miércoles, 3 de diciembre de 2008

DEL CONTRATO A LA RECONCILIACIÓN: APUNTES SOBRE EL LIBRO “EL DESAFÍO DE LAS DIFERENCIAS” DE AUGUSTO CASTRO


Gonzalo Gamio Gehri




Ayer tuve el gusto de presentar – junto a Santiago Pedraglio y Sandro Venturo – el libro de Augusto Castro, El desafío de las diferencias. Reflexiones sobre el Estado moderno en el Perú (Lima, CEP-UARM-IBC 2008). Un libro ambicioso, combativo y propositivo. Planteado en la venerable tradición de las obras sistemáticas sobre el Perú como problema (que prácticamente se había descontinuado luego del texto de Karen Sanders, Nación y Tradición). El libro de Castro constituye un importante esfuerzo por pensar el Estado moderno y la democracia desde sus fuentes históricas y sus posibilidades en el Perú. Desarrolla una aguda mirada bifocal (filosófica y científico-social) de la realidad política peruana. Evoca en su reflexión la experiencia de “otras modernidades” (Japón, China), que permitirían revisar (e incluso relativizar) el “modelo occidental”.

El libro parte de una premisa normativa: la sustancia del Estado es el acuerdo político de sus ciudadanos para defender sus derechos. Esta afirmación recoge la imagen moral del contrato, en tanto la hipótesis del Estado Natural es profundamente antijerárquica. Supone que los individuos que suscribirán el acuerdo fundacional de la sociedad son libres e iguales, de modo que las diferencias sociales que fundan la desigualdad y la discriminación son “artificiales”. En seguida señalaré en qué sentido la propuesta de Castro parte del enfoque contractualista, pero pretende ir más allá, merced al desarrollo de la idea de Reconciliación.

El moderno Estado peruano ha trasgredido la lógica del contrato. No ha protegido a sus ciudadanos de la violencia y extrema pobreza, y excluye de facto a sectores importantes de la sociedad, que por razones económico-sociales, etnia, género y sexualidad no pueden acceder a la protección estatal ni pueden ejercer sus derechos básicos. El cuerpo político, sostiene Castro, no recoge las expectativas de las personas que integran la sociedad. Según Castro, el conflicto armado interno reveló cuán frágiles (o inauténticos) son tales “acuerdos”. El problema es que las condiciones que desataron la violencia no han sido erradicadas. Quienes detentan el poder han impuesto un Estado que sigue un modelo “colonial”: es autoritario, excluyente y clerical (y cuenta con el apoyo de organizaciones que pretenden constituirse en“instituciones tutelares”).En lo cultural, se ha pretendido imponer una idea monolítica de identidad colectiva, que socava o proscribe las diferencias. Las invocaciones a la “peruanidad”, el “mestizaje”, o la “síntesis viviente” constituyen los nuevos rostros del ideal conservador de la monocultura.

El autor hace suyo en enfoque de la Reconciliación como re-fundación del pacto social. Se trata de reconstruir – o de construir – el acuerdo social y político, de modo que esta vez convoque a todos los peruanos, a todas las diferencias que habitan el Perú. El autor dialoga continuamente – con especial agudeza y creatividad - con el Informe Final de la CVR, la investigación interdisciplinaria más rigurosa sobre la violencia y la desigualdad en el país. La ‘Reconciliación’ sigue siendo la categoría planteada por la CVR más compleja y más controversial, pero una de las más fecundas. El autor somete a dura crítica una lectura conservadora de la Reconciliación (basada en una idea errada del perón como promotor de impunidad) para asumir una posición cívico-humanista, que apunta al restablecimiento de los vínculos perdidos por la violencia.

Pero postular el proceso de Reconciliación como plataforma para la construcción de un proyecto político democrático supone necesidad de ir más allá del contrato. La perspectiva contractualista considera que los individuos (las “partes”) sólo buscan satisfacer en la nueva sociedad sus intereses privados, y sus personales expectativas de seguridad: el nexo con los otros – y con las instituciones – es meramente instrumental. La reconciliación como fuente de integración social y política posterior a un conflicto armado presupone el reconocimiento del otro concreto, el conocimiento de la verdad en torno a la tragedia vivida, la reconstrucción de un sentido de comunidad, el papel del corazón en la reconstrucción de los lazos sociales, y otros tantos elementos que no convergen con el esquema abstracto del contrato. La Reconciliación invoca nuestra capacidad de elaborar un proyecto común de vida, nuestra disposición a la construcción de ciudadanía. Se trata de un proceso histórico de largo aliento, que supone políticas de inclusión y redistribución de diversa índole. No existe Reconciliación ni ciudadanía con hambre y pobreza.

