jueves, 30 de diciembre de 2010

EL “POSTMODERNISMO” Y LA RENOVACIÓN DE LA REFLEXIÓN POLÍTICA LOCAL




Gonzalo Gamio Gehri

Este post constituye una continuación de un escrito anterior, Renovando ideas, en el que examinábamos la interesante orientación intelectual de una nueva generación de personas interesadas en el pensamiento político, que – desde la izquierda democrática y también desde una derecha institucionalista – habían decidido romper lanzas con el marxismo ortodoxo y con la estéril ideología autodenominada “reaccionaria”, presa del autoritarismo y del fundamentalismo religioso. Dijimos entonces que los “jóvenes de derecha” había optado por defender un modelo institucionalista particularmente en el nivel del Estado, y que los “jóvenes izquierdistas” orientaban su trabajo en la perspectiva de los derechos y las políticas de reconocimiento. Ambos esfuerzos encontraban su lugar de enunciación no en los partidos políticos, sino en los espacios académicos y en los blogs. Señalamos que ambos derroteros conceptuales acusaban una herencia común hegeliana. Aunque la respuesta está de algún modo implícita en lo que acabamos de decir, tenemos que preguntarnos si en este “viraje” existe o no una impronta postmoderna.

La respuesta es no. Como mi reflexión anterior estaba situada en el contexto local - en los espacios académicos y en los blogs -, mis alusiones al postmodernismo tienen también se ubican en el contexto local. Por eso el entrecomillado en el título: no me refiero al postmodernismo a secas, sino al "novedoso" “postmodernismo criollo” (en su versión contramoderna), a menudo una banalización extrema de una corriente que ha sido sindicada (con mayor o menor sentido de justicia, depende de los autores y de las obras a las que se aluda) como un movimiento light. No se me malinterprete. Estoy convencido de que autores como Lyotard y Rorty han contribuido significativamente a lo que se ha descrito como la conciencia de la particularidad de nuestro tiempo en cuanto a los cambios en la “cultura científica” como en los cambios que han influido en el curso de la vida pública. Lo mismo sucede con otros importantes pensadores de fines del siglo XX. Las reflexiones de Vattimo sobre el cristianismo las encuentro sumamente sugerentes, pero, por desgracia, después del importante libro Creer que se cree, me parece que este autor tiende a repetirse, al punto de que notables filósofos de la religión Michel Henry, Charles Taylor y John Caputo han dado en los últimos años pasos más decisivos para pensar el cristianismo y la secularización en clave de la kenosis.

Considero que existen al menos dos frentes conceptuales en los que el postmodernismo constituye una perspectiva aleccionadora. En primer lugar, en cuanto a la tesis del fin de los “metarrelatos” – narrativas generales orientadas a configurar un sistema de fundamentación del saber o a fundar una lectura totalizante de la historia – y su sustitución por pequeñas narrativas que dan cuenta fenomenológica de nuestras prácticas y modos de vivir con otros. El segundo frente tiene que ver con las pretensiones de validez del conocimiento, el giro del modelo de la certeza al del consenso argumentativamente producido. No se trata, empero, de frentes de argumentación que sean absolutamente novedosos: ambos están en alguna medida planteados en el intento de recuperación de la Tópica aristotélica por parte de Vico y de algunos románticos. Nada nuevo hay bajo el sol.

Sin embargo, no noto en los noveles cultores criollos del postmodernismo una disposición a desarrollar estas determinaciones. La postmodernidad para ellos está más presupuesta que tematizada. Ni siquiera es discutida en el nivel de sus cimientos. Pareciera que ha sido decretada desde lo alto al son estruendoso de los clarines. Ni siquiera el concepto ilustrado de racionalidad – presuntamente el “enemigo” del espíritu postmoderno – es objeto de análisis. Se identifica la modernidad solamente - de una manera escueta y sistemática - con el individualismo posesivo, el desarrollo de la ciencia, la técnica y la economía capitalista, dejando de lado otros elementos vinculados a la estética, la teología y el desarrollo de los principios legales y de las instituciones políticas. Se denuncia con razón el paradigma reductivo del conocimiento en tèrminos de la representación neutral de una realidad independiente, pero no se examina con similar severidad la reducción de la racionalidad a los conflictos de poder, o la remisión del “sentido” a la expresión de las preferencias del individuo (ambas hipótesis sindicadas como “postmodernas”, otra vez con entrecomillado deliberado, pues son fruto de la burda caricaturización de Foucault y de otros autores). Una vez erradicada la verdad de este programa teórico, la filosofía misma queda reducida (en algunas versiones de esta postura) a una actividad exclusivamente lúdica de la que la "cosa misma" ha huido: así, deja de ser la práctica por la que Sócrates y tantos otros se jugaron la vida.

