REFLEXIONES SOBRE EL ESTADO LIBERAL Y EL DISCERNIMIENTO ÉTICO
Gonzalo Gamio Gehri
Se ha desencadenado una interesante discusión en torno al liberalismo y la vida buena. Las reflexiones son de todo calibre, y encontramos no pocos argumentos sugerentes, aunque también simple y llana confusión. En primer lugar, no creo que los actuales críticos del liberalismo se hayan leído Teoría de la justicia en su totalidad; sin embargo, Rawls es evocado y vapuleado aquí y allá. Se le atribuye una serie de posiciones que nunca asumió: por ejemplo, una lectura "economicista" de la sociedad, cuando todo aquel que ha leído el texto sabe que más bien proyecta el tipo de racionalidad que se pone en ejercicio en los tribunales. Yo, que no soy rawlsiano gracias a las críticas de Walzer y Sandel – no soy tampoco contractualista ni neokantiano – creo, sin embargo, que la lectura de esta obra resulta imprescindible para decir algo más o menos sensato (a favor o en contra) del liberalismo en una perspectiva filosófica contemporánea. Creo que en muchos críticos ha primado la caricatura y la descalificación ideológica. El penúltimo post de Carlos Pérez ha intentado configurar una ‘posición intermedia’ en este debate.
Quisiera decir una palabra más sobre la distinción entre la cuestión de la vida buena y el tema de la justicia. No dudo de que exista una articulación hermenéutica entre ellos – tomando en consideración el juicio de autores que encuentro inspiradores, me refiero a Iris Murdoch, Charles Taylor y Bernard Williams – pero distinguir ambos fueros resulta sumamente relevante desde un punto de vista político; después de todo, “articulación” no significa “anulación”. Mi punto de partida es la conexión entre vida y vida buena (zen kai euzen, una conexión particularmente significativa para la Política de Aristóteles). La idea es la siguiente: el télos de nuestra existencia es alcanzar una vida buena, una forma de vida que elegimos conscientemente porque encontramos poderosas razones para hacerlo. Aunque no existe un único modo de vivir plenamente una vida humana, estaríamos dispuestos a argumentar – en espacios comunes – a favor de la ‘superioridad’ del modo de vida que hemos elegido por sobre otras opciones posibles (obviamente, otras personas podrían hacer lo propio con las suyas). Aquí no hay relativismo de ninguna clase.
Pero no hay vida buena sin “vida” a secas. Las cuestiones de justicia apelan al acceso de los individuos a los bienes básicos y recursos, y a las formas de protección de la violencia que permitan a los individuos llevar una vida y, en los espacios que ofrece ésta, estar en capacidad de intervenir en las prácticas y debates en torno a lo que puede asignarle un sentido a la vida. Rawls se refiere a estos bienes básicos y recursos usando el término “bienes primarios”, y son de cinco clases:
a).- Libertades y derechos básicos .
b).- Libertad de movimiento y libertad de elección del empleo.
c).- Poderes vinculados a los cargos vinculados al ejercicio de la autoridad.
d).- Ingresos y prosperidad material.
e).- Las formas sociales de autorrespeto.
La presencia de estos bienes en la vida de los agentes hace posible que puedan construir, elegir y examinar críticamente una concepción de la vida buena y un sentido de lo justo[1]. El Estado debe estar en capacidad de establecer las condiciones para el acceso a esta clase de bienes. Los servicios de salud y educación, por ejemplo, apuntan a cuidar de las condiciones físicas de la vida, así como a forjar en el individuo la conciencia de los derechos y libertades que constituyen el telón de fondo para la elección y la revisión de una concepción de la vida buena.
La función básica del Estado es garantizar el acceso a estos bienes primarios. No puede entrometerse en la elección y discusión de las concepciones de la vida buena: ello queda en manos del propio ciudadano, que encuentra en las comunidades y asociaciones en las que decide participar los espacios idóneos para esta tarea. Está claro que las diversas opciones de vida plena tienen diferente peso en el seno de la vida, que no tiene sentido uniformizar el valor de, por ejemplo, la búsqueda de trascendencia a través del misticismo oriental, o el ejercicio de la vida cívica en el seno de la sociedad civil, o la lucha por la salvación de especies en peligro, o la membresía en un club de fanáticos virtuales de famosas princesas austrohúngaras del siglo XIX. No obstante, desde una óptica liberal, no corresponde al Estado la tarea de discernir en torno al peso específico de estas alternativas: ello es responsabilidad de los agentes, seres libres capaces de razón (nótese que no digo que es un asunto "privado", sino que es un asunto que no compete al Estado. “Privado” es un término equívoco en este contexto). El Estado no debe usurpar una función que es potestad exclusiva de los ciudadanos. Los paleoconservadores nostálgicos que abogan por la imposición estatal de una visión de la vida buena - los que conciben, por ejemplo, la absurda (e imposible) vuelta al "Antíguo Régimen" o la las sociedades tradicionales como 'solución final' frente a la "crisis moral" y el "nihilismo" - simplemente temen que los miembros de las comunidades actúen como agentes prácticos independientes que razonan y deciden sobre sus propias vidas. En un país multicultural, plurilingüístico y multiconfesional como el Perú, pretender imponer una visión única del bien constituye un atropello contra los pueblos que lo componen (por supuesto, algunos abogarán por una forma monocultural apelando a signos como las corridas de toros, la marinera, el valsecito, el pisco y el cau-cau, pero eso no pasa de ser una broma sin gracia).