El autor defiende la idea de una democracia fuerte – de corte liberal progresista -, que cuestione severamente los conceptos que poblaron el imaginario tradicional de la extrema derecha y la extrema izquierda: la democracia no constituye el imperio irrestricto del capital o ni es tampoco la dictadura del “partido único”. La democracia constituye un sistema político basado en el control ciudadano del poder del Estado en función del respeto a los Derechos Fundamentales de los individuos y la promoción de sus capacidades. Contar con una ciudadanía vigilante desde la sociedad civil constituye una de las condiciones esenciales para que este modelo funcione. En el texto pueden detectarse el eco de las ideas de Benjamín Barber, John Rawls y Amartya Sen.

Una de las ideas interesantes del libro es que para el autor “todas las banderas aportan” en la construcción de esta democracia fuerte: la concepción de la ciudadanía antigua (su visión de la igualdad ante la ley y su vindicación de las libertades políticas); el Liberalismo (su postulación de un gobierno limitado, la defensa de las libertades personales y la cultura de los Derechos Humanos) y el.Socialismo (con su énfasis en la Justicia social y la solidaridad). Esta tesis dista de ser meramente ecléctica; pasa por el trabajo de la crítica racional y la deliberación pública.

El libro de Augusto Castro es a la vez un tratado de sociología política y de filosofía política peruana. El texto ofrece a la vez una lectura crítica de ‘nuestra modernidad’ y una propuesta política concreta que apunta a fundamentar las garantías de no repetición de las condiciones que generaron el conflicto armado interno y así fortalecer nuestra democracia. Vale la pena leerlo con atención.

39 comentarios:

Anónimo dijo...

No entiendo como puede usted conciliar el verdadero socialismo y el liberalismo. Es un contrasentido típico de los burgueses con sentimientos progresistas. Habla usted de "Democracia Fuerte". Utopía de ingenuos. La única democracia auténtica es la Democracia Popular y ella no se logra sino por la lucha de clases. Sería ideal construir una nueva sociedad por una vía electoral pero en el plano real esto nunca se dará por los poderes económicos que monopolizan los medios de producción y de comunicación.

Para terminar con la exclusión y la pobreza hay que tomar medidas radicales en las cuáles no caben sus bien intencionados pero irreales sueños de opio. Hay mucha filosofía autocomplaciente, inútil y pedante en usted señor Gamio pero nada de acción. Es a través de la praxis que se darán las transformaciones estructurales que necesita el país.

La tolerancia parece ser el principal valor para usted. Para mi es una farsa pequeño burguesa. ¿Cómo se puede ser tolerante frente a la realidad del niño que muere de hambre, frente al indio explotado, frente al obrero vilipendiado, frente al capitalista inmisericorde que compra conciencias para mantener un sistema de opresión repudiable?

De todas maneras gracias por defender a los que pensamos como yo frente a los ataques del fascista Estado peruano.

Gonzalo Gamio dijo...

Sr. Cirilo:

Tolerancia no es pusilanimidad, si no pluralismo. Uno no puede tolerar la violencia o la injusticia, pero la violencia "revolucionaria" es tan nefasta como la otra: deslegitima los propósitos. Nos convierte en bárbaros, nos iguala a los perpetradores.

La violencia es un modo "simple" de "resolver" problemas complejos. La violencia NO RESUELVE NADA, sólo ahonda los problemas. Lo que vivimos en el Perú entre 1980 y 2000 es prueba de ello.

Categorías como "conciencia de clase" y "lucha de clases" son unilaterales, están bastante agotadas y requieren ser reexaminadas. Sobre la idea de un "liberalismo de izquierda", le invito a visitar otros posts sobre el tema en este blog.

Saludos,
gonzalo.

Anónimo dijo...

Lamentablemente la violencia es una realidad inevitable de la condición humana, una situación de la cual nadie puede escapar, es parte del proceso de evolución social e histórica. Pero hay algo que sí podemos elegir: si vamos a estar del lado de los opresores o de los oprimidos.

En la tradición occidental tal vez los cristianos han sido los únicos que trataron seriamente de escapar de esta condición. Sin embargo, se vieron frustrados en este intento por ilusos. La historia los llevó a enfrentar su naturaleza humana y se vieron envueltos en guerras y represión. Algunos cristianos en Indoamérica se dieron cuenta que la prédica de la paz es un mensaje hermoso pero imposible. Conservaron el ideal de un mundo nuevo pero descubrieron que sólo plegándose a la revolución se podría alcanzar algún día una sociedad sin clases, verdaderamente libre, sin explotados ni explotadores. El caso Camilo Torres es paradigmático. Él sí vio claramente el camino auténtico de liberación y luchó con coherencia. No se quedó a medio camino como tantos. Los filósofos pequeño burgueses han perdido mucho tiempo tratando de entender la realidad cuando la misión de la filosofía es transformar el mundo.

Renato Constantino dijo...

Muy interesante Gonzalo. Sin embargo... me queda la duda de cuál es la propuesta práctica. De todas maneras se ve de mucho interés. ¿Ya habrá en Librería PUCP?

