viernes, 25 de diciembre de 2015

NAVIDAD




Gonzalo Gamio Gehri

La Navidad – más allá de su fundamental sustancia religiosa – es una fecha para la reflexión. Uno se pregunta por la sede de significado de las cosas, y por la orientación de la vida. Es una celebración sobre el Nacimiento, y uno se pregunta qué ha nacido en la propia mente y en el propio corazón, Es una celebración del afecto, de las conexiones entre los seres humanos, aquellas que forjan aspectos centrales de tu identidad. Es para todos los cristianos la rememoración del natalicio de Jesús. El niño que nación en un pesebre y predicó entre los hombres el amor radical por el prójimo, el prójimo que habita en cada persona.

Una dimensión básica del ágape es su gratuidad. Las cosas más trascendentes en la vida son gratuitas. La cultura popular actual impide a menudo ver aquello que es gratuito, aquello que no implica la negociación, el intercambio o el cálculo estratégico. Esto no es fácil de percibir en tanto se ha pretendido convertir estas fechas en ocasión para hacer negocio y hacer obsequios. Jesús dedicó su vida a los demás sin esperar nada a cambio. Entregó su vida gratuitamente en la cruz. Entregar la vida así, se ha dicho, es el secreto del ágape.

Mi padre me ha dicho que el madero más importante del cristianismo es el del pesebre. Estoy de acuerdo con él. Celebrar el Nacimiento de Jesús implica celebrar la posibilidad de nacer de nuevo y acoger la impronta del ágape – lo divino, en cierto modo - en cada uno de nosotros.

Una Feliz Navidad a todos.

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