lunes, 5 de octubre de 2009

EL VICEPRESIDENTE Y EL PERIODISTA



Gonzalo Gamio Gehri


Ayer, el Vicepresidente de la república, el Vicealmirante Luis Giampietri envió una carta al diario La República en la que acusa al columnista Augusto Álvarez Rodrich de calumnia. Arguye que el periodista ha sugerido que Giampietri es el autor intelectual de las amenazas contra la vida del Dr. Salomón Lerner Febres, ex Presidente de la CVR. Sindica tal “hecho” como un delito y desliza la posibilidad de demandarlo.

El periodista responde que el Vicepresidente no ha interpretado bien un texto sencillo. Sostiene que en ningún momento señaló que Giampietri o Rey han sido los autores del acoso contra el Dr. Lerner. De hecho, en el artículo Senderistas de Derecha , Álvarez Rodrich dice literalmente:

"Algunos sectores vinculados al gobierno están lanzando señales erróneas. No estoy sugiriendo, en modo alguno, que el vicepresidente Luis Giampietri o los ministros Rafael Rey o Aurelio Pastor estén detrás de la amenaza a Lerner. Pero sí creo que sus propuestas en temas como derechos humanos, museo de la memoria o justicia militar, y la forma como las plantean y algunos medios se las difunden, pueden estar siendo malinterpretadas por grupos que ven en esas arengas una invitación para hacer justicia con sus propias manos.”

Dice expresamente que no cree que estos miembros del Ejecutivo sean los autores de estos actos delictivos, pero sí considera que el discurso que aderezan – contra la CVR, contra las ONG, contra el proyecto de Museo de la Memoria y en general contra quienes defienden los derechos humanos en el Perú – puede estar siendo utilizado por grupos extremistas que buscan acallar la voz de quienes apuestan públicamente por hacer memoria y justicia a favor de las víctimas de la violencia. Es verdad que algunas expresiones de parlamentarios próximos a la extrema derecha y de políticos cercanos al gobierno (como aquella frase del ministros que sostenía que las autoridades del Estado no se había hecho presente en el entierro de las víctimas de Putis “porque nos preocupa mucho más las muertes de ahora que un entierro de cosas que sucedieron en el pasado) pueden encender involuntariamente la agresividad de aquellos individuos y grupos radicales que consideran que la violencia puede ser invocada para intentar silenciar a quienes piensan distinto. Y hay que decir que tal discurso inflamable no sólo prospera en las canteras de cierta política antiliberal, sino también al interior de la prensa autoritaria. Aquella prensa sensacionalista que ha usado falsos "trascendidos”, mentiras y notas tendenciosas para atacar maliciosamente a la CVR y a las organizaciones de derechos humanos, y hostilizar a sus miembros. La visceralidad está allí, en ese burdo "lenguaje de choque" que prescinde de la verdad y de toda clase de justificación. Ese funesto mensaje ha caído en manos de cierta “derecha fascistoide” – para usar la expresión del propio Salomón Lerner en una interesante entrevista concedida a Caretas – que ha asumido actitudes claramente violentistas.

Esa cultura de la visceralidad es la que hay que desmontar, promoviendo la cultura de la argumentación. Álvarez Rodrich ha señalado en su comentario a la carta de Giampietri que está muy mal escrita y peor articulada. Que no justifica su acusación y que sólo revela prepotencia y anhelo de impunidad planteado bajo el privilegio de la condición de congresista. Las freses son duras, pero buscan poner de manifiesto lo que - a juicio del propio articulista - constituye una forma de ejercer presión sobre un columnista de opinión. Es preciso rechazar cualquier clase de amenaza (velada o explícita) contra el periodismo independiente. Ningún tipo de sutil coacción sobre la prensa, esbozada desde el poder, puede prosperar en una sociedad genuinamente democrática. Creemos que la réplica de Álvarez Rodrich pone el punto sobre las íes.

