sábado, 29 de enero de 2011

SOBRE “LAS DOS HERENCIAS”: SÓLO UNA NOTA AL PIE DE PÁGINA




Gonzalo Gamio Gehri


I


El comunicado del Rector de la PUCP ha respondido bien al poco feliz artículo de Prieto Celi (publicado en El Comercio, días atrás). Ha señalado que la Universidad rinde cuentas a SUNAT, y muestra en su página web sus datos económicos y administrativos. Si el Sr. Prieto Celi desliza la idea de que existirían irregularidades en la administración de la PUCP, que presente pruebas; pero no hace nada semejante, su artículo está plagado de insinuaciones privadas de un argumento que las respalde. Nuestro autor parece proclive a las 'teorías de conspiración' que distorsionan la realidad sin mayores escrúpulos. En El trigo y la cizaña procede de manera similar. Que el lector revise el texto y juzgue por sí mismo. En Tiempo de memoria criticamos severamente su deficiente concepto de "verdad" en los temas de violencia y justicia correctiva.

Prieto Celi considera que la postura de la PUCP frente al testamento de Riva-Agüero y a las funciones de la Junta Administrativa es una expresión de desobediencia, supone que debería allanarse a las pretensiones de quienes buscan intervenir sobre la vida de la Universidad más allá de lo que establecen el testamento (en cuanto al tema patrimonial) y los estatutos de la PUCP (en cuanto al gobierno de la Universidad). Esa es una posición altamente discutible desde un punto de vista legal, filosófico y teológico. Sobre el tema jurídico, remito al lector al texto En defensa de la PUCP, en el que se expone la posición de la Universidad y en donde se muestran – a la luz de sus cartas – las pretensiones inaceptables del Sr. Muñoz Cho sobre la Universidad. El litigio tiene todavías dos frentes pendientes: el 16º juzgado y la CIDH.

El texto en cuestión revela además un elemento político e ideológico.

“Cómo se ha llegado a esta situación es fácil de comprender: cuando autoridades y catedráticos dejaron la fidelidad doctrinal al magisterio católico para coquetear con ideologías ajenas a la fe cristiana y cuando el manejo monetario dejó de tener la prudente supervisión de la jerarquía de la Iglesia, corriendo el riesgo de convertirse en una repartija de unos cuantos”.

Nuevamente, se pretende sugerir que la PUCP se acerca a “ideologías ajenas a la fe cristiana”. No se explica cuáles serían éstas, por supuesto, y en qué sentido serían contrarias a la fe. Esta afirmaciónn entraña un juicio sobre la vida académica de la Universidad, que parece revelar ciertas expectativas de control sobre lo que se lee y se investiga en las aulas e institutos académicos de la PUCP (y acaso sobre lo que deberían pensar sus docentes e investigadores). La sugerencia de Prieto Celi es ofensiva y no corresponde a la verdad. La PUCP no asume institucionalmente una ideología: es un foro académico que promueve el juicio crítico sobre las ideologías y promueve la libertad intelectual y la búsqueda del conocimiento sin cortapisas. Allí se lee a Platón y a Borges con el mismo espíritu crítico que a Schmitt, a Galileo o a San Agustín, Smith, Marx o Sen. No hay lecturas de manual o libros “relativamente prohibidos” o de difícil acceso en las bibliotecas, como en otros centros, porque una verdadera Universidad somente a examnen crítico las diferentes perspectivas desde sus fuentes originales. Tampoco la formación está basada en “manuales de única doctrina”: se promueve la lectura directa de los autores, su discusión y la construcción del juicio propio del estudiante. Sus profesores cultivan diversas disciplinas y enfoques. Profesores y estudiantes de esta casa de estudios profesan diferentes simpatías intelectuales y políticas.

Las declaraciones públicas de la Universidad han honrado su vocación cristiana y democrática, así como su compromiso con el pluralismo. Se ha pronunciado en defensa de la vida y de los principios del Estado constitucional de derecho, aun en tiempos en que algunos políticos, periodistas, autoridades sociales y “líderes de opinión” preferían apoyar con entusiasmo las aventuras autoritarias y la restricción arbitraria de las libertades básicas (o colaboraron desde dentro con tales gobiernos autoritarios). Los derechos humanos constituyen parámetros básicos para la coexistencia social y la protección de la vida y la dignidad de las personas. Se trata de parámetros cuya universalidad trasciende su matriz cultural liberal y no es patrimonio de ideología alguna. Es sabido que el magisterio moral y social de Juan Pablo II tenía en los derechos humanos una de sus columnas fundamentales. Conocidos son los comentarios poco amistosos de Prieto Celi sobre IDEHPUCP - una institución de la PUCP que cuenta con un merecido prestigio internacional -, un Instituto dedicado a la investigación y formación en la cultura de los derechos humanos, así que es de suponer que estas curiosas “observaciones” van en esa dirección. Prieto parece no caer en la cuenta de que la cultura de los derechos humanos constituye un punto de encuentro entre los ideales éticos de la ilustración y los del cristianismo.

II

El 30 de enero El Dominical de El Comercio está dedicado a la memoria y magisterio de Luis Jaime Cisneros. Este homenaje contrasta con la casi campaña que lleva a cabo este diario - a través de su nueva administración - en favor de los intentos del Cardenal por intervenir en la PUCP. Así, suele publicar artículos que asumen una posición determinada, y condena a la "congeladora"a los que defienden la posición contraria. Incluso publicó un desafortunado Editorial sobre el tema, abiertanente en contra de las autoridades elegidas de la PUCP, la comunidad universitaria y los intelectuales extranjeros que apoyaron la causa de la Universidad en un comunicado. Como se sabe, Luis Jaime Cisneros escribió en repetidas ocasiones acerca de la necesidad de preservar la autonomía y pluralidad de la PUCP, en contra de quienes pretenden ejercer un control sobre la Universidad desde criterios extra-académicos. Este era un tema que preocupaba profundamente al maestro, que amaba a la PUCP y el clima de libertad y de entrega al saber que la ha caracterizado. Me parece francamente poco honesto, por decir lo menos, "rendir homenaje" a alguien que ha dedicado su alma y su pluma por forjar una PUCP libre, blandiendo las armas de quienes quieren ver esta Universidad - que fue su segundo hogar - injustamente doblegada por un poder ajeno a ella.

