martes, 21 de junio de 2011

LA VIOLENCIA DE LOS POLÍTICOS (CARLOS DEOCÓN)




En Lima muy poca gente sabe lo que está pasando en España con el movimiento de Indignados 15-M y sus conflictos con el gobierno y los partidos más influyentes de la península. Este movimiento declara estar interesado en promover una presencia mayor del ciudadano en la democracia española. Se trata de un fenómeno muy interesante que llama profundamente a la reflexión. Publico este artículo de Carlos Deocón aparecido en ese país, que me ha remitido mi amigo el jurista Alekssandar Petrovich. Deocón es un especialista en Derechos Fundamentales formado en la Universidad Carlos III. Encuentro su artículo sumamente agudo y valiente, aunque no necesariamente estoy de acuerdo con todos sus argumentos o con el uso de ciertos conceptos específicos. Se trata de motivar el diálogo sobre este tema. Todas las posiciones razonadas sobre un problema tan importante y complejo son bienvenidas en estye blog (G.G.).


LA VIOLENCIA DE LOS POLÍTICOS


Carlos Deocón Bononat


17-6-2011 La clase política acusa al 15-M de practicar la violencia. Pero muchas de las leyes que aprueba suponen una violencia ejercida contra la mayoría de la población, en beneficio de los más poderosos.

El jueves 16 de Junio España desayunó con la valoración políticos hacían de los acontecimientos del día anterior en Barcelona. Se hablaba de la violencia del movimiento de los indignados y se llegó a calificar de golpe de estado encubierto (expresión utilizada por el diputado de CiU Jordi Turull). El Movimiento 15-M ha logrado algo inesperado en la España del siglo XXI: Resucitar el debate político (no el meramente politiquero), que parecía muerto y enterrado en el país del consumismo, los realities y la Champion’s Leage. Resulta bochornoso que ese gran logro sea condenado por el aparato propagandístico del Régimen (los periódicos, las tertulias de bienpensantes, el pensamiento políticamente correcto) para dar carpetazo a la atinada y radical crítica que se ha originado a través de la Red, en los campamentos, las movilizaciones, las lecciones políticas que jóvenes y no tan jóvenes han protagonizado estas semanas pasadas. ¿De qué hablamos cuando hablamos de violencia?

Cuando alguien sabe que no podrá dar a sus hijos lo que necesita cualquier niño para desarrollarse sano y feliz. Cuando alguien duda de que pueda pagar la hipoteca o el alquiler de la casa que habita, y sabe que será desalojado de la misma. Cuando una persona de 20 años no encuentra trabajo, o una de 50 es despedido y sabe que su vida laboral ha terminado. Cuando alguna de estas situaciones, o todas ellas, se producen, entonces se está ejerciendo una terrible violencia contra esas personas. Una violencia sancionada por la Ley que dictan Sus Señorías.

Sus Señorías… Cuando unas cuantas personas se reúnen a puerta cerrada y deciden acerca del destino de todo un país, sin que los afectados puedan hacer nada más que esperar cuatro años para votar; entonces podemos decir que se ejerce la violencia política.

Violencia política es la completa impunidad de los políticos profesionales para beneficiar a los más poderosos (la banca, las grandes empresas prestadoras de servicios que una vez fueron públicos, las constructoras e inmobiliarias) y perjudicar al resto de la población.

Cuando los políticos profesionales se reúnen a comer o cenar en lujosos y discretos restaurantes con representantes de las empresas de telefonía móvil, farmacéuticas o la SGAE y toman decisiones que después aplican a todos los ciudadanos, eso es violencia política. Es violento porque no hay nadie allí presente para verificar los términos de la transacción que se lleva a cabo, los intereses corporativos y personales que motivan las decisiones, y que en el Parlamento (o Parlament, o Consell, o Pleno) se disfrazan de necesidad política y económica “para preservar los derechos de los ciudadanos y el interés común”.

Cuando las palabras dichas en el Foro Público no valen nada, entonces hay violencia. Son palabras inocuas que ocultan hechos violentos. Los parlamentarios, consejeros y concejales tienen el poder de ordenar nuestras vidas. Cuando su palabra es ley y ellos mienten, esconden los intereses de los poderosos y sus propios intereses tras el discurso del interés común, eso es violencia, una violencia brutal, contra la que nada podemos hacer, según las normas del juego que ellos mismos sancionan.

