Gonzalo Gamio Gehri
La Pontificia
Universidad Católica del Perú ha cumplido un siglo de vida. Desde hace décadas,
la PUCP se ha convertido en un foco de irradiación del pensamiento crítico y el pluralismo. Es una comunidad de investigación dedicada al cuidado del saber
científico y las artes, el diálogo entre la razón y la fe, así como al estudio
del Perú, de sus problemas y caminos posibles hacia el desarrollo integral, la
justicia y las libertades políticas.
El viernes 24 se
celebró este primer siglo de existencia con una lección inaugural impartida por
Gustavo Gutiérrez, profesor emérito de la PUCP y padre de la teología de la
liberación, contando con la presencia del Presidente de la República, el
cardenal Giuseppe Versaldi – nuestro nuevo
Gran Canciller, quien además leyó una comunicación enviada por el Papa,
saludando a la Universidad -, el Rector, los Vicerrectores y un auditorio
compuesto por trabajadores, profesores y alumnos de la PUCP. Antes de la
lección inaugural, nuestro Gran Canciller ofició una Misa, que contó con la
colaboración de numerosos obispos y los teólogos de nuestra Casa de estudios,
que han vuelto a las aulas. Tanto Gustavo Gutiérrez, como el cardenal Versaldi
destacaron la convergencia entre el cultivo del pluralismo intelectual y
ciudadano y el cuidado de una fe cristiana abierta al diálogo.
En los años
transcurridos, primero como estudiante y luego como profesor de la PUCP, he
sido testigo del serio trabajo de sus profesores e investigadores, de la
preocupación por las personas – especialmente los grupos más vulnerables de la
sociedad -, la disposición a escuchar argumentos diferentes, una inquietud
permanente por la verdad y por el logro de la justicia, la disciplina del
concepto y la búsqueda de consensos basados en el uso de la razón. En las aulas
encontramos un amplio abanico de perspectivas sobre la vida pública: liberales,
socialistas, libertarios, socialcristianos, socialdemócratas, liberales
conservadores, etc. Cada una de estas perspectivas es bienvenida en un espacio
de libertad académica y tolerancia en la que se trabaja con el argumento y con
la evidencia. Sus estudiantes, egresados y académicos cultores de todas
aquellas visiones del mundo y de la sociedad se sienten orgullosos de
pertenecer a esta ‘sociedad profética’, para usar la expresión de un antiguo
Rector.
La PUCP ha salido
adelante enfrentando situaciones difíciles. Hoy es reconocida por los rankings locales y por el juicio de
la opinión pública como la Universidad más prestigiosa a nivel nacional. La
Universidad y la Santa Sede han logrado un acuerdo “consensuado y definitivo”
que honra la autonomía y la estructura democrática de la PUCP en un marco de
diálogo permanente con la Iglesia. El trasfondo de este acuerdo está marcado
por el servicio que la PUCP ofrece al país y a la Iglesia. El sentido de fraternidad
y la alegría, presentes en las acciones y los discursos del padre Gutiérrez, del
Rector y de las autoridades
eclesiásticas – así como el iluminador saludo del Papa Francisco - ponen de manifiesto la común vocación por la
verdad, el trabajo fraterno y el pluralismo. Una institución académica
comprometida con la democracia, los derechos humanos y con la búsqueda del
saber. Un feliz centenario a toda la comunidad universitaria..
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