Gonzalo Gamio Gehri
Desde la publicación de El liberalismo y los límites de la justicia (1982), Michael J. Sandel – entonces un joven profesor en Harvard – se convirtió en uno de los críticos más importantes del liberalismo procedimental, defendido por John Rawls, Ronald Dworkin y otros. Sandel examina punto por punto Teoría de la justicia, asociando esta obra con el proyecto de una ética formal y deontológica de inspiración kantiana. Había estudiado a Hegel con Charles Taylor en Oxford, y estaba bastante familiarizado con la formidable crítica del “derecho abstracto” y de la “moralidad”. El autor sindicaba al individuo de la ‘posición original’ rawlsiana como un sujeto desvinculado y vacío, autodefinido con independencia de sus propósitos, valoraciones y vínculos. En suma, un “espectro”.
“De la misma manera en que el “yo” es anterior a los fines que afirma, el contrato es anterior a los principios que genera. Por supuesto, no cualquier contrato es anterior a los principios de justicia; como hemos visto, los contratos reales no pueden justificarse precisamente porque están típicamente situados en las prácticas y convenciones que la justicia debe evaluar. De forma similar, las personas reales, habitualmente concebidas como “llenas (…) de rasgos particulares” no son estrictamente anteriores con respecto a sus fines, sino que están rodeadas y condicionadas por los valores, intereses y deseos de entre los cuales el “yo” “soberano”, en tanto sujeto de la posesión, tomará sus propósitos.”[1]
Sandel es – inexplicablemente - casi un desconocido en nuestro medio; salvo en algunas universidades importantes del país particularmente dedicadas al estudio de la filosofía contemporánea, Rawls también es un autor cuya obra no ha sido examinada a cabalidad. Cuando leo en múltiples zonas de la blogósfera (muchas, en realidad, y de diverso cuño, tanto en la derecha como en la izquierda) que al liberalismo se le identifica sin más con “el imperio del dinero”, la "tecnología", el "ocaso de la moralidad", o el “progreso” – y no se menciona para nada la inviolabilidad de los derechos y la idea de dignidad, o la de ciudadanía – me doy cuenta de cuánto se echan en falta en algunos espacios ideológicos ciertas lecturas básicas de filosofía política, que pasan por Rawls y Sandel. Esas caricaturizaciones groseras del liberalismo asumen rápidamente las tonalidades poco agradables del bullshit. El abuso de términos confusos como “comunitarismo” (rótulo que ninguno de los autores etiquetados de esa manera aceptan) solamente genera malos entendidos de mayor calibre aún. Esa clase de caricaturas no permiten ver, por ejemplo, que filósofos cívico-humanistas como Sandel no rechazan los principios del liberalismo político; antes bien, pretenden sostener tales principios desde un sistema de categorías más sutil y sustancial.
“Si entendemos el “comunitarismo” como un término equivalente al mayoritarismo o a la idea de que los derechos deben descansar sobre los valores que predominan en una comunidad y en un momento dados, no es el punto de vista que yo defiendo”[2].
Sandel ha dedicado parte de su vida académica a cuestionar la postulada “prioridad de lo correcto sobre lo bueno” en el pensamiento de los liberales kantianos. Su argumento – en el orden de la epistemología de la filosofía práctica (así como en el de la teoría de la racionalidad práctica) – apunta a sostener que los criterios de lo justo encuentran su razón de ser en concepciones concretas del bien. Sin embargo, esta tesis es planteada al servicio de un liberalismo sustancialista, no se trata de una invitación al tradicionalismo antimoderno. Su perspectiva no es en ese sentido “comunitarista”: “en la medida en que su justificación de los derechos se fundamenta sobre la importancia moral de los propósitos o los fines promovidos por tales derechos, resulta más propio denominarla teleológica o (por usar la jerga de la filosofía contemporánea) perfeccionista”[3]. En esa línea de reflexión, el autor afirma que “el hecho de que tal bien sea generalmente valorado como tal o que se encuentre implícito en las tradiciones de la comunidad no sería un factor decisivo”[4]. Sandel no es para nada un conservador.