Encontramos esos niveles de virulencia por todas partes. Por ejemplo, un "activista virtual" (1) sugirió fugaz y nebulosamente por allí que el recuerdo de Auschwittz se reduce hoy en día a una mera estrategia fundada en un instrumentalismo comercial y político. Que la memoria de la tragedia vivida puede ser usada y distorsionada de múltiples maneras (incluida la banalización) constituye un dato prácticamente obvio – casi una perogrullada para quienes se dedican al tema -, que Tzvetan Todorov ha analizado en detalle desde la perspectiva de la teoría política. Pero la sugerencia citada aludía originalmente a otra cosa, a que “lo que queda” de la memoria de Auschwitz es meramente su forma banalizada, “comercial”, en términos políticos y económicos (ese es, según el blog en cuestión - y cito a la letra a este señor neocon -, "el verdadero 'efecto' Auschwitz"). Estas expresiones resultan particularmente reveladoras, pues ponen de manifiesto una sugerencia ofensiva para muchas personas que padecieron la shoah, o que sindican acertadamente el horror nazi como un escándalo para la razón humana (luego se repuso el post, visiblemente modificado; intenta así corregirse infructuosamente, suavizando los textos - aunque tomando precauciones y cerrándolos ante cualquier comentario -, maquillándolos y así parecer menos "incorrecto"). Este tipo de situaciones locales y foráneas plantean un reto a los ciudadanos. Lo que ha sucedido la semana pasada en Lima es una llamada de alerta en torno al recrudecimiento de un pathos visceral e intolerante, completamente pernicioso para una democracia. Es preciso identificar la cultura de la violencia que florece sin resistencias en los medios y en el espacio político. Algo tenemos que hacer, no cabe duda. Empecemos desmontando esa clase de autoritarismo cotidiano, presente en el discurso, esa fascinación por la fuerza. Como se señalaba en la Europa de la posguerra – estoy citando ahora unas reflexiones del profesor Ciro Alegría -, no esperemos a que se formen de nuevo grupos fascistas o a que una nefasta ideología "revolucionaria" llame a tomar el fusil y marcharse al monte en nombre del espurio "sentido de la historia"; enfrentemos el comienzo, las raíces. Evitemos, construyendo instituciones justas, esgrimiendo buenos argumentos y promoviendo actitudes dialogantes, que la violencia se convierta nuevamente en una alternativa seductora.



(1) Un blogger de extrema derecha que aparentemente oculta su identidad bajo un seudónimo.

11 comentarios:

John dijo...

En todos lados hay interpretaciones erróneas. La de Giampietri es evidente. Hay que mejorar el nivel educativo de las fuerzas armadas.

Yo también digo expresamente que no creo que ninguno de los miembros de la llamada izquierda ni de la teología de la liberación hayan sido responsables de los delitos del terrorismo en los años 80, pero sí considero que el discurso que aderezaron – contra la supuesta perversidad del capitalismo y la promoción de un discurso en favor de la lucha de clases- puede haber sido utilizado por grupos extremistas que buscaban destruir todo el orden social sin consideración alguna de la vida y la dignidad humanas.

Es verdad que algunas expresiones de políticos de la extrema izquierda y de la no tan extrema y de las ONGS, pueden encender involuntariamente la agresividad de aquellos individuos y grupos radicales que consideran que la violencia puede ser invocada para intentar silenciar a quienes piensan distinto.

Raul C. dijo...

Gonzalo,

Disculpa pero ¿Estás diciendo que Álvarez Rodrich estaba usando argumentos en su artículo “Senderistas de Derecha”?
No Gonzalo, lo que estaba haciendo el periodista era insultar públicamente. Tendrás las discrepancias que quieras con Giampetri, pero él combatió a Sendero Luminoso bajo las órdenes de un gobierno democrático. Con muchas falencias y todo el estilo autoritario que quieras pero decir que es un Senderista de derecha es algo muy grave, es equipararlo con una organización en cuyos planes políticos estaban el genocidio. Eso es claramente un exceso.

Gonzalo Gamio dijo...