Anónimo dijo...

Gonzalo, yo no abogo por la violencia, pero lo que siempre le discutí a Tito en clase es que lo que el pedía es que la "clase dominante" deje de ser dominante.

Mi debate iría por la onda de si es que es posible la democracia que tu propones (y yo me sumo a ella) dentro de un marco capitalista.

Anónimo dijo...

El orden económico mundial sigue siendo capitalista.

http://w3.desco.org.pe/publicaciones/QH/QH/qh121gr.htm

Carlos Eduardo Pérez Crespo dijo...

Hola Gonzalo,

Al parecer el debate se postergó hasta nuevo aviso, ¿cierto? Estaremos a la expectativa entonces, pero si hay cualquier otro debate también con mucho gusto me gustaría participar.

Me ha parecido interesante el libro que has reseñado, por lo cual lo leeré con prontitud. El concepto que más ha llamado mi atención es el de "democracia fuerte".

Como sabes el libro de Fernán Altuve lleva el mismo título y más de una vez Francisco Tudela o el mismo Fujimori hicieron referencia a dicho concepto de "democracia fuerte". Sin embargo, me parece muy interesante la diferencia de nociones con respecto a la fortaleza: Augusto Castro la entiende como fortaleza del Estado de Derecho, mientras que Altuve como la fortaleza de la autoridad del Estado.

En este sentido, me parece muy importante e interesante esta diferencia de concepciones e interpretaciones con respecto a la "fortaleza": por un lado la "fuerza" de la libertad, por otro la "fuerza" de la autoridad. Encuentro a Hobbes y Locke dialogando.

Un abrazo.

Carlos P.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Cirilo:

Es que ya no se puede sostener que existan leyes que guían la historia. Esa es una hipótesis que tanto la filosofía, como las ciencias han echado por tierra. Hoy esa hipótesis ya no puede contar con el consentimiento racional; sus ‘creyentes’ practican una especie de “fe” religiosa.

La violencia no resuelve los problemas. Nosotros los peruanos hemos sufrido la insania terrorista en carne propia. Piense en las masacres que perpetró Sendero Luminoso entre la población campesina, o cómo esclavizó a los ashánikas. Es inaceptable.


Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimados Renato y O_O:

Ciertamente, la cuestión práctica es crucial. Tito respondería seguramente que el primer paso es: implementar las reformas institucionales propuestas por la CVR, e importantes políticas distributivas.

Un abrazo,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Carlos:

En efecto, la “fuerza” proviene de la institucionalidad y la ciudadanía. Tudela y Altuve no son demócratas en ningún sentido relevante. Son “reaccionarios”, según propia confesión.

El debate se posterga hasta la venida de Daniel. Es mejor que sea presencial.

Un abrazo,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Sr. Cirilo:

¡Ah, me olvidaba! No sé dónde encuentra usted pedantería: yo no escribo sobre mí mismo, si no discuto ideas. No me conoce para saber si actúo o no. No pregono lo que hago o dejo de hacer en materia sociopolítica.

Saludos,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

Señor Gamio: Veo que su ego es tan grande como su miedo a ponerse realmente del lado de los de abajo. Parece que sigue los pasos de su maestro Gustavo Gutiérrez quien en los 70s nos alentó a luchar por los oprimidos y a desarrollar un cristianismo revolucionario, combativo y terreno pero ahora se ha aburguesado y habla las mismas entelequias que usted.

Otra cuestión: ¿Quién ha dicho que no existen leyes en la historia y que las categorías de lucha de clases están agotadas? ¿Tal vez los decadentes “pensadores” pequeño burgueses que usted sigue? Sus adorados Rorty, Vattimo o Berlin no tienen nada que decir al oprimido. Abra los ojos: la lucha de clases es un elemento central en el devenir del mundo. Todo cambio estructural requiere de un costo social. Eso es claro en la historia. Su supuesto pluralismo significa hacerle el juego a los poderosos.

Algo más: confundir mis planteamientos con una fe religiosa parte de una estrechez intelectual. No postulo “verdades” reveladas desde el más allá sino parto de datos de la realidad. No sea simplista. El hombre fe mira las realidades sobrenaturales, yo miro la condición humana material y concreta y la capacidad de luchar por una sociedad plena. Recuerde el himno: “Ni en dioses, reyes ni tribunos, está el supremo salvador. Nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor”. La religión es un instrumento de alienación para perpetuar un sistema de dominación que propone una felicidad futura y ultraterrena que nadie puede comprobar. Mis propuestas buscan la liberación en este mundo y el triunfo del pueblo.

Gonzalo Gamio dijo...

Sr. Cirilo:

Aquí llega el momento en que no es posible continuar discutiendo. No sólo porque me califica, si no también por la posición violentista que enarbola. Usted defiende la violencia como método de liberación y redención, yo la rechazo por sus terribles efectos en el pasado.

