lunes, 27 de septiembre de 2010

CONCEPCIONES POLÍTICAS Y PROBLEMAS CON EL PLURALISMO




Gonzalo Gamio Gehri


I



En el post anterior señalaba que las dos versiones rivales de nuestra derecha criolla – rivales en el concepto, pero estratégicamente aliadas en la arena política – se llevaban bastante mal con la democracia. Los mercantilistas y los reaccionarios coquetean de manera impenitente con el autoritarismo. Se hace necesaria la formación de una derecha moderna y democrática, creyente en el institucionalismo y en la economía de mercado, pero también en los derechos humanos y en el control democrático del poder. Esa clase de “derecha” no habita en los partidos existentes, acaso en ciertos espacios de prensa y de la cultura (Vargas Llosa, De Soto, Álvarez Rodrich, Salinas).

¿Qué sucede con la izquierda? Contamos con un sector de la izquierda vinculado con la socialdemocracia, que ha apostado por procesar de a pocos las lecciones de 1989, que hoy habla de humanismo cívico, de procedimientos democráticos, de reconocimiento de la diversidad cultural y de género, de derechos humanos, principios plurales de justicia distributiva y de desarrollo humano centrado en las capacidades. Esa izquierda ha aprendido de la herencia liberal y ha desterrado los viejos slogans del marxismo ortodoxo. Ha desmontado el viejo esquema estructura / superestructura, para dejar un espacio de libertad a la vida del intelecto y de la cultura. En algunos casos, ha descubierto – a partir de una lectura reflexiva del Evangelio y de los textos proféticos – que la religión puede ser liberadora y no causa de alienación. Considera que el recurso a las formas de vida democrática no constituye un instrumento para la captura del poder, sino que ellas pueden ponerse de manifiesto como un horizonte de libertad y realización humanas. Es saludablemente reformista, y no "revolucionaria". Esa izquierda moderna y democrática sí me convence, por su posible convergencia conceptual con propósitos liberales y pluralistas. Lamentablemente, ella habita contados espacios políticos, más bien su lugar de desarrollo es casi exclusivamente la academia y algunas instituciones de la sociedad civil.

La otra izquierda – mayoritaria en nuestro espacio político – es ortodoxa y radical. No se ha reexaminado a la luz de los sucesos que acabaron con el Muro de Berlín. Sigue pensando en que la Historia Universal está regida por leyes, y que – esto es penoso e inaceptable - la violencia constituye un medio “legítimo” para emancipar a las víctimas de la injusticia. Se pierde en debates cargados de dogmas acerca de si están dadas las “condiciones objetivas” para llevar a cabo la "Revoluvción". Esa izquierda ve en los mecanismos representativos de la democracia liberal la ocasión para introducir una agenda caduca. No le mortifica aliarse con los “etno-nacionalismos”, puesto que la consistencia teórica no es una de sus prioridades. Esta es la izquierda que habita en los viejos partidos legales de inspiración integrista. Una izquierda arcaica y funesta.

La izquierda democrática no ha logrado una representación parlamentaria, pero ha cobrado fuerza a partir del liderazgo de Susana Villarán como candidata a la alcaldía de Lima. Es una candidatura que yo veo con simpatía – la he escuchado y conozco a muchos de sus técnicos - y que en principio pienso apoyar el domingo; Sin embargo, confieso que me preocupa que algunos elementos de la vieja izquierda legal la acompañen. Creo que son elementos que han sido sobredimensionados por la prensa conservadora - tengo entendido que de 39 regidores, sólo tres son del MNI -, pero no es menos cierto que la candidatura de Susana Villarán no necesita de tales aliados, que ellos no aportan a su proyecto en lo práctico ni en lo ideológico: de hecho, contribuyen a minar su discurso. Esa compañía no contribuye a la necesaria renovación de la izquierda - renovación que la propia Villarán y otros han alentado con entusiasmo -, a pesar de que esta candidatura me parece digna de respaldo y que es impresionante la fuerza que ella ha asumido en corto tiempo. Necesitamos una izquierda y una derecha pluralistas, dispuestas a dialogar y a encontrar focos de consenso frente al diseño de políticas e instituciones genuinamente democráticas. Es el dogmatismo y la disposición a la violencia contra el que piensa diferente lo que enturbia nuestra escena política, en las dos orillas del espacio ideológico político, tanto en la derecha como en la izquierda.