Tampoco queda claro el “propósito” conceptual de las escaramuz;as locales del “postmodernismo”. A veces ellas apuntan solamente a señalar el ocaso de todo “fundamento”. Otras veces pretenden abrir la puerta a un indeterminado léxico paleoconservador y al aparato simbólico del Antiguo régimen y sus añejas instituciones absolutistas (¿En nombre de qué?). En este sentido, resulta impostado y hasta cínico despedirse de la “verdad” para inmediatamente – apelando a una suerte de afectado arte de Birlibirloque – volver a la retórica premoderna de las “esencias”, el “orden natural de las cosas” y el “destino”. A menudo, el empleo de estas antiguas categorías no cuenta con el respaldo de un conocimiento exhaustivo de las fuentes clásicas, griegas y latinas, tanto en el terreno de la filosofía como en el de la literatura. El recurso al “postmodernismo” puede convertirse así en el improvisado cajón de sastre que oculta parcialmente cualquier intento de erradicación de la cultura moderna…bajo cualquier precio.

En particular, llama la atención el indiscriminado culto “postmoderno” por las “diferencias”. Nos deja con la impresión de que todas las diferencias cuentan, o merecen la pena, una hipótesis que tenemos que rechazar expresamente. Mientras la vindicación de determinadas formas de actividad humana pueden ser vehículos de plenitud y libertad, otras pueden revelarse como prácticas mutiladoras u opresivas. Discernir entre unas y otras es tarea de los procesos de deliberación racional al interior de espacios públicos abiertos al ejercicio de la crítica y a los consensos argumentativamente producidos. Es preciso denunciar y desenmascarar racionalidad las formas de dominación y desigualdad que asumen con frecuencia la improvisada máscara de la vindicación absoluta de las diferencias. La retórica indiscriminada de las diferencias suele sindicar – de manera antojadiza e interesada – a la cultura de los derechos humanos como intrínsecamente “violenta” y a la defensa de la inviolabilidad de la dignidad y la libertad de las personas como un “atropello” al cultivo de la diversidad. De este modo, utilizan una apelación especiosa al pluralismo para intentar minarlo. La intencionalidad política de esta prédica antimoderna (particularmete en un país como el Perú) es bastante clara.

En fin. Estas reflexiones requieren de un desarrollo mayor, que espero ofrecer en algún futuro post. Lo que quería mostrar aquí es que las “rupturas” que plantean los jóvenes izquierdistas y los jóvenes conservadores en el marco de estos intentos por renovar la reflexión política desde las ciencias humanas y sociales no son “postmodernas” en sentido estricto. Probablemente la tensión conceptual entre la Ilustración y el Romanticismo constituya un eje filosófico tentativo más interesante para leer estos cambios en la forma de pensar la política (por eso mis alusiones anteriores a Hegel).

29 comentarios:

Raúl Zegarra dijo...

Interesante post, Gonzalo. Tengo un artículo de VSR que hace algunas conexiones entre el "posmodernismo" y el pensamiento conservador que quiero leer y comentar en detalle en los próximos días, tu entrada me ha dado el pretexto perfecto; sin embargo, antes de eso, quería pedirte que extiendas un poco más tu reflexión sobre los modos de apropiación conservadora de las tesis posmodernas.
Hay una que has delineado muy bien, aquella de la "defensa" del pluralismo para criticar la "tiranía" de la cultura de DDHH...¿qué otros caminos ves? Creo haberte comentado que este es un tema que me interesa por lo descabellada que me parece la conexión, me cuesta mucho ver los nexos entre conservadurismo y posmodernismo. Si pudieses ahondar en otros elementos, te lo agradecería mucho.