viernes, 28 de enero de 2011

FUJIMORI Y SUS FUJIMORISMOS (H. NEIRA)




Hugo Neira


El peor enemigo del fujimorismo es Alberto Fujimori. Poco importa que Gina Pacheco, entre otras perlas, sea o no su enfermera. Seamos claros: lo que cuenta es dónde ocurre la cosa. ¿En Ate, en el centro de reclusión de la Diroes? Claro que hay que tener consideraciones con quien ha perdido 14 kilos, tiene un cáncer en la boca y necesita cuidados, enfermera y médico. Pero de ahí a darle facilidades obispales es otro cantar. El peor enemigo de la candidata Keiko es su señor padre. ¡Qué dificultad la de los Patriarcas para dejar la escena del poder! Fidel Castro, el peor enemigo del castrismo. Con él, en Cuba no hay Transición. En España tuvieron la suerte que el Caudillo las palmara en 1975. De lo contrario no hay ni Rey Juan Carlos, ni Adolfo Suárez para reciclar a franquistas, entonces numerosos. Pinochet tampoco se fue de golpe. Los autócratas cuando suben, se quedan por un buen rato. Miren a Chávez. Y fíjense bien por quién votan en abril.

Fujimori( padre) y sus fujimorismos. El primero, 1990, un chinito simpaticón que hizo campaña subido a un tractor, con apoyo de evangelistas y lemas nuevos y sonantes, “ tecnología, honradez, trabajo”. Ingeniero, rector, nadie en política. Y ganó. El segundo es el de shock económico, errático hasta que cierra el Congreso, 1992, y la fortuna lo favorece cuando la policía coge preso a Abimael Guzmán.

Luego, en 1993, el país lo plebiscita. Pero el tercer y cuarto Fujimori son políticamente desastrosos. En el 2000 quiere la reelección, renuncia, fuga. El cuarto es el episodio chileno. Yo escribí, aquí, “El error de Fujimori” y medio Lima me dijo  “lo calculaba”. Pero no. Se equivocó.
 ¿No hay nadie entre los visitantes de Ate, capaz de decirle en cuánto el país ha cambiado?  ¿No hay una voz caritativa, y sin sangre en el ojo, para decir lo más sencillo? Este país no es el mismo, señor Fujimori. “La concupiscencia del vale todo”, que marcó los años noventa, compite con otro sentimiento, el de la honradez necesaria. Lo de “roba pero hace obra”, hoy ni a Usted se lo aceptarían, ya sin prensa chicha ni un operador como Montesinos para los psicosociales. Por lo demás, los que votaron por Keiko, medio millón de peruanos, no son seres sedientos de sangre, dispuestos a nuevos grupos Colina. En cambio Usted persiste en imponer delincuentes en sus listas. Como Cronos, devora a sus hijos.

 Hablemos ahora del fujimorismo, que es la sorpresa del posfujimorismo. Curiosa corriente, ni aprista ni de izquierda pero popular, difícil de catalogar, respondona, los he tenido entre mis alumnos. Un hueso duro de roer y de entender, sociológicamente. Pero he reeleído a Carlos Iván Degregori y Martín Tanaka, que practicaron lo que Max Weber llama “verstehen”, o sea, comprender “lo que los grupos hacen y por qué”. Que no es simpatizar. Universitarios de pura raza, explicaron en su hora la política de la no-política, el estilo autocrático y el manejo de clientelas que querían obras, carreteras, techos de calamina, aquí y ahora, no promesas, demanda predominante hasta nuestros días. Pero las cosas no son simples. Con don Alberto también el fujimorismo fue manejo mafioso, pudridero de elites, corrompió y pervirtió. ¿Cómo olvidarlo? La entrada en escena de Keiko, buena expositora, estudios modernos, era para decirnos, pese a los orígenes, (tampoco son muy limpios los de pinochetistas reciclados) que ellos serían una suerte de corriente social más bien utilitarista, preocupada por la eficacia, la urgencia. Keiko andaba en eso, pero no, ahí está el señor de Ate para recordarnos que el poder patriarcal es eterno. Alguien ha dicho, las ciencias políticas son el estudio de “las instituciones impuras”. En efecto, la situación es paradojal. Criticarán a Keiko a la vez que codiciarán su capital electoral, los demócratas, también los autoritarios que esperan la liquidación de la Mansión Fujimori para asaltar el país por arriba. Un asunto de vasos comunicantes entre pobladas que no creen en democracias. Y eso sería el sexto fujimorismo, con otros nombres.



COMUNICADO DEL RECTOR DE LA PUCP: EL RECTOR RESPONDE A PRIETO CELI


Lima, viernes 28 de enero del 2011


Estimados amigos, miembros de la comunidad universitaria:

Una nueva campaña pública contra nuestra Universidad se inició el mes pasado y arreció durante este mes de enero. En ese contexto, destaca por su intención y estilo periodístico el artículo publicado el pasado lunes 26 de enero en la página editorial de El Comercio por el señor Federico Prieto Celi, reproducido oficialmente en la página web del Arzobispado de Lima, como puede comprobarse en la siguiente dirección electrónica:

http://www.arzobispadodelima.org/notasrivaaguero/

Dice Prieto Celi textualmente:

“Cómo se ha llegado a esta situación es fácil de comprender: cuando autoridades y catedráticos dejaron la fidelidad doctrinal al magisterio católico para coquetear con ideologías ajenas a la fe cristiana y cuando el manejo monetario dejó de tener la prudente supervisión de la jerarquía de la Iglesia, corriendo el riesgo de convertirse en una repartija de unos cuantos”.