Se ha desencadenado una interesante discusión en torno al liberalismo y la vida buena. Las reflexiones son de todo calibre, y encontramos no pocos argumentos sugerentes, aunque también simple y llana confusión. En primer lugar, no creo que los actuales críticos del liberalismo se hayan leído Teoría de la justicia en su totalidad; sin embargo, Rawls es evocado y vapuleado aquí y allá. Se le atribuye una serie de posiciones que nunca asumió: por ejemplo, una lectura "economicista" de la sociedad, cuando todo aquel que ha leído el texto sabe que más bien proyecta el tipo de racionalidad que se pone en ejercicio en los tribunales. Yo, que no soy rawlsiano gracias a las críticas de Walzer y Sandel – no soy tampoco contractualista ni neokantiano – creo, sin embargo, que la lectura de esta obra resulta imprescindible para decir algo más o menos sensato (a favor o en contra) del liberalismo en una perspectiva filosófica contemporánea. Creo que en muchos críticos ha primado la caricatura y la descalificación ideológica. El penúltimo post de Carlos Pérez ha intentado configurar una ‘posición intermedia’ en este debate.
Quisiera decir una palabra más sobre la distinción entre la cuestión de la vida buena y el tema de la justicia. No dudo de que exista una articulación hermenéutica entre ellos – tomando en consideración el juicio de autores que encuentro inspiradores, me refiero a Iris Murdoch, Charles Taylor y Bernard Williams – pero distinguir ambos fueros resulta sumamente relevante desde un punto de vista político; después de todo, “articulación” no significa “anulación”. Mi punto de partida es la conexión entre vida y vida buena (zen kai euzen, una conexión particularmente significativa para la Política de Aristóteles). La idea es la siguiente: el télos de nuestra existencia es alcanzar una vida buena, una forma de vida que elegimos conscientemente porque encontramos poderosas razones para hacerlo. Aunque no existe un único modo de vivir plenamente una vida humana, estaríamos dispuestos a argumentar – en espacios comunes – a favor de la ‘superioridad’ del modo de vida que hemos elegido por sobre otras opciones posibles (obviamente, otras personas podrían hacer lo propio con las suyas). Aquí no hay relativismo de ninguna clase.
Pero no hay vida buena sin “vida” a secas. Las cuestiones de justicia apelan al acceso de los individuos a los bienes básicos y recursos, y a las formas de protección de la violencia que permitan a los individuos llevar una vida y, en los espacios que ofrece ésta, estar en capacidad de intervenir en las prácticas y debates en torno a lo que puede asignarle un sentido a la vida. Rawls se refiere a estos bienes básicos y recursos usando el término “bienes primarios”, y son de cinco clases:
a).- Libertades y derechos básicos .
b).- Libertad de movimiento y libertad de elección del empleo.
c).- Poderes vinculados a los cargos vinculados al ejercicio de la autoridad.
d).- Ingresos y prosperidad material.
e).- Las formas sociales de autorrespeto.
La presencia de estos bienes en la vida de los agentes hace posible que puedan construir, elegir y examinar críticamente una concepción de la vida buena y un sentido de lo justo[1]. El Estado debe estar en capacidad de establecer las condiciones para el acceso a esta clase de bienes. Los servicios de salud y educación, por ejemplo, apuntan a cuidar de las condiciones físicas de la vida, así como a forjar en el individuo la conciencia de los derechos y libertades que constituyen el telón de fondo para la elección y la revisión de una concepción de la vida buena.
La función básica del Estado es garantizar el acceso a estos bienes primarios. No puede entrometerse en la elección y discusión de las concepciones de la vida buena: ello queda en manos del propio ciudadano, que encuentra en las comunidades y asociaciones en las que decide participar los espacios idóneos para esta tarea. Está claro que las diversas opciones de vida plena tienen diferente peso en el seno de la vida, que no tiene sentido uniformizar el valor de, por ejemplo, la búsqueda de trascendencia a través del misticismo oriental, o el ejercicio de la vida cívica en el seno de la sociedad civil, o la lucha por la salvación de especies en peligro, o la membresía en un club de fanáticos virtuales de famosas princesas austrohúngaras del siglo XIX. No obstante, desde una óptica liberal, no corresponde al Estado la tarea de discernir en torno al peso específico de estas alternativas: ello es responsabilidad de los agentes, seres libres capaces de razón (nótese que no digo que es un asunto "privado", sino que es un asunto que no compete al Estado. “Privado” es un término equívoco en este contexto). El Estado no debe usurpar una función que es potestad exclusiva de los ciudadanos. Los paleoconservadores nostálgicos que abogan por la imposición estatal de una visión de la vida buena - los que conciben, por ejemplo, la absurda (e imposible) vuelta al "Antíguo Régimen" o la las sociedades tradicionales como 'solución final' frente a la "crisis moral" y el "nihilismo" - simplemente temen que los miembros de las comunidades actúen como agentes prácticos independientes que razonan y deciden sobre sus propias vidas. En un país multicultural, plurilingüístico y multiconfesional como el Perú, pretender imponer una visión única del bien constituye un atropello contra los pueblos que lo componen (por supuesto, algunos abogarán por una forma monocultural apelando a signos como las corridas de toros, la marinera, el valsecito, el pisco y el cau-cau, pero eso no pasa de ser una broma sin gracia).