Carlos Eduardo Pérez Crespo dijo...

Excelente post, Gonzalo.

Me parece que reducir la "ruptura" a la postmodernidad es, desde luego, bastante errado y hasta incluso un recurso para evitar el debate de ideas innovadoras y que le den nuevos aires a las nociones y conceptos políticos del medio local.

Un cordial saludo por año nuevo!

C.

David dijo...

Quizá los postmodernos criollos estarían de acuerdo contigo. No tendrían problema alguno en afirmar que, en efecto, no guardan relación con quienes caracterizas como jóvenes de derecha y jóvenes de izquierda. Si ese es el punto del artículo, lo avalarían sin miramientos. También estarían de acuerdo con la caracterización que haces de su particular visión del postmodernismo. Las creencias que les atribuyes son, de hecho, las que defienden con mayor celo. Es más, también estarían de acuerdo contigo en que carecen de justificación para defenderlas. Pero esto, a su juicio, no es un inconveniente. Su apelación es al gusto y a lo que consideran la naturaleza humana. Es extraño. Para ellos, no sólo no hay criterio lógico ni empírico para evaluar estas cuestiones, sino que no puede haberlo. En cuanto al argumento de la diversidad, no es otra cosa que un sofisma, que utilizan no para dar piso a sus propias posturas, sino para presuntamente mostrar que la contraria se autorrefuta. Pero esto poco les interesa. Es más un razonamiento para poner en aprietos al otro que para corroborar sus propias posturas. Pero, claro, la carga de la prueba es de ellos, no de quienes suscriben la cultura de los derechos humanos. Por ello, no hay necesidad de detenerse en el asunto. Es seguir su juego y desviar la cuestión.

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Raúl:

En general, no existe un nexo necesario entre las críticas postmodernas y alguna forma de ideario político. Rorty era liberal, Vattimo dice ser comunista, y hasta otros se declaran monárquicos. La mayoría de los postmodernos no son contramodernos.

Lo que he señalado sobre DDHH puede extenderse al tema del multiculturalismo y el pluralismo religioso. Escribiré sobre eso.

Un abrazo,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Hola Carlos:

Es verdad. Esa renovación no tiene nada que ver con los postmodernos nacionales.

Feliz 2011, amigo.

Un abrazo,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Hola David:

De acuerdo. No creo que el pluralismo democrático se autorrefute. Como alguna vez dijo el prof. Giusti "la tolerancia no puede tolerar la intolerancia". Estamos hablando - en la línea de Rawls - de un pluralismo razonable,

Un abrazo,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

Hola Gonzalo,

muy buen post amigo.

La Serpiente que se muerde la cola

El maridaje perfecto,entre el posmodernismo y el conservadurismo.La estrategia del
veneno y sed

Los conservadores insisten en el orden natural de las cosas ,una autoridad fuerte.
Epistemológicamente los neoconservadores culpan a la ilustración de todos los males,
a ese enamoramiento de la razón que albergó esperanzas en los desposeídos,los perdedores del sistema
y los alentó a la violencia para destruir el Ancien Régime en nombre del malvado Frankenstein.
Mientras la posmodernidad es producto del abandono de la espera de una sociedad mejor,de la ética revolucionaria
a cambio de la ética de la irración,del todo vale,mejor dicho ,del todo tiene que ser cool.
Esos extraños y misteriosos vínculos entre la otrora ética roja revolucionaria
convertida en nada más que pura estética rosa.
No hay verdades sociales,históricas,epistemológicas ni de ningún tipo,sólo opiniones,
interpretaciones,etc.La ciencia es un instrumento de control ,y si hubiera ciencia social
serviría nada más que para controlar el caos y desorden.Se apela al relativismo cultural para dar
el mismo nivel jerárquico a la ética occidental y por ende desacreditarla y ridiculizarla.

