jueves, 26 de enero de 2017

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL Y POLÍTICA DE LA INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA




Gonzalo Gamio Gehri

Toda institución humana guarda una relación particular con su entorno. La Universidad, desde sus inicios, ha discutido la naturaleza de sus vínculos con la sociedad, y si estos entrañan alguna clase de compromiso moral y político. Hoy, en tiempos en los que prolifera la llamada “Universidad-empresa”, concebida  como una asociación con fines de lucro – es decir, una organización que persigue fundamentalmente fines privados -, merece la pena examinar la cuestión de cómo las universidades entienden su propia proyección hacia la sociedad.

Lo primero que hay que considerar es el tipo de contribución que la Universidad hace a la sociedad a través de sus actividades y propósitos básicos. La función originaria de la Universidad es producir conocimiento y expresiones de sentido que puedan ser compartidos, examinados y discutidos por la institución y por la sociedad entera. La Universidad es una comunidad de investigación basada en el intercambio de argumentos y el trabajo sobre evidencias, juicios y formas de expresión. La Universidad es una institución académica y el cuidado de la razón constituye su elemento fundamental.

La Universidad también es un espacio para pensar críticamente la sociedad, sus prácticas y sus instituciones. Ella se dedica a examinar y discutir en qué sentido sus ciudadanos pueden o no acceder a una vida de calidad, una vida que supone el ejercicio de libertades básicas en un marco de justicia, igualdad de oportunidades y respeto por la diversidad. La Universidad es un foro público en el que se delibera sobre los conocimientos y las herramientas sociales que puedan generar un auténtico desarrollo humano y fortalecer el sistema de derechos. Es un escenario para la configuración del juicio cívico. A lo largo de los siglos, la Universidad ha sido la conciencia crítica del país. Esa proyección básica hacia la vida pública no debe perderse.

La construcción de ciencia, el ejercicio de pensamiento crítico y la formación ciudadana son bienes comunes, propósitos indesligables de la constitución de un nosotros, una comunidad política autorreflexiva y genuinamente democrática. A través del cuidado de tales bienes – que trascienden el estricto interés privado – la Universidad pone de manifiesto su sentido de responsabilidad frente al entorno social y político en el que habita. Los proyectos de voluntariado o acompañamiento desarrollados por los estudiantes y los trabajadores de la Universidad se enmarcan en el cuidado de los bienes comunes mencionados.


Pensar que la Universidad únicamente se propone instruir a futuros profesionales para insertarse eficazmente en el mercado laboral constituye un error; la capacitación profesional debe ser concebida desde la producción de conocimiento y la paidéia cívica. Los destinatarios de este trabajo formativo se sitúan más allá de las fronteras de la propia institución universitaria, son todos los ciudadanos. Estas consideraciones nos permiten recordar la visión de la Universidad – esbozada por el P Mac Gregor – como una “sociedad profética”, en un doble sentido: por un lado, una institución en la que los académicos y los ciudadanos anticipan y analizan los modelos de ciencia y sociedad que tomarían forma en el porvenir; por el otro, se trata de una institución que examina nuestras prácticas sociales, vínculos e instituciones a la luz de las exigencias de la justicia. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://grancomboclub.com/2009/06/una-reflexion-sobre-los-blogs-y-un-dato-interesante-sobre-la-coalicion.html

Pilar