Algunos afirman que el liberalismo “rechaza las formas de vida” y que desata necesariamente una “ética subjetivista”. Esta es una afirmación ridícula, carente de fundamento. El liberalismo es una forma de vida política, comprometida con el pluralismo ético. Busca sentar los cimientos de una sociedad libre en donde diversas formas de vida buena puedan florecer. Que los valores son intersubjetivos es una verdad obvia; construimos nuestros valores insertándonos en prácticas sociales y deliberando con otros agentes. Lo único que el liberalismo pone de relieve es que son los propios agentes – y no el Estado – quienes sostienen y evalúan las formas de vida en las que participan.
Nadie duda, por ejemplo, de la enorme relevancia que tiene la espiritualidad religiosa para muchísima gente. Yo mismo me considero un creyente católico practicante. Como se sabe, la religiosidad se cultiva en parte a través del ritual ¿Debe el Estado comprometerse expresamente con la validez de un credo particular? ¿Deben los gobiernos promover los rituales religiosos de un sector de la sociedad? El Estado debe garantizar celosamente la libertad religiosa de sus miembros, y castigar severamente cualquier síntoma de intolerancia en esta materia. No obstante, no debe promover especialmente ninguna confesión, dado que la totalidad de sus ciudadanos no profesan una misma religión, y existen ciudadanos que no creen; ellos pueden alegar fundadamente que se les discrimina. Eso no implica que el Estado se declare “neutral” – una ficción epistemológico-práctica -, sino que se compromete dicididamente con el pluralismo y la libertad. El Estado nos pertenece a todos - creyentes y no creyentes -, y debe defender nuestras libertades y derechos fundamentales. Hay quienes piensan que la no promoción estatal de las creencias religiosas de la mayoría implica debilitarlas o incluso condenarlas a desaparecer. No estoy de acuerdo. La religión constituye una dimensión de la vida muy poderosa como para verse perdida sin el apoyo del Estado. Corresponde no al Estado, sino a las Iglesias, las familias y congregaciones religiosas la tarea de reavivar la fe de sus miembros, y destacar la importancia de la vida espiritual. Una tradición viva no requiere el patrocinio gubernamental. Considero que cualquier exabrupto paternalista del Estado en materia religiosa puede minar la energía de estas comunidades. La libertad religiosa es positiva para las religiones.
Nadie duda, por ejemplo, de la enorme relevancia que tiene la espiritualidad religiosa para muchísima gente. Yo mismo me considero un creyente católico practicante. Como se sabe, la religiosidad se cultiva en parte a través del ritual ¿Debe el Estado comprometerse expresamente con la validez de un credo particular? ¿Deben los gobiernos promover los rituales religiosos de un sector de la sociedad? El Estado debe garantizar celosamente la libertad religiosa de sus miembros, y castigar severamente cualquier síntoma de intolerancia en esta materia. No obstante, no debe promover especialmente ninguna confesión, dado que la totalidad de sus ciudadanos no profesan una misma religión, y existen ciudadanos que no creen; ellos pueden alegar fundadamente que se les discrimina. Eso no implica que el Estado se declare “neutral” – una ficción epistemológico-práctica -, sino que se compromete dicididamente con el pluralismo y la libertad. El Estado nos pertenece a todos - creyentes y no creyentes -, y debe defender nuestras libertades y derechos fundamentales. Hay quienes piensan que la no promoción estatal de las creencias religiosas de la mayoría implica debilitarlas o incluso condenarlas a desaparecer. No estoy de acuerdo. La religión constituye una dimensión de la vida muy poderosa como para verse perdida sin el apoyo del Estado. Corresponde no al Estado, sino a las Iglesias, las familias y congregaciones religiosas la tarea de reavivar la fe de sus miembros, y destacar la importancia de la vida espiritual. Una tradición viva no requiere el patrocinio gubernamental. Considero que cualquier exabrupto paternalista del Estado en materia religiosa puede minar la energía de estas comunidades. La libertad religiosa es positiva para las religiones.
[1] Véase Rawls, John La justicia como equidad. Una reformulación Barcelona, Paidós 2002 pp.91 – 92.
29 comentarios:
Hola Gonzalo... todo lo que tu expones y asumes en tu post, es decir las 5 clases de bienes primarios más el Estado Laico estan contemplados en la Constitución del Perú que define una a una República democrática de corte liberal.. Entonces, te pregunto directamente ¿por qué te defines como "liberal de izquierda" cuando el orden actual te daría un gran campo de acción para que todo lo que has glosado, explicado y asumido se cumpla? ¿Cual es la formula - diferente a la democracia liberal- o el punto de quiebre que propone tu liberalismo de izquierda para que todo lo dicho se concrete?... Saludos, Eduardo Torres Arancivia.