Textos de Sandel como Filosofía pública apuntan a hacer explícita la teleología moral subyacente a la justicia liberal. Para este autor, principios básicos del liberalismo como aquel que considera que ni siquiera la apelación al bienestar general puede conculcar legítimamente los derechos fundamentales encuentran su sentido en los téle que buscan observar. Son las razones y la referencia a estos propósitos lo que convierte a una práctica o regla en justa, no el que éstas formen parte del corazón de una tradición local. Parte de la agenda filosófica de Sandel consiste en poner de manifiesto los fines sustantivos que animan la Constitución norteamericana o que alentaron la lucha por los derechos civiles en los años sesenta.
Nuestro autor se dedicó por muchos años a analizar los textos de Rawls. Cuestionaba severamente su epistemología moral – que consideraba equivocada -, pero admiraba y compartía sus postulados políticos progresistas. Admiraba también al ser humano que había redactado libros tan complejos y poderosos como Liberalismo político y Teoría de la justicia. Cuenta Sandel que el mismo día que comenzó sus labores como profesor en Harvard, recibió la llamada de aquel venerable profesor que él había criticado en su primer libro. “Una voz dubitativa al otro lado de la línea dijo: “Soy John Rawls; se escribe R-A-W-L-S”. Era como si Dios mismo me hubiese llamado para invitarme a almorzar y hubiera deletreado su nombre por si yo no supiera quién era”[5].
[1] Sandel, Michael El liberalismo y los límites de la justicia, Madrid, Gedisa 2000., p. 154.
[2] Sandel, Michael “Los límites del comunitarismo” en: Filosofía pública Barcelona Marbot 2008 pp. 329 – 30.
[3] Ibid., p. 331. Me siento cercano a esta postura, aunque considero que el sistema de derechos se funda en un consenso sobre el mal.
[4] Ibid.
[5] Sandel, Michael “Un recuerdo de Rawls” en: Filosofía pública op.cit. p. 328.
17 comentarios:
Buen envío, la formación hegeliana de Sandel le da todo un vuelo y sustancia a su pensamiento que opta por potenciar lo bueno en oposición a lo correcto, postura de moralidad kantiana o el trascendentalismo kantiano, entiendo.
Estimado Jaime:
Efectivamente. No se trata de una visión alternativa al liberalismo - como algunos conservadores han señalado -, sino una corrección interna de la teoría liberal.
Saludos,
Gonzalo.
Muy buen envio...
Amigos,
Creo que es necesario recurrir a los medios alternativos de comunicación para no permanecer impávidos frente a la avalancha mediática que cae sistemáticamente sobre nuestras cabezas direccionando nuestra percepción. Acá les presento una página que pretende ser un espacio para la libre expresión de ideas y el debate…
http://toromata.wordpress.com/
Estimado Jaime:
Encuentro en otro blog un comentario anónimo - anónimo, para variar - que describe una vez más una caricatura absurda del liberalismo. Cualquiera que conozca mínimamente la obra de Rawls o Sandel sabe que no tiene nada que ver con esta exposición ridícula:
"Relativista Liberal dijo...
¿Qué interesa la violencia? ¿Total? Todo es relativo. La crueldad no existe en sí misma, carece de objetividad, siendo un mero constructo sociocultural que varia de grupo a grupo y de individuo a individuo. ¿Agresión bajo que criterios? La violentación de seres humanos no es buena ni mala, todo depende de la perspectiva y del filtro idiosincrásico de la persona que evalúe los acontecimientos. Si para ti la violencia está mal y para mi está bien, ambas posturas son igualmente validas. Para nosotros los capitalistas liberales que gozamos del relativismo cultural, social e individual, es correcto que los indígenas sean expulsados con la finalidad de que no estorben el proceso de globalización. Aquello es correcto y virtuoso para quienes poseemos grandes empresas y un criterio de la vida que no se fundamenta en verdades absolutas. Si para ti no lo es, debes respetar y comprender que para otros sí lo es y que tu criterio de bien no es universal. Siendo relativos el bien y el mal, la violencia que juzgamos correcta debe ser tolerada. ¡Di sí a la tolerancia! La bondad no es sino un consenso social que se erige gracias a la democracia y al respeto a la moral ajena a la de uno mismo."
EN SUMA, "BULLSHIT" A GRANEL.