En un primer momento es contener violentamente cualquier tipo de insurgencia,los momentos violentos
para implantar el neoliberalismo a ultranza,vigilando y castigando.Se matematiza al máximo la economía
y a través de la sacralización del libre mercado se rescatan las libertades civiles,los DDHH y la cultura democrática
,pero siempre y cuando no haya petróleo de por medio.
En un segundo momento,es cuando reaparecen los neoconservadores alcantarillescos,
persuadiadiendo aquellos marginados a que tengan un lugar en el sistema, atacando y desacreditando
a los ´ingenuos´ que todavían creen en la verdad y la razón,con el rostro más rabioso del
escepticismo,ya sabemos que "la mejor estrategia del diablo es hacerte creer que no existe".
El papel de los neoliberales es determinante para el travestismo conservador,mediante
ese maquillaje ultraliberal,es inflar el globo hasta que tarde o temprano reviente, sí o sí.
La historia no tiene ningún fin ni destino,no hay una sociedad mejor que construir,se fueron al tacho los meta-relatos.
Mientras para los neolibeales como Fukuyama es el fin de la historia,sólo quedan acuerdos pragmáticos para mantener
el orden social y la ley,es decir,mantener el Status Quo,contener olas criminales,a los insatisfechos del sistema ,etc,
ya que éste es el nuevo y último paradigma como hegemonia final,algo así como el papel del Islam
en la tierra,es la tapa de la olla de los modelos dados.Para los neconservadores con piel de
carnero,es algo similar,sólo que no toleran que se haya impuesto el poder económico,y ese es el gran pecado,
entonces a través de su alpinchismo desenfrenado,atentan contra el todo,por medio del relativismo,y
así ,volver a los viejos tiempos.

Finalmente quien impone la ´razón´es el poder,quien tiene el fusil en las manos,allí es justamente donde
para algunos se instaurará la soñada mega-estética;prepotente,caprichosa y ultra-recargada,el rey,la reina,los castillos etc.
Lo que se venga en gana,ya que el mundo es lienzo gigante que sirve como soporte de esa retorcida belleza.
Se conjugan las dos variables necasarias el `Führer` y el ´volk´.El líder guiando al pueblo,
la manifestación del espíritu del poder rococó y maximalista.
La llegada de ese falso messiah decorador y afeminado ,que le dio un sentido a la vida
que tanto reclamaba el pueblo.

Saludos,
Marcelo

Anónimo dijo...

Hola Gonzalo,

muy buen post amigo.

La Serpiente que se muerde la cola

El maridaje perfecto,entre el posmodernismo y el conservadurismo.La estrategia del
veneno y sed

Los conservadores insisten en el orden natural de las cosas ,una autoridad fuerte.
Epistemológicamente los neoconservadores culpan a la ilustración de todos los males,
a ese enamoramiento de la razón que albergó esperanzas en los desposeídos,los perdedores del sistema
y los alentó a la violencia para destruir el Ancien Régime en nombre del malvado Frankenstein.
Mientras la posmodernidad es producto del abandono de la espera de una sociedad mejor,de la ética revolucionaria
a cambio de la ética de la irración,del todo vale,mejor dicho ,del todo tiene que ser cool.
Esos extraños y misteriosos vínculos entre la otrora ética roja revolucionaria
convertida en nada más que pura estética rosa.
No hay verdades sociales,históricas,epistemológicas ni de ningún tipo,sólo opiniones,
interpretaciones,etc.La ciencia es un instrumento de control ,y si hubiera ciencia social
serviría nada más que para controlar el caos y desorden.Se apela al relativismo cultural para dar
el mismo nivel jerárquico a la ética occidental y por ende desacreditarla y ridiculizarla.