Raúl:

Según el texto, Álvarez Rodrich llama "senderistas de derecha" a los cobardes anónimos que amenazaron al Dr. Lerner - por el terrible método empleado -, no a las personas que mencionas. está bastante claro.

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Hola John:

Creo que ya hemos hablado de esto. El IF de la CVR cuestiona a un sector de la izquierda peruana de condescendencia con el violentismo. Ya he examinado y comentado esos pasajes. En cuanto a la izquierda moderada, muchas veces fue blanco de los ataques terroristas. Respecto a la TL, yo sólo puedo hablar sobre Gustavo Gutiérrez, quien condenó al terrorismo en diversos escritos (Cfr. "Densidad del presente").

Finalmente, los vicio ajenos no convierten a alguien en virtuoso.

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Va mejor como comentario.

Resulta cursioso que estos activistas "realistas" (o quizá mucho más allá de eso) acusen a los activistas de DDHH de ser 'poco capaces' o de ser suscriptores de una 'memoria laxa'. Habrá que suponer que estos activistas neoconservadores que ellos mismos ostentan los más altos estándares del saber. Sin embargo, existen buenas razones para dudar del manejo que estos presuntos neocon tienen del tema filosófico-político de la memoria. No parecen estar en absoluto familiarizados con las obras que han contribuido con la construcción de la idea de anámnesis, por ejemplo: no conocen de manera directa a Platón y a Aristóteles (no digamos ya Hesiodo o Esquilo), y apenas balbucean a Hegel a través de otros autores. La doxografía de autor único no da para tanto. Difícilmente tengan noticia de los textos escritos por Todorov y Ricoeur sobre la materia.

Del mismo modo, estos activistas neoconservadores han degradado términos como "fenomenología" y "desconstrucción"', a la simple y lamentable condición de flatus vocis, pues no poseen un mínimo conocimiento del uso riguroso de estos conceptos y recursos en Husserl y en Derridá (mencionar escuetamente - ocasionalmente, como hacen estos individuos - - a Rosenzweig no sustituye una exposición rigurosa de La estrella de la redención, El nuevo pensamiento o de El Sentido común sano y enfermo, cosa que no van a hacer, por razones obvias; No basta con las referencias escuetas a páginas de internet, o a semblanzas biográficas de Wikipedia. Lo mismo puede decirse del caso de Arendt, sobre cuya obra ya han deslizado interpretaciones ligeras, al paso). Nada de filosofía encontramos por allí, monocorde e invertebrada doxografía de autor único (cfr. 'filodoxia' en términos de Platón, para satisfacer la curiosidad de los "activistas", notablemente perdidos en los temas del mundo clásico), quizás. La actitud doxográfica consiste – como es de sobra sabido por cualquier estudiante de filosofía – en atenerse únicamente a la descripción / reconstrucción de las opiniones de otros, sin ser capaz de construir una opinión propia argumentada e independiente (en virtud de aquello que es estrictamente éndoxon), que pueda someterse a discusión y examen crítico. En fin, mis propios juicios (ciertamente dóxai, entendido este término precisamente en el sentido aristotélico de los enunciados razonados de la filosofía práctica - piénsese en el contraste, por lo demás elemental, entre la tópica y la doxografía -) sobre las miserias de esta hiperbólica lectura pseudo-realista requieren de un espacio diferente al de este post, que se ocupa de un tema vinculado a la escena sociopolítica peruana.

Alfredo P. dijo...

Llamar "senderista de derecha" a una persona que como Giampietri combatió al terrorismo comunista bajo un gobierno democrático, sólo expresa la falta de recursos de aquellos sectores dizque defensores de los DD.HH.
El caso de AAR es patético: este señor que en los 90s era un fiel funcionario fujimorista en una entidad reguladora, ahora busca hacernos olvidar este pasado fujimorista recurriendo a insultos y a levantar su reciente fe derechohumanista.
Finalmente, la izquierda peruana ya ha venido pagando sus errores y horrores del pasado, cuando no deslindaron del terrorismo de sus parientes ideológicos de sendero luminoso y del mrta y cuando participaban de procesos electorales mientras mantenían un discurso que abominaba de la democracia "burguesa".