Hola Eduardo:
Excelente pregunta. En efecto, estos temas están en la Constitución. El añadido “de izquierda” expresa un énfasis en la justicia redistributiva y en las políticas de reconocimiento de las minorías, propio de la agenda de la izquierda post-marxista.
Saludos,
Gonzalo.
Gonzalo,
Desde el punto de vista de tus reflexiones sobre la separación entre Iglesia y Estado: ¿Cuál sería para ti un modelo exitoso?
Me interesaría mucho saber tu opinión sobre un caso concreto como el de la política laicista llevada a cabo actualmente por el PSOE en España la cual tiene una influencia directa en los programas educativos del país. ¿Consideras que el gobierno de Rodríguez Zapatero se acerca al ideal que planteas?
Una segunda cuestión (por favor no dejes de responder mi pregunta sobre el PSOE en España):
Yo considero que es difícil que una democracia pueda lograr de manera efectiva el bienestar material y moral de la sociedad si es que en los ciudadanos que la conforman no creen y viven una serie de valores básicos: respeto de los derechos y de la vida de los demás, obediencia a las leyes, etc. Es decir, creo que una democracia será endeble si es que no está acompañada de una cultura cívica compartida por los menos por un sector importante de la población.
Es cierto que estos valores en la práctica no son ni deben ser promovidos exclusivamente por el Estado. Sin embargo, es también deber de este inculcar a través de programas educativos, campañas publicitarias y leyes una serie de acciones que apunten a desarrollar una cultura cívica que permita una convivencia civilizada. Pero, al hacer esto el Estado estaría imponiendo, por lo menos parcialmente, un modelo de “vida buena”. Así, si bien se permitiría la existencia de cierta variedad de creencias y conductas no se tolerarían aquellas que fueran en contra de los valores inculcados por el Estado. Aquella persona que no aceptara estas normas y estas creencias sería sancionada de alguna manera. En este sentido el Estado no podría tener una actitud neutra frente a los valores que debe poseer la sociedad. Tal vez te parezcan muy ingenuas mis preguntas pero te pediría que las respondas. Frente a lo que he planteado ¿Crees que el Estado puede legítimamente impulsar, inculcar y proteger una serie de valores que considera esenciales para la convivencia? ¿Tiene el derecho de castigar y reprimir aquellas conductas e ideas que considere contrarias a esos valores básicos?
Eduardo:
No hay necesidad de declararse "de izquierda" para estar de acuerdo con lo que plantea Gonzalo. Una vez que estamos de acuerdo sobre cómo se constituye el Estado para servir a los ciudadanos, podemos debatir sobre cuestiones más precisas y empezar a diferencias posiciones. Es allí donde Gonzalo o cualquiera puede definirse 'de izquierda', 'de derecha' o 'conservador', 'libertario", etc. Por ejemplo, al igual que yo, Gonzalo cree en el reconocimiento de las minorías. ¿Cómo se debe producir este reconocimiento? Aquí podemos discrepar o concordar, no lo sé. Por ejemplo, mi respuesta es que necesitamos un Estado central mínimo y gobiernos locales con más atribuciones. De tal manera, por ejemplo, la educación no debería ser "nacional" ni ser necesariamente en castellano. También creo que las comunidades que ocupan el suelo deberían ser dueñas del subsuelo.
La legalidad actual, en efecto, nos da un campo de acción. Desafortunadamente, ella no es suficiente ya que en el Perú es claro que no se ejerce en su integridad (razón por la cual Alan García es nuevamente presidente y la clase política se zurra en los derechos humanos). Tal como yo lo veo, nuestra legalidad sería muy buena si fuera puesta en efecto. Pero, como sabemos, no lo es.
Estimado Gonzalo:
Ciertamente que para que haya una vida buena debe haber primero vida.
Claro, el Estado no se puede meter en mi elección de ser o no ser fan de Dragon Ball o de Batman. Imagínate si el Estado prohíbe la libre circulación de Comics?! Qué sería de la vida de quienes vivimos con eso?! Eso ya ocurrió -en el gobierno militar de Velazco. Gracias a todos los Santos y a Perú.21 que podemos tener algún acceso mínimo al Comics.
Ahora bien, regresando al tema, el Estado no puede definir si eso es bueno o malo para la vida en concreto del ciudadano. Tampoco promover que tal o cual religión es la que se debe seguir sino te matan apedreado. Esas cosas ya han sido superadas. No veo en Perú, al menos, que apedreen a las niñas en Asia por estar en mini-faldas (gracias a quien sea porque eso no pase para deleite de la vista y la mente, jaja). No obstante el Estado tampoco puede dar la espalda a las prácticas religiosas, eso es punto clave en el último post que publiqué. Ni el Estado puede imponer una religión, pero, tampoco puede ser "neutral" ante ello.