Cuando yo dije que su posición requiere de una suerte de "fe religiosa", no me refería a que creyera en algo sobrenatural, me refería a que su inverificable "dialéctica de las condiciones materiales" que presuntamente guía la historia no se defiende ni a nivel de la filosofía ni a nivel de las ciencias empíricas. Sus suscriptores apelan a una suerte de "fe secular" en cuyo nombre pueden sacrificar vidas humanas. Terrible. Recuerde las atrocidades que causaron Sendero Luminoso y el MRTA en este país, a partir de esas consignas.

Me niego a considerar la pérdida de vidas humanas un mero "costo social".

Gonzalo.

Daniel Salas dijo...

Ojalá se produzca el debate. Lo estoy esperando. Lamentablemente, nunca viajo a Lima en diciembre.

Comentarios a los comentarios:

¿El orden mundial es capitalista? mayormente, tal vez. Pero responda ¿y cuál es el problema con eso?

Lo que me lleva a responder a Cirilo:

Nada ha liberado más a los pueblos que la libertad social y económica. Usted, al igual que el reaccionario profesor Hernando, vive en el mundo de la ficción. La solidaridad consiste en entender el mundo, no en alejarse de los hechos. Si queremos acabar con la injusticia y la pobreza, trabajemos basándonos en la ciencia y en una orientación ética. La violencia no es necesaria ni es consustancial a la naturaleza humana. Saludos.

Anónimo dijo...

"¿El orden mundial es capitalista? mayormente, tal vez. Pero responda ¿y cuál es el problema con eso?"

Ni más con esta centro izquierda, ni más. Prefiero la posición de Cirilo que una que desconoce los problemas que genera el capital.

Anónimo dijo...

Ante todo quiero aclarar una cosa: NO apruebo las barbaridades de Sendero y otros movimientos similares. Considero que se desviaron de un camino humanista y auténticamente revolucionario debido a su sectarismo. Los socialismos reales no lograron plasmar a plenitud el auténtico camino trazado por Marx. Dos notables excepciones, con algunos defectos pero en líneas generales heroicas y admirables, son los casos de la Cuba de Castro (ahora en crisis por el fascista bloque norteamericano) y la Rusia de Lenin (modelo distorsionado luego por Stalin).

Al margen de que haya podido herir sus sentimientos creo que es importante que existan espacios donde se pueda debatir inclusive temas que puedan resultar tan incómodos y dolorosos como el de la violencia. Yo he conocido a estudiantes y profesores de su universidad que no rehuían al debate sobre este tema. Inclusive algunos de ellos tenían posiciones similares a las mías. El tema es vigente y lo demuestra el hecho que figuras modélicas como el Che Guevara y Camilo Torres sean admiradas por tantos. Y por favor no vaya a comparar al Ché con Abimael Guzmán. Entre ellos existe la misma distancia de la que puede existir entre un héroe y un asesino.

Si es que usted quisiera continuar con la discusión le planteo un tema. Supongamos que yo esté profundamente equivocado. ¿Qué alternativa plantea usted para el cambio de las estructuras? ¿Sentarnos en una mesa de diálogo? ¿Convocar a seminarios de discusión o hacer marchas ante el Congreso? ¿Escribir blogs? ¿Formar un partido político que sería inmediatamente atacado y reprimido por el poder económico de la fascista derecha reaccionaria que existe en nuestros países? ¿Participar en proyectos asistencialistas que tratan de paliar pero no solucionar las raíces de los problemas estructurales y al mismo tiempo enajenan la conciencia de clase de los oprimidos? ¿Qué alternativa viable podemos seguir los que queremos el fin de la pobreza?

Anónimo dijo...

Daniel Salas

Pregúntale a cualquier psicólogo los problemas que conlleva el capitalismo.

Por dios!!! lee un poco de historia y mira como se desarrolló el siglo XIX en plena expansión del capitalismo. ¿Cómo demonios quedó áfrica? ¿Acaso la colonización no fue capitalista? Hasta los que son medio neoliberales catalogan a esa etapa como la del capitalismo salvaje. ¿Trajo eso liberación? Pregúntale a cualquier psicólogo si el capitalismo ha traído libertad. PFFFF, Más bien...¿Cuál es tu mail Cirilo?

Alan Salinas dijo...

Estimado Gonzalo,

Leo el comentario que haces sobre el contrato social entre sociedad y Estado que propone Castro.

En ese sentido, según Laclau y Mouffe (sorry si no se escribe así debido a que en estos momentos no tengo el libro en mano) proponen -por decirlo así- un equilibro que generaría un contrapeso (hegemónico) que son para ellos: la estrategia socialista.

Para el caso peruano, ¿cómo se construiría esa Hegemonía, si por el momento, la sociedad civil no presenta un contrapeso real a la democracia realmente existente?