Violencia es cuando 300 señorías se sientan en sus escaños y deciden sin más debate que el de “quítate tú para ponerme yo” acerca de la vida de millones de personas. Ellos creen que debe ser así, y no pueden entender que varios miles de personas les impidan hacerlo durante un día. Tras los acosos de que son víctimas por parte de algunos indignados, los políticos profesionales de este país han comenzado a clamar contra la violencia. Hasta se ha llegado a hablar de golpe de estado encubierto.

La verdadera violencia es recortar un 10% el gasto público en Cataluña, o cualquier otro porcentaje o en cualquier otra parte del país. Es violento dejar a la gente sin una sanidad y una educación públicas de calidad. Es violento obligar a los ciudadanos a pagar a empresas privadas para que sus hijos reciban una buena educación y tenga una buena salud.

Es sumamente violento recortar las prestaciones sociales de los trabajadores desempleados. Cada mañana, delante del espejo o de una taza de café, una persona en paro tiene miedo, es objeto de una violencia brutal que le impide vivir con dignidad. Esa violencia, le dicen al parado, es anónima. Pero no lo es. Tiene nombres y apellidos: los de la nómina del Congreso de los Diputados o del Parlament Catalán.

El verdadero golpe de estado es el que dieron en la Transición los poderes que hoy, imperceptiblemente y tras la mascarada de la democracia, nos gobiernan realmente. Los sucesivos gobiernos de Felipe González, Aznar y Zapatero encumbraron y consolidaron el poder del dinero, vendieron las empresas públicas, crearon oligopolios y fundaron imperios trasnacionales a partir de lo que era de todos los españoles. Privatizaron el país. A eso lo llamo yo robo. No es un robo con violencia tal y como lo define el derecho penal. Se trata de una violencia mucho más tenaz.

Porque los ciudadanos estamos inermes ante ella. El Tribunal Constitucional, que está en manos de los partidos políticos, ha sentado hace tiempo que los derechos económicos, sociales y culturales no vinculan a los poderes públicos. Que el derecho a la vivienda, a la salud, a la educación o al trabajo, no pueden ser exigidos ante el Poder Judicial, y que su realización depende de la voluntad de los políticos elegidos democráticamente. Lo cual es tanto como decir que depende de las negociaciones que nuestros representantes corruptos realizan con Endesa, Sanitas, Florentino Pérez o la Iglesia Católica.

A eso lo llamo yo violencia.

Es una violencia mucho más deshonesta que la que algunos indignados ejercieron frente al Parlament. La violencia de unos pocos de esos indignados es condenable y parece fruto de la impotencia, del abuso, de lo absoluto que resulta el poder político. Eso si no se trata, como sugieren los portavoces del M-15, de una provocación externa al propio movimiento.

Pero la violencia que ejercen los poderosos económicos y sus Señorías es una violencia mucho más antigua. Es la violencia primigenia por la que un componente de la antigua tribu igualitaria se apropia de una parte del territorio que disfrutan todos y la pone a su exclusivo servicio. Al cabo de un tiempo, quienes antes usaban libremente de los bienes de la tierra, deben trabajar para el nuevo dueño si quieren comer, beber y pasear por la tierra que no era de nadie, que era de todos. ¿Cómo pudo aquel antepasado violento cometer ese robo, ejercer esa violencia impunemente sobre sus congéneres ya desiguales? Porque ostentaba el poder político, o quienes lo oficiaban recibían prebendas del usurpador.

¿Les suena de algo? Nuestra democracia es sólo un disfraz de la violencia. O una forma de violencia implacable: los políticos la ejercen con la legitimidad de las urnas. “Yo ejerzo la violencia legítimamente, luego tú debes callar y aceptar. Las cosas son así”.

La verdadera democracia, la verdadera legitimidad, nace de saber que todas las personas verán realizados su derecho a una vida digna. Eso significa que cuando sus Señorías deciden acerca de nuestras vidas, todos y cada uno de los ciudadanos podemos contradecirles, en las instancias de decisión, en los tribunales (el Constitucional debe ser un Tribunal de todos y para todos) o en la calle.