El papel aguanta todo: el autor de esos disparates no ha oído hablar de los DDHH, y su bosquejo sobre el relativismo es impresentable (el comentario parece basado en esos manuales que algunos críticos de la "hodiernidad" gustan consultar en ciertos centros superiores). Aquí encuentro una diferencia. Leí desde mis años de estudiante con mucha atención todo MacIntyre, Allan Bloom - muy agudo -, y también he tomado contacto con el pensamiento de Strauss. Conozco también varias obras de Schmitt y de Burckhardt. Estoy a favor de la crítica académica, no de la prodia. Si quieren refutar al liberalismo filosófico, al menos pasen unas horas frente a los textos....
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Gonzalo:
Al parecer Sandel tiene una propuesta que busca superar el consenso y encuentra su fuente en la consideración de los derechos a partir de lo que son en relación al telos social del ser humano. Tu post me ha llamado la atención sobre este autor, así que será ocasión para leerlo.
Saludos,
Raúl Haro
Hola Gonzalo:
Muy interesante lo que señalas y me parece genial que "visibilices" un autor poco conocido (en nuestro medio)que puede dar nuevas luces respecto a temas de justicia. Leí tu cita a "relativista liberal" y comparto contigo tu molestia respecto a la escasa seriedad para construir argumentos sin una previa investigación y precisión de conceptos y fuentes. Digamos que la crítica que hace este "anónimo" adolece de consistencia.
Nos vemos luego
Estimado Raúl:
Cuando Sandel señala que hemos de examinar la teleología implícita en el sistema de derechos, no está diciendo que esta teleología sea planteada con independencia de nuestras interpretaciones y deliberaciones. Hay que tener cuidado con el término “consenso”. Es evidente que “consenso” no es igual a mayoría de votos. El consenso racional es fruto del intercambio libre de argumentos y críticas en una comunidad, una comunidad de ciudadanos o de sabios (Aristóteles). El argumento considerado válido es el mejor argumento desarrollado hasta hoy (MacIntyre). Se discute sobre la cosa misma, no sobre preferencias o pareceres.
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Protestante:
Efectivamente, lo del “Relativista liberal” es un mamarracho. Intuyo por dónde viene y hacia dónde va.
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Gonzalo:
Ciertamente hay que hacer la distinción entre liberalismo económico y liberalismo político, ya que los liberales políticos o los liberales de izquierda pueden estar tanto a favor como en contra del sistema capitalismo liberal o neoliberales como de las demás formas de mercantilismo reductivistas, esencialistas o deshumanizantes. Es interesante como esta diferencia que haces y que ahora hago explícita, es también hecha y enseñada por el Prof. Dr. Dick Tonsmann. Así que al menos él se salvaría de tus sentencias pontificadoras e inquisidoras del bullshit, pues se cuelga entre lo que dices una actitud de decir qué es bullshit y qué no lo es. Eso tiene una pinta más de metafísico que de real. Y bueno, yo también sería salvo de tus sentencias 'bullshisticas' (perdón por el neologismo forzado).
Lo del comunitarismo es algo que se ha explicado hasta el hartazgo. Ni Sandel, ni Walzer, ni MacIntyre, etc., son comunitaristas. De hecho te recomiendo, si no lo has leido ya, el paper de Kelvin Knight "Arsitotelism vs Comunitarism". Es muy bueno.
El liberalismo que no habla de libre mercado y de derechos debe ser rescatado y señalado como una forma de pensamiento independiente.
Y habría que tomar el ejemplo de Sandel con su trato para con los liberales como Rawls: De respeto y apertura, sin hacer muñecos de paja ni de pontificaciones, de apertura al diálogo y sin afrentas ideológicas, esto es, sin invadir el ámbito de la amistad personal con enemistades ideológicas. Otro ejemplo sería el Rorty-MacIntyre. Y así.
Para esos señores sería inconcebible insultos propios de periodismo amarillista como los que se han dado en algunos blogs últimamente, pero esos señores filósofos no andaban bombardeando bullshit a los demás académicos, sino que como señores que eran (algunos: son, aún) y no burdos críticos, hacían críticas que valían la pena.
Por lo que puedo decir de tu actitud en este blog vas por la buena línea ejemplar de Sandel.
Saludos,
Ricardo.
Estimado Raúl;
quien muy gustosamente te ayudaría sería el Dr. Dick Tosnmann, pues se entregó de lleno a estudiar a autores como Taylor, Habermas, MacIntyre, Walzer y Sandel para su tesis doctoral, la cual concluyó satisfactoriamente y alcanzó, en su defensa, la calificación de "Summa cum laudes".