La izquierda anda en sus problemas sin solución: resultado la fragmentación; por otro lado, los movimientos no articulan las diversas demandas para así ampliar la comunidad política.

No pretendo ser pesimista, pwero muchas veces siento que eso queda en el papel, en el diagnóstico. Se me ocurre, como a diversos analistas, que solución esta en la construcción del Partido Político abriendo las subjetividades a la pluralidad pero quien ejercería la hegemonía para el respeto del contrato social.

Saludos,

Alan Salinas

Amazilia Alba dijo...

A Daniel Salas tambien habria que recordarle lo que ha pasado en Rusia y China con la instauracion del capitalismo. Ahi se ve que el capitalismo no necesariamente lleva a sociedades mas democraticas, es mas esos regimenes dictatoriales se han fortalecido mas en un ambiente capitalista.

Daniel Salas dijo...

Aclaración: No soy de centro izquierda. No soy de izquierda en ningún sentido. Pienso además que la oposición derecha - izquierda es confusa. Mi entusiasmo es con el capitalismo y la libertad, no con el capitalismo a secas. No ignoro la historia, no desconozco el horror del colonialismo y tampoco desvaloro los grandes dilemas morales y existenciales que surgen en una sociedad libre. Pero prefiero que la gente eliga su propio camino y se enfrente al problema de la libertad antes que sea obligada a vivir en un sistema "metapolítico" o en una utopía totalitaria. Prefiero a un hombre angustiado por su libertad y la ausencia de trascendencia que a un esclavo. El hombre libre todavía tiene la oportunidad de acercarse a Carl Dreyer, Jorge Luis Borges o Andrei Tarkovski y buscar con la ayuda de su arte el sentido y la belleza de la vida; el esclavo no.

Lamentablemente, no puedo extenderme mucho en los comentarios pero espero poder discutirlos. Saludos.

Gonzalo Gamio dijo...

Cirilo:

Yo tengo esperanzas de que la ciudadanía pueda organizarse y gestar contrapesos políticos y políticas distributivas.

¿Qué propone usted, salir al monte? ¿Generar nuevos Lucanamarcas?

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Alan:

Creo que es preciso fortalecer la sociedad civil y generar nuevos partidos democráticos. La protesta social - si respeta estrictamente los canales legales - también es una vía. La violencia queda excluida, naturalmente, como he señalado a Cirilo.

Evidentemente, se trata de alternativas que suponen revisión y crítica, antes que 'revoluciones'.

Saludos,
Gonzalo.

José Talavera dijo...

Ojo que no hay relación de causalidad entre capitalismo y democracia, hace décadas que hay un debate en torno a si uno es requisito para el otro y la evidencia parece demostrar que en el mejor de los casos podría haber correlación, pero uno no es causa ni requisito para el otro.

Tampoco se trata de tomar el capitalismo como un "monolito". Un economista podría profundizar con mayor autoridad en ello, pero es evidente que no es lo mismo el capitalismo colonialista del siglo XIX con el de la segunda posguerra o con el actual.

Por último, la realidad nos muestra que son más los países que han salido de la pobreza y han alcanzado el desarrollo gracias al capital y al libre mercado (cada uno con sus matices y variantes) que los que lo han hecho o han intentado hacerlo por otras vías. Allí está Europa occidental y Asia, en comparación, por ejemplo, con los "socialismos reales", todos ellos colapsados (o en la ruina, como Corea del Norte).

¿Casos como Rusia o China? Más que la regla, son excepciones y sus modelos obedecen más a variables políticas que a variables puramente económicas. En el caso ruso, por ejemplo, los altos jerarcas comunistas aprovecharon su posicion durante la transición al modelo de libre mercado para "copar" la mayor cantidad de bienes o recursos que la URSS dejaba.

tema amplio...

Anónimo dijo...

