lunes, 7 de julio de 2008

EL CASO PUCP: UNA NOTA AL PIE DE PÁGINA


Gonzalo Gamio Gehri

La semana pasada publiqué un
post sobre el inaceptable intento de captura de la PUCP por parte de la facción más ultramontana de la Iglesia Católica. El tema me preocupa y me indigna como miembro de la comunidad de la PUCP y como católico, porque considero que quienes quieren intervenir mi Alma Mater están animados por cuestiones más mundanas – poder, consideraciones económicas, control sobre el pensamiento – y están utilizando la cuestión religiosa como una herramienta. Abordaba el asunto desde diversos frentes, desde la convicción de que no se trata exclusivamente de un asunto legal. Basé mis reflexiones en el importante estudio de Marcial Rubio, Universidad y Autonomía. En defensa de la PUCP y de una nota periodística de Enrique Patriau, titulada La Amenaza de Cipriani. Me gustaría ahora examinar brevemente dos cartas que sobre el tema se publican ayer en el suplemento dominical de La República.

La primera es firmada por Luis Enrique Cam, Director de la Oficina de Información del Opus Dei en el Perú. El autor de la misiva sostiene que “Reafirmamos que la acusación de que el Opus Dei quiera intervenir en la PUCP es absolutamente falsa. Como ya hemos dicho en reiteradas ocasiones, si el Opus Dei tuviera algún interés lo diría abiertamente. Prueba de ello es que el Opus Dei no oculta su vinculación con diversos centros educativos y académicos”. Lo que la carta pretende dejar claro es que
no se trataría en principio de una iniciativa institucional del Opus Dei, sino acaso de una iniciativa personal del Cardenal o un proyecto de la actual administración del Arzobispado. La preocupación que expresa la nota periodística va por allí también. Sabido es – sin embargo – que iniciativas similares en otros lugares académicos cuentan con la colaboración (probablemente personal, no estoy insinuando lo contrario) de muchos miembros de aquella Prelatura. En fin, la carta parece clara, y la institución mencionada ha hecho el deslinde del caso. El tiempo pondrá de manifiesto con mayor claridad las posiciones existentes.

La segunda carta me parece muy interesante. La firma Hugo Olivero Corzo, que declara estudiar en la Universidad Sedes Sapientiae, fundada – según entiendo – gracias a una iniciativa de la Congregación Católica Comunión y Liberación. La carta de Olivero aboga por una universidad católica claramente confesional, una institución cuya "naturaleza" supone una serie de compromisos religiosos que le ponen límites diversos a la investigación y al trabajo artístico. El texto está lleno de confusiones y lugares comunes.


“La PUCP es universidad y es católica, les guste o no a los estudiantes y profesores ‘intelectualoides’. Separar lo uno de lo otro no es más que una jugada para darle apertura a toda clase de corrientes que se empecinan en desaparecer cualquier atisbo de moral o religiosidad”.


Lo de ‘intelectualoides’ es un tópico un tanto ridículo, una etiqueta que sólo se usa para descalificar. Debería ser más explícito respecto de a qué o a quiénes se refiere. Quizás para el señor Olivero los alumnos y profesores ‘intelectualoides’ son aquellos estudiantes o académicos que tienen la “insolencia” de desarrollar temas y argumentos que a cierta jerarquía le parecen impertinentes en una universidad católica: ¿Temas de Derechos Humanos, institucionalidad política, o cuestiones de género, por ejemplo? Es posible que para el autor estos temas suponen una apertura a “corrientes que se empecinan en desaparecer cualquier atisbo de moral o religiosidad”. Los datos que ofrece la carta son muy pocos para considerarlo. De todos modos, siempre me ha parecido que cierta “ortodoxia” conservadora se pelea con fantasmas, y no con académicos y perspectivas reales. Los defensores del pluralismo les parecen “relativistas”, es decir, aquellos seres inexistentes que piensan que "todo vale" (¿?), la secularización – en lugar de ser concebida como lo que es, el desplazamiento del sentido del actuar humano hacia el horizonte del tiempo ordinario, un movimiento convergente con el cristianismo – es identificada erróneamente con la “irreligiosidad” más chata. Identifican la cultura moderna, democracia liberal con el libertinaje moral – o con el paroxismo del mercado, el temido "relativismo", etc. -, y opiniones similares, infundadas o basadas en el prejuicio. Los sectores más conservadores a veces parecen insinuar que evaluar críticamente los argumentos y puntos de vista es casi una tarea "repugnante" para las tradiciones (piensan que eso es propio de "intelectualoides", que "piensan demasiado", que esa libertad de pensamiento conduce a la "perdición", a destruir "cualquier atisbo de moral o religiosidad”); por eso confunden las universidades con centros de adoctrinamiento que presuntamente imparten "valores", pero no los examinan ¿Es eso "formación"? ¿Qué clase de ciudadanos, profesionales, creyentes o seres humanos están "educando"? Sin duda no espíritus críticos y autoconscientes, capaces de elegir sus compromisos, y de labrar su destino.