Es importante tener presente y no olvidar que muchos de los ahora conversos en la fe derechohumanista -y que ocuparon cargos claves en la denomimnada CVR- eran unos comunistas radicales en los 70s y 80s, muchos que antes decían "revolución", "lucha de clases" y que "el poder nace del fusil", ahora dicen con la misma facilidad "DD.HH", "CVR" y "memoria".

Gonzalo Gamio dijo...

Ya, Alfredo. Conocemos tu punto de vista, y conoces nuestra respuesta, tantas veces planteada. Más bien estamos esperando saber qué piensas de la sólida réplica de Daniel M., que ha defendido con solvencia la cifra de la CVR, aportando una explicación colgada en la red.

Daniel M. dijo...

Sí, Alfredo mentirosín.

Sigo esperando que me muestres un sólo ejemplo de los (en tus palabras) "diversos estudios que evidencian que es matemáticamente imposible que esa cantidad de muertos se halla producido en el Perú".

Hasta entonces sólo serás un troll que gasta su tiempo y el de los demás regando mentiras para confundir a los desavisados.

(Obviamente cuando me muestres ese misterioso estudio me rectificaré y te pediré las disculpas correspondientes.)

Daniel

Alfredo P. dijo...

Soy yo el que les he planteado preguntas puntuales que Uds. se niegan a responder para continuar con su letanía esa que habla de 70mil muertos (surgidos de una jugarreta estadística para calcular cardúmenes de anchovetas).
Mis preguntas son:

¿cómo es que llegaron a la conclusión de que entre 1980 y el año 2000 hubo un promedio superior a 10 muertos por día?. ¿De donde salió esa cifra de 79 mil muertos si hasta entonces todas las instituciones oficiales y no oficiales contabilizaban cerca de 25.000 muertos y desaparecidos?, ¿Dónde están los datos empíricos con una aproximación de nombres y apellidos?.

Vamos!, espero sus respuestas; eso sí, sin malabarismos verbales, por favor.

Daniel M. dijo...

Alfredo Mentirosín P.,

Ya pues.

SIGO ESPERANDO LOS ESTUDIOS A LOS QUE HACES REFERENCIA. ¿Quieres discutir? Pues entonces a) nos muestras esos estudios, nos expones como ignorantes y armas una discusión realmente interesante o b) reconoces que eres un mentiroso que sólo quería sorprender a los incautos inventándose pruebas y recurriendo a autoridades dudosas.

Tus "preguntas puntuales" son las mismas que muchos otros tontitos siguen repitiendo de Correo y La Razón. Las respuestas a todas ellas están en el documento que te he indicado ya varias veces, http://cifrascvr.wikidot.com. Nada nuevo. Nada original. En ese documento también hay respuestas a preguntas más inteligentes. Tal vez pueda darte algunas nuevas ideas. Está escrito en Castellano simple y directo, nada de "malabarismos verbales".

Si no se te da la gana de leer, no friegues.

Daniel

Anónimo dijo...

La cifra de 25 mil muertos, por so no lo sabe Alfredo P., no es tampoco cálculo por alguna entidad oficial. Fue dada, también sobre proyecciones, por CEPRODEP, ONG que estaba bajo la dirección de Isabel Coral, y donde también trabajaba Carlos Tapia. Sí pues, Alfredo P., esa cifra que ahora los "senderistas de derecha" defienden fue dada por una ONG, allá por el año 92 en un documento de trabajo del IEP, otra ONG. Horrrrrooooorrrr!!!!
Y es que por el estado nunca hubo datos confiables sobre los muertos por la violencia ¿o crees que los soldados se pusieron a contar a los campesinos de Putis antes de aniquilarlos y luego lo mencionaron en un informe? No, pues. Conozco de buena fuente que la única estrategia oficial para estimar un promedio de muertos durante la violencia fue intentada por el INEI allá por el 96 vía un censo de poblaciones desplazadas. Pero no tuvo buen final.