sábado, 7 de abril de 2007

LA CVR Y LA OPCIÓN POR LA VERDAD






Gonzalo Gamio Gehri


Se han cumplido ya más de tres años desde que la Comisión de la Verdad y la Reconciliación presentó su Informe Final a la sociedad peruana. El país recuerda el hecho, una vez más, en medio de la polémica y la incertidumbre. Las víctimas de la violencia y un sector mayoritario de la sociedad civil perseveran en la lucha democrática por la justicia y la reparación de los afectados, mientras que buena parte de los políticos y cierta prensa dirigen sus baterías una vez más contra los ex comisionados, y contra un informe que puso de manifiesto la magnitud de la tragedia vivida en medio de la indiferencia del “Perú oficial”. El gobierno peruano ha asumido a su vez una actitud ambigua frente al documento: de un lado, resulta esperanzador que el primer ministro Jorge del Castillo haya anunciado medidas orientadas al cumplimiento del Plan Integral de Reparaciones; de otro, el silencio del discurso presidencial frente al tema de los Derechos Humanos, la complacencia del oficialismo frente a la campaña populista en pro de la pena de muerte y su desconcertante proximidad con el fujimorismo fortalecen el escepticismo de quienes razonablemente dudamos acerca de la buena voluntad de la nueva administración respecto a la aplicación de las reformas propuestas por la CVR.

Es que – más allá de los buenos gestos del primer ministro – las circunstancias se han manifestado contrarias a la causa de la verdad y la justicia: después de tres años de entregado el informe, las únicas personas que han sido efectivamente procesadas a causa del documento han sido los propios ex comisionados, denunciados injustamente ante los tribunales por militares en retiro involucrados en la dirección de las antiguas zonas de emergencia y por políticos vinculados a la dictadura fujimorista. La CVR ha sido víctima de una sistemática campaña de demolición, que va desde el ataque mediático difamatorio hasta las cobardes amenazas anónimas, una campaña orquestada por quienes se esfuerzan por asegurar el imperio de una “historia oficial” que manipula las cifras y encubre la faz de los perpetradores. Ellos no le perdonan a la CVR el haber escuchado la voz de quienes fueron golpeados por el terror subversivo o por la represión militar o policial, no fueron acogidos por el Estado y las instituciones sociales cuando denunciaron la desaparición de los suyos, y exigieron se castigue a los culpables. Prácticamente el grueso de nuestra autodenominada “clase dirigente” ha demandado que simplemente se guarde silencio frente al clamor de las víctimas.

No obstante, el silencio no cicatriza las heridas, ni restaura el tejido social dañado por la violencia, la exclusión y el menosprecio. “Hay una amarguísima fábula moral oculta bajo la masa de hechos conocidos y por conocer” – sostiene Salomón Lerner en La Rebelión de la Memoria – que debemos descifrar para lograr que nuestra patria se convierta en “un recinto de realización humana para todos”. La ansiada reconciliación y el fortalecimiento del sistema democrático no podrán hacerse efectivos mientras el trabajo de la memoria y la justicia permanezca pendiente. Ante este desafío, nuestra “clase dirigente” ha elegido sistemáticamente mirar hacia otro lado y no exponerse a perder réditos políticos examinándose en el reflejo crítico de la historia. Lo suyo no ha sido, ni parece ser la opción por la verdad: muchos apuestan por el olvido y la impunidad.

Podremos descubrir en los próximos meses qué dirección tomará la política del gobierno en torno a las recomendaciones de la CVR, si se concretará el proyecto anunciado por la PCM o prevalecerá la voluntad del entorno presidencial (integrado por no pocos detractores del trabajo de la CVR), escasamente comprometido con la agenda de la transición democrática. De todos modos, sabemos que – por fortuna – la vida cívica no se reduce a los quehaceres de la “clase política”: las instituciones de la sociedad civil han asumido con valentía y lucidez la opción por la recuperación de la memoria. Universidades, escuelas e iglesias han recurrido ya al Informe Final como fuente de reflexión crítica y discusión en torno a los nudos de nuestra historia reciente y a las posibilidades de la reconstrucción democrática en el país. Esa clase de trabajo ético constituye un momento decisivo en la puesta en marcha del proceso de reconciliación.

2 comentarios:

Ricardo Milla dijo...

Tampoco es que sean lo ex-comisionados los martires de la defensa del desvalido, hay varios casos de crimenes de lesa humanidad y contra los DD.HH. que no fueron tomados en cuenta por la CVR. En torno al tema CVR se exagera tanto para bien como para mal, es una cuestión muy caricaturizada, tampoco se debe satanizar, hay aciertos sí, pero también lagunas y equivocos, como toda obra humana, tampoco es que el IF sea un dogma de fe y que contiene toda la Verdad, es medio pretensioso que se le diga comisión de la Verdad, y bueno de reconcilición poco se ha logrado hasta ahora, ya sea por las mismas lagunas del IF y tmabién por las quejas de sus opositores, además seuna medio arentiano el nombre mismo de la comisión, y talvez es algo en que ni la judia misma pudo realizar en torno al tema de verdad y reconciliación de la historia última de su pueblo, pero eso es otro tema, aunque, creo yo, muy ligado a este.
No se trata de ver quien está en lo cierto o no, hay gente que hizo mal y que debe ser sancionada y gente que es victima y debe ser reparada más allá de una platita.
La acción debe ser efectiva, ya se debe parar los debates meramente hermeneuticos, casi no ha habido un dialago, el tema en torno a la CVR se ha convertido en aquella incapacidad de diálogo de la que habla Gadamer, se ha discutido en idiomas distintos, creo que eso debe ser ya superado, luego de 4 años ya es hora de que ambos 'bandos' se calmen, porque lamentablemente esa comisión creó, haya querido o no, separación más que reconciliación.
Saludos.

Gonzalo Gamio dijo...

Bueno, yo diría que los comisionados se han jugado la vida al elaborar un Informe riguroso que no ha sido del agrado de sectores poderosos que han intervenido en la "dirección " de los destinos del país....algunos de ellos han sido amenazados, por si no lo sabes.

En ningún momento la CVR ha pretendido dar la "última palabra" sobre este tema, eso lo encontrarás en la Introducción del Tomo I.

La Reconciliación es un proceso histórico que queda en manos de las instituciones y los ciudadanos. La CVR jamás se propuso "cobnsumar" una reconciliación.... eso también lo encontrarás en la Introducción del Tomo I (conceptos fundamentales).

Pretender 'verdad' sobre temas de justicia siempre 'divide' (al principio)....el tema es discutir el Informe. Y los opositores NI SIQUIERA LO HAN LEIDO.

Finalmente, expresarse de Arendt como "la judía" puede sonar ofensivo.

Saludos,
Gonzalo.