Antígona es colocada por las circunstancias en el centro mismo de un conflicto ético no resoluble sin pagar el precio de padecer un terrible desgarramiento espiritual. Ella sabe que Polinices ha actuado como un traidor, y que ha violado todos los principios que un hombre de Tebas debiera honrar como miembro de la ciudad. Sabe que tiene sentido acatar la ley de la pólis, que Creonte ha proclamado para poner fin a la Guerra de los Siete. No obstante, Antógona sabe asimismo que – como hermana – debe observar la ley de la familia y el derecho de los muertos, y, conforme a estos principios sagrados, tiene que enterrar a Polinices. Ambas leyes – vistas desde la situación dilemática que ha de afrontar la propia Antígona – se contraponen y no pueden conciliarse. Sin embargo, ante los ojos de Creonte, la idea misma de que constituye un deber y un acto piadoso cumplir con las exigencias del oikos resulta inadmisible:
“Dices algo insoportable cuando manifiestas que los dioses se
preocupan por este cuerpo ¿Acaso podrían desear cubrirlo de honores como si
hubiese hecho algo bueno, a un hombre como él, que vino para incendiar sus
templos y sus ofrendas, aniquilar su misma tierra y esparcir sus leyes a los
vientos?¿O quizás ves que los dioses honren a los malvados? No es
posible[1].
Antígona considera que - más allá de las consideraciones de Creonte sobre la obediencia a la autoridad como un valor esencial para la vida comunitaria y el carácter sagrado de las razones de Estado (Estado que él representa y comanda como el capitán a su navío, según su propia perspectiva) -, ella se considera depositaria de una misión espiritual de primera importancia; ella es responsable de que el espectro de su hermano pueda descender al Hades, merced a recibir los funerales que merece como parte integrante del círculo familiar: ninguna culpa – por evidente que sea – puede disolver el lazo entre hermana y hermano y el compromiso ético – espiritual que encarna. Antígona sabe que el cumplimiento de su misión implica la trasgresión una ley que no desconoce, pero entiende que dicha trasgresión – que la llevará a la muerte - tiene lugar en nombre de la comprensión de una ley más alta, eterna e inescrutable por el juicio de los mortales.
“CREONTE -¿y, a pesar de ello, te atreviste a transgredir estos decretos?
ANTÓGONA - No fue Zeus el que los ha mandado publicar, ni la Justicia
que vive con los dioses de abajo la que fijó tales leyes para los hombres. No
pensaba que tus proclamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera
transgredir las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses. Estas no son
de hoy, ni de ayer, sino de siempre, y nadie sabe de dónde surgieron”
La situación que ella afronta es evidentemente trágica e infortunada. Haga lo que haga, estará violando una de las dos leyes sagradas, e incurrirá en una imperdonable hybris (desmesura). Lo mismo puede decirse de Creonte, quien al final lleva la peor parte en el drama, a causa de la ceguera voluntaria que padece - generada por su carácter autoritario, su tozudez y estrechez de miras –, actitud que le impide percibir la naturaleza y gravedad del conflicto. Antígona elegirá cumplir con sus deberes de hermana, y cargará con las consecuencias de su decisión. Ella ha optado por aquello que considera el bien mayor, enterrar a Polinices y honrar la ley divina – el que merece su lealtad incondicional, al punto de sacrificar su propia vida -, pero su elección no neutraliza en absoluto el valor del bien rival, también merecedor de lealtad y compromiso; ambas lealtades constituyen por razones diferentes lazos éticos de singular importancia, cuyo profundo valor el sujeto práctico procura honrar, aunque en casos como éste uno se vea forzado a decidir entre ellas y renunciar a cumplir con algún compromiso realmente significativo, crucial para la vida. Es cierto que el coro y el personaje de Hemón, hijo de Creonte, sugieren más adelante examinar el dilema de Antígona de un modo más complejo y matizado, al plantear un modelo más democrático de conducción política (ajeno al despotismo del rey; un enfoque más acorde al espíritu cívico del propio Sófocles), pero en manera alguna esta perspectiva más amplia elimina o debilita el corazón del conflicto.
El análisis de esta clase de experiencias arroja nuevas luces sobre nuestros modos de vivir y pensar la ética. Lo primero y más obvio que hay que destacar es que, como hemos señalado, a pesar de lo difícil y doloroso que nos resulta afrontar estos conflictos éticos, estos son más frecuentes y complejos que lo que nos gustaría que fuesen, pues ellos generan a menudo situaciones ineludibles de dolor y confusión. No obstante, considero que hay una conclusión más profunda que podemos sacar de lo esbozado esquemáticamente hasta aquí: que – en contra de lo que el prejuicio pudiese asegurar, los conflictos más importantes para la experiencia y la reflexión éticas no son los que plantean el antagonismo entre bienes y males, sino los que confrontan bienes con bienes, y males con males. A pesar de que esta es una tesis que la fenomenología de la ética concluye sin problemas, constituye una perspectiva que suele ser vigorosamente rechazada por la corriente dominante de la filosofía moral. Me refiero a las éticas de procedimiento.
6 comentarios:
Quien está cegado voluntariamente es Edipo, padre de Antígona y no Creonte como parece que sugiere tu texto. Aún así, considero el artículo, en general, muy enriquecedor. Gracias.
La ceguera voluntaria es una categoría ética y una metáfora. Edipo se ha cegado voluntariamente en un sentido literal, pero tanto él como Creonte se niegan a considerar valores y circunstancias importantes
muy buen aporte, mucho mejor que wikipedia
impactado con tu aporte, y es muy bueno el ver como explicas una obra de aproximadamente 400antes de cristo a nuestros tiempos recalcando que estas situaciones aun nos suceden dia a dia, el saber que esta bien y que esta mal o que es peor por asi decirlo, esto causa conflicto porque a mi punto de vista la filosofia cambia de persona a persona, y quien es uno para decidir si lo que hacemos esta bien para todos o solo para nosotros, es entonces donde entra la etica como rama filosofica que nos ayuda mediante sus estudios a descubrir en base a las costumbres que es lo apropiado para el bien comun,gracias y saludos
Me interesa entender mas a fondo algunos de los reclamos políticos que hace Antígona y Creonte en cuanto a la postura que toma cada uno. No se si es mucho pedir pero es de mi completo interés.
En la conclusión del artículo se menciona la favorabilidad de enfrentar o resolver los conflictos éticos si enfrentamos bien con bien y mal con mal. No me ha quedado claro este planteamiento, ya que más lógico y fácil de enfrentar bien con mal. Podría por favor ampliar ese tema? Gracias por el blog, excelente!!!
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