Y luego añade:

“La desobediencia, en cambio, podría tener matices de hurto intelectual y económico en una institución de la Iglesia, puesto que detrás de las actitudes aparentemente principistas suelen esconderse otras que no lo son tanto”.


El texto del señor Prieto Celi no tiene fundamento en hecho alguno, como se puede comprobar de su lectura. No obstante ello, desliza afirmaciones como “una repartija de unos cuantos” y “hurto económico”, todo ello en el mejor estilo de un libelo que expresa suposiciones sin probar nada, al tiempo que sigue el principio de “miente, miente, que algo queda”.

El manejo económico de la Pontificia Universidad Católica del Perú es supervisado de acuerdo a la Ley Universitaria y al Estatuto institucional por una auditoría de nivel internacional, así como por los profesores y estudiantes que participan en los órganos de gobierno. También, de acuerdo con las leyes de la República, la Universidad es supervisada por la SUNAT, el Ministerio de Trabajo y muchas otras instituciones públicas. Por lo demás, nuestra Universidad es la única entre sus similares peruanas privadas que muestra en su página web los datos económicos más importantes de su quehacer. Finalmente, es muy importante recordar que, aunque no asisten a las sesiones hace ya dos años, c inco obispos pertenecen a la Asamblea Universitaria, son citados y reciben toda la documentación necesaria para conocer la marcha de la Universidad.

Si alguien tiene algo que objetar al manejo económico de la Universidad, es su deber mostrar los hechos en los que se basa. No lo ha hecho el señor Prieto Celi. Él ha recurrido sólo a la maledicencia sin sustento de hecho. Para quienes profesamos el catolicismo, no escapa que este tipo de actuación no tiene sustento alguno en el Evangelio y que, antes bien, es abiertamente contrario a él.

Las autoridades estamos defendiendo la autonomía académica y los principios fundacionales de nuestra Universidad, al lado de cada uno de los miembros de la comunidad universitaria. Mantendremos nuestra identidad a pesar de los ataques que recibimos.

Cordialmente.

Marcial Antonio Rubio Correa
Rector

miércoles, 26 de enero de 2011

UNA POLÉMICA CAMPAÑA





(PRIMERAS REFLEXIONES)


Gonzalo Gamio Gehri



El clima de la presente campaña electoral ya va mostrando signos de manifiesta convulsión. La presentación de las planchas presidenciales y las listas parlamentarias ya genera un ácido debate. La inclusión de Rey como postulante a la Vicepresidencia, y luego al guardaespaldas de Montesinos y a la enfermera de Fujimori en Fuerza 2011 ha generado cuestionamientos en los espacios de opinión pública. El martes 25 y hoy, La República ha destacado la noticia – en primera plana – que Sergio Tapia, abogado de "Camión" e impulsor del funesto Decreto Legislativo 1097, antiguo asesor de Rey y de Giampietri en el Ejecutivo, estaría vinculado a FASTA, un grupo ultraconservador de confesión neofascista. Habrá que esperar los resultados de la investigación (sobre las fuentes ideológicas de Sergio. Tapia, léase las notas de Gorriti y de Sifuentes).

La plancha de Luis Castañeda también ha sido objeto de controversia. Hace poco tiempo se destacó el tema de la contribución económica de la candidata Rosa de Acuña a la campaña de Solidaridad Nacional, en la que ella ha sido postulada para una de las vicepresidencias. El otro candidato a vicepresidente es Augusto Ferrero Costa, abogado que según algunas notas periodísticas estaría vinculado a la posición del cardenal Cipriani en el litigio con la PUCP. El conservadurismo político-religioso – sostienen no pocos analistas - se hallaría bastante cómodo tanto con una victoria del fujimorismo como con un eventual gobierno de Castañeda Lossio, tanto por la presencia de Rey como por la de Ferrero. Estaría jugando a dos ases, argumentan estos analistas, para lograr el respaldo político de su propia agenda. Los enfrentamientos en el APRA por la permanencia o la salida de Jorge del Castillo de la lista de candidatos al Congreso de la República no ha dejado títere con cabeza, al punto que se ha sacrificado nada menos que a la candidata presidencial, Mercedes Aráoz. La plancha de Toledo se concentra en su propio partido y la de PPK apenas se la percibe. Los ataques que se dirigen los tres candidatos más populares son cada vez de un calibre más considerable.

El debate acerca de propuestas todavía se echa de menos, y sabe Dios si tendrá lugar algún día. Probablemente los ciudadanos (a la sazón electores) tendríamos que exigir que tal discusión se lleve a cabo, que los slogans y las sonrisas fingidas ceda su lugar a la confrontación de planes de gobierno. Hasta ahora, los medios de prensa sólo han destacado los temas que pueden ser impactantes desde el punto de vista del periodismo amarillista: el asunto del patrimonio compartido o de la unión civil entre personas homosexuales – se le confunde adrede con el concepto de matrimonio (un tema que los autores políticos de estas iniciativas no han planteado ni examinado), probablemente para incendiar la pradera -, el aborto y la pena de muerte por casos de violación y asesinato de niños y sdolescentes. Por supuesto, ni siquiera se profundiza en las bases de estos temas polémicos. Las cuestiones sobre la cimentación y promoción de un sistema eficaz de lucha contra la corrupción y de defensa de los derechos humanos duermen – una vez más – el sueño de los justos. No nos sorprende, para nada.

martes, 25 de enero de 2011

BIENVENIDOS A LA DICTADURA DEL TC Y DE LO JURÍDICO POR SOBRE LO POLÍTICO (JORGE HUMBERTO SÁNCHEZ PÉREZ)



A continuación, les presento el artículo de Jorge Sánchez Pérez, joven académico del derecho – formado en la PUCP -, egresado de la maestría de Filosofía de la UNMSM. El escrito versa sobre el TC y el caso Crousillat. Bienvenidas las reflexiones y críticas sobre este importante asunto (G.G).



