miércoles, 24 de febrero de 2010

PAZ, MEMORIA Y UNA RESPUESTA A RICHARD WEBB


I


UNA NOTA PRELIMINAR (Y ALGUNAS NOTICIAS SOBRE PUBLICACIONES)


Gonzalo Gamio Gehri


Permítanme empezar con algunos anuncios de tipo bibliográfico. Me complace anunciar que ha sido publicado el libro Hacia una Cultura de Paz, (2010) volumen que forma parte de la colección Intertextos de Estudios Generales Letras de la PUCP. El texto está pensado como parte de la bibliografía de la asignatuara de Cultura de Paz, que dicto en los Estudios Generales de la PUCP, y en donde analizamos textos de Sen, Rorty, Nussbaum, Galtung, Walzer, Todorov y otros sobtre temas de Derechos Humanos, Desarrollo, Ciudadanía democrática, memoria crítica e Interculturalidad. El libro cuenta con ensayos de Fidel Tubino, Xavier Etxeberría, Alessandro Caviglia, Ciro Alegría Varona y quien escribe estas líneas.

De igual modo, ha aparecido Cultura Política en el Perú (2010), volumen editado por Gonzalo Portocorrero, Juan Carlos Ubilluz y Víctor Vich, y publicado conjuntamente por la PUCP, la UP y el IEP. Se trata de un conjunto de artículos dedicados a diversos temas relativos a las mentalidades e instituciones sociales y políticas locales. El libro incluye un ensayo mío sobre el debate público acerca de la reconciliación.

En estos días apareció en El Comercio un extraño artículo de Richard Webb sobre la memoria, en la que desliza una idea indolora de reconciliación que pasa por una suerte de manejo de la historia: a veces el papel lo aguanta todo. Eduardo González Cueva, científico social especialista en temas de justicia transicional y Derechos Humanos, le responde con claridad y contundencia. Publico a continuación su artículo.


II


UN ARGUMENTO DESESPERADO, CONFUSO Y MAL INFORMADO



Eduardo González Cueva


El Comercio del 22 de febrero publica un breve pero interesante artículo de Richard Webb sobre la relación entre reconciliación y memoria o, para ser precisos, sobre la relación entre reconciliación y olvido.

En efecto, Webb plantea que, en ciertas ocasiones de la vida individual y social, no es posible reconciliar sin lanzar un piadoso velo de olvido sobre ciertos horrores pasado. Difícil no simpatizar con su punto de vista: basta pensar en regiones como los Balcanes, Irlanda y el Medio Oriente donde conflictos seculares plantean la pregunta de si no sería mejor sepultar viejas historias y con ellas viejos odios.

El texto intenta llevar este argumento al Perú y expresa su inconformidad con el ejercicio de memoria llevado a cabo durante el mandato de la Comisión de la Verdad. Webb sugiere que la insistencia en la verdad dificulta la reconciliación y que la CVR erró al tratar los crímenes cometidos por el estado y por la subversión en la misma forma. La razón para no equiparar estos crímenes, se nos dice, es que la acción contrasubversiva –“desesperada, confusa y mal informada”- nos salvó de algo peor, es decir, la victoria senderista.

La opinión de Webb se expresa en un tono moderado y democrático, que contrasta con la crispación de muchos que han intervenido en el actual debate nacional sobre la memoria. Sin duda, nos merece respeto. Sin embargo, no podemos sino expresar nuestra más profunda discrepancia.

Primero, a pesar de reconocer que no es posible trasladar automáticamente la práctica de la reconciliación interpersonal al plano nacional, Webb parece abrigar precisamente esa esperanza: ¡si tan sólo pudiéramos ejercer la virtud de olvidar selectivamente! Naturalmente, el sentido común y las más elementales nociones de justicia hacen de esto una ilusión ingenua. Una cosa es perdonar a un hijo ingrato o a un cónyuge inconstante, otra es perdonar a quienes han asesinado a un hermano, ultrajado a una madre o desaparecido a un amigo.

Además, en una reconciliación basada en el recuerdo selectivo, queda abierta la pregunta de quién decide qué se recuerda y qué se olvida. ¿Quién somos nosotros para exigirle a las víctimas que perdonen? Si Webb seriamente piensa que algún tipo de olvido y perdón es el mejor camino para la reconciliación, habría que esperar de él un segundo artículo explicándonos –en concreto- qué crímenes cometidos en el conflicto armado deberían perdonarse y cuál es el mecanismo democrático para tomar esa decisión. ¿Le pediría Webb a los vecinos de Tarata o a la familia de María Elena Moyano que perdonen a Abimael Guzmán? ¿Estaría de acuerdo Webb en un referendo para rebajar a la mitad o a la tercera parte las condenas que se han impuesto a los miembros de grupos subversivos? ¿Con qué argumento legal propone Webb que las madres de los desaparecidos –que hasta ahora no tienen una tumba donde ir a llorar- perdonen a los miembros de los escuadrones de la muerte?

