jueves, 10 de enero de 2013

APUNTES SOBRE IDENTIDAD: DELIBERACIÓN Y SITUACIÓN. *






Gonzalo Gamio Gehri



En un post anterior habíamos destacado la noción de identidad plural que Sen desarrollaba en Identidad y violencia, en contra de una imagen monolítica de la identidad que sólo la define desde la inscripción comunitaria y la confesión. La pertenencia a la cultura de la comunidad nativa o la militancia religiosa no tienen que ser forzosamente los componentes medulares de nuestro sentido del yo, aquellos que ofrecen una dirección al curso de la vida. El trabajo de discernimiento del agente mismo – generalmente en diálogo con los otros – permite determinar, en virtud de razones que uno puede compartir o exhibir en espacios sociales, qué compromisos o formas de adhesión priman sobre las demás.

Uno podría preguntarse, no obstante, si en el proceso de deliberación práctica el trabajo corresponde exclusivamente a la razón sin que ésta tenga que tomar en cuenta determinadas condiciones que inevitablemente ponen límites a sus posibilidades de acción. Con esto, me refiero a ciertas situaciones con las que el agente tiene que lidiar y que no puede desconocer sin más. En su correspondencia con Gershom Scholem – quien discutía las tesis de Eichmann en Jerusalén -, al verse interpelada por su condición de judía, Hannah Arendt sostenía categóricamente que el corazón de su propia identidad no reside en el discurso o la práctica religiosa. “Si puede decirse que ‘vengo de alguna parte’”, advierte, “es de la tradición de la filosofía alemana”[1]. Esta aseveración puede acertadamente ser comprendida como una afirmación de la capacidad de agencia de la persona en cuestión: ella reconoce la pluralidad de aspectos, conexiones y compromisos que involucran el concepto de identidad – y que constituyen el curso de la propia vida y sus sentidos potenciales – y manifiesta la decisión de asumir como elemento dominante no la tradición religiosa heredada, sino el movimiento de pensamiento crítico descubierto en la juventud. Arendt elige la vocación antes que el legado espiritual de sus ancestros. No obstante, la propia Arendt señala que la dimensión judía de su vida es una realidad no susceptible de controversia, y que cuando es atacada como judía ella respondía como judía. Con esta declaración, ella está poniendo de manifiesto un hecho, a saber, que aludamos o invoquemos en determinadas circunstancias biográficas una dimensión de la mismidad como jerárquica en contraste con otras no sólo obedece al ejercicio de la razón práctica, sino a la percepción de las exigencias de una situación compleja, como la terrible experiencia de la Shoah. La deliberación opera en diálogo permanente con los contextos vitales en los que actuamos, los escenarios que sólo parcialmente podemos bosquejar y que tenemos que enfrentar.

Considerar esta dimensión propiamente fáctica de la vida implica señalar las condiciones de lo que significa “planificar la vida” o “diseñar o elegir un estilo de vida”.  La libertad no se plantea en abstracto, sino situada, encarnada en un contexto histórico – social. Ella nos remite a las opciones que se plantean desde una mirada lúcida de las circunstancias y de las posibilidades de sentido que desde ellas pueden vislumbrarse. El ejercicio de la razón práctica entraña el cultivo de la capacidad de interpretar de manera perspicaz aquellos escenarios – reales o posibles – en los que actuamos. Carecer de esta capacidad – o no haberla desarrollado adecuadamente – nos condenaría a fracasar en la tarea de llevar una vida con sentido. Sólo adquirimos y ponemos en práctica esta lucidez para comprender y actuar  – que los griegos concebían como phrónesis, la virtud de la prudencia – dialogando y actuando con otros.




* Este breve texto se inscribe en un ensayo mayor sobre Identidades culturales.


[1] Arendt, Hannah  “’Eichmann en Jerusalén’. Intercambio epistolar entre Gershom Scholem y Hannah Arendt”  en: Una revisión de la historia judía y otros ensayos Barcelona, Paidós 2005 p. 144.

2 comentarios:

Eddy Romero Meza dijo...

Ortega y Gasset, dijo: “yo soy yo y mi circunstancia” Para este filósofo español, “ser” es algo dinámico: “ni soy siempre el mismo ni mi circunstancia es idéntica sino que todo - yo y mi circunstancia - están en perpetuo cambio”.

Equinoxe dijo...

Maestro, escriba más sobre la "phrónesis", porfis!! Es un tema que siempre me interesó.