La religión es algo social-político-público, como dije en el blog de Carlos Pérez Crespo. Como tal el Estado sí puede decir: "Ok, mira, esta práctica es buena y saludable, no hay problema que se haga". Pero la verdad del melocotón es que el Estado liberal no hace eso, pues. El Estado liberal por no quererse meter en el tema simplemente lo deja de lado y lo que hace es simplemente decir implícitamente: "mira si quieres se religioso en tu casa o como sea, a mí me da igual lo que hagas, ya te dí libertades, qué más?". Caricatura? Bueno sí quieres. Más bien: seidad de la práctica liberal política.
En lo que estoy de acuerdo contigo es que el Estado no es el organimso encargado de la promoción de la religión o de la religiosidad, esa es chamba de la Iglesia o iglesias o sectas o lo que fuere. Pero el Estado si no se manifiesta de ninguna forma: entonces qué? Pues da pie a que los ciudadanos digan: "al Estado esto le da igual, asique puedo pensar que da lo mismo pues". De esta manera el Estado impone una agenda nihilista práctica. Eso está muy, pero muy lejos, disculpame, de lo propuesto en "Dependent rational animals, Why human beings need the Virtues".
Me parece un muy buen post, que aunque no parezca, concuerdo en gran parte. Cosas para conversar.
Saludos,
Ricardo.
Me olvidé de estas preguntas, que en parte las respondí pero me parecen interesantes: 1) ¿Debe el Estado comprometerse expresamente con la validez de un credo particular? R: No, no debe, ni hablar; pero eso no niega una separación política-religión, eso valida la separación Iglesia-Estado. 2) ¿Deben los gobiernos promover los rituales religiosos de un sector de la sociedad? R:No pues, promover no; eso no quita que digan que algunos u otros son plausibles y ayuden a la vida de toda la sociedad, porque no? Eso es promover? Yo entiendo por promover que el Estado diga: "Hoy todos deben ir a misa o la procesión del SDM o deben marchar para matar con piedras a judíos o yo que sé". Si el Estado hace eso, pues mal. Y téngase en cuenta que no toda práctica ligada con una religión es una práctica religiosa. Ejemplos? Sobran.
Saludos.
Estimado Juan:
Voy a averiguar sobre el caso Zapatero.
Concuerdo contigo en que el Estado debe "inculcar a través de programas educativos, campañas publicitarias y leyes una serie de acciones que apunten a desarrollar una cultura cívica que permita una convivencia civilizada". Esto no sería una comprensión de vida buena, sino un compromiso con la justicia y la coexistencia. No hay "neutralidad", sino pluralismo.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Ricardo:
Vamos avanzando. Detecto una "metánoia" en tí JAJAJAJA.
No obstante, considero que los gobiernos ni siquiera deben intervenir señalando algo acerca de la plausibilidad de determinadas religiones. eso es asunto de las Iglesias y los creyentes.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo.. pero igual.. tanto la justicia redistributiva como el reconocimiento al accionar político de las minorias esta acorde con la democracia que teóricamente (palabra subrayada) vivimos... Las minorías pueden tener sus representantes en el Congreso y proponer sus planes de acción... Tal vez faltaría que definas lo que entiendes por "minoría"... una minoría "indigena"?, una minoría "judía"?, una minoría de "ateos"?, "travestis"?, "lesbianas"?, hay muchas minorias... Lo que debe ocurrir es que la democracia fomente la expresión política de las minorías para que estas tengan presencia.. si no, no existen -políticamente hablando- Y esto, sin dudas, tiene que ver con cultura ciudadana tal cual han señalado por ahi... Por eso aun sigo creyendo que "Liberalismo de Izquierda" es lo mismo que "Democracia Liberal"... aun no encuentro la diferencia sustancial... creo que esa diferencia la quieres enfocar (presumo) hacia la cuestion indígena, es decir, el reconocimiento de las minorías indígenas... ¿es así?.. si es asi nos aguarda una larga discusión... Por otro lado... me olvide de comentarte la vez pasada ... no estoy de acuerdo con eso de que el Estado debe proteger a sus ciudadanos de la violencia... de nuevo surge el temor a la palabra... El Estado es violencia... violencia legitima diría Weber... si alguien invade un terreno en el Perú viene la polícia con mandato judicial y saca a los invasores con violencia... Si en la selva hay cultivos de coca para el narcotráfico, el estado apelara a a la vioelncia legitima para destruirlos... si Sendero Luminoso se levanta contra el estado, pues violencia para combatirlo... querer erradicar a la violencia del mundo, o del estado, es ingenuo... es pensar como un niño, diría Weber, políticamente hablando (creo que así lo dice en "LA politica como vocación")... claro.. otra cosa que es que la violencia legitma del estado se deslegitime y se den casos como los de la Cantuta y Barrios Altos... Saludos, Eduardo Torres.
Hola Eduardo:
El Estado utiliza legítima para proteger al individuo de la violencia legalmente prohibida.
Quizá en lugar de minorías "grupos que han padecido exclusión".
Saludos,
Gonzalo.