II


Ayer en el Suplemento Domingo de La República, Eduardo Dargent publicó La conjura del genio, un agudo artículo en el que desenmascara el espíritu y proceder de Aldo Mariátegui al frente de Correo. El texto es valiente y posee calidad argumentativa. Pone de manifiesto cómo Mariátegui estigmatiza a quien piensa diferente – una actitud evidentemente antiliberal - , y se sirve del insulto como método para lograr una extraña e irreal “refutación”. La verdad y los argumentos no le interesan en demasía.

Hoy – como era de esperarse – Mariátegui contesta a Dargent, con una nota repleta de agravios y de falacias claramente identificables. Defiendes tus frejoles, señala, Te aferras a tus cargos, adulas a tus maestros, entre otras expresiones insultantes cargadas de estereotipos y de veneno en cantidades industriales. Mi solidaridad con el colega y el amigo por estos innobles ataques. No obstante, a mi juicio, Dargent no debería inquietarse con la “réplica” de Mariátegui, pues ha probado los dos puntos de su acertada crítica. Efectivamente, el director de Correo ha convertido ese diario en una extensión de su columna, contraviniendo los preceptos de la ética periodística, y degrada sistemáticamente el nivel de la discusión en la esfera pública. Quien lea la destemplada columna de hoy en Correo comprobará que Dargent tiene toda la razón.


La imagen viene de aquí.


13 comentarios:

Geviert-Kreis dijo...

Saludos Gonzalo:

si los nexos entre la izquierda moderada y la radical no están del todo claros (ese artículo de Neyra debería haberlos esclarecido) y es un error de Villarán, me pregunto ¿Sobre qué fundamento estás basando tu voto mi estimado? No creo que te seduzcan los personajes carismáticos, pues afirmas conocer a las personas de ese ambiente. Puede ser claro y lógico un voto contra Lourdes, se respeta, pero votar por Villarán por no querer votar por Lourdes, es un voto negativo. Si a esto le añadimos la duda del nexo con los radicales, tenemos una negación incierta, un rechazo a ciegas.

La izquierda radical y anti-sistema tiene una doble experiencia y recursos que Villarán no tiene: la presencia territorial y el aparato partidario, viejo como el Apra, de Patria Roja. La izquierda radical, en sus franjas más delincuenciales, tiene la experiencia del terrorismo (que es otra forma de conocer el territorio). Esta es la razón del contrato a mi parecer: aparato partidario, presencia territorial, estructura clientelar, en cambio de renovación político-comunicativa, "propuestas", "nuevas caras": una cuestión política.

Lourdes no es una santa. Como bien afirma Barba Caballero, la izquierda anti-sistema, que eclipsa el carisma de Villarán, vale tanto como la derecha cavernaria que Lourdes arrastra desde el periodo pre-transicional. Un derecha "terrorista" en lo económico, carente de políticas integrativas y pre-institucionales, de régimen: carente de un consenso sobre el bien. Ambos extremos (vieja derecha y vieja izquierda) ven el Estado y la instituciones como botín y aparato. En un cierto sentido, como un amigo me hace notar, ambas candidatas, con esos nexos ultra-reaccionarios, representan a fuerzas pre-transicionales, pre-Fujimori, caducas. En qué medida sea posible ver una nueva izquierda y una nueva derecha en esas fuerzas, es la pregunta. Lo dudo. Mi realismo me impide esperar sentado una respuesta. Yo sinceramente punto a las nuevas generaciones y al proyecto de un IPEP, un instituto peruano de estudios políticos: nuevas generaciones, nuevas elites. Como bien afirma el Sr. Falla, es posible pensar en modo diferente y crítico hacia la izquierda (vieja y nueva), sin ser reaccionarios ni ultramontanos. Esa retórica del miedo (a proposito de agendas), de meter la derecha en un solo saco, ya no tiene el mismo efectismo ideológico pre-89. En esta perspectiva, la docencia post-transición, hacia las nuevas generaciones me refiero, tiene una responsabilidad clave, y es necesario decirlo: una responsabilidad histórica.

cordialmente,
Giovanni

Francisco dijo...

