sábado, 10 de diciembre de 2011

SENTIDO DE REALIDAD




Gonzalo Gamio Gehri

Lo mínimo que uno debe pedirle a los ‘críticos’ es un cierto sentido de realidad. Si va a cuestionarse el perfil académico de una institución – por ejemplo -, por lo menos, es preciso tener claro si el perfil presupuesto coincide con la trayectoria, obra y compromisos asumidos por esa institución en el tiempo. Las lecturas fragmentarias o antojadizas revelan una mayor carga ideológica que argumentativa. El reciente debate mediático sobre la PUCP ha puesto de manifiesto tales vicios: muchos de los “analistas” no han pasado por sus aulas, o no han revisado sus estatutos o su historia, ni examinado su contribución al país. Más allá de la importante cuestión legal – la parte cardenalicia ha mutado sospechosamente su posición, del tema de las potestades de la Junta en el Testamento a si la PUCP es un “bien eclesiástico” -, el asunto parece ser de “línea política”, si la PUCP es o no “izquierdista” o si debe convertirse en un recinto religiosamente conservador. Se intenta desconocer – por mala fe o por ignorancia – el carácter plural de la PUCP, una condición básica para la existencia de cualquier universidad de calidad.

Pero muchos artículos de impronta ultraconservadora contribuyen a generar confusión ante la opinión pública. Por ejemplo, se afirma que Riva-Agüero era un intelectual cuya herencia determinó que la PUCP se convirtiera en una gran Universidad. Sin duda, Riva-Agüero fue un académico muy importante, cuya obra ha contribuido decisivamente a la reflexión sobre el Perú, dentro y fuera de la PUCP; del mismo modo, la donación del fundo Pando y otros bienes han favorecido el crecimiento de la PUCP. Sin embargo, sostener que la grandeza de la PUCP se debe exclusivamente o fundamentalmente al legado o la herencia de Riva-Agüero implica no conocer los hechos. Si tuviésemos que destacar en una historia la evolución de la PUCP como la Universidad privada más importante del país, tendríamos que mencionar una serie de importantes gestiones rectorales, entre ellas la de Felipe McGregor sj, quien contribuyó a consolidar la PUCP como un espacio académico plural, abierto al diálogo y a la búsqueda rigurosa del conocimiento y la justicia. Una Universidad abierta al pensamiento crítico, al debate nacional y a la comunidad académica internacional.

Los enemigos de la PUCP suponen que el catolicismo conservador (el de quienes pretenden intervenir la PUCP) es el único catolicismo posible. Se equivocan. Que Riva-Agüero era sumamente conservador es un dato real – curiosamente, los propios blogueros reaccionarios han intentado vincular reiteradamente a Riva-Agüero con el franquismo e incluso con el hitlerismo – que no voy a comentar ni a discutir aquí: dejo ese asunto a los historiadores de las ideas que se han dedicado a esa materia. El hecho es que Riva-Agüero no fue fundador ni rector de la PUCP, y su donación no supuso el establecimiento de condiciones de una línea teológica en particular, o de un enfoque metodológico puntual. Como académico riguroso, Riva-Agüero no impuso condiciones teóricas a la Universidad que amó: sabía que no podía hacer eso sin distorsionar la idea misma de Universidad. Pero no perdamos el tema crucial. El asunto es que la Iglesia católica es plural. Como consta en diversos documentos pontificios y magisteriales, la Iglesia cree en los derechos humanos, el diálogo intercultural e interreligioso, la comunicación con la ciencia y con la democracia. Ha pasado mucho tiempo desde los años cuarenta, y han sucedido sin duda cosas positivas para la Iglesia: el Concilio Vaticano II, y, en el plano regional, Medellín, Puebla, Santo Domingo, Aparecida. La teología no es la misma que en los años cuarenta: el pensamiento sobre el cristianismo ha pasado por las teologías anamnéticas, el método histórico-crítico, la teología pluralista de las religiones, la hermenéutica, las teologías inductivas, etc. No existe un único enfoque filosófico-teológico dentro del catolicismo, como algunos columnistas erróneamente suponen. Existen diferentes enfoques y tendencias en su interior.

Por supuesto, en la Universidad – y también en la Iglesia – hay un sitio para el conservadurismo y su defensa de una perspectiva comunitaria. También lo hay para el liberalismo y para los enfoques sociales, que ponen énfasis en la libertad individual y en la justicia social respectivamente: en general, las posiciones conceptuales que se entregan al libre intercambio de argumentos tienen espacio en una auténtica Universidad. Pienso que los extremismos son dañinos, tanto el conservadurismo radical que proscribe la crítica y tolera más la represión política y las violaciones de derechos básicos que los principios teóricos de la teología de la liberación; así como el fundamentalismo marxista, que avala formas expresas de violencia - supuestamente "revolucionaria" - y propugna una lectura dogmática de la historia. Esa condescendencia con la violencia es incompatible con los principios del diálogo y con una auténtica cultura de paz. Tales extremismos ideológicos se reconocen y se denuncian como tales desde el trabajo de la razón y de la crítica, no desde una mirada inquisitorial que condena de antemano los sistemas de pensamiento que no convergen con la propia doctrina epistémica, monolítica e inescrutable. Una Universidad es un recinto de investide derechosgación y no un centro de agitación y propaganda. Una Universidad católica aporta además una preocupación por el cuidado honesto y transparente del diálogo entre la razón y la fe en el marco del cultivo libre y estricto del conocimiento y la expresión.

