domingo, 10 de junio de 2012

PROMETEO Y LOS OLÍMPICOS





Gonzalo Gamio Gehri

Los griegos consideraban a Prometeo el más importante entre los benefactores de la humanidad. Pertenecía a la estirpe de los titanes, las divinidades de la naturaleza que perdieron el poder luego de la victoria de los olímpicos. Era un dios famoso por su sabiduría y astucia - su nombre significa "previsión" - tanto como por su aprecio por los seres humanos. Aunque Prometeo apoyó a Zeus en contra de Cronos, no tardó en enemistarse con aquel. Cuando Zeus arrebató a los seres humanos el fuego, pensando en acabar con la especie humana y planeando sustituirla por una raza de bronce, Prometeo consiguió – contando con ayuda de Atenea – entrar silenciosamente en la morada del Olimpo, robar el fuego (encendiendo una antorcha en el carro ígneo del Sol) y devolvérselo finalmente a los mortales.

Zeus castigó cruelmente al ingenioso titán. Lo hizo encadenar a una columna en la cadena montañosa del Cáucaso, de modo que cada día un enorme y feroz buitre le devoraba las entrañas. La condena se repetía cada amanecer, pues el hígado de Prometeo se reconstruía durante la noche. Su condena se extendería a lo largo de tres décadas. La bella adivina Io encontró Prometeo encadenado a la sólida piedra, y le confesó que su sufrimiento no sería eterno, que sería liberado en un futuro próximo. Le confió además – sus brillantes ojos oscuros se posaban en los suyos mientras pronunciaba para él dulces y proféticas  palabras – que la estirpe de los olímpicos dejaría el trono del mundo como los titanes lo hicieron en su día, que una nueva estirpe de dioses aparecería, y que, de cierta manera, Prometeo sería vengado.

De camino a afrontar su undécimo trabajo – conseguir las manzanas de oro de las Hespérides – Heracles pasó por las montañas del Cáucaso y divisó a Prometeo, padeciendo la voracidad del monstruoso ave. Después de consultarlo con Zeus, decidió liberarlo, pues comprendió que las desventuras de Prometeo se debían a su incansable compromiso con la causa del bienestar de la humanidad. A juicio del padre de dioses y hombres, el sabio titán podía finalmente redimirse ante los orgullosos inmortales; en realidad, Zeus estaba arrepentido por haber asignado un castigo tal duro contra el hijo de Jápeto. El valiente Heracles disparó sus flechas contra el buitre, y consiguió desencadenar al dios herido. Prometeo le devolvió el favor compartiendo con él la clave para burlar a  su hermano Atlas y obtener las manzanas de la inmortalidad. En memoria de esta heroica liberación, Zeus colocó la flecha de Heracles en el firmamento, conformándose la constelación de Sagitario. De este modo, las generaciones futuras recordarían la gloriosa salvación del benevolente Prometeo.

3 comentarios:

Patrick dijo...

Gracias por el memorex, Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

De nada. Para eso estamos.

Anónimo dijo...

Gonzalo, ¿conoces algo de la relación etimológica entre el nombre de Prometeo y la palabra griega prometheos que significa algo así como intuición?