En un primer momento es contener violentamente cualquier tipo de insurgencia,los momentos violentos
para implantar el neoliberalismo a ultranza,vigilando y castigando.Se matematiza al máximo la economía
y a través de la sacralización del libre mercado se rescatan las libertades civiles,los DDHH y la cultura democrática
,pero siempre y cuando no haya petróleo de por medio.
En un segundo momento,es cuando reaparecen los neoconservadores alcantarillescos,
persuadiadiendo aquellos marginados a que tengan un lugar en el sistema, atacando y desacreditando
a los ´ingenuos´ que todavían creen en la verdad y la razón,con el rostro más rabioso del
escepticismo,ya sabemos que "la mejor estrategia del diablo es hacerte creer que no existe".
El papel de los neoliberales es determinante para el travestismo conservador,mediante
ese maquillaje ultraliberal,es inflar el globo hasta que tarde o temprano reviente, sí o sí.
La historia no tiene ningún fin ni destino,no hay una sociedad mejor que construir,se fueron al tacho los meta-relatos.
Mientras para los neolibeales como Fukuyama es el fin de la historia,sólo quedan acuerdos pragmáticos para mantener
el orden social y la ley,es decir,mantener el Status Quo,contener olas criminales,a los insatisfechos del sistema ,etc,
ya que éste es el nuevo y último paradigma como hegemonia final,algo así como el papel del Islam
en la tierra,es la tapa de la olla de los modelos dados.Para los neconservadores con piel de
carnero,es algo similar,sólo que no toleran que se haya impuesto el poder económico,y ese es el gran pecado,
entonces a través de su alpinchismo desenfrenado,atentan contra el todo,por medio del relativismo,y
así ,volver a los viejos tiempos...

Anónimo dijo...

Hola Gonzalo,

muy buen post amigo.

La Serpiente que se muerde la cola

El maridaje perfecto,entre el posmodernismo y el conservadurismo.La estrategia del
veneno y sed

Los conservadores insisten en el orden natural de las cosas ,una autoridad fuerte.
Epistemológicamente los neoconservadores culpan a la ilustración de todos los males,
a ese enamoramiento de la razón que albergó esperanzas en los desposeídos,los perdedores del sistema
y los alentó a la violencia para destruir el Ancien Régime en nombre del malvado Frankenstein.
Mientras la posmodernidad es producto del abandono de la espera de una sociedad mejor,de la ética revolucionaria
a cambio de la ética de la irración,del todo vale,mejor dicho ,del todo tiene que ser cool.
Esos extraños y misteriosos vínculos entre la otrora ética roja revolucionaria
convertida en nada más que pura estética rosa.
No hay verdades sociales,históricas,epistemológicas ni de ningún tipo,sólo opiniones,
interpretaciones,etc.La ciencia es un instrumento de control ,y si hubiera ciencia social
serviría nada más que para controlar el caos y desorden.Se apela al relativismo cultural para dar
el mismo nivel jerárquico a la ética occidental y por ende desacreditarla y ridiculizarla.

En un primer momento es contener violentamente cualquier tipo de insurgencia,los momentos violentos
para implantar el neoliberalismo a ultranza,vigilando y castigando.Se matematiza al máximo la economía
y a través de la sacralización del libre mercado se rescatan las libertades civiles,los DDHH y la cultura democrática
,pero siempre y cuando no haya petróleo de por medio......

Anónimo dijo...

(continuación)

...En un segundo momento,es cuando reaparecen los neoconservadores alcantarillescos,
persuadiadiendo aquellos marginados a que tengan un lugar en el sistema, atacando y desacreditando
a los ´ingenuos´ que todavían creen en la verdad y la razón,con el rostro más rabioso del
escepticismo,ya sabemos que "la mejor estrategia del diablo es hacerte creer que no existe".
El papel de los neoliberales es determinante para el travestismo conservador,mediante
ese maquillaje ultraliberal,es inflar el globo hasta que tarde o temprano reviente, sí o sí.
La historia no tiene ningún fin ni destino,no hay una sociedad mejor que construir,se fueron al tacho los meta-relatos.
Mientras para los neolibeales como Fukuyama es el fin de la historia,sólo quedan acuerdos pragmáticos para mantener
el orden social y la ley,es decir,mantener el Status Quo,contener olas criminales,a los insatisfechos del sistema ,etc,
ya que éste es el nuevo y último paradigma como hegemonia final,algo así como el papel del Islam
en la tierra,es la tapa de la olla de los modelos dados.Para los neconservadores con piel de
carnero,es algo similar,sólo que no toleran que se haya impuesto el poder económico,y ese es el gran pecado,
entonces a través de su alpinchismo desenfrenado,atentan contra el todo,por medio del relativismo,y
así ,volver a los viejos tiempos.