Hola Daniel... de acuerdo con eso de que no es necesario proclamarse de izquierda para defender lo que Gonzalo ha glosado y propuesto en su post... no obstante, Gonzalo se proclama de izquierda en una medida que aun trato de entender... Lo de "liberal de izquierda" aun no me convence... Por otro lado Daniel, el Estado peruano esta constituido como República Democrática de corte liberal entonces - como dices- ya puedes tomar partido... o estas a favor de ese sistema o estas en contra... aqui no hay puntos medios... si estas a favor.. chevere.. si estas en contra tendras que optar por una postura.. por ejemplo... si te proclamas comunista pues intentaras "bajarte" a esa democracia... ¿como lo haras? ese es otro asunto... puedes utilizar a la misma democracia (destruir al monstruo desde adentro) o apelando a la violencia (como Sendero).. entonces te pregunto... ¿cual es tu postura política en este asunto?... Sobre el tema de las minorias, pues de acuerdo contigo.. los poderes regionales fortalecidos pueden ser una buena opcion .. pero se da el caso que actualmente esta pasando eso, pero las autoridades regionales (presidentes regionales y alcaldes) se comportan como verdaderos señores feudales... y estamos en una epoca en la que- cualquier especialuista te lo dira- las provicias manejan millones de millones de dolares producto de la mineria pero mucho de ese dinero se va en cosas tan triviales como construir fuentes, estatuas, coliseos de gallos y plazas de toro (lo tradicional se impone a la modernidad diria Huntington). Con respecto a la cuestion de las minorias asumo que tu tambien estan en la via de ver a "minorías" como cuestion indígena.. si es asi, la discusión da para largo... Por otro lado, dar derechos excepcionales a esas minorias, como eso de qe las comunidades sean dueñas del subsuelo, es crear diferencias inaceptables... con todo derecho yo podría decir ¿por que yo no soy dueño del subsuelo de mi casa?... En un Estado la redistribucion justa es la clave... Si Moquegua gana 300 millones de doleres por canon minero, ese dinero no es de Moquegua... es del Peru... ¿o no?... saludos, Eduardo Torres
Hola amigos,
Una pequeña anotación sobre Weber. Su definición exacta es que el Estado es aquella "comunidad política que reclama para sí el uso legítimo de la coacción física". Weber no habla de violencia, y si sale así en los textos se trata de una mala traducción del alemán. Es más bien Marx quien cree que el Estado es violencia, pues desde su perspectiva este esconde la explotación y la lucha de clases.
Un cordial saludo,
Carlos Eduardo Pérez Crespo
Gonzalo, habras leido muy bien a Rawls pero no creo que asi sea el caso de los liberales clasicos, no es que cualquiera puede ser un agente capaz sino que antes tienes que haber pasado por una educacion sentimental, sino no tendras ninguna forma de concretar una eleccion buena, en sintesis sin una educacion liberal o sentimental no puedes elegir. Si nos vamos al caso peruano, ciertamente no son muchos los que podrian ser agentes y no necesariamente por falta de medios sino por falta de cultura (cultivo de la menta y el cuerpo).
saludos
eduardo
Hola Eduardo Hernando:
Hemos señalado que el camino hacia el igualitarismo supuso un largo camino aún en el caso del liberalismo. En este post mis referentes sun los liberales post 1971.
El término "educación liberal" es equívoco aún hoy, piénsese en la polémica Bloom - Nussbaum. Todavía hoy, ciertamente, el fortalecimiento de la cultura liberal requiere de una educación del juicio y de las emociones. Una educación para el ejercicio de la autonomía.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Carlos Eduardo.... "coacción fisica" es violencia... tiene que ver hasta con la raiz de la palabra violencia... Aristoteles y Platon hacen las salvedades entre lo que se puede hacer voluntariamente y lo que se hace por coaccion y, lo ultimo, es violencia... Lo de la traducción, pues menudo problema... lo vere ahora mismo... saludos, Eduardo Torres Arancivia,
Hola Carlos Eduardo ... Tengo a "La política como vocación" ante mis ojos y resulta que la palabra "violencia" aparece tantas veces (en referencia a Trotski, a la concepción del estado, a la política, como medio del Estado, etc) que se me hace dificil que en todo momento sea "coacción física". A ver si me das una mano con la cuestion de ediciones, frases literales, traducciones y demas... Me imagino que sabras alemán tambien.. bueno... si quieres me contestas esto por mail para no desviar la discusion que se esta teniendo en este foro... saluds,
Estimado Gonzalo:
Quisiera hacerte una consulta. Estuve revisando los múltiples post que tienes acerca de la CVR y los ataques que ésta recibe.
Ahora bien, concuerdo en que muchos de ellos son infundados.
No obstante, fuera del nivel lógico e idiológico que pueda tener, por ejemplo Aldo Mariátegui, éste se se basa en que "nuestro mejor matemático Hugo Ñopo" funesta las cifras alcanzadas por la CVR.
En realiad y para ser sincero, yo no recuerdo que Hugo Ñopo haya presentado otras cifras, hasta lo que sé Ñopo señaló que la metodología empleada no fue acertada, que faltó rigor metodológico, y que debería hablarse de cifras mas no de un número exacto.
