domingo, 4 de septiembre de 2011

PUCP, CATOLICIDAD, PLURALIDAD










Gonzalo Gamio Gehri


Asistimos a un nuevo episodio en la historia de la lucha de la PUCP por preservar su condición de genuina universidad al servicio del pensamiento crítico, la búsqueda del conocimiento y el respeto de la diversidad. Monseñor Cipriani – ante la reciente derrota de Keiko Fujimori, su candidata – ha optado por desarrollar otro frente de conflicto: la posibilidad de que la Santa Sede solicite a la PUCP la modificación de sus estatutos. Ahora la PUCP intenta conservar su estructura democrática, conforme a las leyes peruanas (y al Concordato con la Iglesia). Una vez que Alan García – personaje político que le era muy cercano – ha dejado el poder, el Cardenal ha ensayado otra estrategia en su proyecto de intervención sobre la Universidad.

El tema legal sigue en proceso en los fueros locales e internacionales. En la mayoría de los medios el conflicto es cubierto en una perspectiva francamente sesgada: cinco o seis diarios han asumido la posición cardenalicia sin el menor interés por investigar sobre el asunto o informar a la población – El Comercio y Correo están entre los más activos, sin duda; piénsese en los tendenciosos titulares del diario de los Miró Quesada o en las disforzadas y extravagantes columnas de Martín Santiváñez -; estos medios, así como los portavoces del bando arzobispal ponen de manifiesto en esta campaña que no les interesa la preservación del pluralismo y la excelencia académica en la PUCP, si no la alineación inmediata y sumisa al integrismo conservador. Una página fundamentalista de ultraderecha llega al colmo de lamentar que la biblioteca de la PUCP cuente con libros de diversas canteras ideológicas, entonando un alegato en favor del oscurantismo en pleno siglo XXI (véase su nota 14), predicando una inaceptable prohibición de libros y películas.


"Resulta inexplicable que en la Biblioteca de la Universidad se hallen a disposición de los estudiantes no sólo obras carentes de cualquier mérito literario o académico, sino además impregnadas de contenido anticristiano. Hay nada menos que seis ejemplares de la novela anticatólica El nombre de la Rosa y otro tanto del igualmente anticatólico El Código Da Vinci; cuatro del El evangelio según Jesucristo, del comunista José Saramago, etc, al lado de obras esotéricas, ocultistas, pseudomísticas o difusoras del pensamiento gnóstico Nueva Era.".

El miedo a la libertad en la más burda de sus formas. Contra estos espíritus intolerantes, es necesario fortalecer la inspiración pluralista de la PUCP y su vocación por el trabajo de la crítica y la producción de ciencia. El diálogo entre el conocimiento y la fe debe promoverse desde un compromiso claro con la reflexión y el cuidado de lo humano, como corresponde a una Universidad digna de ese nombre.

El asunto aquí es la voluntad de control sobre la Universidad de parte de estos sectores antiliberales. Es preciso, en este sentido, recordarle a los tradicionalistas que quieren entrar a la PUCP como sea, que no existe una única manera de ser católico, que es posible serlo cultivando la apertura a la alteridad y promoviendo el libre pensamiento, que el Evangelio propone una ortopraxis vinculada al cuidado del ágape y al compromiso con los débiles, que poco tiene que ver con el monolitismo doctrinal, más cercano a la prédica de los fariseos. En un último post en su espacio Puente Aéreo, el crítico literario Gustavo Faverón ha mostrado magníficamente el evidente contraste entre la trayectoria de la PUCP y la de quienes pretenden capturarla, en cuanto al ejercicio de la justicia, la compasión y la solidaridad:


“Y hablemos también de valores cristianos y de moral católica. Cuando todos los crímenes y los abusos y las vendettas y los robos de la dictadura fujimorista estaban siendo cometidos, la Pontificia Universidad Católica, sus autoridades, sus profesores, sus estudiantes y sus empleados protestaron, marcharon, reclamaron, y, sobre todo, produjeron textos que estudiaban y denunciaban la corrupción en todos sus niveles. En los años siguientes, el Instituto de Derechos Humanos de la PUCP ha sido uno de los bastiones de la lucha contra los criminales de la dictadura y contra los criminales de la subversión, así como del estudio de las condicones sociales, políticas y culturales que condujeron a la violencia. El libro más importante de las últimas décadas en el Perú, el Informe final de la CVR, y el trabajo todo de la CVR, están directamente ligados con el esfuerzo de profesionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

¿Quién fue, entonces, el ejemplo moral de caridad y de amor por el prójimo? ¿Monseñor Cipriani o la PUCP? ¿Quién condujo su ejecutoria de acuerdo con la defensa de los valores que la Iglesia proclama como suyos? ¿Monseñor Cipriani o la PUCP? ¿Quién puede creer, a estas alturas, luego de todo lo sucedido, cuando cada quien se enfrenta a la opinión pública con una historia propia en la que verse retratado y reflejado, que monseñor Cipriani quiere apoderarse de la PUCP para defender los valores de la cristiandad? ¿Qué cosa hay en la historia pública de Monseñor Cipriani que nos diga que esos valores son prioritarios en sus decisiones, en sus acciones, en sus alianzas y pactos y en sus afiliaciones?

