan feroz y tan cruel como la que desataron los terroristas y porque una larga tradición de dictaduras hizo creer a algunos insensatos que el arma más eficaz contra el terror revolucionario es el terror de Estado. No es así. El fin no justifica los medios. Confiamos en que las salas de exhibición y de estudio del Museo sirvan para mostrar, como decía Albert Camus, que en una verdadera sociedad libre son los medios los que justifican los fines y no al revés.”
Creo que en este punto Vargas Llosa da en el clavo. Tanto los terroristas como quienes - en el otro lado del espectro político - predican la impunidad y el silencio frente a los crímenes de lesa humanidad perpetrados por agentes del Estado consideran que ‘el fin justifica los medios’. Algunos políticos y periodistas creen erróneamente que, si las fuerzas del orden defendían al Estado, entonces el crimen cometido por algunos de sus elementos “no es de lesa humanidad” (¿?). Ese tipo de pensamiento es conceptualmente escuálido, además de cínico y potencialmente deshumanizador, pues plantea una inaceptable condescendencia con la violencia, que curiosamente acerca a sus suscriptores a aquellos que invocaban el terror en nombre de una concepción fundamentalista de la (supuesta) “justicia social”. Tenemos que romper de una vez por todas con ese funesto esquema de pensamiento.
Precisamente, el Museo está pensado para promover esta clase de discusión.
(1) Actualización 26/ Dic.: véase el lamentable y pobrísimo artículo de Hugo Guerra en El Comercio - La tarea pendiente -: su columna confirma las palabras de Vargas Llosa sobre la ignorancia de muchos críticos de la CVR frente al documento que supuestamente "cuestionan". Guerra le achaca al Informe Final cosas que el documento no dice. No es la primera vez.
Actualización 27 / Dic.: Rafael Rey - en el artículo Monumento a las víctimas, publicado en La República - insiste en su lucha tragicómica contra la CVR. Insiste también en no leer aquello que persigue. Para el Ministro de Defensa la verdad parece estar subordinada al juego de fuerzas político.
16 comentarios:
Hola Gonzalo. Yo siempre he pensado que algo debe estar mal en la cabeza del ministro Rey. No es normal una persona tan sumisa, de mente tan estrecha, con un sistema de pensamiento tan lleno de falacias... la incertidumbre debe paralizarlo de miedo o algo parecido, y por eso se aferra con uñas y dientes a las certezas que ha construído, aunque no sean más que fantasías (lamentablemente, fantasías peligrosas...). No lo sé. Dicen los que lo conocen que e sun hombre bien intencionado, y no lo dudo, pero que algo le pasa, le pasa... Decir por ejemplo que uno debe respetar la decisión del gobierno en el caso Crousillat, solo porque es del presidente, a quein debemos someternos los que hemos votado por él, demuestra una personalidad sumisa (y autoritaria a la vez, pues los dos polos van mano mano) que es de temer.
Estimada Susana:
No es fácil compatibilizar las "buenas intenciones" con un talante tan violento e intolerante. Ignoro cómo el personaje en cuestión los hace compatibles. Más allá del caso particular, en mi opinión, el fundamentalista que - ya sea literalmente o no - busca la "anulación del otro" (de su vida, de su libertad o de su memoria) no puede ser bienintencionado.
Un abrazo,
Gonzalo.
No puedo entender la razón por la que opinan de algo que desconocen. ¿Es acaso tan dificil leer el Hatun Willakuy?, ¿acaso no tenemos siquiera la curiosidad de saber que pasó con nuestros hermanos de los andes en los años del terrorismo?, ¿porque estas ganas de seguir con los ojos cerrados, de no asomarse siquiera por curiosidad a una realidad que fue nuestra tambien?, ¿es que acaso seguiremos indolentes ante muchos atropellos y dolor por el que paso mucha gente de nuestro país?
Muchos dicen que la CVR fue sesgada, que no trabajó con cifras exactas, que se "inflaron" el número de victimas y demás, pero acaso ¿han tenido estas personas que critican, un aproximación más real a lo que pasó en aquellos años?. Para nadie es un secreto que muchos pobladores de la sierra fueron los más afectados por la violencia, y siguen siendo los olvidados. El señor Rey y otros más, los siguen olvidando, al menospreciar al Informe de la CVR. Es como decirles: "Tu versión de los hechos no me importa, tu realidad, tu dolor, tus lágrimas, tus desaparecidos, no me interesan para nada".
Saludos.
Hola LMPV:
Precisamente. Esa indolencia cruel, practicada por quienes se consideran parte de las "élites" es profundamente malsana, y genera dolor, injusticia y rencor. Se trata de una actitud antidemocrática y anticristiana (a poesar de ello, muchos de sus cultores se perciben como buenos políticos y buenos cristianos ¿miopía moral o cinismo?).