Líneas abajo, la carta describe conmovedoramente algunos detalles de su caricaturesca y conmovedora concepción fundamentalista de una ‘universidad católica’.


“Yo pregunto: ¿es tan malo eso? ¿es funesto para la educación una universidad auténticamente católica? Obviamente muchos se imaginan a Cipriani maquinando en la PUCP, pero lo cierto es que hay muchas cosas que deben corregirse en ella como, por ejemplo, las clases de arte en donde se desnudan chicas para ser retratadas ante las risas y miradas curiosas de sus compañeros. No es para escandalizarse, pero de acuerdo con la Iglesia y la Biblia, eso no está bien”.


La candidez del argumento hasta provoca una cierta ternura, sino fuese porque detrás de posiciones como ésta encontramos el viejo anhelo de control sobre la investigación, el veto de temas, la prohibición de libros, o la sujeción del arte. El falso dilema del fundamentalista. Nuestro amigo no distingue entre el estudio del cuerpo humano – fundamental para la formación del pintor, el escultor, y cualquier artista plástico – y algún afán pornográfico, o incluso la curiosidad adolescente frente al cuerpo descubierto. Este es un asunto serio, profesional. Hay que contarle al joven Olivero que para un artista plástico es fundamental representar un desnudo humano para comprender rigurosamente la estructura del sistema óseo y muscular, que no basta con mirar El Discóbolo o los comics de Batman. Se necesita representar en pintura y escultura los cuerpos de seres humanos jóvenes y viejos, gordos y delgados, hombres y mujeres, para que un artista plástico comprenda la estructura del cuerpo humano. Eso cualquier profesor de la especialidad de artes plásticas puede decírselo. Seguramente muchos de mis colegas de la Facultad de Arte habrán leído con cierta gracia las especulaciones de este joven. Más allá del ejemplo citado, llama la atención hasta qué punto ciertas consideraciones extra-académicas pueden ponerle cortapisas al quehacer universitario en materia de investigación artística y científica. Y que, ante esa evidente y bizarra vocación por la intromisión en la búsqueda del conocimiento y la expresión (y el cultivo de la libertad de pensar), algunas personas no sientan el menor rubor.

27 comentarios:

alonso dijo...

Gonzalo: destacable que hayas publicado un post sobre estas dos cartas. Realmente la carta del señor Olivero se pasa. Su concepción de una "Universidad Católica" es, perdoname la expresión, primitiva. Eso de evitar la desnudez en la facultad de arte es como que en la facultad de historia quieran hacernos creer que, literalmente, Moisés separó las aguas del Mar Rojo. Es sabido que es una metáfora de la Biblia nada más. Creo que al señor Olivero le encantaría que los estudiantes de arte estudiaran la fisonomía humana con las tapadas limeñas del siglo XVII. Sigamos defendiendo a la Universidad de los ataques del señor Cipriani y sus seguidores. ¡QUÉ VIVA LA INDEPENDENCIA DE LA UNIVERSIDAD!

Alonso Campos

Carlos Eduardo Pérez Crespo dijo...

Estimado Gonzalo,

Tengo un comentario que hace mucho quería mencionar con respecto a la defensa de la autonomía y la pluralidad de la PUCP.

Me parece que no sueles tocar los problemas internos que están aconteciendo en nuestra querida universidad.

Uno de ellos es la pérdida de áreas verdes con las inmesas construcciones: desde que ingresé hasta el día de hoy veo menos parques y más edificios.

Otro tema es el de la pésima calidad de la comida, lo cual nos ha llevado a muchos a comer en nuestras casas o llevar nuestra propia comida a la universidad.

Y finalmente, para no hacer esto más extenso con el precio de las boletas, la baja exigencia académica de los últimos años. Me da la impresión de que ahora la universidad tiene más alumnos pero a costa de la pérdida de la exigencia en lecturas, exámenes, etc.