Nadie quiere una nueva Lucanamarca, ahí se mataron campesinos inocentes. Mis ideas no son extravagantes. De hecho las he tomado de muchos intelectuales respetables y seguidos por muchísima gente (que además son enseñados en muchas universidades del Perú). Autores como Marx y Lenin. Inclusive Gustavo Gutiérrez (ahora ya aburguesado) en su famoso libro Teología de la Liberación perspectivas (Lima, 1971) nos llamaba a acciones más radicales: El nos decía que El desarrollo auténtico exige un enfrentamiento de las causas de la situación hispanoamericana y considera que las más profundas son “la dependencia económica, social, política y cultural de unos pueblos con relación a otros, expresión de la dominación de unas clases sociales sobre otras” (43). Y luego que
“Únicamente una quiebra radical del presente estado de cosas, una transformación profunda del sistema de propiedad, el acceso al poder de la clase explotada, una revolución social que rompa con esa dependencia, puede permitir el paso a una sociedad distinta, una sociedad socialista”. (43)
Proponía así que el único modo de superar a la situación en que se encuentran los países hispanoamericanos es a través de una revolución social. La acción política revolucionaria, en la cual la revolución cubana “ha cumplido un papel acelerador” (116), no debe limitarse al “ámbito nacional”, sino que “debería envolver todo el subcontinente” (117). “Estamos, en América latina, en pleno proceso de fermentación revolucionaria” (118).
En cuanto a la violencia señalaba que la mayor violencia era la pobreza y la violencia institucionalizada proveniente del Estado (336). Tampoco negaba la lucha de clases (que para usted es una categoría ya superada): “la lucha de clases es un hecho y la neutralidad en esa materia es imposible” (341).
En cuanto al Che Guevara (tan admirado pero tan poco conocido y seguido) él señalaba que:
“El camino pacífico está eliminado y la violencia es inevitable. Para lograr regímenes socialistas habrán de correr ríos de sangre y debe continuarse”. "La violencia no es monopolio único de los explotadores, por lo tanto los explotados la pueden hacer servir siempre y cuando las circunstancias lo permitan", "El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así: un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal."

Christian dijo...

A Cirilo:

La violencia como posibilidad última de la dinámica de lo político siempre está dada, se trata de una condición necesaria para concebir el fenómeno político, el negar ello, como lo hacen los liberales. De ello no se deduce que lo político sea una guerra o una revolución permanente, o que esté determinada por la "lucha de clases", sino que el presupuesto de una violencia eventual, identificada empíricamente mas no normativamente, define la conducta política sin que se constituya en contenido exclusivo de ella ni que agote sus posibilidades en la praxis (en esto creo que estás de acuerdo, aunque por motivos puramente tácticos).

Acerca de la "lucha de clases", esta no es la única posibilidad del agrupamiento entre amigos y enemigos, existen otras como señala la historia, la interpretación histórica marxista ha pecado muchas veces de determinista (presidida por una "dialéctica de las condiciones materiales" a la que alude Gonzalo). Sólo para dar un ejemplo, obsérvese el caso de la esclavitud en los Estados Unidos. Desde una interpretación marxista ortodoxa, el comercio con países industrializados como Gran Bretaña debió haber promovido la desaparición de dicha institución social, pero no fue así, la alentó. El algodón cosechado en las grandes plantaciones del Sur de los Estados Unidos suministraban de materia prima las fábricas británicas.

Saludos a todos

Christian dijo...

Se me olvido un fragmento:

"(...) el negar ello, como lo hacen los liberales, puede generar los efectos inversos a lo que ellos creen evitar, y es que sólo desde la relación amigo-enemigo cobra sentido su respeto. (...)"

Anónimo dijo...

Sr. Gamio: Su propuesta suena muy bien en teoría, pero en la práctica, la inmensa mayoría de los seres humanos prefiere guardar silencio cuando ha sido testigo de un acto de crueldad. Pero la cruda verdad es que, frente al abuso, siempre se toma algún partido, incluso cuando se opta por no actuar. La indolencia es cómplice de la injusticia.

Qué paradoja que muchos intelectuales que nos llamaban a acciones más radicales (algunos de los cuáles usted dice admirar) y profesores que nos hacía leer a estos intelectuales, ahora condenan vehementemente a los que llevan estas ideas a la práctica. Incoherencia típica de los pequeños burueses con sentimientos progresistas.

Creo que aquí se aplican de nuevo las palabras del Ché. "Nuestra revolución ha destruido las teorías de salón. Hay que hacer revoluciones agrarias, luchar en los campos, en las montañas y de aquí llevar la revolución a las ciudades."

Si le he parecido muy impertinente o si no le han gustado mis ideas, no se preocupe, no voy a volver a escribir en su blog.

Gonzalo Gamio dijo...

Cirilo:

No tengo nada contra usted. Es bienvenido en este blog. Sólo ha planteado su posición, con la que discrepo por principio.

Estoy de acuerdo en que la sociedad necesita con urgencia políticas redistributivas. La pobreza y la exclusión deben ser combatidas como una prioridad. Pero yo creo que esa lucha debe ser democrática y enmarcarse dentro del Estado de Derecho.

Lo que me preocupa de su posición es que su lectura de la historia le permite discernir quién debe morir y quién no. Eso me resulta inaceptable, además de una postura que ha sembrado dolor y ha fracasado. Yo rechazo toda forma de violencia.

Anónimo dijo...

El problema de tu postura Gonzalo es que al negar todo tipo de violencia se puede llegar al otro extremo que es que cuando el que tiene mayor poder irrumpe y destruye tanto la cultura como los derechos de las personas y estas personas afectadas no tienen canales para manifestarse, muchas veces recurren al canal de la violencia (ojo que no hablo derevolucion), y no actuar violentamente sería condenarse a la misma muerte. Casos hay muchos, mira las poblaciones indígenas de la selva cuando irrumpen transnacionales en sus comunidades. Al menos yo no me pongo en la posición de decirles: Indios bárbaros que recurren en la violencia.

