martes, 25 de octubre de 2016

"METAS DEL PERÚ AL BICENTENARIO"






Gonzalo Gamio Gehri

Hace algún tiempo el Consorcio de Universidades publicó el libro Metas del Perú hacia el Bicentenario, un conjunto de reflexiones y propuestas – elaboradas por diferentes investigadores y académicos de múltiples disciplinas – para nuestra República en 2021. Los temas son diversos: Agricultura, minería y ambiente, pesca, educación e innovación tecnológica, pobreza y desigualdad, capital humano y productividad, política económica, desarrollo sustentable, infraestructura, inseguridad, anticorrupción y transparencia.

Participé en la redacción de este volumen con un ensayo sobre el combate a la corrupción, Reflexiones filosóficas sobre la formación en ética pública y la lucha contra la corrupción. En ese artículo examino el concepto de corrupción, en una formulación que permite rastrear su presencia no solamente en el ámbito público – la típica definición que alude exclusivamente al “uso privado del bien público”  -, sino asimismo en los escenarios del mercado y las instituciones sociales. Luego se discute el modelo educativo propicio para la prevención cívica de los delitos de corrupción y el cultivo del debate público. Es la pedagogía deliberativa (y no la llamada “educación en valores”) el paradigma apropiado para forjar prácticas democráticas.


jueves, 20 de octubre de 2016

ANOTACIONES SOBRE CONFLICTOS PRÁCTICOS Y ESCLARECIMIENTO NARRATIVO








Gonzalo Gamio Gehri



§  Las situaciones de “crisis” nos llevan a reformular nuestras interpretaciones acerca de nuestra vida y entorno social y político y, en ese sentido, a reconstruir - a la luz de las nuevas situaciones y pensamientos – las propias narrativas vitales; podría decirse que el examen crítico y la duda son disposiciones y procedimientos de carácter narrativo.

§  Luego de la experiencia de perplejidad que suscita el agotamiento de los recursos narrativos de las interpretaciones pasadas, el agente asume la tarea de reescribir el relato de la propia vida desde las exigencias del presente.

Las llamadas “crisis existenciales” – que tornan en problemático el ‘hilo conductor ordinario’ de nuestras vidas – tienen que ser interpretadas en términos de un conflicto narrativo, o más precisamente, en términos de un conflicto entre narrativas rivales.Un agente experimenta – en el contexto de situaciones biográficas particularmente difíciles – que la narrativa vital que ofrecía una interpretación consistente del curso de su vida en términos de la articulación de contextos, relaciones y el ordenamiento de los bienes que le dan una dirección se convierte en problemática o no puede dar cuenta del todo de las nuevas circunstancias y desafíos que tiene que afrontar.

El  agente va descubriendo un nuevo modo de plantear las cosas, su relación con su entorno, su relación con bienes que en otro tiempo juzgaba menos importantes para la vida. Una nueva narrativa – una nueva constelación de valores, creencias y (auto) interpretaciones – comienza a tomar fuerza como potencial articuladora de la ‘conducción’ de su vida.

Es posible juzgar la “superioridad racional” de una narrativa sobre otra desde la evaluación crítica de las transiciones. Situamos el conflicto de narrativas en una narrativa más amplia que contemple el pasaje de un esquema interpretativo a otro en términos de “progreso” o  “declive”. Tal cambio se expone narrativamente en términos de una transición a un nuevo esquema interpretativo que reporta alguna clase de “ganancia” en claridad, lucidez y complejidad, o nos permite “reducir el error” o “despejar confusiones”.Si me es posible caracterizar inteligiblemente el ‘tránsito’ de la narrativa A hacia otra B de modo que esto suponga para el agente el acceso a una comprensión mayor de su vida, de sus relaciones, de su orientación – el tránsito de una narrativa a otra permite desocultar aspectos de la experiencia que para A permanecían inadvertidos -, entonces podemos decir que B constituye una narrativa “razonablemente superior”.

Las condiciones para que esto pueda afirmarse sólidamente son dos: i) que los problemas, vacíos o enigmas que se plantean en A puedan encontrar en B argumentos que contribuyan a su esclarecimiento racional de una manera que no puede reproducirse desde A (a la vez que desde B podamos encontrar recursos dialécticos y argumentos que hagan posible plantear la resolución de sus propios enigmas posibles y potenciales vacíos); ii) que no nos sea posible reconstruir narrativamente con éxito el camino de la transición inversa (de B hacia A).

Esta “regla de superioridad racional” no supone – en ningún caso – que el tránsito de un relato hacia el otro signifique un acceso definitivo a la verdad. Decimos que una narrativa es válida cuando ofrece el mejor argumento bosquejado hasta ahora – en el contexto de la discusión -, en tanto ofrece interpretaciones rigurosas y plausibles que “echan luces” sobre asuntos en los que sus competidoras no tienen mucho que decir, y que son relevantes para la discusión.

Actitud falibilista frente a las propias interpretaciones. El acceso a una posición de mayor lucidez práctica el debate – la investigación – no se cierra de una vez y para siempre: siempre será posible que encontremos luego un nuevo argumento que reabran la discusión  y la indagación racional.