Sé que me dirás que ese no es el tema, pero en realidad quisiera expresar que la universidad no es perfecta y que no hay por qué idealizarla demasiado. Tenemos muchos problemas internos como los que acabo de mencionar.

Por supuesto! defendemos y exijamos nuestra autonomía (eso los alumnos no lo discutimos) pero también pedimos una buena educación, que podría ser mejor a la que es ahora.

Ah! y por último (la de taquito) dudo mucho de la pluralidad y tolerancia en la universidad. Varias amistades me han comentado que sus comentarios en PuntoEdu no han sido publicados cuando no van acorde a la línea de la universidad. Ese es otro punto que debe mejorar.

Todo sea por el bien de nuestra universidad.

Saludos!

Carlos P.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Alonso:

Muchas gracias por tu comentario. De acuerdo contigo. No cabe que sectores ajenos a la vida universitaria planteen condiciones que limiten la vida académica de la institución.

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Carlos:

De acuerdo contigo en que la PUCP no es perfecta, y que hay que resolver problemas. La cosa es que esos problemas se pueden resolver desde la legalidad con la que cuenta la PUCP libre y plural que conocemos. Las autoridades cambiarán, vendrán otros proyectos, etc. La invasión cardenalicia no resuelve nada: sólo destruye lo que es esencial en una Universidad, el contar con libertad y espacios de diálogo desde los cuales cultivar el conocimiento y la reflexión.

Saludos,
Gonzalo.

LuchinG dijo...

A mi lo que realmente me extrañó es que el dominical de la República no contestó a la segunda carta lo que has puesto tú.

Alfredo P. dijo...

El que sea una universidad católica implica que tiene una serie de principios y de valores a los cuáles se debe.
Prefiero un centro con principios y valores que un lugar en donde "todo vale".
Uno puede ser tolerante con opiniones y formas de pensar distintas, pero debe tener en claro cuál es su posición y en los últimos años la PUCP parece hallarse en una suerte de duda respecto a la suya y esto no le hace bien a la universidad.
¿O acaso planteas que una universidad católica permita posiciones a favor del aborto, de la homosexualidad o de la lucha de clases y que frente a estos temas no defienda una posición acorde con su fe?.
Muchos de los terroristas que estrallaron sus aviones contra las Torres Gemelas eran egresados de la Universidad de Hamburgo, la universidad más tolerante de Europa; tan tolerante que pudo albergar y formar a esos monstruos en su campus, ¿quieres lo mismo para la PUCP?.
Finalmente no has respondido a mi pregunta formulada en post anterior: el caso de la administración de la PUCP está pendiente de una sentencia judicial:¿aceptarías la sentencia si esta es desfavorable a los intereses que defiendes?.

Gonzalo Gamio dijo...

La PUCP se ha manifestado institucionalmente en Defensa de la vida en múltiples opotunidades (esterilizaciones bajo el fujimorato, DDHH, etc.). Tus alusiones al "todo vale" son falsas o malintencionadas. En todo caso, responden a un desconocimiento acerca de los pronunciamientos de la PUCP.

Por otro lado, un centro que cultiva la investigación y el amor por los argumentos no promueve el “todo vale”. Quien plantea el “todo vale” no consiente la crítica y la argumentación.

Por otro lado, Un centro que cultiva la investigación y el amor por los argumentos como la PUCP rechaza toda apología de la violencia y de la supresión de la libertad. Sobre ello siempre la PUCP ha alzado su voz enfáticamente: respalda la democracia y los DDHH.

Gonzalo Gamio dijo...

¿Qué quieres que te diga?

Prácticamente parece una hipótesis de novela fantástica. Si no se observan vicios en el proceso, podría ser.

Pero es prácticamente imposible. La posición de la PUCP es perfectamente sólida ¿Por Qué crees que - a pesar de los anuncios - la resolución de la segunda instancia todavía no sale? La piosición de la PUCP tal y como se plantea en esos dos libros - sí, esos que Espá critica sin haber leído - es jurídicamente consistente. Ya Perú 21 señaló en su momento los indicios de la presencia de influencias en la primera instancia.

Ningún Arzobispo de Lima había intentado intervenir la PUCP. Todos fueron respetuosos de su autoomía y de la legalidad. Solamente la actual administración del Arzobispado ha emprendido esta triste e ilegítima aventura.

