viernes, 5 de agosto de 2016

EL SICOMORO








Gonzalo Gamio Gehri

Desde que tiene cierto recuerdo, Julie Baker ama a Bryce Loski. Ella es una niña con una gran inteligencia y capacidad de empatía. Bryce es un niño que vive a pocos pasos de su casa, y asisten a la misma escuela. Esta es parte del argumento de Flipped, una película (basada en una novela) acerca de la compleja trama de las relaciones humanas y la naturaleza de nuestros afectos, vista desde el enfoque de dos niños. Hace un tiempo escribí un post sobre la película, hoy me propongo revisar una vez más alguno de sus temas centrales.

El padre de Julie – pintor por vocación – pregunta a la niña qué siente por Bryce, y qué tipo de persona es, si “es más que la suma de sus partes”. De la misma forma en que los objetos de un cuadro están en relación con los otros objetos y con el trasfondo completo, conocer e identificar la valía de una persona entraña percibir su historia, sus pensamientos, sus emociones, su capacidad de sentir compasión y cariño por los demás. Conocer a alguien es buscar el cuadro completo, mirar por dentro o procurar lograrlo. Julie comprende esta reflexión de su padre cuando por primera vez sube al sicómoro de su calle, un gran árbol desde el que puede ver su casa, su escuela, la gente pasar, el autobús llegar al paradero. Puede verlo todo y percibir las conexiones entre las cosas. De manera similar, habrá que acercarse a las personas para conocer sus corazones.


“- ¿Y qué hay con él?
         - ¿Qué?.
Tienes que ver el panorama completo. Un cuadro es más que la suma de sus partes. Una vaca sola es sólo una vaca. Un prado por sí mismo es sólo pasto, flores…y el sol que se asoma es sólo un haz de luz. Pero si lo reúnes todo, podría ser mágico”.

Este hallazgo permite que Julie se pregunte si muchas de las persona que conoce son o no  ‘más que la suma de sus partes’. Sabe – con la inocencia y la seriedad que imprime a esta iniciativa – que su pesquisa no es la de un juez inflexible que evalúa a los individuos desde un severo tribunal, sino es más bien la de una persona sensitiva y perspicaz, que busca comprender a los demás con sus defectos y sus grandezas, con todas sus limitaciones, para reconocer en ellas su anhelo de crecer y ser mejores. Con Bryce, esta pregunta está teñida de misterios, no sabe si el amor que siente por él no le ayuda a ver con claridad, o si esos sentimientos son los que precisamente le permitirán conocer el corazón de Bryce Loski.

Pero Bryce la decepciona muchas veces. En su torpeza, él desestima los detalles, la presencia de Julie en su vida, todo lo que ella aporta a su existencia. Sólo piensa en su temor, y en su falta de valor. La deja sola cuando un grupo de obreros se disponen a derribar su amado árbol para remodelar el lugar. Incluso desliza algunas expresiones hirientes sobre el tío de la muchacha, un hombre que padece una discapacidad. Julie se dice a sí misma que alguien a quien ha dirigido todo su amor y su amistad no puede dejarla sola en situaciones tan adversas, que los verdaderos amigos no se conducen así. Quien es más que la suma de sus partes tendría necesariamente que luchar sin fatiga por honrar los sentimientos y los vínculos significativos. Decide alejarse, ante el desconcierto de Loski.

Bryce reconoce su extrema falta de lucidez, y percibe en el dolor y la decepción de Julie sus propios sentimientos amorosos  hacia ella. Sus dudas se disipan ante su desgarradora ausencia, pese a sus  denodados intentos por comunicarse con ella. Curiosamente, (y la película así lo plantea) el chico sabe que recuperar su cariño implica – extrañamente – restituir el contexto de calor humano y seguridad que brindaban las alturas de aquel viejo sicomoro, que para ella simbolizaba tantas bellas y verdaderas cosas.













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