El enfado ante lo que ocurre no debería ser calificado como “violencia” por los violentos que nos gobiernan. Pero ellos tienen miedo. No temen que los indignados violentos vayan a hacerles algún mal físico. En realidad, nadie (más allá de una puntual obnubilación) les desea ningún mal. Y ellos lo saben.

Lo que temen los políticos profesionales es que la gente despierte, que exija una verdadera democracia. Que se les acabe el chollo. Que por fin, después de 35 años de mascarada, la violencia política sea sustituida por una verdadera democracia. Ellos querrían que siguiéramos jugando al juego en que siempre ganan, donde ponen las normas y hacen las trampas. Pero eso no va a ser posible por mucho más tiempo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Desgraciadamente no puedo estar mas en desacuerdo con este articulo y me sorprende que puedas publicarlo en tu blog. Como bien dices habría que conocer lo que es el movimiento 15m en España y porque se forma ahora, precisamente en este momento. Además lo que queda claro es Carlos Deocón Bononat no entiende lo que es la democracia. Incluso piensa y hace creer que este movimiento representa a la mayoría de la población cuando esto quedo claro en las últimas elecciones que no es cierto.
Algunos puntos interesantes:
1. Dicen no tener transfondo político y no representar a ningún partido. Desgraciadamente este movimiento es político desde su concepción. También hay que destacar que sus propuestas de más gasto público, empresas estatales y control gubernamental son las mismas que proclama la izquierda y en especial Izquierda Unida en España. Por ultimo en todas sus manifestaciones aparece la bandera republicana, bandera preconstitucional y que representa a uno de los bandos de la guerra civil española.
2. El movimiento nace una semana antes de las elecciones municipales y autonómicas españolas con la intención de reventar las mismas. Esto se produce cuando todas las encuestas dan como vencedor al Partido Popular (centro derecha) y posible principio de rumbo político del país. Como dato no hubo mayor abstención de lo normal y muchos de los indignados de Sol fueron a votar ese día.
3. Es interesante saber que las mayores protestas se realizaban en donde gobernaba el Partido Popular o CIU partidos de Centro derecha. Además se realizaron manifestaciones y amenazas en los domicilios de dos alcaldes, Valencia y Madrid, justamente del PP. La comunidad de Madrid y la Valenciana son las que han generado mas empleo en los últimos años, sin amargo había mas indignado. Yo no creo en coincidencias.
4. Este grupo de indignados, y las personalidades que lo apoyan, son los mismos que pidieron el voto por el PSOE en dos ocasiones consecutivas. Tal vez les de vergüenza pedirla una tercera mas tal y como esta España en la actualidad.
5. Por que ahora y no hace 4 años que la crisis era clara en España. Porque ahora y no cuando se duplico el numero de desempleados, o cuando se llego a 4 millones de desempleados o hace medio año cuando se llego a record de 5 millones de desempleados? Tal vez el problema no son los partidos políticos sino quien puede gobernar en el futuro.
6. Que pasa con los comerciantes de las zonas donde se acampó que perdieron 70% de sus ventas, en uno de los meses más importantes del año. Además se taparon escaparates y se impidió el paso a comercio, incluso se les pidió aportes voluntarios para el mantenimiento de los campamentos, quien se negaba era insultado.
7. Por ultimo se puede mencionar que en Madrid hubo una violación a una joven, una desaparición de una menor y evidentes destrozos de bienes públicos, además de plantación de marihuana. Como dato gracioso un indignado gano la lotería y dejo de estar indignado.

JSB

Anónimo dijo...