Confiamos en que la PUCP supere este penoso conato de ataque contra ella.

Anónimo dijo...

Me sorprende el tipo de argmentación de Alfredo P. Un poco blanco/negro, no crees? Valores y principios se oponen a "todo vale". No hay nada intermedio, ni hay diferentes modos de interpretar esos valores y principios. Igualmente, es un error lógico concluir que porque en la universidad de Hamburgo estudiaron lo que atacaron las torres genelas, y dado que esa universidad es tolerante, esa tolerancia es la "causa" de que esas personas hayan atacado las torres. Eso no resiste el menor análisis lógico. Ojala fueramos todos mas conscientes (especialmente Alfredo P.) de como las formas de pensar y las ideas que uno ya tiene influyen en sus sistemas lógicos y en lo que acepta como evidencia para confirmar aqullo que ya cree (sesgo de confirmación, lo llaman los psicólogos).

Gonzalo Gamio dijo...

Hola Susana:

Gracias por tu mensaje. Impecable tu argumentación. En efecto, Alfredo P. no sólo está divorciado del sentido común, también está reñido con la lógica formal. Considerar la tolerancia como un valor universal no significa que "todo valga": es precisamente al revés. Creo que el Sr. Alfredo P. tiene que volver a leer a Platón (si es que lo leyó - ¿o quizás no lo leyó porque Platón pudo haber sido "homosexual", o "colectivista"? -). Esas dicotomías absolutas sólo las asumen los FUNDAMENTALISTAS (o mis creencias son incuestionables, o "todo vale"). Y su "silogismo" sobre las torres es de risa.

Un abrazo,
Gonzalo.

Daniel Salas dijo...

Hola, Gonzalo. Permíteme responderle a Alfredo P:

Señor Alfredo P: No, ni "todo vale" ni "vale todo". Pero esa es justamente la posición DE USTED al defender en varios comentarios los crímenes perpetrados por las Fuerzas Armadas. El "vale todo" es una idea fujimorista que ha degradado la vida pública y nos contamina hasta ahora, siete años después de su caída. En efecto, hay gente que piensa que "en política no hay que ser ingenuos" y otros que sostienen que son legítimos los crímenes "por razones de Estado". Le recuerdo que fue Fujimori el gobierno en el que prosperó Laura Bozzo, ejemplo de inmoralidad e indignidad. Fue durante el gobierno de Fujimori en que se envió a nuestros soldados a pelear en condiciones precarias, mientras Montesinos y los generales se llenaban los bolsillos con la compra de armas obsoletas. Fue durante el gobierno de Fujimori que se robó y se expolió al Estado como nunca antes se había hecho. Fue durante el gobierno de Fujimori que se sobornó, se mintió y se extorsionó. No, el "todo vale" es el principio moral de Fujimori y del cardenal Cipriani y debe ser rechazado.

La defensa de la esfera moral y la lucha contra la degradación es impulsada justamente desde la universidad, ese lugar en donde se dialoga con argumentos y se evalúan las ideas con rigor. La tolerancia universitaria no es el principio de que "todo vale" sino la actitud honesta de que la solución a un problema no debe imponerse restricciones. Quienes no lo entienden así no lo hacen por mero moralismo, no seamos ingenuos. Lo hacen porque anhelan el poder, porque odian y envidian la inteligencia.

Anónimo dijo...

jajaj Gonzalo... para ti toda argumentacion es impecable siempre y cuando te defienda o no este en contra de lo que dices... de lo contrario es malintencionada, o de enanos mentales como le gusta decir a la senhorita susana ...parece que siempre tuvieras la razon, Dios, nunca cedes en nada... debes ser un genio de la modernidad.

Dame un autografo

Pedo Roy

Gonzalo Gamio dijo...

Pedro:

Me sorprende un poco tu comentario. La sorna sobra, y no sé de dónde proviene, ni la razón de ello. Siempre he sido dialogante, en mis escritos, en mi blog, y en clase; incluso con profesores con quienes discrepo profundamente, como Eduardo Hernando, existe un clima de cordialidad, apertura y diálogo. No entiendo a qué viene tu comentario. Para juzgar un juicio como “impecable”, sólo hay que evaluar la razonabilidad y la consistencia lógica del mismo. Susana está señalando inconsistencias formales y distorsiones en argumentos de ‘causalidad’ que están más allá de la posición política de cada uno: son cuestiones de FUNDAMENTACIÓN. Si hay algún error formal en su crítica – o en la mía – házmelo saber, y exhibe tus argumentos. Será un gusto dialogar.