Charlie Caballero dijo...

Algunas observaciones sobre los comentarios de Cirilo:


a)Su preocupación es el compromiso de accion por parte del intelectual, así como lo veo. Pero una cosa es elevar la inquietud ante alguien, como duda o consulta, y otra muy diferente increpar al autor del post por alguna supuesta falta de acción.

b) "Lamentablemente la violencia es una realidad inevitable de la condición humana, una situación de la cual nadie puede escapar, es parte del proceso de evolución social e histórica".

Que la violencia sea consustancial a la naturaleza humana no es argumento para no exigir su moderaciòn o uso ùltimo o extremo. La realidad o la naturaleza no siempre son condiciòn de verdad, puesto que de ser así muchas situaciones que son de hecho articiales se convierten en dogmas o realidades perpetuas.

c)Lamento que Cirilo califique más que argumentar. Respecto a la tolerancia Cirilo la entendió al revés. Jamás se contempla de tolerante con el intolerante y mucho menos tolerancia significa permisividad de la injusticia.

d)El radicalismo lo considero útil como una actitud contra la indiferencia y la complacencia de cierta izquierda que en Europa y en Sudamérica demorò muchìsimo en el mea culpa. Vattimo, Bossetti, Bobbio, Zizek, entre otros, llaman a una izquierda màs deliberante con las masas en contextos que la derecha toma la iniciativa y capta mas adeptos en la opinión publica. Pero de ninguna manera un radicalismo violentista descontrolado.

e)la universalidad de los DDHH son una propuesta liberal que el socialismo contemporáneo asume tambien, asi como el respeto a la diferencia, y ampliar la reducciòn de la lucha de clases a la lucha por el reconocimiento y tolerancia de la diferencia: el marxismo no se agota en la lucha armada o lucha de clases. Tenía algo que decir el viejo Marx acerca del negro, el indio, la mujer, el homosexual y etc. todos los microgrupos sin voz en el primer marxismo?. Algunos postulados del marxismo se enriquecieron con aportes de otras teorias culturales que en buena cuenta, lo mantuvieron con vida para analizar diversos aspectos de la realidad.
en fin da para mas Gonzalo prometo unpost al respecto

(los invito a leer http://naufragoaqp.blogspot.com/2008/12/los-intelectuales-y-el-compromiso.html un post sobre los intelectuales y el compromiso social)
un saludo Gonzalo

Anónimo dijo...

Una de las cosas que se diferenciaba del resto de blogs es que siempre respondías los comentarios. Eso hacía que de ganas de comentar.

Acabé clases, listo para leer a Walzer.

Gonzalo Gamio dijo...

Antonio:

Los casos en los que la violencia es legítima son muy puntuales, como la legítima defensa, la defensa de la comunidad frente a una invasión, etc. Siempre se trata de un último recurso.

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Arturo:

De acuerdo con tus argumentos. Recomiendo tu post.

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado José:

De acuerdo contigo.

¡Se echa de menos tu blog! ¿Cuándo lo retomas?

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Se Vas:

Ténganme un poco de paciencia. Demoraré en contestar - ¡Es fin de semestre, y estoy corrigiendo! - pero lo haré.

Saludos,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

Ya que el Sr. Gamio ha señalado que inclusive alguien como yo puede participar en este debate voy a tomarme la libertad de responder a Letras del Sur.

Letras del Sur:

Si hubiera querido debatir con usted hubiera participado de su Blog. El Sr. Gamio a pesar de ser un pequeño burgués con claras tendencias reaccionarias y seguidor de autores decadentes, es una persona pensante con la cual se puede tener una discusión inteligente y hasta cierto punto productiva. Al leer los falaces y, peor aún, contrarrevolucionarios “argumentos” que usted esgrime debo decir, no sin cierta lástima, que lo mismo no se da en su caso.
a) Su discurso sobre la tolerancia parece un trabalenguas. Que le quede claro: para mi la tolerancia no es un valor fundamental, por lo menos no desde la perspectiva burguesa que usted parece defender.
b) No distorsione el concepto de lucha de clases haciéndolo pasar por las frívolas luchas por los “derechos al reconocimiento”, reivindicaciones típicas esgrimidas por el consumista liberalismo estadounidense que equipara la situación del opulento gay de San Francisco con los verdaderos oprimidos del mundo. La verdadera reivindicación de derechos se dará cuando se instaure la sociedad sin clases. No ponga en boca de Marx ideas que nunca esgrimió. Más bien léalo.
c) ¿Cómo se atreve a expresarse de Marx como “el viejo”? Entienda que Marx no es viejo sino que sigue estando muy vigente como lo demuestra la actual crisis del capitalismo explotador.
d) Es un error histórico de dimensiones mayúsculas sostener que “la universalidad de los DDHH son una propuesta liberal que el socialismo contemporáneo asume”. Es el socialismo la única ideología que realmente ha proclamado y defendido los verdaderos derechos humanos: a tener pan, techo y resistir la opresión. ¿De qué derechos puede hablar el obrero inglés explotado durante la Revolución Industrial o el indio por el gamonal? Como dice el himno:
“La ley nos burla y el Estado
oprime y sangra al productor;
nos da derechos irrisorios
no hay deberes del señor.
Basta ya de tutela odiosa,
que la igualdad ley ha de ser:
"No más deberes sin derechos,
ningún derecho sin deber".