Pero el artículo va mas allá, el señor Deocón no entiende lo que es la democracia. Habla de porque unos señores deciden por los demás. Bueno esos señores son elegidos por el pueblo, seguramente alguno hasta lo eligió el mismo. Hay que ser responsable y saber a quien se elige y no votar por alguien que las siglas de su partido son bonitas, esta de moda o es expresidentes de Barca.
Algunos ejemplos son más increíbles y denotan malicia o ignorancia. Cuando dice “La verdadera violencia es recortar un 10% el gasto público en Cataluña, o cualquier otro porcentaje o en cualquier otra parte del país”. Olvida que en especial Cataluña mantiene embajadas alrededor del mundo. Es decir en Nueva York hay una embajada de España y otra de Cataluña. Esto se repite en muchos países y en otras áreas gubernamentales duplicando el presupuesto estatal. Además en ocasiones no solo es Cataluña, también otras regiones del país lo hacen (no con embajadas pero si con otras instituciones). También hay que recordar que España tiene el mismo número de coches oficiales que EEUU, aun siendo 10 veces más pequeño. Con lo que reducir el gasto público es necesario además de ser uno de los principales problemas de la crisis Española. Si fuese mas leído este señor sabría que los partidos a los que tanto detesta son financiados con gasto publico.
Cuando habla de “Privatizaron el país. A eso lo llamo yo robo”. Hay que hablar de empresas estatales que eran deficitarias año tras año y solo repercutían en el empobrecimiento del país. Cuando estas empresas se privatizaron consiguieron dar mejor servicio a los clientes y usuarios además de podrá crecer como empresas. Hay se enconaran Telefónica, Repsol o Iberia.

Sin duda Carlos Deocón Bononat no es ni valiente ni indignado, creo que solo es obsoleto, mantiene teorías de hace 100 años y cree que son nuevas.

JSB

Gonzalo Gamio dijo...

Hola JSB:

Claro, por eso puse la Introducción. Hay pasajes con los que discrepo rotundamente. Decir que privatización = robo es absurdo.

Se trata de abordar el fenómeno del 15-M (que sí pienso que es un movimiento ciudadano) desde diversas perspectivas, por eso publiqué el texto.

Saludos,
Gonzalo.

Carlos Deocon dijo...

Estimado Gonzalo:

Ante todo, quiero agradecerle haber publicado mi artículo. Dada la ideología del blog, me parece una muestra de valentía y pluralismo haberlo hecho.

No creo necesario responder a JSB. Pero sí me gustaría realizar un breve comentario al suyo sobre la privatización.

Es evidente que no he hablado en general de privatizaciones, sino de las que se realizaron en España durante los años 80. Este tema salta hoy a la arena política no tanto por lo que ocurrió entonces, sino por la crisis económica y financiera actual. y es que, en medio de esta crisis que estamos pagando los ciudadanos de a pie, las empresas beneficiarias, lejos de arrimar el hombro con todos, han subido las tarifas de sus servicios, han seguido obteniendo beneficios cuantiosos (en el caso de Telefónica, por ejemplo, mediante un expediente de regulación de empleo al 25% de su plantilla) y han aumentado los sueldos, ya multimillonarios, de sus directivos.

Como verá, me refiero a lo que en la actualidad preocupa a los españoles. No voy a entrar en un debate acerca de si esas privatizaciones fueron o no, cuando se realizaron, un robo (desde el punto de vista político, que no jurídico), porque, dadas las diferencias ideológicas, sería un debate estéril.

Le reitero mi agradecimiento. reciba cordiales saludos

carlos Deocón

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Carlos:

Bienvenido al blog. La precisión que incorpora es muy importante. No es lo mismo identificar las privatizaciones con el robo - lo cual nos llevaría a una posición anti-mercado sumamente dogmáatica ., y otra cuestionar determinadas privatizaciones.

El movimiento 15-M constituye un fenómeno importante para quienes valoramos la democratización de las sociedades y pugnamos por la afirmación del pluralismo y de una izquierda democrática. Y también para quienes amamos a España y la queremos justa, libre e inclusiva.

Saludos cordiales,
Gonzalo.

Anónimo dijo...

Hay que ver la cantidad de palabras que hacen falta para llamar violencia a lo que no lo es y para hacer pasar por pacíficos lo que no es más que violencia callejera. Lo ocurrido en Barcelona es, a todas luces un ejemplo de comportamiento violento. Los indignados pueden tener todas las razones que quieran para enfadarse, es más sobran razones para echar en cara muchas cosas a la clase política. Pero desde el momento en que impiden la entrada de los parlamentarios, los increpan, los empujan y les arrojan objetos y pintura etc etc, su comportamiento es violento. Si el Sr. Deocon quiere justificar el empleo de la violencia, es muy libre de hacerlo, pero por favor que no le cambie de nombre a las cosas y que no le llame día a la noche y noche al dia. El hecho de que los representes legítimos y elegidos en unas elecciones libres tengan que pasar un calvario para llegar al parlamento, templo de la soberanía popular, solo puede ser defendido desde posiciones totalitarias y antidemocráticas.