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Daniel:

Muy interesante y agudo tu comentario. Iluminador. Ciertamente, la inconsistencia de la posición de Alfredo P. ya toca el ámbito moral, por su abierta condescendencia con crímenes de lesa humanidad y violación del Estado de Derecho. Eso si es el “todo vale” que el Sr. P. dice criticar.

En contraste, una Universidad que promueve la investigación libre, los principios de diálogo y pluralismo defiende un universalismo moral bastante sano. Es el caso de la PUCP.

Saludos,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

Gonzalo, nuevamente muy interesante tu comentario. Adicionalmente, me parece interesante el comentario de Alfredo P. Por un aspecto negativo y uno positivo.
El negativo es por la forma argumentativa que busca el descrédito del interlocutor. Una dinámica de buscar en un grupo una oveja negra y con ello concluir que todo el conjunto es oveja negra. Espero no se ofenda, pero bajo su argumentación, el debería admitir que tampoco en la universidad se debiera alentar los valores que el llama católicos, porque siguiendo su lógica de razonamiento, puede llevar al formación de pedófilos como en EEUU. Sin embargo, como punto de partida, debiéramos convenir que ni ser una universidad que el llamada tolerante forma terrorista ni el catolicismo incentiva a la pedofilia. ¡ No nos desacreditemos !.
El lado positivo de su discurso es la búsqueda de una identidad como Universidad Católica. En ese sentido, debiéramos no solo decir que no es una Universidad Católica, cuestión en la que concuerdo contigo Gonzalo, pero ¿qué es?. De hecho, de la Universidad que estamos hablando es una Católica, no la Universidad de Pando. Por tanto debiéramos identificar un “un algo” distintivo que la haga digna de tener ese nombre. Creo que en el fondo esa es la preocupación de los comentarios contrarios a tu Blog.
Si concordamos con ellos en que debiera tener algo diferente, podríamos ayudarnos a buscar la respuesta. Como primera aproximación, a la cual espero críticas para llegar a una respuesta en conjunto, diría que ese algo diferente es el espacio donde la razón y la fe puedan dialogar (no imponerse). Si fuera un centro de adoctrinamiento, no tendría derecho a llamarse Universidad, pero si no tuviera ese componente de “fe” no tendría derecho a llamarse Católica. Pero, ¿cómo se puede instrumentalizar?. Creo que a través de dos aspectos (y que la Universidad Católica los tiene):
1. En su campus existe la facultad de teología, lo cual apoya el hecho que razón y fe dialogan.
2. Los estudiantes llevan un curso de Teología, al meno en mis tiempos era así (1986).
Esas dos condiciones son las que dan derecho y hacen la diferencia entre una Universidad a secas, y una Universidad Católica, conservando la pluralidad y garantizando que en esa pluralidad se escuche (no se imponga) una voz de fe, en el ámbito que le corresponde.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado José:

De acuerdo contigo. La PUCP sí examina la relación Razón - Fe, como atestiguan sus pronunciamientos públicos, las conferencias y los libros sobre la materia que desde ella se producen. El hecho de que en cada especialidad se dicta al menos un curso de teología (y un segundo en Estudios Generales), y la existencia de un Departamento (no una facultad) de Teología. La idea es que la fe y la razón dialoguen sin desmerecerse.

Un abrazo,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

Cuando estaba en la secundaria, un día el cura que daba clases de religión se dedicó a dar pruebas de la divinidad de Cristo. Una de ellas es que Dios era perfecto, y que un atributo de la perfección era la existencia; la otra no la recuerdo, y la última es que Cristo era la única persona que había logrado dividir la historia en dos, antes de Cristo y después de Cristo.

En cuarto de media yo no tenía como refutar los dos primeros argumentos, que ahora veo como juegos de palabras. Pero levanté la mano y le dije que el tercer argumento no valía porque si Cristo había dividido la historia en dos es porque el cristianismo se difundió en Europa y los europeos conquistaron medio mundo, y que si los turcos o los moros hubieran conquistado Europa, hoy seríamos musulmanes.

