Gonzalo Gamio
Gehri
La Navidad es una
festividad importante para quien ha crecido en medio de una tradición judeo-cristiana.
Se rememora el ingreso de lo divino en el tiempo finito. La expresión Emanuel destaca esa convicción: Dios
está con nosotros, literalmente. Habita nuestro mundo, comparte nuestras penas,
nos brinda esperanzas de que es posible erigir un nuevo mundo – el Reino – en el
que los vínculos humanos se organizan no en virtud de la violencia o a partir
de la imposición de antiguas jerarquías, sino desde el cultivo del amor. El
propio Jesús establece la pauta: «Ya no os llamo siervos, sino amigos» (Jn 15,15). Este
es el corazón del Magisterio de Jesús.
Hegel, Chesterton y
Gutiérrez consolidaron en mi mente esta idea teológica: el cristianismo no nos
anima a salir del mundo, sino a saber
estar en él. Y sin embargo, observar el mundo con otros ojos. Poner énfasis
en la condición de los más vulnerables, y atender a sus aspiraciones legítimas y a su sed
de equidad. El advenimiento del Reino no obedece solamente a consideraciones
mesiánicas o relativas al sentido de la historia. Es una invitación a
participar en la construcción de esa nueva forma de vida. Ese mundo espiritual no
es sólo una promesa que se cumple después de la muerte: está en medio de
nosotros. Todo eso está en los Evangelios.
Por ello el
cristianismo supera la oposición entre religión y secularización. La convierte
en una aparente oposición. Porque el mundo se revela como una encarnación del
Espíritu, que se lleva a la perfección por la acción del ágape en la vida de las personas. La encarnación no es un evento cósmico,
es un acontecimiento que puede reproducirse (re-crearse) en el horizonte de la
vida cotidiana. Actuar por y para los demás – sin que el móvil sea el
razonamiento meramente instrumental propio del mundo exclusivamente económico –
es una forma de participar de esta héxis
fundada en la promesa de ese Reino. Destacar la cooperación y la empatía frente
a la mera competencia. Reivindicar lo común frente a aquello que atomiza
nuestros vínculos.
Les deseo unas muy felices fiestas navideñas.
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