BIENVENIDOS A LA DICTADURA DEL TC Y DE LO JURÍDICO POR SOBRE LO POLÍTICO



Jorge Humberto Sanchez Perez



Un escandaloso indulto otorgado por el presidente Alan García a José Enrique Crousillat mediante Resolución Suprema Nº 285-2009-JUS, fue la comidilla de la prensa local por buen tiempo. Tal tema se constituyó como fuente inagotable de titulares por parte de los medios informativos locales en el Perú (tan sumisos con todos los regímenes de turno hasta que les eliminan los beneficios tributarios, pero esa es otra historia). El fundamento de dicho indulto no fue otro que el frágil “estado de salud” del indultado. Es decir, Crousillat estaba (según decían los informes médicos) con un pie en la otra vida y otro con las justas en el mundo de los vivos. Tal situación era utilizada como argumento por su abogado y sus familiares cuando mostraban las fotos del pobre hombre con un rostro agónico postrado en su cama de la clínica el Golf.

Sin embargo, el frágil “estado de salud” del señor Crousillat se vio desmentido cuando se le vio comprando en el supermercado Wong ubicado en el balneario de Asia con un atuendo deportivo a los pocos días de recibir el indulto presidencial. Tal situación no hubiera calado tanto en la voluble y maleable memoria local, si es que El Comercio (en conjunción con sus sucursales en Perú 21 y América TV) no hubiera lanzado una campaña crítica contra el indulto otorgado (no digamos que tuvo relación directa con el hecho de que lo primero que haya hecho Crousillat al salir de prisión haya sido querer recuperar el canal cuatro que ahora está en manos de El Comercio, pero… digamos que se metió con el adversario equivocado en el momento equivocado).

Gracias a la campaña mediática realizada en nombre de la ética (y no digamos de los ánimos mantener el control del canal 4) se logró que el Presidente Alan García diera marcha atrás y revocara el dudoso pero constitucional indulto otorgado a Crousillat. Tal revocación se hizo oficial mediante la Resolución Suprema Nº 056-2010-JUS. Muy bien, el señor Crousillat es tan culpable de todos los delitos por los cuales se le encarceló como lo es la luna de ser redonda, de eso no queda duda y eso no se pone en discusión, sin embargo acá estaba en juego algo más.

El indulto, con todo lo oscuro que pueda haber ocurrido en el proceso requerido para el otorgamiento, se dio en base al ejercicio de una potestad constitucionalmente reconocida del Presidente. Tal potestad se puede rastrear hasta aquellos tiempos en los cuales el rey ejercía tanto la función del reinado como la del gobierno, dejando esta situación su discrecionalidad a niveles básicamente ilimitados. Más allá de estar de acuerdo o no con tal potestad o de indagar en la idea de que existe o no una ley natural que generaba en el rey un derecho a ejercer su discrecionalidad como le viniera en gana – o de si se trata de una institución desfasada, de una reliquia de una civilización extinguida -, se debe reconocer el hecho de que la Constitución Política del Perú mantenía tal institución vigente dentro del ordenamiento jurídico, siendo por tanto, vinculante para todos.

El día de hoy, martes 25 de enero del 2011, el Tribunal Constitucional del Perú se ha pronunciado acerca de la revocatoria del indulto (sentencia recaída en el expediente N.° 03660-2010-PHC/TC), en tanto el abogado del señor Crousillat interpuso un Habeas Corpus (recurso mediante el cual se solicita a la autoridad competente la liberación o garantía inmediata de la libertad de un ciudadano detenido o con mandato de detención, sin mediar respeto al principio de legalidad y demás principios vinculantes dentro del ordenamiento jurídico) en función de que no se vulnera la libertad de su cliente al estar la institución de la cosa juzgada de por medio. Muy bien, el abogado del señor Crousillat no estaba mintiendo. La Constitución Política del Perú sí otorga calidad de cosa juzgada al indulto presidencial, el mismo que es recogido en el inciso 13 del artículo 139° de la misma. Esto implicaba, que sobre ese tema, no cabía pronunciamiento posterior de autoridad judicial.

En la resolución del TC, el denominado máximo intérprete de la constitución, acaba de indicar que SÍ, el Presidente (entidad de carácter político) puede otorgar el indulto pero NO, no puede revocarlo, pero que sin embargo el propio Tribunal Constitucional (entidad de carácter jurídico) SÍ puede revocarlo, porque nada está libre del control constitucional (o mejor dicho del control del Tribunal Constitucional pero bueno), ni la misma cosa juzgada. Esto tiene una lectura interesante, el Tribunal Constitucional está diciendo que el mismo Tribunal Constitucional está por encima de la entidad política y de la propia Constitución, en función de proteger, valga la ironía, a la constitución. Esto, en cristiano, viene a significar que (y lo lamentable es poca gente se dará cuenta de esto) el Tribunal Constitucional se acaba de colocar por encima de cualquier entidad política, subordinando lo POLITICO a lo JURÍDICO.

Muy bien, más allá de si uno está de acuerdo o no con la entidad política que ha sido AUTORIZADA para detentar el PODER en un régimen u otro, se debe tener en claro que todas estas entidades, han sido AUTORIZADAS ya sea por la voluntad popular, ya sea por la voluntad de dios (pero nunca por la propia) para llevar a cabo el ejercicio de tal PODER. Entonces, una entidad que puede carecer de legitimidad (en tanto no ha sido autorizada para ello) para ejercer el poder en nombre del pueblo o de la autoridad que se represente (como por lo menos podría decirse del Presidente electo democráticamente o de emperador subordinado a un senado constituido por miembros de una aristocracia tradicionalista o cualquier otro modelo que se pueda alegar) acaba irrogándose todos los poderes del Estado y una superioridad peligrosamente atractiva (principalmente para aquellos que están muy confiados en la idea de que el sistema jurídico es independiente del sistema político).

