domingo, 17 de junio de 2012

EVOCANDO CUENTOS Y MITOS




Gonzalo Gamio Gehri

Debo confesar que, en los cinco años que ya tiene este blog, no he encontrado mayor sentimiento de plenitud que reconstruyendo viejas historias, intentando hacerlas nuevas, usando mis propias palabras, intentando que resuenen en mi propia experiencia. Pensando en que el lector pueda sentirse complacido y edificado con estos antiguos mitos y cuentos. Que pueda con ellos sumergirse en el mundo de los sueños, enfrentar sus propios dragones, evocar las ausencias más preciadas, rescatar al ser amado, mirar hacia su propio interior. Los mitos ofrecen coordenadas de autocomprensión y orientación que la teoría no alcanza a percibir.

Esta clase de reflexión supone el reencuentro con una vocación inicial – la del estudio de la mitología –  que siempre ha caminado conmigo junto a mi propio pathos filosófico. Me parece que en esa práctica uno puede encontrar una forma de espiritualidad sutil y cotidiana, que nos pone en contacto con una forma espontánea y básica de discernimiento, y nos confronta con nuestras emociones más genuinas. Los antiguos contaban en voz alta estas historias, dándoles un ritmo especial que incluso se aproximaba a la oración.

Siempre he creído en la exigencia de conectar la reflexión crítica  con nuestras necesidades más profundas, con nuestros afectos más hondos. De lo contrario, la vida intelectual se convierte en una actividad superflua e inútil, además de evidentemente inauténtica. Nuestra alegría de vivir y nuestras más profundas nostalgias pueden encontrar en estas antiguas narraciones una forma de articulación y matriz de sentido acaso insospechados hasta el momento de establecer un vínculo con ellas. Ellas nos ofrecen una nueva lectura del alma. Como diría Joseph Campbell, en el mito y en los cuentos de hadas habita una sabiduría que podemos intuir y que buscamos (parcialmente) descifrar. 

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