El incremento de la comprensión y el esclarecimiento de la práctica a la que está orientada constituyen las pautas de plausibilidad en el contexto de un conflicto de narrativas.

Nótese que se trata de ‘pautas hermenéuticas internas’ y no ‘criterios’; no  se pretende resolver la crisis “desde fuera”, desde algún parámetro externo extra-narrativo. Es por ello que el argumento de las transiciones se hace mucho más claro en contextos de la exploración crítica, sea biográfica o histórica.



miércoles, 12 de octubre de 2016

UNA NOTA SOBRE UN SISTEMA INSPIRADOR Y PRECARIO







Gonzalo Gamio Gehri

Un viejo político británico solía decir que “la democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás”. Winston Churchill era famoso por sus declaraciones sesudas y llenas de sarcasmo. Su juicio sobre la democracia entraña una lúcida lección. Se trata de una herramienta algo precaria – pues su estabilidad requiere de un sentido fuerte de ciudadanía y (por consiguiente) de instituciones sólidas respaldadas por los ciudadanos -, pero potencialmente eficaz para plantear y resolver conflictos al interior de la sociedad.

Churchill tiene razón cuando plantea su reflexión en un sentido comparativo. La democracia es un régimen político que se propone organizar el ejercicio del poder a partir de la vigencia de un sistema de derechos y libertades individuales, que incluyen la toma de decisiones basada en la deliberación pública y la alternancia de quienes desempeñan funciones de Estado. Aspira con ello a realizar nuestras expectativas de autonomía, de justicia y de bienestar. Los otros modelos que compiten con ella – el  ya derrotado fascismo y el comunismo – se han revelado totalitarios; ellos pretenden organizar la vida de los individuos sin el concurso de su propia opinión, a partir de un régimen de partido único o de Estado corporativista, sin espacio alguno para la discrepancia o la expresión del pensamiento. La sombra de Hitler y Stalin todavía rondaban el mundo, y el gobierno de Franco todavía ejercía su poder en España. Observar las potenciales debilidades de la democracia liberal suponía observar en detalle a sus rivales.

Tiene sentido sin duda apreciar una forma de vida política basada en las acciones coordinadas de sus usuarios – los ciudadanos – y en el reconocimiento de los derechos universales de cada uno de ellos. Un régimen que no se reclama producido por la voluntad de Dios, por la decisión de un grupo de individuos que comparten un linaje  ancestral que ellos mismos juzgan especial, o por la intervención de una clase social racionalmente iluminada que dice conocer las leyes objetivas de la historia. Un sistema político en el que existen modos de fiscalizar la conducta pública de los funcionarios, y de incorporar temas nuevos en la agenda pública, que sean de interés ciudadano.

Una cultura política felizmente antropocéntrica está a la base de los programas democráticos que conocemos. No nos desconcierta que sean los viejos partidarios de las teocracias, las rancias aristocracias de origen feudal y las más anacrónicas visiones epistémicas de la historia las que pretendan condenar los intentos de cimentar el régimen democrático entre nosotros. Y pretenden hacerlo en nombre de un extraño saber cuyos fundamentos no saben sostener.

La democracia busca encontrar mediaciones que ponderen – no anulen – la tensión política entre las exigencias de la justicia y las demandas de la libertad individual. Se plantea el necesario diseño de reglas e instituciones que establezcan contrapesos en el uso del poder. Con frecuencia, estos ideales enfrentan obstáculos poderosos – gobiernos con pretensiones autoritarias, la presión de corporaciones y grupos de poder económico o de otro tipo, presencia de corrupción, etc. -, de forma tal que el proyecto democrático tienda a debilitarse, incluso en medio de la incredulidad de los propios ciudadanos. Pese a todo, la democracia constituye una meta política por la que vale la pena vivir. La nutren antiguos e importantes valores públicos a cuyo logro no podemos renunciar.



miércoles, 5 de octubre de 2016

¿ES EL PERÚ UN ESTADO LAICO? UN DEBATE INTERDISCIPLINARIO SOBRE LA LAICIDAD JUEVES 6 DE OCTUBRE 12 M.

¿ES EL PERÚ UN ESTADO LAICO? UN DEBATE INTERDISCIPLINARIO SOBRE LA LAICIDAD

Fecha: 6 de octubre de 2016 12 m.
Lugar: Auditorio de Estudios Generales Letras
Organizado por: Coordinación de la Especialidad de Filosofía y Estudios Generales Letras

La cultura liberal asume que la laicidad es parte de un estado democrático y de derecho y de las organizaciones de la sociedad llamadas a fortalecerlo. ¿Qué tan lejos de ese ideal nos encontramos en el Perú? ¿Y cómo se explica esta situación particular?
  • Marco Huaco Palomino (Derecho – UNMSM)
  • Fernando Armas Asín (Historia – UP)
  • Felipe Zegarra Russo (Teología – PUCP)
  • Gonzalo Gamio Gehri (Ciencias Sociales – PUCP)

Moderador: Luis Bacigalupo (Filosofía – PUCP)
Ingreso libre a la comunidad PUCP
Inscripciones para personas externas a la PUCP