Estamos, entonces, ante el surgimiento de un nuevo tipo de dictadura, la dictadura de los tribunales constitucionales, bienvenidos al siglo XXI. No sé si Hans Kelsen haya pensado en esto al proponer al Tribunal Constitucional como último ejemplo de la su teoría liberal del Estado y del Derecho, pero seguramente debe estar sonriendo en su tumba.

sábado, 22 de enero de 2011

UMBERTO ECO Y EL FASCISMO


Gonzalo Gamio Gehri


Acabo de leer un interesante y polémico artículo de Umberto Eco sobre el fascismo. Tiene algunos matices autobiográficos (1). Cuenta acerca de la presencia del culto a la personalidad de Mussolini en las escuelas, el imperio del “partido único” en Italia, la retórica del “destino” de la comunidad y el elogio de la violencia a través del “heroísmo”. Cuenta también sus impresiones y las de sus vecinos cuando Mussolini es apresado, y cómo los términos “libertad”, “liberación” y “dictadura” comienzan a ser usados desde entonces. Su texto celebra el triunfo de los principios del pluralismo democrático. No obstante, sostiene que las ideologías fascistas no han desaparecido del todo (han sido derrotadas sus versiones ortodoxas, mas sus versiones sincréticas reaparecen de cuando en cuando, “a veces con trajes de civil”, bajo la forma de un ‘retorno a las tradiciones’ y rechazo de las minorías en nombre de la homogeneidad cultural) y se esfuerza por describir algunos elementos que reuniría lo que llama el Ur-fascismo o “fascismo eterno”, la familia de puntos de vista o de “principios” que suelen invocarse para destruir el pluralismo y la cultura de derechos humanos.

A Eco le sorprende que se use el término genérico “fascismo” – desde los años cuarenta hasta hoy – para describir no solamente a la ideología italiana, sino también para evocar el nazismo alemán, el falangismo y el franquismo españoles, y otras formas de nacionalismo y fundamentalismos culturales de ultraderecha en lugares tan disímiles como el Reino Unido, Estados Unidos o América del Sur. La tesis de Eco – controvertida sin duda – es que el fascismo fue desde el principio una ideología antiliberal y populista bastante elástica, que acusa la presencia de una familia de posiciones generales - el “Ur-fascismo” (sic)- que están presentes en diferentes corrientes, como las que han sido mencionadas. “Nuestro deber es desenmascararlo”, advierte Eco, “y apuntar con el índice sobre cada una de sus formas nuevas, cada día, en cada parte del mundo” (2). El texto es abiertamente militante, y argumenta con agudeza. Recomiendo su lectura para iniciar el diálogo sobre el tema.

Dice el autor:

“El término ‘fascismo’ se adapta a todo porque es posible eliminar de un régimen fascista uno o más aspectos, y siempre podemos reconocerlo como fascista. Quítenle al fascismo el imperialismo y obtendrán a Franco o Salazar; quítenle el colonialismo y obtendrán el fascismo balcánico. Añádanle al fascismo italiano un anticapitalismo radical (que nunca fascinó a Mussolini) y obtendrán a Ezra Pound. Añádanle el culto a la mitología celta y al misticismo del Grial (completamente ajeno al fascismo oficial) y obtendrán uno de los gurús fascistas más respetados, Julius Evola”(3).


Precisamente el tema Evola ha sido particularmente polémico en los blogs y en otros espacios (no pretendo reiniciar ese debate, sino discutir el punto central de Eco). El argumento es un tanto general, requiere precisiones, pero no deja de ser interesante. Recordemos que estamos hablando de alguien que vivió los horrores de la guerra y la funesta retórica racista, autoritaria y belicista del régimen. Eco reconoce la presencia - tanto en la política como en los espacios de opinión pública - de grupos extremistas que encubren sus posiciones reales bajo el engañoso manto de lo politically incorrect.

Esta es la lista de motivos “Ur-fascistas” (cfr. pp.47-56) que tendrían que reconocerse en las perspectivas de la ultraderecha local en temas vinculados a la inmigración, la laicidad, etc., según Eco:

1. Culto de la tradición. El saber y el 'razonamiento' suponen eminentemente la recuperación o la "repetición" del legado pasado, no avance o descubrimiento.

2. Rechazo del modernismo. “Repulsa del espíritu de 1789 (o del 1776, obviamente)” (p. 49). A veces supone la suscripción del irracionalismo.

3. Culto de la acción por la acción. Sospecha de la academia sumergida en la “abstracción”, que ha abandonado los valores tradicionales.

4. Sospecha del pensamiento crítico y culto de la autoridad tradicional. “El desacuerdo es traición” (p. 50).

5. Miedo de la diferencia. Rechazo de las políticas interculturales, del pluralismo religioso y del espíritu laico. Racismo explícito o encubierto.

6. Llamamiento de individuos y colectividades frustrados a causa de una crisis económica o política.

7. Nacionalismo. Identidad contradistintiva. “Obsesión por el complot” (p. 51).

8. Sentimiento de humillación por la riqueza o la fuerza del “enemigo”.

9. “Vida para la lucha”. “El pacifismo es colusión con el enemigo” (p. 52). Vindicación mabifiesta o sutil de la violencia. Talante apocalíptico.

10. Elitismo aristocrático o militarista. “Desprecio por los débiles” (p. 53).

11. Culto del heroísmo y de la muerte.

12. Discriminación en materia sexual (machismo y homofobia) en nombre de valores tradicionales.

13. “Populismo cualitativo”. El pueblo es una entidad monolítica que marcha guiada por el Líder, su portavoz privilegiado.

14. Cultivo de la “Neolengua” (p. 55, el término lo toma prestado de George Orwell). Léxico y sintáxis elemental para las “masas” - las "élites" se consideran "sutiles" y "sofisticadas" -, para limitar el pensamiento y la crítica.

La combinación de estos elementos arroja, sin duda, ideologías inquietantes, que deben ser desenmascaradas y refutadas en el debate racional. La lista, sin embargo, es esquemática y puede llegar a ser simplificadora y quizá algo caricaturesca (aunque pueden identificarse, con todo, posiciones extremistas y delirantes que cultivan idearios semejantes en la arena política y en algunos espacios ideológicos extravagantes, presuntamente “intelectuales”).