Yo no dudo de la honorabilidad de los ex comisionados, pero si dudo de la ciencia y la dialéctica. Acaso ¿No sería bueno que se realice un nuevo estudio con la metodología que este señor cree debe ser la correcta y haber si sale otra cifra?
O acaso se podría seguir cayendo en la politización del tema.
Saludos
PD: Quiero dejar en claro, y como lo señalé en tu anterior post, este tema de los números, de los caviares, de Giampietri; son meramente externos, pero no estructural. para mi lo estructural es la brecha marginal y la violencia. La desinstitucionalidad del Perú y de los partidos políticos. Esperemos que jamás se vuelva a repetir.
Estimado Frank:
No conozco al Sr. Ñopo, salvo que ha colaborado con la CVR. Quienes fijaron la proyección estadística de muertos y desaparecidos fueron científicos extranjeros que habían trabajado en las cifras en otras Comisiones de la Verdad. Allí no hay intereses de politica criolla (como los que cultiva "La Razón" o Aldo Mariátegui). El peruano que mejor conoce el tema en la perspectiva de la CVR es Daniel Manrique.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo.. sigo indagando sobre tu vocabulario político... espero que no te molestes... es solo curiosidad ... lo de "izquierda" en el pensamiento Gamio aun no me queda claro, pero resaltas lo de la justicia redistributiva y el reconocimiento a "los grupos que han padecido exclusión" ... Vayamos a los segundo ¿Quienes conformarian esos grupos?... como te dije los homosexuales estarían en esa linea, en un país tan machista como este pues si, los homosexuales "han padecido exclusión"... No obstate, el sistema les permite entrar en la discusión si es que se organizan políticamente... No obstante, al poner tu categoria en pasado ("han padecido") asumo que estas hablando de grupos que a lo largo de la historia han estado marginados, díagse negros e indígenas... puedes aclararme a que te refieres con "grupos que han padecido exclusión"... Por otro lado ¿como defines política criolla?... es un término que utilizas mucho.. saludos Eduardo Torres ..
Eduardo: Sí, támbien debderías ser dueño de tu subsuelo. Si descubre petroleo, te puedes hacer rico. ¿Te parece otra mala idea? El principio en el Perú es que el Estado (o sea, los burócratas que tienen el poder de decidir a quiénes se les da y a quiénes no) es el dueño del subsuelo. Los conflictos surgen porque, en estos casos, las comunidades que han vivido por años en las zonas mineras no tienen ningún poder. Ahí sí son tratados como menores de edad porque se les dice que tienen que ceder sus propiedades para el Estado a su vez se la conceda a un tercero y para que finalmente les caiga algo llamado canon. ¿Tú les creerías? Si las comunidades fueran dueñas del subsuelo, ellas mismas podrían buscar la mejor oferta de las empresas interesadas y no tener que esperar recibir algo así como un regalo consuelo del Estado.
Estimado Eduardo:
Lo de Izquierda viene inspirado por la New Left, la izquierda postmarxista que desde fines de los sesenta destaco los temas de reconocimiento intercultural, ecología, feminismo, etc (Adorno, Horkheimer, etc.). El tema de la "ciudadanía activa" proviene de allí, a contracorriente de las ideologías que sostienen que el individuo es primero consumidor y contribuyente, y que es ciudadano sólo cuando vota.
Política criolla es la que vemos todos los días, la "baja política". No es un término técnico.
Saludos,
Gonzalo.
Hola Gonzalo... investigare sobre esa "New Left", me interesa el tema... no porque quiera ser de esa nueva tendencia.. sino porque hay que saber del espectro político... por otro lado, lo de "politica criolla" como "cosa de todos los dias" no pues... no es una buena definicion por mas que digas que no es un tecnicismo... ya que estarías al mismo nivel de los que utilizan el término "caviar" que según he visto lo consideras un insulto (yo no, como ya intente sustentarlo hasta con un breve artículo en uno de tus antiguos post).. creo que más bien quieres ironizar sobre lo que son las posturas de derecha o conservadoras (al hacer referencia a Aldo Mariategui y compañia)... O puede ser que utilices el termino "criolla" como "picara" lo cual sería un arcaismo del tiempo de las abuelas... si es esto.. normal.. si pues.. la politica peruana es bien criolla... si es lo primero... ahi si necesitas profundización porque estarias haciendo referencia a un rollo al estilo Eliane Karp que hablaba de pituquitos blancos (criollos) que han excluido a minorias o mayorias indigenas, o de una elite conservadora, reticente al cambio y ultramontana legataria de la República Aristocrática... Saludos,
Sí, en realidad pensaba en la picaresca....hace tiempo que tengo la idea de examinar la hipótesis de la novela picaresca como una fuente de lo que hoy denominamos "criollada".
Saludos,
Gonzalo.
Estimado Gonzalo:
No, no pasó ninguna metanoia, jajaja... Plop! Avance, sí, siempre. No me confundas con un ultramontano, snobista, reaccionario. No lo soy. Pero tampoco soy un liberal. Intento ver de ambas partes (o de ottras también) lo que es mejor para teoría bien articulada y que se adecúe mejor a la realidad, ni más ni menos. Como diría San Pablo: hay que sacar lo bueno de todas partes... bueno algo así era. O lo que dicen algunos católicos: "Toda verdad proviene del Espíritu Santo"... Jajaja...
