miércoles, 14 de octubre de 2009

CHARLES TAYLOR: LOS TRES EJES DEL PENSAMIENTO MORAL



Gonzalo Gamio Gehri


En más de un sentido, Charles Taylor es el hermenéuta vivo más importante en cuanto al cultivo de la filosofía práctica se refiere. Desgraciadamente, es más conocido en Latinoamérica por sus textos de divulgación que por sus libros más sistemáticos. En ellos, desarrolla un análisis muy fino de la fenomenología de la experiencia ética y del concepto de identidad. Fuentes del yo siguen siendo aquí nuestro material fundamental de cuestionamiento y discusión. En esta obra Taylor explicita sus puntos de vista frente a estos temas que en otros lugares apenas bosqueja someramente[1].

Hablar de dimensiones de lo moral plantea problemas importantes en una época en donde la concepción kantiana y neokantiana de la ética es todavía dominante - al menos en el ámbito académico – generalmente se asume la tesis de que el ámbito de la moral corresponde unicamente al área de las obligaciones incondicionales que trasciendan el mero reino de “las máximas” o, en una línea algo menos ortodoxa, el respeto a la dignidad de las personas. Pero, de ser correcta esta presuposición el terreno de la moral sería increiblemente estrecho, marginando otras formas de valoración y diseño de vida; las consideraciones relativas a cómo ser felices, por poner un ejemplo, se verían excluidas de la moral[2]. Como resulta obvio, Taylor tiene una posición al respecto al identificar el contenido de lo moral con aquello que puede ser expresado en términos de evaluaciones fuertes. Toda cuestión que atañe a la pregunta por la orientación en la vida tendría que ser entendida como interior a lo moral, tanto los imperativos de respeto como la preocupación por la eudaimonía o las relaciones comunitarias.

En este sentido, Taylor distingue lo que considera “tres ejes del pensamiento moral”: 1) El relativo a los imperativos que expresan obligación y demandan respeto incondicional; 2) El tema de los fines de la vida, vinculado al problema clásico de la vida buena; 3) La interpretaciones acerca de la “dignidad” del hombre (esta expresión es equívoca en el pensamiento de Taylor, puesto que la usa en un sentido diferente – más estricto – en la Ética de la autenticidad[3]) de modo que, puesto que corresponde a la comprensión del lugar que ocupa el hombre en el universo, lo que podríamos denominar cuestiones relativas al status de la vida humana, el lugar del hombre en el cosmos, así como su situación en el espacio público.

Taylor insiste en que – sean cuales sean los contenidos de sus preceptos éticos – en todas las culturas la comprensión de lo normativo supone, al menos de modo general, la presencia ineludible de estos tres ejes, o sus equivalentes locales. Lo que sin duda varía es la preeminencia de alguno de estos ejes sobre los demás en las argumentaciones ontológico – morales desarrolladas por miembros de diferentes culturas. Así, en el contexto de la tradición heróica narrada por los poemas homéricos, parece ser que el tercer eje determinaba en buena medida el sentido de los restantes, en virtud de la inseparabilidad de la noción de areté y el cumplimiento de el rol social configurado por un orden cósmico preestablecido[4]; en la ética clásica (pensemos en Aristóteles) la consideración sobre los tele de la vida, el segundo eje, organiza y subordina las nociones de respeto y status. Una época como la nuestra, en la que la lucha por los espacios personales de inmunidad que garantizados por los Derechos Humanos se constituye como una exigencia práctica irrenunciable y no negociable, el orden jerárquico sigue el orden numérico, con el primer eje como el dominante.

Un importante cambio de Gestalt ha tenido lugar aquí para que el primer eje adquiera supremacía en la ética moderna. Se trata de un giro conceptual en donde la idea de la persona humana como fin último de la sociedad (o incluso del “cosmos”) tiene el rol protagónico. La tesis de que la dignidad del individuo no puede ser sacrificada en nombre de un ideal mayor, puesto que se entiende al agente moral como titular de derechos inalienables, se impuso en occidente como resultado del declive de una concepción que situaba al hombre como parte de un orden natural que lo trasciende y rige sobre él. El “sentido” de la vida humana manaba de ese orden, en oposición a los tiempos modernos, en los que presuponemos que tal sentido nos habla desde dentro de nosotros, desde las profundidades del yo. La articulación de la historia narrativa de este giro hacia la interioridad y hacia el individuo constituye buena parte del programa de las Fuentes del yo, una historia en la que las tensiones internas de la herencia cristiana, ilustrada y romántica constituyen el hilo conductor narrativo.





