Gonzalo Gamio Gehri
Toda institución
humana guarda una relación particular con su entorno. La Universidad, desde sus
inicios, ha discutido la naturaleza de sus vínculos con la sociedad, y si estos
entrañan alguna clase de compromiso moral y político. Hoy, en tiempos en los
que prolifera la llamada “Universidad-empresa”, concebida como una asociación con fines de lucro – es
decir, una organización que persigue fundamentalmente fines privados -, merece
la pena examinar la cuestión de cómo las universidades entienden su propia proyección
hacia la sociedad.
Lo primero que hay
que considerar es el tipo de contribución que la Universidad hace a la
sociedad a través de sus actividades y propósitos básicos. La función
originaria de la
Universidad es producir conocimiento y expresiones de sentido
que puedan ser compartidos, examinados y discutidos por la institución y por la
sociedad entera. La
Universidad es una comunidad de investigación basada en el
intercambio de argumentos y el trabajo sobre evidencias, juicios y formas de
expresión. La Universidad
es una institución académica y el cuidado de la razón constituye su elemento
fundamental.
La construcción de
ciencia, el ejercicio de pensamiento crítico y la formación ciudadana son bienes
comunes, propósitos indesligables de la constitución de un nosotros,
una comunidad política autorreflexiva y genuinamente democrática. A través del
cuidado de tales bienes – que trascienden el estricto interés privado – la Universidad
pone de manifiesto su sentido de responsabilidad frente al entorno social y
político en el que habita. Los proyectos de voluntariado o acompañamiento
desarrollados por los estudiantes y los trabajadores de la Universidad se
enmarcan en el cuidado de los bienes comunes mencionados.
Pensar que la
Universidad únicamente se propone instruir a futuros profesionales para
insertarse eficazmente en el mercado laboral constituye un error; la
capacitación profesional debe ser concebida desde la producción de conocimiento
y la paidéia cívica. Los destinatarios de este trabajo formativo se
sitúan más allá de las fronteras de la propia institución universitaria, son
todos los ciudadanos. Estas consideraciones nos permiten recordar la visión de
la Universidad – esbozada por el P Mac Gregor – como una “sociedad profética”, en
un doble sentido: por un lado, una institución en la que los académicos y los
ciudadanos anticipan y analizan los modelos de ciencia y sociedad que tomarían
forma en el porvenir; por el otro, se trata de una institución que examina
nuestras prácticas sociales, vínculos e instituciones a la luz de las
exigencias de la justicia.
http://grancomboclub.com/2009/06/una-reflexion-sobre-los-blogs-y-un-dato-interesante-sobre-la-coalicion.html
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