Leer el Informe no les haría daño.
Saludos,
Gonzalo.
Escribí en mi blog una sátira contra el relativismo postmoderno. Quizás te interese leerla.
El Informe de la CVR no es la Biblia, entiendelo. Es una Comision que nacio de un gobierno de transicion que no tenia un respaldo en urnas y surgio mas por presiones politicas de la caviarada que se metio alli.
Por eso que ese plan de gobierno encalteado que repartia reparaciones como "lluvia de millones" a diestra y siniestra no ha llegado a ser el Coran que tu quieres que sea.
Esas son las típicas barbaridades de los partidarios de la antidemocracia.
Gonzalo:
Muy interesante tu comentario. Pero debo reconocer en algo a lo que dice "El adversario", hubo una considerable cantidad de dinero de por medio (lo cual no me parece incorrecto mientras esta no sea la motivación principal). Yo estoy de acuerdo con el informe de la CVR, pero aún me queda la mala espina, por parte de los evangélicos, de poner a alguien como Humberto Lay, quien defendía los intereses de Fujimori en su púlpito. Este señor apoyó la candidatura de Xiura ¿cómo así lo llaman a que la CVR? Es algo que nunca entenderé.
Algo que "El adversario" sostiene, tiene un poquito de razón, más de una institución hace un "faenón" con el tema de derechos humanos. Es conocido que muchas instituciones, que dicen ponerse en defensa de los menos favorecidos, reciben jugosas cantidades de dinero en nombre de actos "desinteresados".
Sin embargo, independientemente de si se enriquezcan o no (lo cual debe ser comprobado, yo sólo hablo a partir de algunas experiencias personales), un Museo de la memoria es vital. Yo, que soy profesor, considero que hay cosas que no se deben olvidar. Como ya dije antes, espero que este Museo reúna todos los aspectos, porque en la guerra interna no hay solo víctimas o sólo victimarios, TODOS fuimos un poco de cada una de esas situaciones.
Ah, el ADVERSARIO dice que la CVR no es la "BIBLIA" ni el "CORÄN", como si estos libros sagrados fueran incuestionables. Bueno, para la Biblia, le recomiendo algunos estudios mínimos de "lecturas críticas de textos bíblicos" y respecto al Corán, le recomiendo que haga una visita a la mezquita de Magdalena, el Imán le mostrará que la sacralidad de un texto no lo hace incuestionable. Sería bueno no hacer la analogía entre textos sagrados e "incuestionabilidad", producen guerras (una revisadita a la historia siempre es bueno de vez en cuando)
Con cariño para ADVERSARIO (no te molestes, es con cariño)
Finalmente Gonzalo, Sobre el "caviarismo" ¿No consideras tú que, en verdad, hay un sector que se porta de esa manera y merece ese término? No digo que todos, pero algunos hay.
Estimado Michael:
Entra a la Página Web de la CVR, allí están detallados todos los gastos, y verás que los comisionados no cobraron UN sol. No conozco los presupuestos de las ONG, habría que ver caso por caso, pero cuidado con el mito de la prensa de ultraderecha. El término "caviar" es malintencionado e indeterminado: antes se lo achacaba a la izquierda, hoy a todos los defensores de DDHH, que se convierten en "sospechosos".
Estoy de acuerdo contigo: hasta los textos sagrados son examinables, por supuesto.
Un abrazo,
Gonzalo.
He leído que el Ministro Rey hará una especie de Museo para lo militares, ¿no es esa acaso una manera de polarizar aún más a los ciudadanos?, realmente no entiendo que busca Rey; ya no me extrañaría que muy pronto compare que Museo tiene más acogida, como si se tratase de un concurso de popularidad. Realmente es una pena que un paso tan importante como la creación del Museo de la Memoría, se vea manchado con estas cuestiones tan infantiles que sólo demuestran la total incapacidad como Ministro, de Rafael Rey.
Hola LMPV:
Hace tiempo que Rey asume una actitud polarizante, en lo político y lo religioso. Su militarismo es visceral.
Saludos,
Gonzalo.
Cada vez que estos sectores derechohumanistas hablan de "la memoria" se parecen más a esos regímenes comunistas que buscaban imponer la historia oficial, acomodarla en función de sus intereses y perseguir a los disidentes que no creían en esa versión "oficial".
La progresía muestra su estalinismo a flor de piel cuando habla de "la memoria".
Carentes de todo apoyo popular, resulta gracioso que ahora busquen acudir al Estado peruano como fuente de legitimidad de su CVR; ese mismo Estado peruano que identifican como fuente de todo mal, excluyente, corrupto, distante , ineficiente, caduco y que sólo debe existir para demandandarlo ante la CIDH y obtener jugosas reparaciones de varios miles de dólares, ahora se convierte en la fuente de legitimidad de su CVR.