La clase se quedó en silencio. El padre Romeo Luna Victoria me miró con los ojos brillantes... Parecía a punto de explotar... De repente dijo en voz alta, a la clase, casi gritando, "así me gusta, que los cristianos no se dejen engañar ni siquiera por los falsos argumentos a favor del cristianismo"

El padre Luna Victoria (qepd) no era exactamente una persona que podría considerarse cercana al OD, pero después de esta anécdota que acabo de contarles, nadie podrá borrar la imagen de integridad intelectual que tengo de él.

La PUCP no malogró la imagen que formé en la secundaria del intelectual católico. La PUCP siempre estuvo a la altura de mis expectativas. Si el señor Cipriani, actual arzobispo de Lima, logra meter la cuña en la PUCP, es más lo que la iglesia católica va a perder que lo que va a ganar.

La iglesia católica va a perder el apoyo de muchos excelentes intelectuales, que probablemente llevarán su fe en el ámbito privado más que en el institucional. La iglesia católica va a perder futuras generaciones de gente inteligente, con iniciativa y espíritu crítico. La iglesia católica se llenará de gente que no podrá responder inteligentemente cuando se le pregunte por qué dedicó toda su vida a seguir los mandatos de la institución eclesiástica en lugar de hacer uso de los talentos que se les dio.

La inteligencia y la libertad son dos propiedades del ser humano, son dos cualidades dadas, donadas por Dios a los hombres. Ni Cipriani ni la Iglesia tienen derecho a coartar el ejercicio de la inteligencia y la libertad.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Uzumaki:

Gracias por tu mensaje. Has desarrollado una defensa cristiana - muy sentida - de la libertad de pensamiento en sentido estricto. Concuerdo con tu posición.

Saludos,
Gonzalo.

Jubo dijo...

ESTIMADO SEÑOR GAMIO: LE INVITO A LEER MI RESPUESTA A SU ARTÍCULO DEL BLOG DONDE ME DESPOTRICA A DIESTRA Y SINIESTRA RELLENANDO VACÍOS DONDE LA PRUDENCIA HUBIERA EXIGIDO UN POCO MENOS DE AVENTURA. SÍ, SOY EL AUTOR DE LA SEGUNDA CARTA APARECIDA EN EL DIARIO LA REPÚBLICA, SOY UNA PERSONA DE CARNE Y HUESO Y NO UNA MANO NEGRA.
RESPETO MUCHO EL QUE UN FILÓSOFO SE HAYA DIGNADO A OPINAR SOBRE MI CARTA. AHORA PROSEGUIRÉ A CONTESTARLE Y ACLARAR SUS DUDAS, ESPERO MÁS ATAQUES, JEJEJE... ES DECIR, RESPUESTAS.
CORDIALMENTE
HUGO OLIVERO (EN PERSONA ;) )

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Hugo:

Nunca pensé que usted era una "mano negra", sino un joven que tiene - con todo derecho - una imagen tradicionalista de una "universidad católica", imagen que he criticado en buena ley, y con buenos términos. Leeré su réplica con mucho gusto.

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Hugo:

Leí su respuesta. Lo felicito por su claridad y buena pluma. Bueno, discrepamos en torno a lo que sea una universidad católica, y al tema de la desnudez en el arte (no creo en separar por sexos a los artistas o en ir a la morgue, eso más bien me parece un poco fuerte), pero la discrepancia es valiosa, y hay que cultivarlo con respeto y disposición al diálogo. Ese es un valor que se pone en peligro cuando se quiere imponer una única visión en una universidad.

Yo mismo soy católico (aunque por allí un talibán que se escuda en el anonimato me agrede porque he señalado que hace algunos domingos no voy a misa, porque estoy buscando una misa más comunitaria), pero creo que el cultivo de la fe tiene que ir de la mano con el respeto a la diversidad. Como usted, estoy en contra del aborto y en favor de klos Derechos Humanos, pero creo que son temas que debemos afrontar racionalmente, como debe ser.

Para mí será un gusto mostrarle la PUCP y conversar con usted cuando quiera.

Saludos,
Gonzalo.

LuchinG dijo...

Uzumaki: ¿Te explicó el padre por qué el primer argumento también es falso?

