Gonzalo Gamio Gehri
“- ¿Qué puede pedirle un Rey a alguien como yo?
- Un mundo mejor que los que existen.
Un Reino de la Conciencia. Un Reino del
Cielo.”
Los últimos años del fugaz Reino Latino de Jerusalén – el mayor baluarte cruzado en Palestina, tomado por el sultán Saladino después de la batalla de Hattin (1187) – sirve de trasfondo histórico de Cruzada (Kingdom of Heaven, 2005), una película de Ridley Scott, Director de Blade Runner y 1492. Aunque el filme recurre a personajes y eventos históricos – Balian d´Ibelin, Balduino IV, el trágico preludio de la Tercera Cruzada - no pretende reconstruir sin más los conflictos político – bélicos entre cristianos y musulmanes a finales del siglo XII. De hecho, los historiadores se llevarán las manos a la cabeza frente a las imprecisiones y anacronismos del guión respecto del carácter y aun el rol de los actores históricos frente a los acontecimientos que se narran en la pantalla. Es altamente probable que Scott quiera presentarnos – desde una versión de las Cruzadas – una especie de parábola sobre el valor del pluralismo ético-religioso y los efectos perniciosos del fundamentalismo sobre la vida de los pueblos. Parece hablarnos más acerca de Irak, el conflicto árabe-israelí y la rigidez de las ortodoxias religiosas del presente que de las vicisitudes de la Palestina feudal. Llama la atención sobre un espíritu de intolerancia y violencia que aun habita en nosotros y se manifiesta de diferentes formas hoy.
El héroe de la historia es Balian d´Ibelin, un joven herrero que marcha a Jerusalén con el fin de convertirse en caballero, expiar sus crímenes y salvar su alma luchando por su Dios. Sigue a su padre, un noble que acaba de conocer y que al morir le deja sus tierras y una posición importante en la corte del Reino Latino, dividido políticamente entre quienes anhelan convertir Tierra Santa en un lugar en el que convivan pacíficamente cristianos, judíos y musulmanes – el punto de vista que defiende el rey Balduino y el padre de Balian – y quienes, como Guy de Lusignan, Reinaldo de Chatillon y otros barones del reino, promueven iniciar una guerra sin cuartel contra los sarracenos. Muerto el rey y vencidos los cruzados en Hattin, Balian debe afrontar el reto de defender Jerusalén en su hora final. Confiado en que la auténtica Jerusalén, ciudad sagrada para tres credos, reside en el corazón de los hombres de bien – “un Reino de la Conciencia” –, y cercado por un ejército más numeroso, entrega la ciudad a Saladino, quien se compromete a implantar la tolerancia religiosa y a abrir los Santos Lugares a toda clase de peregrinos, siguiendo los deseos del difunto rey cristiano.
Balian se da cuenta pronto que la guerra y la muerte no sirven para salvar almas, que éstas sólo son útiles para los grupos de poder - políticos y religiosos - que requieren de la violencia para ejercer su control sobre otros hombres. Reconoce en muchos musulmanes expresiones de honor y lealtad que considera dignas de un verdadero caballero cristiano: eliminarlos por el hecho de tener otra confesión atentaría contra la doctrina de Jesús, tan ajena a quienes predican la “Guerra Santa” o proscriben la diversidad so pretexto de ser los hipotéticos usuarios exclusivos de la Verdad. Llega a la convicción que el mundo moralmente significativo no se divide entre “fieles” e “infieles”, o entre “cristianos” y “paganos”, sino entre quienes – como Balduino, el rey leproso, y el mismo Saladino - respetan los principios de la libertad de conciencia y la dignidad del otro y los que utilizan o negocian con la vida de la gente –Chatillon y el Maestre del Temple - a veces escudándose tras la máscara de la religión. Por sus obras los conoceréis.