Saludos,
Ricardo.
Me resulta sumamente interesante este post Gonzalo. Me ha hecho recordar cuando trabajaba en el movimiento de derechos humanos del Perú, en mis intentos por promover la participación de la gente en procesos de vigilancia a sus autoridades o en posturas de denuncia frente a violaciones de derechos de los que pudieran ser testigos, no faltaba quien me dijera "acaso esta gente que trabaja 12 horas al día, o más, y que gana con las justas para mantener a su familia, va a tener energías y tiempo para dedicarse a vigilar lo que hacen sus autoridades?" Es decir, el argumento que estaba detrás de preguntas como esta era la necesidad de que las personas tengan sus necesidades primarias satisfechas, para por que fin puedan dedicarse a vigilar, o denunciar violaciones a los derechos humanos de sí mismos y de otros. Sin embargo, en un país como el nuestro, donde aun no hemos logrado hacer efectivo el propio pacto social, resulta difícil que por propia voluntad las autoridades realicen los fines de nuestra Constitución. Esta experiencia -extrapolando- me lleva a preguntar acerca de la necesidad de que la vida esté garantizada para poder plantearse un sentido y búsqueda de vida buena. He sido testigo como personas en situaciones verdaderamente complicadas, en cuanto acceso a aquellos bienes primarios que Rawls describe, ha sido capaz de elegir por un sentido de vida buena, cuya afirmación incansable, a pesar de las limitaciones, ha sido ejemplar e inspiradora. En fin, esto por ahora. Saludos
Carlo Mario
Estimado Carlo Mario:
Excelente reflexión. Concuerdo contigo. Ahora mismo estoy escribiendo un texto en el que desarrollo una tesis similar (se titula ("Contrato y Reconciliación").
Un abrazo,
Gonzalo.
Hola Gonzalo:
Te escribo desde una perspectiva totalmente lega del tema, sin las lecturas adecuadas y esperando no crear una mayor confusión, porque siempre he simpatizado con la idea de vivir en una comunidad organizada políticamente como una "República Liberal". Sin embargo, cada vez más encuentro que los gobiernos de estos estados, sus leyes y su modus vivendi se alejan consistentemente de valores liberales clásicos como las libertades económicas, el pluralismo político, la subordinación a la voluntad ciudadana, etc, hacia un nuevo dogma, tan intrusivo e inevitable en la vida ciudadana como antes lo fue el religioso y que no es otro que el de la economía capitalista.
Siento cada vez más que los estados, más que un simple modelo económico, imponen toda una filosofía de vida sujeta a los cánones del capitalismo donde, mutatis mutandi, lo que para los Valois y los Borbones era "la voluntad de Dios", es hoy la "mano invicible del mercado"; donde la aspiración vital del medioevo de acceder al paraíso es reemplazada hoy por la aspiración vital de acceder a la riqueza; donde la relación del hombre con la naturaleza que antes fue contemplativa hoy ha ser una relación funcional de dominio y explotación económica.
¿No funge el capitalismo de hoy como la "religión oficial" de un Estado que se llama Liberal sin serlo? ¿No funciona ya el capitalismo como una religión destinada a formar una escala específica de valores en los ciudadanos y señalarles su hoja de ruta en esta vida?
Nunca quise estar en una AFP, por ejemplo, no por su éxito o fracaso en el manejo de mis fondos, sino porque como opción personal no quería que nada de mi dinero sirviese a financiar acciones mineras. Ahora bien, el Estado Liberal, supuestamente respetuoso de mis decisiones sobre mi propiedad me dice NO, que debo anteponer la prioridad de ganar dinero, que es lo que dice el canon, por sobre todas las cosas, incluso mis convicciones ecologistas, inscribiéndome obligatortiamente en alguna AFP. Contrariamente a su definición, el estado liberal se ha entrometido en mi ámbito privado para imponer la codicia como piedra angular de mis decisiones. El Estado no sólo dispone de parte de mis ingresos, lo que acepto como natural (también lo hace al cobrar impuestos), sino y más importante, me "enseña" cómo se debe disponer del dinero en esta sociedad.
Pero el repliegue de valores liberales ante la imposición de prioridades capitalistas no es privativa del Perú.
Nunca dejó de sorprenderme como una democracia liberal robusta como la de los EEUU, dejó pasar el Patriot Act, Guantánamo y la propia farsa de las armas masivas de Irak, cuando por mucho menos hace sólo 35 años sacaron a Nixon.
Quizá la única explicación posible sea que la confluencia actual de los poderes mediáticos, económicos y políticos hacen simplemente imposible la existencia de un estado liberal respetuoso del ciudadano y de sus libertades.
Quizá ya es momento de cambiar el término "Estado Liberal" por el de "Utopía Liberal" y conjugar siempre en condicional.
Saludos,
Gonzalo,
Un mundo sin Dios será siempre un mundo de arbitrariedad y de egoísmo. Sólo si aparece Dios hay luz, hay esperanza.
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