Oscar

Anónimo dijo...

La democracia española adolece de muchos defectos. Los partidos ejercen de maquinarias de poder, con una organización interna poco democrática. La separación de poderes brilla por su ausencia y los partidos han hecho suyas instituciones que deberían ser sagradas como el Consejo General del Poder Judicial o el propio Tribunal Constitucional. Podría escribir cientos de ejemplos. El movimiento 15M, sobre todo en su nacimiento, reflejó el hartazgo de la ciudadanía con los políticos. Esto no es algo nuevo y hace tiempo que las encuestas del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicos) indican que los políticos son para los españoles el tercer problema del país, después del terrorismo y el desempleo. Es por eso que, en su nacimiento, el movimiento 15M generó muchas simpatías.
Sin embargo resulta evidente para muchos, que los que empezaron la acampada en la Puerta del Sol, el 15 de mayo, y los que están ahora mismo no son los mismos.
El movimiento ha mutado hasta abrazar los planteamientos de la izquierda más radical y retrógrada. Empezaron pidiendo listas abiertas y ahora piden la nacionalización de la banca. Han pasado de poner el dedo acusador sobre el sistema a pedir su desmantelamiento.
Han pasado de decir que los políticos no les representan a creerse que ellos si son la representación del pueblo. Y esto último es mucho creerse. Con todos sus defectos en España disfrutamos de una democracia, mejorable pero plena. Pensar que un movimiento asambleario y minoritario representa al pueblo mejor que el parlamento es, nuevamente, totalitario. No olvidemos que si bien es cierto que el 15M unos cientos de miles salieron a la calle y pidieron que la gente no votara, es también muy cierto que el 22M fuimos millones de ciudadano a votar. Es un hecho claro que la abstención, postura pedida por el movimiento 15M, fue incluso menor que los últimas elecciones autonómicas y locales.
Insisto en que no cabe duda sobre el posicionamiento político que ha adoptado el movmiento 15M o Democracia real Ya. Pensar que las privatizaciones de los 80 son un factor de la crisis es de aurora boreal. Se quiere vender una idea según la cual esta crisis ha nacido como consecuencia de un capitalismo salvaje y desregulado.
Solo dos datos, en la neoliberal España, el 47% del PIB está en manos del sector público, es decir de los políticos. En Grecia este porcentaje es todavía mayor.
Si nos referimos al sector financiero, al que se quiere presentar como culpable de todos los males la situación es todavía más sangrante. Es la banca pública la que ocupa los peores puestos en cuento a endeudamiento y balances poco saneados. “Tu botín, mi Crisis” es un bonito cartel que puede verse en la puerta del Sol, pero la cruda realidad es que no han sido ni el Banco de Santander, que dirige el Sr. Botín, ni el BBVA los que han necesitado del dinero público para sortear la crisis sino las Cajas de Ahorros, entidades dirigidas y gestionadas por políticos.

Un último y demoledor dato que dice muy poco en referencia a los principios éticos y morales del movimiento 15M. Tras las elecciones, este movimiento se ha hecho presente en la toma de posesión de numerosos alcaldes y formaciones de parlamentos autonómicos.
Sin embargo hay una seria de ayuntamientos en donde ni están ni se les espera a “los indignados”. Se trata de los ayuntamientos gobernados por la formación política Bildu. ¿Y quien es Bildu? La última marca blanca de ETA que se presentó a las elecciones. Bildu no genera indignación y el País Vasco no es sitio para acampar. ¿Qué ha pasado con los indignados allí? ¿Acaso allí si tienen algún partido al que votar?, ¿De verdad que uno puede indignarse porque se corra la Fórmula Uno en Valencia y no tener ni una sola palabra que decir cuando un partido que simpatiza con los terroristas va a gestionar millones de euros?.
Es indignante que nos roben con nuestro dinero, pero es todavía más indignante que nos maten a cargo al erario.

Oscar

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Oscar:

Bienvenido al blog. Creo que es importante que se conozcan diferentes puntos de vista y argumentos sobre el 15-M, un fenómeno importante del que lamentablemente se ha hablado poco en el Perú. Será interesante que se genere un diálogo fecundo sobre el tema, más allá de las coordenadas ideológicas de sus participantes.

Saludos,
Gonzalo.