Como puede apreciarse, el ensayo de Eco es un genuino 'escrito de combate', que pretende advertir sobre potenciales amenazas contra los derechos de las personas y las libertades básicas. El lector juzgará si la lista de Eco es útil. La discusión queda abierta.


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(1)Eco, U. "El fascismo eterno" en: Cinco escritos morales Barcelona, Ensayo 2006 pp. 33-58.
(2)Ibid., p. 57.
(3)Ibid., p. 47.

jueves, 20 de enero de 2011

LUIS JAIME CISNEROS: ADIOS A UN MAESTRO




Gonzalo Gamio Gehri



Acabo de enterarme de que ha fallecido Luis Jaime Cisneros, uno de los maestros más queridos de mi Alma Mater, la PUCP. Filólogo y lingüista, el profesor Cisneros nos deja el ejemplo de una vida dedicada por entero a la formación humana de los jóvenes. Sus escritos dan testimonio del valor de la palabra y del argumento, del cuidado de la libertad intelectual sin restricciones, de la importancia medular de la educación como clave de desarrollo del país, y de la defensa sin contemplaciones de la universidad como foro libre y plural dedicado a la construcción del pensamiento y de los valores cívicos.

No tuve el privilegio de ser su alumno – mi padre sí lo tuvo como profesor, y recuerda con cariño y emoción sus clases -, aunque conversé con él en diversas oportunidades, a principios de los noventa, siendo todavía un estudiante de Letras, y ya como profesor varios años después. A pesar de haberlo conocido ya en la edad madura, recuerdo la percepción muy viva de tener al frente a alguien que preservaba completamente la juventud en la mente y en el corazón, alguien que siempre estaba dispuesto al contacto con nuevas ideas, a pensar las raíces de las cosas, a empezar siempre de nuevo en el camino de la reflexión, desestimando prejuicios y falsos dogmas. Recuerdo – en nuestra primera conversación – su defensa de las humanidades y de las ciencias puras como columna vertebral de la formación universitaria, así como su preocupación por la escalada de violencia en los últimos años del conflicto armado interno. En los años noventa fue uno de los fundadores de la Asociación Transparencia, organismo orientado a la vigilancia ciudadana y a la observación electoral. En años recientes, defendió a la CVR y a sus miembros, cuando la prensa de alcantarilla y muchos políticos intentaban denigrar esta institución y su Informe, recurriendo a la difamación y al insulto; del mismo modo, se enfrentó firmemente a cualquier intento por convertir la institución universitaria en un simple negocio o en un centro de adoctrinamiento fundamentalista.

El nombre de Luis Jaime Cisneros está asociado al de la PUCP. A sus legendarias clases en Estudios Generales Letras. A su generoso apoyo humano a la creación literaria y a la producción intelectual de los más jóvenes. Siempre apostó por una PUCP libre, entregada por entero al saber y al cuidado de lo diverso, como lo prueban sus escritos sobre el valor de la autonomía universitaria y su posición acerca de la lucha que la PUCP libra hoy en nombre de su espíritu plural. Se ha ido un auténtico maestro. Nos deja sus textos. Nos deja su ejemplo.

Hasta siempre, Luis Jaime.


sábado, 15 de enero de 2011

LA ÉTICA Y LA PERSPECTIVA DE LA MORTALIDAD



Gonzalo Gamio Gehri


“En vano les hicimos sacrificios. Pero si un dios no hubiera revuelto lo de arriba poniéndolo al revés, bajo la tierra, seríamos desconocidos y no estaríamos en boca de los cantores ofreciendo tema de canto a las Musas de hombres venideros” [1].

A veces fragmentos como éste sirven para describir a Eurípides como un poeta por cuyo pensamiento destila cierto cinismo (o incluso cierto sentimiento de incredulidad) cuando se trata de los dioses. Los más osados lo aproximan a Protágoras. Buber recurre a otros versos para defender una tesis similar en Eclipse de Dios. Aunque es preciso decir que Eurípides es – con diferencia – el trágico ateniense que introduce con mayor frecuencia referencias a la filosofía naturalista de aquel tiempo para dar cuenta de algunos fenómenos y experiencias, no encontramos razón alguna para considerarlo una especie de escéptico.

El sentido y el talante de poderosos versos como el de la cita provienen de una aguda interpretación del tema de la vida (y la vida buena) de los seres humanos, una tesis que, en una versión más moderada, no es ajena a otros pensadores griegos, tanto filósofos como literatos (insisto en que la nitidez de la demarcación de la frontera entre ambas disciplinas es moderna). Recordemos el contexto en que estas líneas son pronunciadas y quién las pronuncia. Hécuba contempla las ruinas de Troya, la tierra que había visto florecer al lado de su esposo, el rey Príamo. Los más valientes guerreros teucros han sido destruidos, incluido su hijo Héctor, auténtico baluarte de Ilión. Sus hijas y nuera han sido sorteadas como esclavas, para cruel disfrute de los aqueos. Acaban de discutir, entre sollozos, si es mejor buscar la muerte para honrar a sus padres y esposos, o aferrarse a la vida y tratar de agradar a quienes las han tomado por la fuerza. Para colmo de desgracia, Ulises ha mandado matar a Astianancte, el hijo de Héctor, un niño pequeño, por temor a que algún día tome las armas contra los dánaos. Esta pérdida le resulta insoportable a la anciana reina.

En este sentido, su juicio alude al tipo de perspectiva que entraña la actitud del dios frente al sufrimiento de los seres humanos. Su inmortalidad, su autosuficiencia, le impiden percibir la magnitud del dolor de los mortales frente a la ausencia o la pérdida de los seres queridos. No conoce la enfermedad ni la vejez. Eurípides – pero también Aristóteles y Homero – desliza la idea de que como los dioses no pueden acercarse realmente al dolor humano y comprenderlo, tampoco son capaces de disfrutar el placer y el amor como una criatura finita y precaria lo haría. Tampoco requieren de la actividad ciudadana ni experimentan los bienes y los conflictos de la interdependecia. Los dioses no necesitan ética porque son invulnerables. En sentido estricto, no existe un “parámetro divino” para la vida buena[2]. La ética es radicalmente humana. Sólo humana.

