lunes, 13 de abril de 2009

ENTRE EL 5 Y EL 7 DE ABRIL: LA CAÍDA DE FUJIMORI Y LA REACCIÓN FUJIMORISTA







SOBRE "DIOSES" Y "GEISHAS"



Gonzalo Gamio Gehri



En un 5 de abril el fujimorismo logró afirmarse en el poder casi sin resistencias. Un 7 de abril ha marcado el inicio del fin de la presencia de Alberto Fujimori en la vida política peruana. Más importante todavía, se ha probado que nadie es intocable para la justicia peruana, que un ex presidente puede recibir una larga condena si promueve y encubre violaciones a los Derechos Humanos. Martha Chávez ha manifestado en Punto Edu que los fujimoristas no se detendrán hasta que las instancias legales nacionales e internacionales declaren nula la sentencia emitida hace poco menos de una semana. Será una cuestión de justicia poética ver a los fujimoristas apelar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para lograr tal propósito. Por supuesto, tienen derecho a hacerlo. Se trata del mismo derecho que intentaron negarle al peruano de a pie cuando pretendieron que el Perú salga de la jurisdicción de la Corte.

Creo, de todos modos, que el escenario político que se abre tras la sentencia es el más importante, en comparación con las reacciones fujimoristas en el plano legal. Ahora muchos políticos y analistas – los que se “democratizaron” después de la caída del régimen de Fujimori – dejan ver el kimono que siempre llevaron puesto. Es momento de examinar con detenimiento la sentencia, y debatir con el texto en la mano. Dejemos los slogans para los fujimoristas´, y concentrémonos en los argumentos. No obstante, yo no pienso escudarme en una “mirada científica”, desvinculada de lo que aquí está en juego. Vayamos al documento, argumentemos, pero no dejemos de fijar una posición en este debate. No me interesa el punto de vista desde ningún sitio; la reflexión conceptual siempre está instalada en algún lugar. En este caso, en la cultura de los Derechos Humanos y la ética cívica. No pierdo de vista lo que se pone en riesgo aquí. Una mirada “objetiva” y distante – “epistémica” para los que aprecian la (hace tiempo superada) distinción clásica entre dóxa y epistéme para el caso del pensamiento ético y político – puede disolver o dejar escapar una serie de matices que sólo se revelan en la perspectiva del agente. Me rehuso a concebir la vida ética y política como un gigantesco ajedrez en el que las piezas se mueven calibrando potenciales costes y beneficios. Percibirse a sí mismo como un espectador fuera del escenario sociopolítico – o pretender estar fuera del mismo – y además suponer que se conocen las reglas que se observan en él me parece un signo de miopía conceptual (y acaso falta de fortaleza moral).

Me gustaría comentar brevemente un dato importante para el análisis que ha sido tocado sólo en algunas notas periodísticas. Se ha dicho que la sentencia contiene una estructura lógica digna de destacarse. Se dice que el texto no concede ningún punto a la argumentación de la defensa. Se sostiene que, en parte, ello se debe a que el propio acusado Fujimori – en su alegato final – no recogió ningún argumento esbozado por Nakazaki; en lugar de ello, pronunció un discurso pletórico de soberbia y autocomplacencia acerca de las bondades de su política antisubversiva, la misma que habría “salvado” al Perú de la barbarie. Por supuesto, tales afirmaciones evitaban toda referencia al trabajo previo del GEIN y al cambio de estrategia en tiempos de García. Fujimori indicó que bajo su gobierno no hubo ninguna “guerra sucia”, sino la acción aislada y traicionera de un “sector militar” (no del todo identificado) que perpetró las masacres de Barrios Altos y La Cantuta. Este es mi punto: en ningún momento de su alegato el reo mencionó a Montesinos como parte de esa presunta "facción díscola" de las Fuerzas Armadas, a pesar de que está probado que Montesinos se hallaba detrás de la organización y operativos del Grupo Colina. ¿Por Qué no mencionó a su ex asesor? ¿Los cómplices están actuando nuevamente en coordinación? Se trata de una hipótesis que debe ser examinada rigurosamente. Es preciso señalar que la hija del acusado omite – tanto en discursos como en entrevistas – cualquier referencia al ex jefe real del SIN.

En general, Montesinos es el gran ausente en las declaraciones públicas de los líderes fujimoristas; diríase que su participación en el régimen de la década del noventa fue intrascendente. O estas omisiones revelan temor frente a lo que Montesinos pudiese revelar ante los tribunales, o pone de manifiesto la complicidad de los antiguos socios. Incluso los fujimoristas" de a pie", los que manejan la tesis inverosímil de que Fujimori y Montesinos actuaban por separado (y que el primero no sabía nada de lo ejecutado por el segundo) deberían reparar en esas omisiones. En casos como estos, el silencio puede ser bastante elocuente.
La caricatura es de Carlín.

3 comentarios:

YO, SI OPINO dijo...

Inteligente observación que Keiko debe leer dos veces. Con dicha sentencia condenatoria contra Alberto Fujimori que ahora ya es formalmente Criminal de Estado pues, siendo el papá todos los hijos o socios o consocios deben alcanzar ese 'alto grado' de Criminales de Estado, en esa vía los magistrados que tienen a Montesinos entre manos pues tienen que ascenderlos a dicho 'alto grado'. Ojalá que lo veamos pronto.

Adrián L. dijo...

Más elocuente todavía que el silencio fue el guiño cachoso de Montesinos. A pocos días de jactarse durante el juicio de su formación en ciencias sociales, el asesor con su guiño y Fujimori con su sonrisita parecían sacados de un libro de Clifford Geertz.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Adrián:

Aunque algunos fujimoristas han cuestionado que haya existido esa "comunicación no verbal" - curiosamente y extrañamente arguyen que se habrían editado (al estilo fujimontesinista) los videos -, está clarísimo que Montesinos y el clan Fujimori están jugando en pared.


Saludos,
Gonzalo.