Yo no soy católico ni soy cristiano, pero fui formado en instituciones católicas y pasé uno de los mejores periodos de mi vida, que fue también uno de los periodos más terribles del país, en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es posiblemente innecesario declarar una vez más que se trata de la mejor universidad del Perú y que ha sido crucial en el tránsito del país hacia afuera de la violencia de los años noventa. Ahora, uno de los fantasmas de ese tiempo, uno de los más oscuros fantasmas de ese tiempo, quiere transformarla en una instancia más de la indolencia y la arrogancia y el altanero desprecio al prójimo que ese mismo fantasma ha representado entre nosotros en las últimas décadas. No es cualquier cosa, no es una pequeña batalla local que sólo nos corresponda a quienes nos sentimos miembros de la comunidad universitaria de la PUCP: es una batalla central en el futuro del país. En ella, todos debemos hacernos escuchar”.

Si el puntual examen de caridad que propone Faverón se asocia con la fidelidad al mensaje práctico del Evangelio – como el propio autor sugiere -, no queda otra salida que respaldar las líneas de acción de la PUCP, su compromiso con la libertad y la justicia en el país en concordancia con los principios cristianos. Otro es el caso de los defensores de la tiranía, de la impunidad y del silencio frente al sufrimiento humano. El cristianismo no consiste en una cuestión de mera pureza doctrinal - típicamente farisea - si no en una actitud vital, pues la verdad del cristianismo es encarnación.

Ser católico romano no equivale a ser suscriptor monocorde de un ideario conservador, si no atender al espíritu del Evangelio, que supone la preocupación por los débiles y el cultivo del entendimiento y la libertad de conciencia. Es curioso que los sectores nás intolerantes de la derecha católica pretendan endilgarle al pluralismo el indeterminado rótulo de "pensamiento único" (son precisamente los apologistas conservadores y sus acólitos mediáticos los que hablan de "alinearse" y los que no se incomodan en absoluto frente a la pretensión de atentar contra la autonomía universitaria y ejercer control sobre el trabajo académico). En una línea de reflexión política, Faverón muestra con claridad que tras estas estrategias se esconde la vocación de lo más oscuro de la extrema derecha nacional – profundamente antiliberal – por ajustar cuentas con la PUCP por treinta años de lucha principista y plural a favor de la democracia y los derechos humanos.


Actulización: Muy Buen artículo de R.M. Palacios en Diario 16.

17 comentarios:

Alfredo P. dijo...

¿Qué tienen que hacer Keiko Fujimori, El Comercio y Gustavo Faveron en el contencioso por el cumplimiento del legado de Riva Aguero? Es evidente que se busca ideologizar y politizar un debate que siempre fue estríctamente legal sobre la correcta interpretación del testamento de Riva Aguero.

Gonzalo Gamio dijo...

Es evidente que no es así. Fujimori fue la carta electoral del Cardenal - eso quedó muy claro a partir de sus múltiples intervenciones en la campaña -, Gustavo Faverón ha escrito un muy buen artículo sobre la "catolicidad" de la PUCP y de sus aspirantes a interventores, y "El Comercio" ha tomado partido claramente por uno de los bandos. Es un asunto con múltiples aristas.

Anónimo dijo...

Jaja wow entre a ver el articulo de la pagina que citas (Tradicion y Accion, del neonazi y fujimorista bailarin Fco. Tudela); no puedo creer que haya gente que considere al Dalai Lama un representante del Demonio (!!) jaja Pardiez! son estos los que dicen que si entran no pasará nada con la pluralidad y libertad de cátedra en la PUCP? Ya cuando mencionan a Andy Warhol y demás la broma comenzó a ser de mal gusto...

José Bellido Nina dijo...

Profesor Gamio:

No sé de qué caridad escribe el Sr. Faverón. Él mismo se define como no católico ni cristiano. ¿Cómo intenta buscar caridad sin entender su trascendencia? ¿Usted me dice que le creamos?

Sobre el tema CVR. No entiendo de dónde se parte a la reconciliación. La verdad se dijo a su manera, muchos testimonios y miles de muertos, ¿y?. Si no creo en lo que dice el TC y trato de desprestigiar a las instituciones. ¿Qué reconciliación es esa?