El debate mediático sobre la PUCP ha introducido otras variables, bastante discutibles, particularmente desde la agenda antipluralista. Las consideraciones académicas y religiosas parecen encubrir los propósitos políticos: se pretende doblegar a una Universidad que se opuso de manera principista al autoritarismo y a la vocación por la impunidad. La PUCP ha jurado preservar su condición de Universidad, una institución plural al servicio del saber, de una fe dialogante y del sentido de justicia. Este compromiso la ha acompañado desde su origen. No renunciar a él constituye una prioridad de tipo moral no susceptible de negociación. El prestigio de la Universidad se debe a que cuenta con profesores que provienen de disciplinas distintas y que cultivan enfoques teóricos diferentes, que están dispuestos a intercambiar argumentos y buscar interpretaciones razonables sobre el mundo y la vida. Ninguna postura ni fuente textual está a priori excluida, pues constituye parte del material que la investigación científica y humanista requiere para su despliegue. Es también una institución democrática, cuya toma de decisiones depende de consensos forjados en instancias de deliberación común, y cuyas autoridades son elegidas por la propia Universidad.






(La imagen ha sido tomada de aquí).



11 comentarios:

Rodolfo Plata dijo...

JAQUE MATE A LA DOCTRINA JUDAIZANTE DE LA IGLESIA. La importancia de la crítica a la cristología de san Pablo, radica en que nos aporta los elementos de juicio necesarios para visualizar nítidamente __la omisión capital que cometió Pablo en sus epístolas al mutilar al cristianismo de su doctrina más importante. Desechando la prueba viviente en Cristo hombre que nos confirma que es posible alcanzar la trascendencia humana practicando las virtudes opuestas a nuestros defectos hasta adquirir el perfil de humanidad perfecta, patente en Cristo (cero defectos), que nos da acceso a las potencialidades del espíritu__ Y la urgente necesidad de formular un cristianismo laico enmarcado en la doctrina y la teoría de la trascendencia humana (sustentada por filósofos y místicos)__, a fin de afrontar con éxito: el ateismo, el islamismo, el judaísmo, el nihilismo, la nueva Era y la modernidad, que amenazan con sofocar el mensaje universal de Cristo. http://es.scribd.com/doc/73946749/Jaque-Mate-a-La-Doctrina-Judaizante-de-La-Iglesia

Alfredo P. dijo...

Por lo visto el autor insiste en su plan de hiperideologizar el debate en torno a la correcta interpretación del testamento de Riva Aguero (el meollo del asunto).
Riva Aguero quiso que la universidad a la que le legó sus bienes sea una universidad CATOLICA y para asegurarse de esto puso a la Iglesia dentro de una junta para administrar los bienes.
Si los marxistas y partidarios de ideologías relativistas quieren tener una universidad, pues la libertad de mercado (que tanto abominan) les permite crear universidades conforme a sus creencias, pero de ninguna manera pueden valerse de los títulos de PONTIFICIA y de CATOLICA para difundir su ideología bajo el disfraz de "ciencia".

Gonzalo Gamio dijo...

O comentas sin leer o hay problemas de lectura. JRA no dejó ninguna claúsula ideológica como condición. Él no fue el artífice de la PUCP, sólo su benefactor. El tema de las potestades de la junta es tema de controversia legal.

Lo que señalas sobre el marxismo y el relativismo es de risa.

No existe una única manera de profesar el catolicismo.

Francisco Javier dijo...

Si dices que la Iglesia Católica es plural ¿Por qué tanto miedo a que la Iglesia tenga una presencia real en la dirección en una Universidad Cátólica?
La presencia del cardenal Erdö ha demostrado que este no es un asunto entre Cipriani y la PUCP sino que atañe a toda la Iglesia en el Perú y a la cultura católica del país.

Gonzalo Gamio dijo...

El asunto es que se respete la democracia interna en la PUCP y que se respete la libertad académica. Ciertas corrientes buscan reprimir la pluralidad. Algunas instituciones de perfil conservador han promovido la prohibición de ciertas lecturas, y eso es inaceptable.

Juanfer dijo...

¿Qué relación hay entre la foto y el tema propuesto?

Gonzalo Gamio dijo...

Toledo es una ciudad con una gran tradición de tolerancia y apertura religiosa.

Anónimo dijo...

Es una respuesta a lo escrito por Santiváñez en Correo???

Alfredo P. dijo...

Vaya! ahora resulta que ser fiel a la fe católica es una "condición ideológica". Si Riva Aguero resucitase, quedaría espantado de lo que es ahora la universidad a la que le legó sus bienes y de la ideología que se propala allí.
El autor sigue creyendo que una universidad debe ser el agora ateniense, cuando lo que se quiere es que una universidad logre la excelencia académica. Rollos sobre la "pluralidad" o la "libertad académica" son meros pretextos para que una argolla siga enquistada en el poder y desde allí impulsen sus proyectos políticos e ideológicos.
No es casual que el autor busque ligar a la PUCP con una causa ajena y externa a ella como lo fue el proyecto político e ideológico de la fallida CVR de la izquierda.

Gonzalo Gamio dijo...

Es una respuesta a la paupérrima nota de Santiváñez, y a otras por el estilo.

Gonzalo Gamio dijo...

Evidentemente, una Universidad de verdad tiene algunos elementos de ágora griega. Sin duda.

JRA no dejó ninguna clausula ideológica en sus Testamentos.