Charlie Caballero dijo...

"a) Su discurso sobre la tolerancia parece un trabalenguas".

Yo expuse lo sgte:

"Lamento que Cirilo califique más que argumentar. Respecto a la tolerancia Cirilo la entendió al revés. Jamás se contempla ser tolerante con el intolerante y mucho menos tolerancia significa permisividad de la injusticia.

¿dime Cirilo donde está el trabalenguas? ¿Alguien con la agudeza que exhibe en sus comentarios no pudo desentrañar este enunciado?

Y sí la entendiste al revés: "Cómo se puede ser tolerante frente a la realidad del niño que muere de hambre, frente al indio explotado, frente al obrero vilipendiado, frente al capitalista inmisericorde que compra conciencias para mantener un sistema de opresión repudiable?"

2. Debatir es definir. Insisto que no respondes con argumentos sino con frases cliché. "burgués" "reaccionario" "contrarrevolucionario" , etc. Explícanos tu noción de burgués; es tan amplia que desde tu pto de vista todos los somos.

3. el problema con el dogmático, el fundamentalista y el fanático es que no cuestionan sus creencias. Y las ideas de Cirilo muestran eso: inmovilidad, interpretación a pie puntillas del marxismo. Cirilo sí leí a Marx, no soy izquierdista de oído, pero siempre me reservaré como tantos otros, el derecho al cuestionamiento constante (y autocuestionamiento). No confundas esto con la fuerza de la convicción en las ideas.

4. ¿Como calzan las reivindicaciones de los microgrupos dentro de la lucha de clases, Cirilo? Crees que el gay, el negro, el indio, la lesbiana, la mujer, el obrero, el estudiante, etc., poseen intereses, hoy, a los que la lucha de clases ofrezca una alternativa? No Cirilo. Las soluciones universalistas, totalitarias corren el riesgo de postergar los reclamos particulares como los de aquellos microgrupos que tambien son legítimos. Luchas económicas, sociales, políticas y "culturales". (lo del viejo Marx es con mucho afecto por Karlitos)

Anónimo dijo...

Me sorprende leer aún personas que ve proletarios en los "indios oprimidos", "niños que se mueren de hambre", "obreros vilipendiados", etc. Todos estamos contra estas formas de explotación y hay diversas maneras de enfrentarla. Si el diagnóstico y propuesta de Cirilo fueran valederas, hace rato el Perú sería un polvorín. Pero no. Y es que creo le falta CONOCER, experimentar directamente con la gente a la que alude. Yo puedo dar fe de eso con los indígenas amazónicos con lo cuales he convivido bastante tiempo. Ojo convivido, no trabajado en ONG´s.
Es innegable su situación de marginación y pobreza, pero si les hablas de esa condición y les planteas la "lucha de clases, violencia contra los opresores, destrucción de estado burgués" simplemente te escuchan y se miran entre ellos, como diciendo: "paltas de estos citadinos". Lo que no ven marxistas como Cirilo son lo que plantee al inicio, las diversas alternativas para enfrentar esas condiciones de explotación. Los nativos contra las mineras y petroleras ejercen la violencia, que entiendo, cuando sienten que nunca les consultaron nada respecto a su territorio, mas luego, exigen lo que en ese momento les parece urgente. Y todo vuelve a la calma.
LO mismo puede explicarse con los conos emergentes de Lima. Y se ve que la gente optó por otras vías lejanas a la revolución para tener mejores niveles de vida. Ojo, que yo vivo en el cono norte hace años y soy testigo de ello. A ver que se pare un domingo en Megaplaza a hablar de la injusticia, explotación y todo lo demás, para que vea lo que le pasa. Finalmente, fui con alguna esperanza a la llamada Cumbre de los Pueblos convocada por la izquierda para responder y marchar contra el APEC. Casi lloro de la tristeza cuando vi la poquísima cantidad de gente que asistió. ¿Cómo le llamamos a eso?

Christian dijo...

Un marxista podría señalar que nos encontramos ante clase media emergente, no ante proletarios, y, si fuera el caso que nos hallaramos ante proletarios (aquella clase social que no tiene la propiedad de los medios de producción) lo que ocurriría es que tienen una falsa conciencia.

Saludos,
Christian