Finalmente quien impone la ´razón´es el poder,quien tiene el fusil en las manos,allí es justamente donde
para algunos se instaurará la soñada mega-estética;prepotente,caprichosa y ultra-recargada,el rey,la reina,los castillos etc.
Lo que se venga en gana,ya que el mundo es lienzo gigante que sirve como soporte de esa retorcida belleza.
Se conjugan las dos variables necasarias el `Führer` y el ´volk´.El líder guiando al pueblo,
la manifestación del espíritu del poder rococó y maximalista.
La llegada de ese falso messiah decorador y afeminado ,que le dio un sentido a la vida
que tanto reclamaba el pueblo.

Saludos,
Marcelo

Gonzalo Gamio dijo...

Hola Marcelo:

Muy lúcida e irónica perspectiva.

Un abrazo,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

Habría que ahondar más en el tema de lo posmoderno que, como bien dices, más cae con comillas que a secas en nuestro medio.

Buen post.

Saludos,
RM

Gonzalo Gamio dijo...

Efectivamente. Especialmente deberían profundizar en el postmodernismo quienes asumen en estos lares el estandarte postmoderno, para no tener que usar las comillas para describir la versión local.

Saludos,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

¿La pregunta de su post es si ¿un posmoderno puede ser de izquierda o de derecha, como afirma un blog monarquista?

Gonzalo Gamio dijo...

Anónimo:

No. No lo es. Quien eso sostiene no ha captado el sentido del post ni conoce sus antecedentes en una discusión anterior con las ciencias sociales. "Marcha" por otro lado. Una segunda lectura no le vendría mal.

Saludos,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

La frase "la tolerancia no puede tolerar la intolerancia" es una frase de Mario Montalbetti (està en un nùmero de arete)

El profesor David Villena podrìa decir algo al respecto.

Gonzalo Gamio dijo...

Error. No es así. Es de Miguel Giusti y está en el primer número de Areté, sección "Documentos".

Saludos,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

1.- ¿Usted está usando la palabra postmodernidad de un modo no filosófico, que paraliza el pensamiento?

2.- ¿la verdad se parece a una marcha?

Gonzalo Gamio dijo...

Anónimo:

1.- Como habrás visto en el post parto de la descripción lyotardiana de postmodernidad, la incredulidad frente a los grandes relatos. Lyotard contribuyó a darle un sentido filosófico a la palabra, hasta entonces usada en la arquitectura y el arte en general.

Lo del "bloqueo del pensamiento" me parece un disparate. Uno no puede simplemente señalar que distingue el pensamiento del lenguaje común sin dar razón de ello, guareciéndose en discutibles y afectadas imágenes. De lo contrario "pensamiento" termina penosamente identificándose con "lo que hago yo (esto es, el pensador diletante).

La filosofía tiene que lidiar críticamente con el lenguaje ordinario. Ella "echa luces" en torno a los nudos que deja el lenguaje ordinario. Eso está en Sócrates y en no pocos pensadores contemporáneos, como Wittgenstein y Murdoch. Su función no es crear un lenguaje privilegiado, "aristocrático".

2.- Esa pregunta no es para mí, yo no soy el autor de esa imagen. Puedo decir solamente que es una metáfora que no me resulta edificante. Es una imagen militar, que sugiere una única dirección (una única meta o "destino"). Sugiere uniformidad, cacofonía de pisadas, una única "música" al son de la cual hay que caminar. No me gusta. Es autoritaria. No "suena" bien.

Pero hay algo más: en el lenguaje literario, una metáfora es "feliz" - por así decirlo - cuando revela aspectos de la experiencia, de nuestra relación con las cosas. No es suficiente con que "suene". Tiene que haber un elemento sutil de "contrastación", digamos. Juzgue usted si éste es el caso, o no.

Saludos,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

Mejor está la imagen de Vásquez Kunze sobre la postmodernidad: "Ahí entendí perfectamente qué cosa es el posmodernismo: dejar que las cucarachas se apoderen de la Tierra".

Atinado e implacable ¿no?

Gonzalo Gamio dijo...

La imagen es muy dura, y no alude a una cuestión estríctamente académica. Retomemos el tema de discusión del post.