Es extraño pero Villaran no participo en la CVR?. Digo extraño porque conociendo el conflicto armado de los 80 y 90, tiene dentro de sus aliados precisamente a ese grupo que tanto daño hizo al Peru (no creo que debemos creer en esa ingenuidad de que ese grupo se ha reformado! solo es otra estrategia de "salvo el poder todo es ilusión) Y es tambien extraño que usted vote por ella, sabiendo que aliados tiene. Es como si se contradijera todo lo que dice la CVR. Muy extraño, muy extraño.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Giovanni:

Lo que me lleva a votar por Villarán es la calidad de los profesionales que la rodean (Zegarra, Guerra García, Iguíñiz, Helfer), no su liderazgo carismático. Hasta donde se sabe, de su lista de 39 regidores, sólo tres son del MNI. Por supuesto, si se demostrara que FS adolece de una infestación de radicales, no dudes que repensaría mi voto.

Por supuesto, en la otra orilla, la compañía de Barrón, los Bedoya, etc., me provoca un rechazo similar.

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Francisco:

Lo que me resulta extraño es la manera en que has leído mi post. Parece que te has saltado algunas partes importantes. Lástima.

Villarán NO participó en la CVR. Mariátegui no ha dicho la verdad. No es primera vez.

Saludos,
Gonzalo.

Ricardo Falla Carrillo dijo...

Estimado Gonzalo, concuerdo contigo, como casi siempre, en la necesidad de que tanto las izquierdas como las derechas asuman postulados democráticos, plurales, a favor de los derechos humanos y a participar de los beneficios del mercado. Principios mínimos a los que se llega después de un siglo de extremos ideológicos, de utopías que se convirtieron en pesadillas. En otros contextos, las izquierdas y las derechas aprendieron de sus errores. Aprendieron a coexistir en alternancia, gobernando sin quebrar el marco común de los principios de mínimos. En esa situación, gobernar ya no era inaugurar un nuevo tiempo, sino administrar lo público en función del estado de derecho. Lejos de las escatologías ideológicas. Tanto la vieja izquierda como la vieja derecha carecían de sentido. Aseguradas las libertades básicas y cubiertas la necesidades fundamentales, una gestión eficiente de lo público y una relación clara con lo privado garantizaban las libertades, los derechos, las participaciones. Sin ingenierías sociales holísticas, sino ingenierías sociales fragmentarias. Paso a paso, soluciones concretas y sustentables a corto, mediano y largo plazo.

Tengo una envidia sana por esas sociedades. Y lamento que en nuestro país aun tengamos que seguir argumentando a favor de lo obvio.

Sobre las elecciones hemos conversado. Y más allá de los debates y de las tendencias, me parece muy triste ( no encuentro otra palabra) que FS haya realizado una alianza con grupos que tanto daño le ha hecho a la educación de los más pobres. En mi caso no se trata de un reparo ideológico. Es una cuestión moral. No me parece justo con los pobres que se pretende defender, aliarse con aquellos que torpedearon todas las posibilidades de mejora de la educación. La historia del SUTEP para la educación de los peruanos es una historia negra.

Como es inminente el triunfo de FS en Lima, sólo espero por el bien de la ciudad que las izquierdas hayan aprendido a manejar un discurso de orden, seguridad, eficiencia y funcionalidad. Que demuestren que son capaces de administrar y gerenciar con solvencia. Que son capaces de vislumbrar proyectos de largo aliento que haga viable la ciudad de las próximas décadas. Ojalá que la izquierda peruana aprenda que si se quiere servir a los pobres es fundamental una razón que no sólo desee, sino que aprenda a hacer las cosas de modo eficiente, funcional, práctico, tangible. Por lo visto en estas semanas, percibo que la izquierda peruana, como siempre, se queda en el deseo. El bono de los 100 soles es un ejemplo de "alma bella". Y te lo dice alguien que no es derechas.