Segundo, la noción de que los crímenes cometidos en defensa de la democracia no deben ser juzgados igual que los cometidos por la subversión es profundamente contraproducente. La noción de que las fuerzas de seguridad y los responsables políticos tienen una responsabilidad atenuada por su desesperación, confusión y mala información no es de recibo. ¿Desesperados los que bombardearon El Frontón y exterminaron a los presos, desde una posición de absoluta superioridad militar? ¿Confuso el “Agente Carrión”, que en su diario reconstruía fríamente cada detalle de sus crímenes? ¿Mal informado Montesinos?

Irónicamente, con su consideración de la confusión como circunstancia atenuante, Webb le da una mano a la defensa de Abimael Guzmán, construida exactamente sobre el mismo argumento: en la complejidad de la lucha armada, ha dicho Guzmán, no le era posible saber todo lo que hacían sus huestes; en crímenes como Lucanamarca, las masas desesperadas por la opresión naturalmente se desbordan hasta un cierto límite.

Pero lo más preocupante en este argumento es que destruye la superioridad moral de la defensa del estado de derecho. Si los crímenes de las fuerzas de seguridad se justifican porque ganaron y detuvieron el fascismo senderista, entonces ¿qué le impediría a Abimael Guzmán en caso de haber ganado el premiar con medallas a los masacradores de Lucanamarca por haber derrotado al “estado fascista”? La victoria no decide la moralidad de la lucha: Bolognesi en su derrota es mil veces más moral que Lynch en su infame saqueo. Un crimen es un crimen es un crimen… al padre de una joven violada no le consuela que el criminal trabaje en una comisaría (de hecho, me atrevo a pensar que le ofende más) el hijo de un alcalde asesinado no acepta esa muerte porque el asesino haya sido un grupo paramilitar en vez de un comando senderista.

Mucho me temo que el ensayo de Webb, aunque interesante, cae en la confusión, desesperación y mala información. La verdad y la memoria consisten exactamente en lo contrario.




12 comentarios:

Pepe Bacigalupo dijo...

Profesor Gamio:

Quisiera saber cuál es la editorial del segundo libro que menciona en este artículo, "Cultura Política en el Perú", y si sabe en dónde se puede conseguir.

Gonzalo Gamio dijo...

Hola Pepe:

es una publicación conjunta de la PUCP, la UP y el IEP. Se pouede conseguir en estas tres instituciones, y en librerías.

Saludos,
Gonzalo.

Alfredo P. dijo...

Valiente comunicado el del economista Richard Webb, pues desnuda las principales falencias de la denominada CVR, pues esta se trató de un instrumento de la izquierda (esa misma que no llega ni al 1% en las elecciones) para tergiverzar la historia y ocultar su responsabilidad.
Apunta también al malabarismo estadístico aplicado por esta CVR para inflar el número de muertos (y así conseguirse jugosas donaciones internacionales para sus proyectos y publicaciones) y la inaceptable equiparación que hicieron del accionar terrorista (que buscaba implantar una dictadura comunista similar a la de Camboya) con el accionar estatal para defender a una democracia.
Me parece saludable la sugerencia de Webb de que el denominado "museo" o "lugar" de la memoria incluya una sección sobre qué es lo que le hubiera ocurrido al Perú y a los peruanos si las hordas de sendero luminoso hubiera llegado al poder. También debería incluirse una sección sobre el silencio cómplice de la izquierda peruana, la cual nunca deslindó con el terrorismo comunista y que ahora se llena la boca hablando de "DD.HH" y de "memoria" (seguramente para distraer a la gente y evitar asumir sus responsabilidades).

Gonzalo Gamio dijo...

El popular Alfredo P. con el único discurso que tiene. Igual lo publicamos, como corresponde a las prácticas democráticas.

Saludos,
Gonzalo.

Patty Stockton dijo...

Hola Gonzalo

Creo que ya permanece a un lugar común sindicar de relativo los resultados del IF de la CVR debido a la conformación de sus miembros que supuso.

Es como que, lamentablemente, nadie, al margen de sus compromisos sociales, pueda defender pricipios que por lo mismo son universales y cuya defensa no conoce de canteras particulares.

A mí me parece que, lo que se esconde en el fondo es una presunción muy perversa de la acción humana que debe considerarse pues trata de decir que por más idóneas que sean las causas por las que se lucha, siempre nuestro intereses y agendas privadas pesarán más.