Saludos,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

Hola Gonzalo,

Sí creo que la posmodernidad es el PBC
del pensamiento.Es destructivo,ya que no construye nada,sólo derrumba,es adictivo,porque es cool
y todos quieren cool,invita a la vagancia ,ya que no hay mucho que decir,sólo que negar,es barata,porque
es resimple y sencilla su fórmula.
Se da en todos los espacios,desde la arquitectura,la literatura,la filosofía,etc.
Es un pensamiento cancerígeno de matriz alcantarillesca que debemos combatir a muerte.

Seguramente alguien va a decir que esto es un reduccionismo,que la posmodernidad es más que eso,bla,bla,bla....
que es una caricatura,las típicas defensas inmortales pues,siempre bajo la misma figura de la posmodernidad,repetir el libreto y las mismas frases estúpidas como la de un iluminado;´no imponer es imponer,como no azotar ya es azotar´o ´el pensamiento único´.

Y lo peor que muchos,no todos los que asumen esta postura,sólo la utilizan como estrategia para -finalmente-disfrutar- del verdadero pensamiento único,imponer, azotar y ser azotados,

Un abrazo,
Marcelo

Gonzalo Gamio dijo...

Hola Marcelo:

Jajaja. Es cierto, nunca falta la defensa absurda de quien denuncia simplificaciones o caricaturas pero no es capaz de explicar claramente cómo se muestra el fenómeno en su complejidad.

Es una estrategia común, lamentablemente.

Un abrazo,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

¿No cree que un signo de esa alianza postmodernidad local y conservadurismo ultra es la utilización de imágenes nazis en los blogs?

Anónimo dijo...

Bueno,yo sí lo creo.
Finalmente empieza, y de a pocos, a salir
del closet el fascismo de algunos blogs
alcantarillescos.

Es como el ´ser´,aparece y desaparece,no sabes
por dónde ni cómo,y cúando intentas observarlo
ya se escondió.

La pantalla posmoderna escupiendo
fascismo de cuando en cuando,bajo el tratamiento
del rastrilleo hermenuetico.
Ese típico método de cobardes, y arrastrados,
que tienen la desfachatez de ´denunciar´que algunos liberales venden sus servicios profesionales,cuando muchos de ellos por un cuadro,un chifa en el Wa Lok,ser jefe de práctica,una casaca,ponen lo que sea, y con mucho gusto.

Marcelo

Anónimo dijo...

Bueno,yo sí lo creo.
Finalmente empieza, y de a pocos, a salir
del closet el fascismo de algunos blogs
alcantarillescos.

Es como el ´ser´,aparece y desaparece,no sabes
por dónde ni cómo,y cúando intentas observarlo
ya se escondió.

La pantalla posmoderna escupiendo
fascismo de cuando en cuando,bao el tratamiento
del rastrilleo hermenuetico.


Marcelo

Anónimo dijo...

Bueno,yo sí lo creo.
Finalmente empieza, y de a pocos, a salir
del closet el fascismo de algunos blogs
alcantarillescos.

Es como el ´ser´,aparece y desaparece,no sabes
por dónde ni cómo,y cúando intentas observarlo
ya se escondió.

La pantalla posmoderna escupiendo
fascismo de cuando en cuando,bao el tratamiento
del rastrilleo hermenéutico.


Marcelo

Anónimo dijo...

El término ´marcha´evoca a un combate final
entre el bien y el mal,como si fuera el Armagedón.

El triunfo de los héroes que van venciendo
al ritmo del compositor alcantarillesco
Richard Wagner.

Tal vez las verdaderas imágenes están dadas
con un loquito marchando con su desatorador como
fusil,un bacín en la cabeza como casco de combate y debajo una coronita del Burger King,
unas botas de guerra que le quedan como 10 tallas más grande,un chaleco de serenazgo con pinta de militar que le presto el Zahorí,una pistola de agua en el bolsillo y una tortuga galápagos como tanque de combate,por toda la avenida La Colmena.

les dejo un video alusivo:

http://www.youtube.com/watch?v=vfcJHqd0yMg

Marcelo

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Marcelo:

Un poco fuerte tu contraste entre la funesta mitología nazi con lo que describes como su penoso correlato autóctono.

Un abrazo,
Gonzalo.