martes, 11 de febrero de 2014

ACERCA DE LOS SENTIDOS DE “LIBERALISMO”









APUNTES EN TORNO A UN TEXTO DE VARGAS LLOSA SOBRE EL LIBERALISMO


Gonzalo Gamio Gehri

Hace unos días, MarioVargas Llosa escribió Liberales y liberales, un artículo en el que examina los diversos sentidos del término “liberalismo”. El escritor recurre a la historia intelectual para mostrar cómo los liberales defienden por igual los derechos humanos y las libertades económicas, que cultivan por igual un frente político y uno económico. Indica también que ciertos usos de esta noción son clamorosamente confusos o abiertamente manipulatorios. En América Latina esta clase de distorsiones están a la orden del día:

“El partido del tiranuelo nicaragüense Somoza se llamaba liberal y así se denomina, en Austria, un partido neofascista. La confusión es tan extrema que regímenes dictatoriales como los de Pinochet en Chile y de Fujimori en el Perú son llamados a veces ”liberales” o “neoliberales” porque privatizaron algunas empresas y abrieron mercados”.

El liberalismo es antes que un cuerpo de doctrina una actitud frente al poder que es profundamente antiautoritaria. Por eso su énfasis en la defensa de las libertades y los derechos, su compromiso con la separación entre las instituciones políticas, las Iglesias y el mercado. El reiterado coqueteo de algunos “libertarios” latinoamericanos con dictaduras feroces – pero promotoras de mercados abiertos – es claramente antiliberal. Vean cómo intentan a menudo suavizar el análisis del régimen represor de Pinochet, y cuán complacientes son con el de Fujimori. En este punto convergen claramente con la agenda neoconservadora. Deberíamos desterrar la idea antiliberal del “dictador bueno”: los Castro y Pinochet han encarnado (en un caso lo siguen haciendo) liderazgos que vulneran la institucionalidad democrática y la libertad.

Mario Vargas Llosa ha señalado una serie de cosas que coinciden con algunos argumentos que este blog ha desarrollado desde hace varios años. El énfasis en los derechos universales y las libertades, la división de poderes y las fronteras entre instituciones sociales de diferente carácter está presente desde Locke y otros pensadores. La importancia de abrir espacios de deliberación pública está presente en Tocqueville y Mill. La exclusiva mercantilización de la vida social es un fenómeno ideológico posterior, básicamente antiliberal. Hace un tiempo – diciembre del año pasado - di una conferencia titulada Conceptos y contextos en torno a la filosofía política liberal. Discutí allí ciertos conceptos clave del liberalismo clásico y contemporáneo: libertad, pluralismo, derechos, justicia procedimental, secularización, autonomía pública y privada, tolerancia, etc.). En la sección correspondiente a los enfoques contemporáneos sobre la justicia distributiva, examiné las posiciones de John Rawls y Michael Walzer, dos pensadores liberales que han marcado los debates teóricos en las últimas décadas. La incorporación de estos autores motivó los visiblemente airados comentarios de un abogado, conocido por su adhesión a una versión del liberalismo más de corte económico, quien aseveraba con un lenguaje agresivo que Rawls y Walzer no eran liberales – no es la primera vez que escucho esa opinión carente de fundamento en círculos libertarios  peruanos -. Evidentemente, el abogado desconocía la obra de estos autores y sus conceptos fundamentales.  Para el comentarista – a juzgar por sus reiteradas evocaciones, pues se le constituye como el referente central para juzgar el liberalismo de otros autores -, prácticamente sólo Hayek y  los economistas de su círculo son liberales y califican como tales en el pennsamiento contemporáneo.

 No había escuchado la conferencia, sólo había revisado escuetamente el esquema presentado en el post.  Ni siquiera había leído o comprendido el título de mi conferencia. A veces las discusiones de blogs se tornan ácidas, pero en este caso se reveló un elemento peculiar  de una parte del "liberalismo" nacional. La anécdota puso de manifiesto el núcleo fundamentalista del presunto “liberalismo” local. Exigencia de "ortodoxia", la suposición de contar con una élite de iniciados que afirma tener una autoridad especial en la materia, la determinación del canon bibliográfico correcto, la obsesión por señalar quién es o no un "verdadero creyente" y quién es un falso profeta o un apóstata, todas esas son actitudes antiliberales propias de fanáticos religiosos o ideológicos. Nuestros liberales harían bien en tomar en cuenta la afirmación de Berlin de que el liberalismo puede asumir diferentes estandartes, pero entre estos siempre encontraremos la autonomía, el pluralismo y el compromiso con el falibilismo.



1 comentario:

Arturo dijo...

Toda ideología siempre va impregnada de las peculiaridades de su contexto. Que nuestros liberales y nuestro liberalismo enfaticen el mercado y observen con reticencia las libertades políticas evidencia cuán fuerte es la tentación autoritaria en el Perú y América Latina. Una genealogía sobre el sentido del liberalismo tal como los emplean políticos y medios de comunicación nos daría una idea de cómo "liberalismo" y "liberal" fueron en un tiempo términos asociados a la modernidad y el progreso en un contexto de violencia política y crisis económica, y en otro, al autoritarismo del mercado, desempleo, privatizaciones indiscriminadas, abusos laborales, pero muy poco o casi no advertido, como anotas, una postura antiautoritaria. No me parece casual que en un contexto de crecimiento económico, figuras autoritarias tengan gran aceptación popular como Natalia Málaga. Slds.