Es una pena que se piense así en parte por una razón muy concreta y es que cada vez menos gente se dedica a la arena política partidaria porque piensan que el poder lo único que genera es inflar egos y tentar al menos precavido. Nada más falso que esto y menos prometedor para los aprovechados.

Que la CVR estuvo conformada por comisionados con compromisos políticos no debería ser ninguna razón ni a favor ni en contra de la validez del Informe Final.

Gonzalo Gamio dijo...

Hola Patty:

Completamente de acuerdo contigo. La causa de los DDHH debería estar por encima de cualquier consideración ideológica puntual, más allá de izquierdas y derechas, es un principio de convivencia racional y de civilización.

Un abrazo,
Gonzalo.

Alfredo P. dijo...

La CVR estuvo compuesta en su inmensa mayoría por gente vinculada a la izquierda, ¿actuaron imparcialmente?,¿fueron objetivos en sus apreciaciones estos "intelectuales comprometidos"? ; por supuesto que no, esto lo vemos en que el accionar de la izquierda peruana durante los 70z y 80s fue apañado por estos "investigadores", ni tampoco se hizo una condena expresa a la ideología marxista, leninista y maoísta (sólo que condenó al "pensamiento Gonzalo").
Creo que una CVR compuesta en su inmensa mayoría por apristas, por fujimoristas, por acciopopulistas o por militares no sería aceptada por el titular de este blog, de igual manera, la CVR de la izquierda no ha sido aceptada por la población pues es evidente su sesgo ideológico de ahí que este intento de la izquierda por imponer una "verdad oficial" sea considerado fallido.
Pienso que si es cierta esa intención de buscar la verdad de lo ocurrido en el Perú de 1980 hacia adelante, debe conformarse una nueva comisión, pero esta vez su conformación debe ser plural y en ella deben de estar representados todos los sectores políticos, no sólo los izquierdistas.

Gonzalo Gamio dijo...

Alfredo:

Para que tus premisas puedan ser admitidas como válidas tendrías que haber leído el IF CVR, y has demostrado que no ha sido así.

No soy marxista, ni maoísta, ni nada por el estilo. Nunca lo he sido. Los documentos sobre DDHH que me convencen son las investigaciones consistentes, cuyas interpretaciones reflejan lo sucedido de manera nítida. El IF CVR cumple en gran medida con esas condiciones.

En el IF CVR encontramos un cuestionamiento expreso al comportamiento de las organizaciones de izquierda. Se te han señalado las secciones, párrafos, etc., y no lo quieres aceptar. Ceguera voluntaria, le dicen.

El Vicioso Benzènico dijo...

Al menos Alfredo P. deberìa tener la delicadeza decir algo distinto de lo que ya dijo un millòn de veces.

Alfredo P. dijo...

Amiguito, el titular del blog también ha afirnado su fe en la verdad revelada de la CVR más de un millón de veces.
En este momento se discute la figura del "intelectual comprometido", figura que ha tergiversado a las CCSS hasta convertirlas en un mero foro de opinólogos sin ningún sustento ni rigor científico.
Lo dicho por los "intelectuales comprometidos" de la CVR fue objetivo y riguroso?, por lo pronto, el capítulo que le dedicaron al accionar de la izquierda en los 80s suena más a auto-compadecimiento que a un señalamiento objetivo de responsabilidades, tanto que hasta el momento ningún militante izquierdista ha hecho una autocrítica sobre el vergonzoso accionar de la izquierda y sobre el silencio cómplice frente al terrorismo comunista (eso sí, para señalar a otros con el dedo, para eso sí son muy buenos).
Finalmente, es valiente el comunicado de Richard Webb no sólo porque fija su posición sobre el tema, sino porque los adeptos de la CVR reaccionan como fieras cada vez que alguien osa criticar las verdades de su "Corán"; no creo que estos "intelecuales comprometidos" vuelvan a llamar a Richard Webb para sus "proyectos", ni para sus "publicaciones".
Un intelectial honesto, asume las consecuencias de su posición.

Gonzalo Gamio dijo...

Alfredo:

Muchos calificativos, y pocas nueces.

Tus críticas a la CVR serían más rigurosas si señalas pasajes y número de páginas. de lo contrario, te quedas en el registro de las "carnecitas" de "La Razón".

Eduardo Gonzalez dijo...

Recien me percato de este debate... mil disculpas. Alfredo, he escrito una respuesta en mi blog, sigamos la discusion ahi.

http://latorredemarfil.lamula.pe/2010/02/23/un-argumento-desesperado-confuso-y-mal-informado/#comments