Que yo sepa, el Estado habla a través de normas legales de cumplimiento obligatorio y al producto de la CVR nunca se le dio ese carácter, sino que se tratan de "recomendaciones" que para nada son vinculantes.
Finalmente, el famoso "museo" ya no será ahora un "museo", sino que lo quieren convertir en un "espacio para la memoria"; con lo cual se admite el fracaso del monumento levantado en el Campo de Marte de Jesús María y que estos mismos sectores querían imponer como el "espacio simbólico" para la "memoria"; luego que se descubriese que se habían incluído ahí a terroristas convictos y confesos como "víctimas" y que esto mereciese el rechazo masivo de la opinión pública, tenían que reemplazarlo por otro lugar.
Finalmente, es inaceptable la equiparación que hace el titular de este blog del accionar terrorista con un Estado democrático y que es la línea argumentativa de la ideología derechohumanista que se nos quiere imponer. El Perú sufrió a partir de 1980 el ataque de una secta de fanáticos hiperideologizados que querían destruir al Estado y reemplazarlo por una dictadura comunista similar a la de Kampuchea. Las FF.AA y la Policía actuaron en defensa de la población y de la democracia y si en ese combate hubieron daños colaterales, esto en modo alguno le resta legitimidad al accionar estatal; esa versión de una población atrapada entre "dos bandos" o el denominar al periodo de violencia desatado por el terrorismo comunista a partir de 1980 con el eufemismo de "conflicto armado interno" es sólo un intento de tergiverzar nuestro pasado reciente en función de intereses políticos, tal y como los regímenes totalitarios.
..................
Nada más.
(Me eximo de responder a un comentario que habla de "daños colaterales" y que desliza la posibilidad de "cheques en blanco". Que el lector juzgue).
Tú te eximes de todo, por qué no hablas de los derechos de los trabajadores de la PUCP?
Fasavi
Fasavi:
¿Quién se "exime"? Creo que los trabajadores deben ser escuchados y llegarse a un acuerdo, y a la vez no se debe hacérseleel juego a las fuerzas externas que quieren capturar la PUCP.
Para Alfredo P. :
No reniegues tanto, tranquilo, las palabras escritas suelen ser tan violentas como el "ejericio táctico" del grupo colina en Barrios Altos (ellos mismos lo confesaron). Estoy de acuerdo contigo respecto al fanatismo que envolvió a Sendero Luminoso, Luccanamarca es testigo de ello. Pero considero que, independiente de la posición política que se tenga, hay que denunciar la violación de derechos humanos, ya sea de policías o de terroristas (¿haz escuchado el término "terrorismo de estado"?), si te das un tiempo para escuchar las declaraciones del grupo colina te entererarás del popular "Kerosene" ¿qué aporte a la patria da quemar a un terrorista? Hay policías héroes, y también militares. Pero ¿qué heroicidad existe en la "quema" de una persona? (¿esto es un "daño colateral"?, ¿aceptarías la pérdida de un ser querido por una situación de este tipo?)
Si si, ya sé. ¿hay corrupción en sectores de derecha? ¡Claro! ¿hay corrupción en sectores de izquierda? De hecho ¿hay corrupción en todo lado? ¡inevitablemente! Pero mucho miedo me da aquel que juzga de corrupto a otro. Puede que algo esconda.
En fin, yo sé que te molesta ciertas actitudes de intelectuales y políticos (que me molestan a mí también). Pero la verdad es que murió mucha gente. Si, hay personas que optaron por el terrorismo y son condenables, pero quizá tienen un espacio en el "ojo que llora" porque la guerra fue mucho más compleja. Cuando puedas date una vuelta por Huancavelica y Ayacucho. Tarata es condenable, pero también Barrios Altos. Piensa en algo: tuyo y yo estamos vivitos y discutiendo, nuestra suerte pudo haber sido la un victimado por el terrorismo o la de un victimado por la policía o el ejército. Invoco a que, independiente de tu ira e indignación, tengas en cuenta que no debemos andar discutiendo sin antes informarse todo lo posible de lo que pasó en aquellos años, donde quienes perdieron fueron absolutamente todos los peruanos.
Y como diría el maestro yoda: "Las guerras a nadie engrandecen"
Un abrazo fraterno, nos vemos
P.D. : Tengo una profunda admiración por los policías y militares hèroes, que no perdieron su humanidad en la lucha contra el terrorismo. Mi total desprecio a terroristas, policìas y militares que olvidaron por completo los derechos humanos. Te propongo algo, examina la información que tengas a mano, haz un ejercico riguroso y haber si escuchamos de tí sobre algún ensayo bien documentando.
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