Con ese espíritu pacifista y pluralista – no característico del medioevo más difundido – Cruzada introduce, en el marco de las “guerras santas” del pasado y del presente, el tema tan actual del diálogo interreligioso, la defensa de lo humano y el delirio de los fundamentalismos de diverso cuño. Insiste en que Jerusalén le pertenece a todos los adoradores de Dios y, más allá de esto, a quienes amen esa tierra. Balian – una especie de modernista adelantado a su tiempo – defiende la tesis de que ninguna ciudad vale la sangre de inocentes, que nada hay más sagrado que la vida. No cabe duda de que Scott tuvo en mente algo más que otra superproducción “de época”. Escuchar al otro- reconocer su voz - constituye un imperativo moral hoy tanto como ayer.
4 comentarios:
Gonzalo, comparto tu apreciación sobre la película. Si bien comete unos saltos terribles (históricos y narrativos) toca varios temas importantes. La decisión de Balian sobre si el fin justifica los medios me parece bien radical. Decide que no vale la pena asesinar a un hombre por el bien de "la sociedad", incluso si ese hombre es un genocida. Al final a Balian todo le sale bien, con lo que se demuestra que, de alguna manera, hizo una buena elección. Lo interesante hubiera sido que no le salgan bien las cosas, que hubiera muerto más gente. ¿Podríamos decir, en ese caso, que la opción de Balian fue mala? Yo creo que no, pero reconozco que se trata de una cuestión difícil y de un problema largamente discutido. Scott me hace recordar mucho a Camus en su propuesta.
Por otro lado, me he enterado en un libro titulado "Las cruzadas vistas por los árabes" que Balian pidió permiso a Saladino para entrar de incógnito a Jerusalén y rescatar a su mujer antes de la invasión. La gente del pueblo lo reconoció y le pidieron que guiara la defensa de la ciudad, pero él no quiso aceptar por la promesa que le había hecho a Saladino. Entonces decide pedirle permiso a Saladino para defender Jerusalén, ¡Y Saladino se lo dió!, y no solo eso, sino que le envió una escolta a la mujer de Balian para que pudiera salir de la ciudad! Increíble, ¿no?
He leído en Internet muchas críticas conservadoras a la película. Algunas dicen algo así como que "O sea que ahora van a decir que nosotros somos los malos". Creo que en la película los únicos que quedan mal son los intolerantes tanto de uno como de otro bando.
Estimado Manuel:
Estoy muy de acuerdo con tu punto de vista. Aunque la película incurre en numerosos errores históricos, su aproximación a Balian de Ibelin es fascinante. Su elogio de la tolerancia me parece sabio. Los talibanes de hoy deberían ver la película.
Es un gusto que visites mi blog.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo,
llegué a tu blog por sugerencia de Raúl Zegarra. Me presento rapidamente: Yo vivo en Paris, y trabajo en filosofía (Etica y política). Actualmente preparo un trabajo sobre Charles Taylor. Por la lectura de tus artículos y reseñas concluyo que tenemos muchos puntos de interés en común. Me da gusto ver que comentas los mismos autores que yo leo (Sen, Appiah, Taylor, etc). Mi tema est identidad cultural y dimensión ética. Busco (ello le pregunté à Raúl) si acaso los enfoques latinoamericanos sobre loes temas relacionados con multiculturalisme poseen o no alguna especificidad; para aportar algo un poco diferente a mi investigación.
Así pués, si conoces otros artículos o publicaciones, yo estaría muy interesado en leerlos.
También quisiera saber como se pueden adquirir tus libros.
De la misma manera, si te puedo facilitar acceso a algún documento de las bibliotecas de Paris que te interese, no dudes en decirmelo.
Atentamente
Daniel Ramírez
mi dirección e-mail es :
daniel.ramirez@philo-music.eu
Hola Gonzalo (suite du message)
Tengo tambié un blog el el cual comento algunas películas, pués soy responsable de un ciclo permanente de cine en Paris que se llama "ciné-philo"; se trata de debates filosóficos a partir de films (que selecciono yo mismo). Claro que estan en francés:
http://philo-music.eu
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