Sólo veo intentos de echarle "barro" a la Iglesia y condenar a la dictadura como mala. Nos anclamos en el "pensamiento libre", la tolerancia y todo lo reducimos a sentimentalismo ¿Reconciliación sin perdón? El asunto parece más social, pero no interno, espiritual. Mucho eros.

Además resulta contradictorio. Ser Pontifica y Católica es tener claro lo Universal de la religión y la Verdad de la Encarnación. No es para irnos por el libre pensamiento de senderos aún por inventar.
Me resulta jocoso que intente enseñar a la Iglesia sobre "cómo ser católica". ¡Una tarea titánica!

Si la PUCP vuelve a ser católica de verdad ¿Qué pasa? Se contrata nueva gente y los que tengan su objeción de conciencia, chévere pues. ¿Después? Se seguirá enseñando.

Sus artículo se parece a los "dimes y diretes" contra Humala. ¿y ahora qué decimos sobre él? ¿Demócrata?

Usted conoce la Verdad y genera dudas.


Saludos cordiales,

José.

Gonzalo Gamio dijo...

Hola José:

La caridad no es monopolio de los creyentes, gracias a Dios.

El IF CVR desarrolla muy bien el concepto de reconciliación. Yo tengo algunos escritos en esta línea.

No pretendo ser un predicador, sólo alguien que quiere pensar estas cosas.

Saludos cordiales,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

La propia "Ex corde ecclesiae" en el punto 1 de su Introducción, pone:

Por su vocación la Universi magistrorum et scholarium se consagra a la investigación, a la enseñanza y a la formación de los estudiantes, libremente reunidos con sus maestros, animados todos por el mismo amor del saber . Ella comparte con todas las demás universidades aquel gaudium de veritate, tan caro a san Agustín, esto es, el gozo de buscar la verdad, de descubrirla y de comunicarla 2 en todos los campos del conocimiento.

Y en punto 3.26

En muchas universidades católicas la comunidad universitaria incluye miembros pertenecientes a otras Iglesias, a otras comunidades eclesiales y religiones, e incluso personas que no profesan ningún credo religioso. Estos hombres y mujeres contribuyen con su formación y su experiencia al progreso de las diversas disciplinas académicas o al desarrollo de otras tareas universitarias.

http://www.multimedios.org/docs/d000173/

Félix dijo...

Para mí, a pesar de lo desagradable que resulta todo este conflicto y del daño que le hace a la universidad, hay un aspecto que podría resultar siendo positivo.

Ya sea que ganen las actuales autoridades de la PUCP o el Cardenal Cipriani, hay una posibilidad de que se sincere la identidad de dicho centro educativo. Si ganaran Rubio, Lerner y compañía, lo más coherente sería cambiar de nombre a la universidad y que se convierta en una institución abiertamente laica (Universidad del Perú sería un excelente nombre). Si gana el arzobispo, que la universidad tenga una identidad auténticamente católica conforme a los lineamientos de la Ex Corde Ecclesiae.

Sólo espero que, cómo lo señaló uno de tus comentaristas en otro post, uno de los dos bandos gane por KO. Un resultado a medias (tan común en el Perú) sería fatal, significaría perpetuar las indefiniciones y dejar abierto un conflicto latente y subterráneo que podría durar muchos años.

Rudolf dijo...

Gonzalo,

Sería interesante que la cúpula administrativa de la PUCP leyera los estatutos de la Pontificia Universidad de Comillas, donde tú estás haciendo tu doctorado. Es mucho más radical de lo que se propone en Lima. Y nunca te he escuchado quejarte de falta de tolerancia y pluralismo en Comillas.

Gonzalo Gamio dijo...

Rudolf:

No he visto los estatutos, los veré. De todas maneras, creo que la presencia de la Compañía de Jesús - pues es una obra jesuita - es una garantía de apertura y pluralidad en la UPCo.

Saludos,
Gonzalo.

Hernán dijo...

Hola Gonzalo, te dejo este link de interés: http://www.esejotas.com/2011/09/que-hace-catolica-una-universidad.html?utm_source=BP_recent

Anónimo dijo...

Hola Gonzalo,

¿Revisaste el artículo de Santibañez en Correo?
Es nauseabundo y cómico.

Además él y los coaligados
llaman a N.Amprimo'; ''El Demoledor''.

Un abrazo,

Marcelo

Mirko dijo...