Un abrazo

Ricardo

Ricardo Falla Carrillo dijo...

Estimado Gonzalo, concuerdo contigo, como casi siempre, en la necesidad de que tanto las izquierdas como las derechas asuman postulados democráticos, plurales, a favor de los derechos humanos y a participar de los beneficios del mercado. Principios mínimos a los que se llega después de un siglo de extremos ideológicos, de utopías que se convirtieron en pesadillas. En otros contextos, las izquierdas y las derechas aprendieron de sus errores. Aprendieron a coexistir en alternancia, gobernando sin quebrar el marco común de los principios de mínimos. En esa situación, gobernar ya no era inaugurar un nuevo tiempo, sino administrar lo público en función del estado de derecho. Lejos de las escatologías ideológicas. Tanto la vieja izquierda como la vieja derecha carecían de sentido. Aseguradas las libertades básicas y cubiertas la necesidades fundamentales, una gestión eficiente de lo público y una relación clara con lo privado garantizaban las libertades, los derechos, las participaciones. Sin ingenierías sociales holísticas, sino ingenierías sociales fragmentarias. Paso a paso, soluciones concretas y sustentables a corto, mediano y largo plazo.

Tengo una envidia sana por esas sociedades. Y lamento que en nuestro país aun tengamos que seguir argumentando a favor de lo obvio.

Sobre las elecciones hemos conversado. Y más allá de los debates y de las tendencias, me parece muy triste ( no encuentro otra palabra) que FS haya realizado una alianza con grupos que tanto daño le ha hecho a la educación de los más pobres. En mi caso no se trata de un reparo ideológico. Es una cuestión moral. No me parece justo con los pobres que se pretende defender, aliarse con aquellos que torpedearon todas las posibilidades de mejora de la educación. La historia del SUTEP para la educación de los peruanos es una historia negra.

Como es inminente el triunfo de FS en Lima, sólo espero por el bien de la ciudad que las izquierdas hayan aprendido a manejar un discurso de orden, seguridad, eficiencia y funcionalidad. Que demuestren que son capaces de administrar y gerenciar con solvencia. Que son capaces de vislumbrar proyectos de largo aliento que haga viable la ciudad de las próximas décadas. Ojalá que la izquierda peruana aprenda que si se quiere servir a los pobres es fundamental una razón que no sólo desee, sino que aprenda a hacer las cosas de modo eficiente, funcional, práctico, tangible. Por lo visto en estas semanas, percibo que la izquierda peruana, como siempre, se queda en el deseo. El bono de los 100 soles es un ejemplo de "alma bella". Y te lo dice alguien que no es de derechas y que es contrario a las ideas expresadas por Mariátegui y los mastines de la mafia.

Un abrazo

Ricardo

Constantino Márquez dijo...

Los términos “izquierda” y “derecha” son obsoletos para describir las posiciones políticas de partidos, movimientos y tendencias. Son imprecisos y cargan consigo prejuicios. No entiendo cual sería la diferencia entre la "derecha democrática" y la "izquierda democrática" que propones. En el fondo son lo mismo sólo que con matices diferentes en el manejo económico y político (sólo matices). En realidad estas abogando, en ambos casos, por una propuesta liberal pues la socialdemocracia es un liberalismo más redistributivo. Todo parece indicar que “Extra Liberalismus nulla salus” (“Fuera del liberalismo no hay salvación”).