[1] Por ejemplo,confrontar La ética de la autenticidad op.cit. caps. 2 – 4.

[2] Sobre esto cosúltese el importante libro de Bernard Williams, Ethics and the limits of philosophy London, Fontana Press / Collins 1985; asimismo Taylor, Charles Fuentes del yo op.cit. cap..3 (especialmente el numeral 3.3).

3] Por ejemplo en el capítulo 5, cuando entiende el cambio ético – espiritual del reconocimiento desigual del Antiguo Régimen al reconocimiento simétrico de las sociedades igualitarias como el paso “del Honor a la Dignidad”, cfr. La ética de la autenticidad op.cit. pp. 78 y ss.

[4] Cfr. MacIntyre, Alasdair Historia de la ética Barcelona, Paidós 1994 cap. 2; idem, Justicia y Racionalidad Barcelona, Ediciones internacionales Universitarias 1994 caps. 2-3.

2 comentarios:

Rodolfo Plata dijo...

LA ETICA Y LA MORAL DEL ESTADO LAICO DEBEN SUPERAR LOS VALORES RELIGIOSOS:
LOS VALORES SUPREMOS DE LA TRASCENDENCIA HUMANA Y LA SOCIEDAD PERFECTA, DEBEN ORIENTAR LOS OBJETIVOS DEL CURRÍCULO ESCOLAR LAICO A FIN DE ALCANZAR LA SUPRA HUMANIDAD__ La relación entre la fe y la razón, la religión, la ciencia y la educación, se enmarca en el fenómeno espiritual de la trasformación humana abordado por la doctrina y la teoría de la trascendencia humana: conceptualizada por la sabiduría védica, instruida por Buda e ilustrada por Cristo; la cual concuerda con los planteamientos de la filosofía clásica y moderna, y las conclusiones comparables de la ciencia: (psicología, psicoterapia, logoterápia, desarrollo humano, etc.):__La paideia griega tenía como propósito educar a la juventud en la virtud (desarrollo de la espiritualidad) y la sabiduría (cuidado de la verdad), mediante la práctica continua de ejercicios espirituales (cultivo de sí), a efecto de prevenir y curar las enfermedades del alma. El educador, utilizando el discurso filosófico y la discusión de casos y ejemplos prácticos, más que informar trataba de inducir transformaciones buenas y convenientes para si mismo y la sociedad, motivando a los jóvenes a practicar las virtudes opuestas a los defectos encontrados en el fondo del alma, a efecto de adquirir el perfil de humanidad perfecta (cero defectos) __La vida, ejemplo y enseñanzas de Cristo coincide cien por ciento con el currículo y objetivo de la filosofía griega. Y por su autentico valor pedagógico, el apóstol Felipe introdujo en los ejercicios espirituales la paideia de Cristo (posteriormente enriquecida por San Basilio, San Gregorio, San Agustín y San Clemente de Alejandría, con el pensamiento de los filósofos greco romanos: Aristóteles, Cicerón, Diógenes, Isócrates, Platón, Séneca, Sócrates, Marco Aurelio,,,), a fin de alcanzar la trascendencia humana (patente en Cristo) y la sociedad perfecta (Reino de Dios). Meta que no se ha logrado debido a que la mitología del Antiguo Testamento, al apartar la fe de la razón, castra mentalmente a sus seguidores extraviándolos hacia la ecumene abrahámica que conduce al precipicio de la perdición eterna (muerte espiritual)__ Es tiempo de rectificar retomando la paideia griega de Cristo, separando de nuestra fe el Antiguo Testamento y su teología fantástica que han impedido a los pueblos cristianos alcanzar la supra humanidad. Pierre Hadot: Ejercicios Espirituales y Filosofía Antigua. Editorial Siruela. http://www.scribd.com/doc/33094675/BREVE-JUICIO-SUMARIO-AL-JUDEO-CRISTIANISMO-EN-DEFENSA-DEL-ESTADO-LA-IGLESIA-Y-LA-SOCIEDAD

Anónimo dijo...

¿ como fundamenta charles Taylor su hipótesis según la cual los derechos subjetivos ocupan un lugar privilegiado en la cultura occidental? cual es el eje de esa concepción en lo referido a la relación entre hombre y sociedad?