Hola Gonzalo

La "pagina fundamentalista de ultraderecha" como la llamas tambien esta señalando temas puntuales que ameritan un esclarecimiento:

"Como botones de muestra, baste ver ciertos títulos que publica el Fondo Editorial de la PUCP, o hechos tales como el ofrecer un Diploma de “Estudios de Género”, ideología opuesta a la noción católica de la familia –además de promotora del aborto y la homosexualidad – cuyas raíces doctrinales anticristianas han sido señaladas en diversos estudios, y sobre la cual la Iglesia ha denunciado sus falacias y peligros(8). Es justamente bajo el prisma de esta “ideología de género” que se dictan en la PUCP las cátedras de Derecho de Familia y Filosofía del Derecho y se abordan –a cargo de profesores como Rocío Villanueva, ligada a grupos feministas radicales y especialista en “derechos sexuales y reproductivos”, que hacen parte de la agenda neomarxista demoledora de la familia– tópicos fundamentales como matrimonio, familia, paternidad, divorcio, adopción, etc, con los riesgos que esto acarrea para jóvenes estudiantes que más adelante aplicarán sus conocimientos en casos reales de familias peruanas(9)"

O este otro:
"En materia de tendencias y costumbres, sobreabundan en la Católica las manifestaciones de revolución cultural, inmoralidad y amoralidad extremas, como festivales de cine(12), teatro(13) y “arte” revolucionario y hasta blasfemo(14); escandalosas “encerronas”, “pre-encerronas” y sketches en las que profesores y alumnos de ambos sexos se entregan a excesos de todo tipo, haciendo escarnio y burla de personas y doctrinas de la Iglesia. Y no podía faltar el descaro insolente de una autodenominada “Red universitaria de gays y lesbianas de la PUC (GPUC)” (!!!)"

O este:
"Quienes agitan el fantasma de una eventual intervención arzobispal en los asuntos académicos de la PUCP, que redundaría –dicen ellos– en el fin del “pluralismo” y en la implantación de un “pensamiento único”, no reparan que esta situación ya se da actualmente en dicha casa de estudios, pero en un sentido diametralmente opuesto al de su esencia católica. Basta revisar los contenidos y bibliografía de cualquier syllabus de la PUCP para constatar hasta qué punto prepondera allí la doctrina marxista en sus diversas versiones –de las más crudas a las más elaboradas y sutiles–, todas con el mismo fondo ateo y materialista. Así, el curso de Teología impartido en Estudios Generales no es otra cosa que una exposición de la tristemente célebre Teología de la Liberación, que –como lo recordó el Papa Bendicto XVI en su reciente viaje a Brasil– colisiona de frente con la ortodoxia católica. Resulta sintomático a este respecto que la Apertura del Año Académico 2007 de Estudios Generales Letras tuviera como invitado oficial al revolucionario P. Gustavo Gutiérrez, principal exponente de esta corriente(18)"

Y asi habria otras...
Gracias

Mirko

Gonzalo Gamio dijo...

Hola Mirko:

Bueno, aquí tenemos una discrepancia de principios. Pienso que en una Universidad auténtica (y en general en una sociedad democrática) los libros están para leerse, las películas para verse, y luego discutirse, cuestionare, etc., NO PARA PROHIBIRSE. Los estudios de género son una rama de los estudios sociales, tienen diversas metodologías, enfoques y puntos de vista; identificarlos con una sóla posición es una generalización grosera. Lo mismo con las teologías de la liberación, jay diversas TL, y la de Gutiérrez - un teólogo notable - NUNCA ha sido condenada.

Saludos,
Gonzalo.

Gonzalo Gamio dijo...

Hola Marcelo:

Sí, el artículo de Santiváñez es un bodrio completo. Pura franela y verbo afectado.

Un abrazo,
Gonzalo.

Razón y Diálogo dijo...

Profesor Gonzalo Gamio, soy parte del Grupo Razon y Dialogo y estamos organizando una mesa redonda en torno al pensamiento liberal, y deseamos invitarlo. Estaremos atento a su respuesta

Mirko dijo...

De los libros y peliculas hablamos despues Gonzalo, la denuncia es sobre catedraticos abanderados de las causas del ABORTO y la HOMOSEXUALIDAD, y para un catolico estos temas no son opinables.
Las autoridades de la PUCP saben de esto y al rector de lo mas normal, ¿que tienes que decir sobre esto?
y no es una denuncia en el aire, en el articulo citado los mencionan con nombre y apellido

Mirko

Gonzalo Gamio dijo...

Hola Mirko:

Bueno, parece que no son suficientes las veces en las que he señalado que en principio estoy contra el aborto, aunque creo que es importante discutir cada caso (ej, el caso que fue examinado por el TC en 2007).

El caso de la homosexualidad es complejo; hay un tema de derechos en lo relativo a las sucesiones que es preciso considerar. Me parece injusto que las parejas homosexuales no puedan heredar, por ejemplo. Creo que muchas veces algunos sectores conservadores asumen el tema con hipocresía e incluso cinismo. Eso no es saludable ni sensato.

Me parece que estos temas deben ser discutidos en el espacio académico.

saludos,
Gonzalo.