La iglesia católica
vive tiempos oscuros. Ha sido tomada por un conjunto de fundamentalistas que no
toleran la diferencia de opiniones ni el debate intelectual, que han sustraído
toda autocrítica personal del mensaje realmente incómodo del hijo de Dios y cuyo
único objetivo parece ser la pura ambición económica y el poder político. “Mi
reino no es de este mundo” (Jn. 18, 36), dijo Jesús y lo dijo para subrayar que
el modelo de vida que proponía era completamente distinto a las viles pasiones
que mueven a los hombres. Jesús nunca se refirió a las pasiones de índole
sexual sino a aquellas más humanas que buscan juicios, ambicionan propiedades,
se seducen con sortijas y mitras, y que gozan de ejercer poder sobre los demás.
Hoy la iglesia no
la dirigen personajes que admiremos por su humildad ni por su compromiso ante
los hombres. Tampoco los admiramos por su inteligencia ni por su producción
teológica ni por su diálogo con la cultura universal. Hoy muchos de los
sacerdotes tienen una pésima formación académica que no es producto de la duda
que el verdadero conocimiento trae consigo sino de la paporreta de los dogmas y
la normativa. Las mejores clases sobre Nietzsche que yo escuché fueron las de
Vicente Santuc. Hoy, por el contrario, muchos nuevos sacerdotes no saben nada
de filosofía, nada de ciencias sociales y casi nada de literatura. En mi
colegio, sin embargo, los jesuitas nos hacían leer a César Vallejo y a Jorge
Eduardo Eielson; a José María Arguedas y a Luis Hernández. Nos llevaban al
teatro a ver Collacocha y disfrutaban con nosotros de los Beatles y de Pink
Floyd. También nos llevaban a cortar caña en las haciendas azucareras del norte
y a deshierbar café en la selva de Cajamarca. Pero hoy es aún peor: muchos de
los sacerdotes actuales pueden llegar a admirar a un dictador corrupto de la
misma manera en que están fascinados con una imagen de plástico como aquella
del morro solar. Han perdido sentido estético y parecen haber olvidado las
propias palabras de Jesús: “No todo el que dice señor, señor, entrará al reino
de los cielos (Mt. 7, 21)”.
Hoy muchos
sacerdotes vuelven a vestirse de negro, a usar cuellos cerrados y se ve en
ellos una manifiesta voluntad de diferenciarse del resto como si fueran
personajes “superiores” y tuvieran garantizado el paraíso divino. No los vemos
trabajando con la gente y promoviendo mejores vínculos entre las personas sino
obsesionados en controlar el cuerpo de la mujer y en juzgar la vida sexual de
todos nosotros. Hoy tenemos a un conjunto de inquisidores que ha adquirido
mucho poder y que está empobreciendo a la tradición católica. Yo me formé en
otra iglesia, con sacerdotes -como el padre Gastón Garatea- que entregaban su
vida al servicio de los demás y que sabían bien que el mensaje de Cristo era un
mensaje liberador situado más allá de la dialéctica entre la ley y su
transgresión. Ni ley, ni trasgresión: solo un mensaje de verdadera humildad y
de real compromiso con los demás sin importar sus credos o sus opciones
privadas. Un mensaje de profunda solidaridad humana. Casi nada de eso vemos en
la iglesia de hoy: la han secuestrado.
¡Todo nuestro apoyo al Padre Garatea!
ResponderEliminarEscribí algo sobre lo ocurrido con el Padre Garatea en mi blog, por si te interesa:
ResponderEliminarhttp://sofiatudela.blogspot.com/2012/05/merece-el-padre-gaston-garatea-ser.html
"Yo me formé en otra iglesia,"
ResponderEliminarQuedo clarisimo despues de leer el articulo. Esta hablando de otra iglesia. Entonces ¿que se mete a opinar del gobierno interno de la IGLESIA, fundada por Nuestro Señor Jesucristo y encomendada a los sucesores de los Apostoles?
Me parece que lo que expresa es, más bien, su preocupación por la marcha de la Iglesia de Jesucristo.
ResponderEliminarEs casi imposible cuestionar a una organización a la que uno pertenece en calidad de subalterno, máxime si se trata de una institución religiosa que es heredera del Imperio romano y de su jurisprudencia, tiene una relación política de profundo compromiso con el Estado al que uno pertenece (lo cual está en la Constitución, no sólo en las costumbres), que tiene innumerables privilegios y maneja matrimonios, educación, y contactos sociales de todo tipo.
ResponderEliminarHay los que se quieren rebelar porque ya es demasiada la evidente corrupción, pero encuentran que no pueden porque siguen perteneciendo a la organización como subalternos (el autor del artículo aquí comentado), y es totalmente imposible para los que ni siquiera tendrían alguna razón para rebelarse, porque deben a la organización de la que se habla el matrimonio de los padres, el propio bautizo, el propio matrimonio, la aprobación social, muchos contactos, etc. etc. etc. Sin olvidar el acceso al consuelo de la misa y confesión, el angel de la guarda que se reza cada noche, la lealtad a la abuelita, a los padrinos, y muchas cosas más.
Esto es como los sentimientos: es de risa querer operar allí con la débil razón.
A la PUCP van a entrar las fuerzas conservadoras tarde o temprano, y esto es inevitable en la medida en que manejan el 50% de la voluntad y sentimientos del electorado peruano y en la medida en que el péndulo político tarde o temprano los volverá a colocar en el poder.
Buena suerte a todos. Y a los "conservadores": que lo disfruten. Algo de sadismo hay ahí también, el sadismo del que pertenece al bloque que tiene más asegurada la supervivecia. "Los muchos", decían los antiguos filósofos.
http://www.sofiatudela.blogspot.com/2012/05/el-caso-garatea.html
ResponderEliminarEse es otro artículo que escribí sobre lo de Garatea.
la Iglesia ha estado secuestrada, pero por un reducido sector que la ha usado como un mero pretexto para la difusión de su ideología marxista.
ResponderEliminarEste sector no es creyente, ni le interesa el evangelio ni la religión; sólo la capacidad de llegar al pueblo, esparcir su veneno marxista bajo la apariencia de una preocupación por "los pobres".
Este nefasto contrabando ideológico -bajo la figura de la denominada "teología de la liberación"- ha dado como resultado una mentalidad contraria al esfuerzo e iniciativa individual, a la victimización y echarle la culpa a las "estructuras", además de demonizar a la economía de mercado y a la inversión privada. Enhorabuena que la jerarquía de la Iglesia esté poniendo orden de una vez.
Queda claro que cuando Victor se refiere a "otra iglesia" se refiere a esta misma iglesia llevada de otra forma... sin embargo queda más claro aun que esta y cualquier otra versión de la iglesia cristiana o católica o apostólica, terrenal y humana, dirigida y con representantes humanos, nobles purpurados, aquellos que se sienten infalibles e inquisidores,... aquella iglesia dista muchísimo del reino de Dios. Gran artículo Vitocho.
ResponderEliminarESTIMADO GONZALO GAMIO
ResponderEliminarTengo una confusion de conceptos: ¿cual es la diferencia entre "moral sexual" y "etica sexual"? hay muchos especialistas en filosofia moral sexual y se les llama moralistas; otros dicen "etica sexual". ¿o quizas lo abordan desde diferentes perspectivas?
gracias.
RENATO