Saludos,
Ricardo.
Jajajajajajajajajaja.
No creo que Raúl tenga dificultad alguna para leer por cuenta propia a Sandel.
Estimado Raúl:
Creo que si, con todo, necesitas hacer alguna consulta sobre el debate comunitarista, el verdadero maestro en el tema es Miguel Giusti, quien más allá de sus excelentes credenciales ha leído a estos autores por más de veinte años, y ha publicado diversos volúmenes sobre el tema. Fundamentalmente, él es la máxima autoridad en la materia y lo considero mi maestro.
Además, el profesor Giusti es un conocedor de Hegel. De hecho, el más importante estudioso de Hegel en el Perú. Cualquier aproximación (que pretenda ser rigurosa) al debate comunitarista que no suponga una lectura completa y de primera mano de Hegel se quedará corta y será clamorosamente deficiente. Lamentablemente, en nuestro país abundan´(particularmente en algunos centros) las lecturas indirectas de Hegel, incluso de manual.
Saludos,
Gonzalo.
Ricardo:
Yo no decido qué es bullshit y qué no es. Se trata de un texto sobre Frankfurt. Aquí en este espacio lo que valen son los argumentos, no los alegatos retóricos ni los "jingles" publicitarios. Mi post del bullshit es puramente académico. Más información sobre el asunto, allí están los textos de Frankfurt y de Williamson.
Ahora, lo del "Relativista liberal" no sólo es bullshit, es un mamarracho lamentable.
Saludos,
Gonzalo.
gonzalo, hace tiempo que un joven coaligado deja comentarios en tu blog con no muy buena leche que digamos...y siempre vienen con segunda....en otros blogs sus indirectas son bastante evidentes...
no sé, piensa seriamente en no admitir o en borrar esa clase de comentarios...para que malograr el dialogo en el blog o darles tribuna?
Comprendo la preocupación. Gracias por el mensaje. Estoy al tanto del asunto.
No es bueno generalizar en lo que respecta al conservadurismo local. Hay interesantes desarrollos. Eduardo Hernando es un académico respetable y una muy buena persona. Entre los jóvenes, destaco la apertura y la ponderación de Raúl Haro. GB ha planteado críticas interesantes. Hay que seguir dialogando con ellos.
Es verdad que también existe un conservadurismo que considero más extremista. Algunos consideran que sus especulaciones contra los DDHH expresan los misterios y las dificultades de un pensar difícil y profundo. Quienes hemos disfrutado la "Ciencia de la lógica" de Hegel no encontramos esas abstracciones tan vertiginosas, la verdad, ni tan reveladoras ni consistentes, pero hay para todos los gustos. Otros optan por una presunta "Realpolitik" semiteológica. Creo que la crítica a esas posiciones ya ha sido formulada con éxito, en parte por gente como Sandel. En nuestro medio, considero que las críticas de Daniel Salas y de David Villena al tema de los conflictos y las culturas son sumamente sólidas y contundentes, y las suscribo plenamente.
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Gonzalo:
Gracias por tus comentarios, y yo también considero óptima tu apertura al diálogo. He estado lleno de trabajos, pero ya mañana o pasado me comprare en el Virrey el libro de Sandel, porque creo que es mejor que lo lea antes que alguien me lo explique.
Miguel Giusti sé que es un excelente filósofo, y espero algún día conocerlo y conversar con él, creo que podría aprender mucho de alguien que se ha dedicado con tanto esmero al saber como él.
Saludos,
Estimado Raúl:
Me parece que el trabajo filosófico requiere tiempo de meditación, y uno demora tiempo en asumir posiciones en los debates. Destaco en tu pathos filosófico ese ánimo por dialogar con agudeza y ponderación, sin militancias precipitadas.
Yo también creo que lo mejor es leer a Sandel – o a cualquier autor – sin que nadie te lo explique. Que nada sustituya tu encuentro personal con el texto mismo.
El Dr. Giusti es quien conoce de manera más rigurosa este debate. Como te decía, es además un genuino conocedor de Hegel. De repente hay una oportunidad para que lo conozcas y converses con él en la PUCP. Él fue mi asesor de tesis, es un muy buen amigo, y es un verdadero maestro en los temas de filosofía práctica.
Saludos,
Gonzalo.
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