Siempre he pensado que esta sutil sabiduría trágica sobre la perspectiva encarnada y frágil de la ética trasciende los tiempos de la Hélade y nos alcanza, pues toca la “cosa misma”. Quien ignora la clave de este pensamiento no sólo no conoce a los griegos (a la “tradición clásica”); desconoce uno de los nudos – acaso el nudo mismo – de lo que significa llevar una vida. La única inmortalidad a la que el ser humano puede acceder – se recordará la frase de Hannah Arendt, cuyo espíritu es griego de punta a punta – es la que confiere el recuerdo. Efectivamente, un dios se ha ensañado con ella y los suyos, pues ha “revuelto lo de arriba poniéndolo al revés, bajo la tierra”, y nada puede hacerse para revertir esa terrible moira. La divinidad no se conmueve con los ritos y con las ofrendas presentadas; más allá de la responsabilidad de la estirpe de Príamo, los dioses le han reservado a Troya un destino amargo, y contemplan el pavoroso espectáculo a la distancia. No podría ser de otra forma, pues lo radicalmente humano constituye una realidad que les resulta completamente exterior. Triste inmortalidad la de Hécuba, ser recordada por una pena inconmensurable, causada por la crueldad y la rapiña de los hombres. Triste regalo de los dioses. Todo un presente griego.

¿Alguien podría condenarla por esa irónica y lúcida reflexión?




(1) Eurípides, Troyanas 1242 – 5.

(2) Aunque aquí el estatuto “ético” de la theoría en Aristóteles podría plantearnos una importante y suculenta polémica filosófica.

**La escultura es una versión libre de un soldado griego según Botero. Fuente de la imagen: http://www.galeriacolombia.com/userfiles/GUser/mape/org/botero_medellin.jpg

lunes, 10 de enero de 2011

LA POLÍTICA COMO SUBASTA (ALBERTO ADRIANZÉN M.)

(Publicado en La República)


Alberto Adrianzén


Hay dos frases, acaso, que sintetizan el imaginario que hoy tiene la ciudadanía sobre la mayoría de los políticos. La primera fue pronunciada hace algunos años por un congresista cuando se juramentó y acaba de ser repetida por un concejal hace unos días cuando asumió su nuevo cargo: “Por Dios y por la plata”. La otra fue dicha hace unas semanas, según Jaime Bayly, por el propio presidente García durante una cena privada: “No seas cojudo, la plata viene sola”.

Las denuncias contra Rosa de Acuña, segunda vicepresidenta en la fórmula de Luis Castañeda, confirman esta percepción. La idea de que la política es el camino más rápido para enriquecerse está plenamente instalada en el imaginario social. La política no es vista como una actividad al servicio de los ciudadanos y de la democracia sino más bien como una práctica orientada a satisfacer intereses (y hasta vanidades) personales y/o privados. El problema es que la democracia es evaluada a partir de estos comportamientos. La política, los políticos y la democracia aparecen ante los ojos de la ciudadanía como prácticas e instituciones contrarias a los intereses y a las demandas de la sociedad. No es extraño, que sea la palabra corrupción, en su sentido más amplio, la que resuma esta situación y que el dinero (o la plata) sea su símbolo.

Y aunque la política y la democracia requieren de individuos (hombres y mujeres) honestos, el problema principal para superar lo que ocurre hoy no es la búsqueda de “santos” o “ángeles”. Menos proponer lo que Hobbes llamó el “veneno de las doctrinas sediciosas” y que consiste en que “cada individuo en su privacidad es juez de las acciones malas y buenas”, es decir, hacerse “a sí mismo juez del bien y del mal” (Jorge Dotti). Cuando eso existe, lo que tenemos es una práctica que nos propone el linchamiento político, pero no para establecer una nueva moral sino para satisfacer, muchas veces, fines contrarios a los propuestos. El papel de algunos medios de comunicación es ejemplo notable de esta hipocresía política.

No dudamos que la moral es importante, pero la política tiene sus propias reglas. Lo que se requiere, por lo tanto, es una moral pública (y laica) que consiste en la aceptación de un conjunto de reglas y normas que regulen la actividad política, las elecciones y las relaciones entre los individuos.

Se dice que la democracia no tiene precio, pero que cuesta mantenerla. Por eso el caso de Rosa de Acuña y de Solidaridad Nacional, además de la falta de escrúpulos de aquellos que han participado en esta suerte de licitación de candidaturas, demuestra que se necesita regular la participación de los partidos en las elecciones.

Una primera idea es que los partidos requieren ser financiados, en parte, por el Estado para liberarlos, justamente, de candidatos y dirigentes inescrupulosos que convierten la selección de postulantes en una subasta, pero también de los grupos económicos y de las mafias (incluyo al narcotráfico). Una segunda idea, es bajar los costos de las campañas electorales. Es hora que se adopten las normas que hoy existen en México, Brasil y Chile, por citar algunos países, que consisten en prohibir la propaganda electoral en medios de comunicación que usan recursos públicos (la radio y la TV) y privilegiar la franja electoral como el principal instrumento de propaganda. Una tercera idea es fortalecer el papel de los órganos electorales en la fiscalización de los gastos de campaña, aspecto que hoy no existe. Y una cuarta, es eliminar el voto preferencial, que es fuente de corruptelas, y mejorar la democracia interna de los partidos.

