(UNA NOTA SOBRE LA EXPRESIÓN Y EL INSTANTE)
Gonzalo Gamio Gehri
Para algunas personas escribir
es una necesidad vital. Hay académicos que escriben porque una idea ronda su
cabeza sin descanso, y la única forma de darle alguna precisión es plasmarla en
blanco y negro. Algunos escritores necesitan volver sobre ciertos episodios de
su vida – personas, momentos felices o dolorosos, historias inconclusas,
ausencias o pérdidas – e intentan revivirlas por escrito. El viejo tópico
goethiano de detener el instante, de lidiar con la nostalgia y la extrañeza.
Ellos intentan revisitar a esas personas y experiencias significativas ofreciendo una nueva
interpretación o tal vez reiniciando el diálogo con ellas escribiendo, aunque se hayan
ido, aunque por alguna razón se las haya perdido. Escriben como si fuese el último intento por retenerlas, antes de dejarlas
ir. Y, como se sabe, dejar ir lo que se aprecia realmente o se echa poderosamente de menos constituye el acto más difícil de todos ¿Intentarán con esto los escritores tener la última palabra, o indicar con ella
el lugar o el movimiento de la retirada de aquel instante que pretenden
preservar?
Nuevamente la imagen de
Novalis frente a la tumba de su amada Sophie, conmovedoramente retratada por el poeta en
los Himnos a la Noche, viene a la
mente. La palabra revela los sentidos de las cosas, incluso descubre aquello
que se ocultaba en ellas, y permanecía inadvertido. El poeta puede ahora
expresar su dolor, aunque el texto no lo agote o lo erradique, lo pone de
manifiesto tal como es. Sin la palabra, lo vivido permanecería confuso e
inexpresado. La palabra permite al poeta aludido permanecer en la patria – el vínculo
con Sophie -, a pesar del desierto existencial que experimenta. La escritura
permite preservar el vínculo con aquello que se ama, aunque esté amenazado por
la finitud. Novalis era consciente de esa situación, y también Goethe en su Fausto.
Escribir implica
pronunciarse acerca de lo vivido. Asumir una posición, ofrecer una lectura que
permita clarificar parcialmente las dudas y aplacar en cierto grado el sentido
de incertidumbre y confusión que acompañan nuestros conflictos en el nivel de
la experiencia, no sólo en el del intelecto. No suele acabar con el
desasosiego, pero puede ofrecernos un panorama más amplio acerca de nuestra perspectiva ante circunstancias críticas o situaciones cruciales de la vida.
2 comentarios:
Hay una frase de Novalis que desvela el misterio del instante. Se trata de un apunte biográfico del poeta, un evento que no nace realmente de la subjetividad, si vemos bien. Barjau traduce la palabra con "ebriedad", siendo en realidad "entusiasmo", Be-geist-erung. Literalmente se trata del apoderamiento de un espíritu, su condición de poseso: zusammen floß die Wehmuth in eine neue, unergründliche Welt – du NachtBEGEISTERUNG...(Hymne, III). En el entusiasmo que lleva a tal condición (entusiasmo ciego, fervoroso, amante) se repite exacto y permanente, rector, el misterio del instante.
Estimado amigo:
Gracias por este aporte decisivo. Efectivamente, no es casualidad que Novalis aluda al entusiasmo, que desde los griegos es inspiración espiritual.
Saludos,
Gonzalo.
Publicar un comentario