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Hugo:

Solamente un punto más. Me parece que tu juicio sobre los estudiantes de la PUCP debe replantearse. Dices que “los ánimos en la PUCP están muy exaltados por prejuicios de toda índole entre jóvenes que no tienen idea de lo que significa el que su universidad sea católica y más bien, rebeldes y novatos, se quieren meter a protestar por lo que sea. Ojala tuvieran un by pass cerca para poder dirigir sus “energías protestativas” en cosas verdaderamente productivas.”. Que los ánimos están exaltados es cierto, porque lo que está en juego es la autonomía universitaria, y el pluralismo que ha hecho de la PUCP una excelente universidad. Pero no creas que en la PUCP no se sabe lo que es una universidad católica, siempre se ha sabido. El diálogo entre razón y fe – abierto, sin cortapisas ni subordinaciones – ha sido una constante en las conferencias y las clases. La PUCP cuenta con un Centro de Asesoría Pastoral, y el curso de teología es obligatorio en todas las facultades. La relación con todos los arzobispos de Lima en materia de la vida universitaria siempre ha sido óptima, con excepción del actual arzobispo. Finalmente, la preocupación de estudiantes y docentes no tiene que ver con las “hormonas”, sino con el derecho que tiene la PUCP ha decidir sobre su patrimonio y sobre la materia de su quehacer académico.


Saludos,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

Estimado Jubo

Lei su respuesta en su blog, pero respondo acá porque prefiero conservar el anonimato, y su blog no da esa alternativa.

A veces la falta de mundo puede ser un problema; por ejemplo, al usar la palabra "intelectualoides" para designar a un grupo indeterminado de personas cuya característica común es estar en desacuerdo con uno y tener, por razón de su trabajo, presencia en la vida académica o cultural del país. El problema es que siempre son grupos radicales los que tienen alergia a los intelectuales: los nazis y fascistas, los estalinistas, los maoístas, las teocracias del medio oriente, la falange española, el fujimorismo, el senderismo, los seguidores de McCarthy, etc, etc, etc. pero creo en su buena fe, y que criticó a un grupo indeterminado de intelectuales sin conocer el contexto del lenguaje que usaba. No le debe sorprender que lo llamen fundamentalista, dada la historia de su lenguaje y de sus argumentos.

Segundo, la misión de una universidad católica... Usted menciona que hay una, sin embargo, eso no es cierto. No es artículo de fe, sino acuerdo institucional. El camino a la Gracia no es uno, como sabría si se tomara el tiempo de leer los estatutos de las muchas universidades católicas del mundo: cada una concibe su misión de forma diferente, es más, cada una define una misión propia y diferente.

En tercer lugar, la frase "ser consecuente con la doctrina" tiene muchos significados diferentes, de acuerdo con quién la diga, dónde, cuándo y cómo. Es posible en una universidad católica que haya representantes de tres o cuatro posiciones teológicas activamente diferentes entre sí? Si su respuestas es sí, entonces estamos de acuerdo, pero entonces hay que asumir también el compromiso de defender la libertad de pensamiento.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Uchiha:

Completamente de acuerdo contigo. El catolicismo tiene un horizonte de pluralidad de perspectivas que también hay que preservar.

Si una Universidad deja el rigor científico y no se converte en un espacio de libertad y de diálogo racional, deja de ser propiamente una Universidad.

Saludos,
Gonzalo.

Jubo dijo...

Me divierto y aprendo... pero "ser consecuente con la doctrina" para mi tiene un sólo significado y creo que es: no caer en contradicciones con lo que se enseña. Lo demás depende de cada universidad. No se a que te refieres con eso de que en una universidad católica "hayan representantes de tres o cuatro posiciones teológicas activamente diferentes entre sí", pero la doctrina católica es igual para la iglesia de Mongolia como para la de Azerbaiyán, asi que no te confundas, o perdóname lo que te digo, no trates de confundir. Aplaudo y respeto la libertad de pensamiento, pero no aceptar costumbres o conductas que nada tienen que ver con lo que se enseña. Esto no significa que abogue por la censura, porque como dije antes, es importante formar personas críticas antes que personas taradas.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Jubo:

Gracias por tu mensaje.

En este punto yo estoy más cerca de lo dicho por Uchiha. Tienes que distinguir entre la teología - la reflexión racional sobre la Revelación - y la doctrina, cuyo núcleo está constituido por un conjunto determinado de dogmas y principios morales que comparten los católicos, y que es motivo de diálogo. Existen diferentes teologías católicas, no hay una teología o filosofía oficial. Una universidad católica tiene que promover el diálogo entre las diferentes sistemas de pensamiento, no patrocinar una única y monolítica teología. De lo contrario, ya no es Universidad.

Trata de matizar un poco tu posición, ello NO pondrá en peligro tu fe, y además te protegerá contra la intolerancia.

Saludos,
Gonzalo.