Una última idea, es que no habrá democracia ni elecciones limpias mientras existan mafias que “chuponean” teléfonos, interceptan correos electrónicos y hasta extorsionan a candidatos. El caso de Rosa de Acuña es la mejor demostración no solo de la decadencia de los políticos, de los partidos y del propio sistema político sino también de la existencia de mafias que, como aves carroñeras, medran de esta decadencia.

lunes, 3 de enero de 2011

UN QUINQUENIO REACCIONARIO (R. GAMARRA)






Ronald Gamarra


El segundo Gobierno de Alan García ha agotado su ciclo: solo le queda medio año de poder. La primera mitad del año 2011 será de elecciones generales y retiro paulatino del alanismo; la segunda, de instalación de un nuevo gobierno, sin que por el momento sea posible asegurar quién lo presidirá entre los tres candidatos que lideran las encuestas hasta este momento: Luis Castañeda, Keiko Fujimori y Alejandro Toledo; sin contar con la posibilidad, siempre actual en el Perú, de un outsider.


Más que un balance de la situación de derechos humanos en el 2010, conviene entonces hacer la cuenta y liquidación del quinquenio aprista en este ámbito.


Para decirlo en una frase: ha sido un quinquenio de clara tendencia reaccionaria. El Gobierno de Alan García representó la llegada al poder de un Presidente con pesadas deudas propias por violaciones de derechos humanos cometidas en su primer mandato, en las cuales está clara su responsabilidad política y queda por esclarecer debidamente su responsabilidad penal, como en el caso El Frontón. Por si fuera poco, en su segunda incursión gubernativa García se hizo acompañar por el vicealmirante Luis Giampietri como vicepresidente, también directamente involucrado en el caso El Frontón, representante del militarismo duro, desfachatado, antediluviano, y, a la vez, nexo y enlace con el fujimorismo en el seno del Gobierno.


En efecto, el alanismo recuperó y volvió a usar el lenguaje y los modos groseros del fujimorismo frente al activismo en defensa de los derechos humanos, intentando desandar lo avanzado en el periodo de la transición democrática impulsada por el presidente Valentín Paniagua y seguida con altas y bajas por Toledo. Consecuente con ello, mostró desde el principio hostilidad y desdén por la labor de la CVR, su Informe Final y sus Recomendaciones. Al mismo tiempo, promovió una atmósfera de acoso y enfrentamiento con las organizaciones que defienden los derechos humanos, los derechos laborales y el medio ambiente. Como culminación, intentó imponer una agenda de impunidad para los violadores de derechos humanos del periodo de violencia.


No necesariamente el alanismo tuvo éxito en la aplicación de este programa reaccionario. Si, por un lado, la mayor parte de las Recomendaciones de la CVR siguen sin ser aplicadas, hubo cierto avance, aunque lento y tortuoso, en lo que atañe a las reparaciones colectivas y la elaboración del Registro Único de Víctimas, sin haberse llegado aún a indemnizar individualmente a ninguna de ellas. Es verdad, por otro lado, que el Gobierno tuvo éxito en su deseo de hacer a un lado el Plan Nacional de Derechos Humanos, primero cuestionando su legitimidad y luego excluyendo arbitrariamente, hasta hace unos meses, a los organismos de la sociedad civil del seno del organismo encargado de monitorear la aplicación del Plan, que expira sin haber sido aplicado.

El conflicto social es un campo en el que el Gobierno se ha mostrado particularmente torpe.

Y si bien el Gobierno se negó en principio a la construcción del Lugar de la Memoria, y pretendió aprobar por decreto una ley de amnistía haciendo pasar gato por liebre para dar impunidad a militares y policías juzgados por gravísimas violaciones de derechos humanos, llegando en varios aspectos mucho más allá que la Ley de Amnistía de Fujimori de 1995, luego se vio obligado a dar marcha atrás en ambos casos ante la creciente resistencia de la sociedad civil y la condena sin ambages de la comunidad internacional. Cabe destacar en una y la otra oportunidad la decisiva intervención de Mario Vargas Llosa en defensa principista de la democracia y los derechos humanos.

El juicio y sentencia de Fujimori es otro caso similar: la presencia activa de la sociedad civil ante un tribunal que pudo llevar adelante un proceso que todo el mundo reconoce como ejemplar por su independencia y respeto del debido proceso, logró un triunfo histórico, aleccionador para los dictadores y violadores de derechos humanos, y de hondo contenido cívico para los peruanos. No obstante ello, es evidente que al alanismo no le gustó el proceso y menos su resultado, y que concedió privilegios y ventajas inadmisibles al ex presidente primero reo y luego sentenciado, que hacen de su prisión un alojamiento dorado. No sería de extrañar que, en algún momento del tramo que le queda en la presidencia, Alan García le dé un indulto al cual Fujimori no tiene derecho, pero que le permitiría fugar mientras se impugna la legalidad del beneficio.

El conflicto social es un campo en el que el Gobierno se ha mostrado particularmente torpe, pues ha propiciado su intensificación y multiplicación, con un aumento exponencial de la pérdida de vidas. Más de cien civiles han muerto en estos conflictos bajo este Gobierno por acción de la fuerza policial. Pero también han perdido la vida decenas de policías, como ocurrió principalmente en Bagua, resultado del manejo deleznable de una crisis que no debió llegar tan lejos. Con este Gobierno también volvimos a conocer, luego de más de una década, casos de ejecución extrajudicial por parte de un destacamento policial que dio muerte, hasta ahora con impunidad, a decenas de presuntos delincuentes comunes en Trujillo.

¿Qué nos espera en el 2011? Lo fundamental está en quién gane la presidencia. Si gana Keiko Fujimori, tendremos todo lo anteriormente descrito y muchísimo más. Si el triunfo sonríe a Castañeda, es un enigma lo que haría en el ámbito de los derechos humanos, aunque cabe temer una inclinación autoritaria. Los antecedentes de Toledo son mucho mejores, sin la menor duda, pese a sus idas y venidas. Pero lo más preocupante es la fragmentación de la sociedad civil y su incapacidad para gestar una plataforma duradera y de gran convocatoria, su vocación suicida en ciertos casos, que lleva a la liquidación de esfuerzos que cuesta tanto trabajo levantar. En este panorama, viene a ser hondamente alentador el triunfo de Susana Villarán en las elecciones a la alcaldía de Lima, pues oxigena un espacio político largamente abandonado al caudillismo autoritario hoy predominante en nuestro país.