Gonzalo Gamio Gehri
Hoy concluí mis clases de verano
en Estudios Generales Ciencias. La última parte de las clases se concentró en el
libro de Richard J. Bernstein El abuso
del mal. Allí el autor discute el discurso de la derecha norteamericana
después del 11 de Septiembre, sumamente influido por el integrismo religioso y
político, que tiende a demonizar y caricaturizar a sus enemigos, dificultando
el combate que se ha entablado por ellos. George W. Bush decía recibir el consejo
divino para tomar decisiones bélicas en el contexto de una “guerra santa”. El
libro sostiene que esa actitud socava el espíritu democrático norteamericano,
presente en el magisterio de los padres fundadores, en la primera Constitución
y en el legado de los filósofos pramatistas, promotores de la deliberación
práctica y el falibilismo.
Uno de los elementos más
interesantes de esa investigación reside en la historia de la formación de la Nueva derecha cristiana –
durante los años setenta y ochenta – y, como un movimiento suyo, la llamada Mayoría Moral, un grupo
ultraconservador formado por el integrismo protestante y un sector de la
ultraderecha católica. Ella buscaba
recuperar la idea de un Estado dibujado desde los cánones del cristianismo más
conservador, particularmente en las áreas de salud y educación. En el libro,
Bernstein reseña los trabajos de Steve Bruce sobre este tema.
Resulta interesante constatar la forma en que estos grupos
diseñaron un enemigo fundado en la simplificación y el prejuicio: se inventaron
un “humanismo secular” que suscribía a la vez el “relativismo”, el aborto, el
ateísmo y una serie de creencias a la carta del conservador. Una perspectiva
inexistente a la medida de sus campañas. Me pregunto si esa experiencia ha sido
llevada al Perú de alguna forma. Es difícil
evitar comparar la prédica rancia de la Mayoría Moral con los grupos
conservadores que se movilizan contra el MINEDU y otras instituciones pedagógicas
y científicas en relación con la igualdad de género. Sustituyan el “humanismo
secular” por “la izquierda” o “ideología de género” y se harán un retrato
bastante claro sobre el discurso y las estrategias de estos grupos. La idea
central – que “existe una minoría poderosa que quiere imponer su agenda a la
mayoría” – está prácticamente calcada de más de un discurso de la Nueva derecha cristiana. El ideario básico – “provida”, “pro-moral” y “pro
valores patrióticos” – también está presente en el lenguaje de la Mayoría Moral. Las reflexiones de Bernstein y las de Bruce
son interesantes en lo que respeta a la forma de cuestionar a estos
movimientos. Una vez más el recurso al falibilismo puede ser muy útil.
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