Un segundo punto: cuando hablas de una izquierda “reformista” y no “revolucionaria” estás negando la esencia de lo que se entendía por “izquierda”. Hasta no hace mucho la palabra “reformista” era un verdadero insulto para todo aquel que se preciara de ser “izquierdista”.
El reformismo estuvo siempre asociado al conservadurismo y la revolución al radicalismo de “izquierda” –ya sea marxista, anarquista y otras variantes-. La perspectiva revolucionaria planteaba la necesidad de extirpar de raíz las estructuras injustas y el reformismo era visto como una escusa para no cambiar nada. Mejor busca otro término que lo que tú llamas “izquierda” no tiene nada que ver con lo que siempre ha entendido por “izquierda”.

Tercer punto: también pienso que Mariátegui ha sido muy faltoso, malcriado, soberbio y falaz en su repuesta a Dargent, quien hizo una crítica inteligente. Mariátegui tiene algunos destellos brillantes de lucidez y en algunas de sus críticas da en el clavo y ponen el dedo en la llaga. Pero también dice muchas burradas y frecuentemente se comporta como el bravucón del recreo.

Jenny dijo...

¿Por qué pones tantos cuadros de gordos feos en tu blog? No grafican bien tus brillantes ideas

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Constantino:

Lo que dices es precisamente lo que yo pienso. Las diferencias entre una derecha democrática y una izquierda democrática tiene que ver con determinados énfasis y programas dentro de un proyecto democrático. Ciertamente pienso en un "liberalismo redistributivo", y el plan revolucionario queda descartado por las razones expuestas. El reformismo democrático calza mejor con el pluralismo. Considero que es la única forma de modernizar la izquierda sin sacrificar su agenda emancipatoria.

Por supuesto, los matices requieren una clasificación más sutil que la referencia a términos paquete como "derecha" e "izquierda".

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

¡Pero si Botero es un maestro!

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Ricardo:

Completamente de acuerdo contigo en lo de las sociedades democráticas en las que derechas e izquierdas se alternan sin lesionar el sistema institucional.

Sobre el triunfo de la izquierda no renuncio a la esperanza de que sea para bien, pero tenemos que permanecer vigilantes.

Un abrazo,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

Hay una cosa que hay que destacar y que no se está tomando en cuenta para decidir un voto: los signos, los símbolos, los gestos, o sea, todo lo que no está dicha retóricamente sino a través de otro lenguaje.Y aquí, pierde Lourdes. Sus gestos, sus "maneras", su voz "fuerte", etc. (además de su prensa y sus acompañantes) en vez de acercar votantes los aleja. ¿En qué razón? El grueso del actual Lima lo componemos gentes de la sierra y la selva, y en gran parte nuestro lenguaje es simbológico. No necesitamos totalmente de leer o escuchar algo, sino de "sentir" e intuir algo que está escondido detrás de la palabra. Por eso, a Susana se le ve más coherente. Muchos de los que converso me han dicho que votarán por Susana, no por darle la contra a Lourdes, sino por lo que representa la mancha "del orden", es decir, por lo que simbolizan (¿fascistas?). Yo también votaré por Susana, porque al contrario de lo dice Lourdes y sus allegados, de verdad, Lourdes (después de haber visto el debate) me da más miedo que Susana. En Susana he percibido un sentido dialógico; y esto se demuestra cuando se preocupa por lo diferente, por lo plural. No creo que Susana sea LA candidata de una izquierda renovada y democrática, pero es una condición del surgimiento de esa.
Augusto

Cesar Zarzosa Gonzalez dijo...

Estimado Gonzalo:

Estoy de acuerdo en casi todo lo planteado. Estas izquierdas no pueden renunciar al pluralismo ni a los derechos humanos, por supuesto. De otro lado, lo que rescata el señor Augusto me parece importante como punto de partida, para reflexionar: "No creo que Susana sea la candidata de una izquierda renovada y democrática, pero es una condición del surgimiento de esa."

De otro lado, estimado Gonzalo, no hay que vigilar todavia a nadie dentro de esta coalición ...porque no han llegado al municipio. Nada esta dicho, ni menos con las cosas que han pasado esta semana, tu sabes, que los errores politicos tambien se pagan y Villarán no esta exento de ellos (como no responder en el debate)Además queda vigilar el proceso mismo de elecciones.

saludos cordiales,

CZG