sábado, 20 de diciembre de 2014

EL AMOR AL MUNDO EN UN TIEMPO DE ESPANTO (V. PALACIOS)



Víctor Palacios

En un tiempo de transiciones tumultuosas y cruentos conflictos religiosos en la Francia del siglo XVI, Michel de Montaigne (1533-1592) manifiesta una inesperada serenidad y una lucidez que merece, por su tacto diplomático y el humanismo de su sensibilidad, la confianza de los bandos enfrentados; así como vive una insólita pasión por el mundo -en un "tiempo de espanto"- desplegada en el deleite de las lecturas, las conversaciones y los viajes que emprende para incrementar su ser en la diversidad que deriva de la finitud humana. El curso propone una reflexión sobre la acogida de las diferencias, las virtudes cívicas que desprende el genuino amor a la verdad, la discrepancia como motivo de encuentro, y la construcción de la identidad personal por medio de la escritura y a partir de la pluralidad.
La conciencia de la finitud, que explica la variación y las diferencias de las culturas y los pueblos, se convierte en un pretexto para el encuentro y el intercambio de nuestros respectivos pedacitos de mundo. “Quien me contradice, no despierta mi cólera, sino mi atención”, dice en Los ensayos profesando, en lugar de la mera tolerancia, un interés, una acogida de lo distinto que sustenta la cortesía y la hospitalidad, virtudes cívicas derivadas de un genuino amor a la verdad. Un yo finito que se retrata en el ejercicio de la escritura y en el contacto con lo otro, lo recorrido y acopiado en los libros o a caballo. “El mejor de todos los hombres es el hombre mezclado”, agrega en Los ensayos. Sin duda, un contrapeso de sensatez que previene los desvaríos del racionalismo, y también una referencia pertinente para el pensamiento de la multiplicidad y la variabilidad del mundo en el que vivimos.

Citas de Montaigne:
1. “La persecución y la caza corren propiamente de nuestra cuenta; no tenemos excusa si la efectuamos mal y con impertinencia. Fallar en la captura es otra cosa. Porque hemos nacido para buscar la verdad; poseerla corresponde a una potencia mayor. No está, como decía Demócrito, escondida en el fondo de los abismos, sino más bien encumbrada a una altura infinita en el conocimiento divino. El mundo es solo una escuela de indagación. La cuestión no es quién llegará a la meta, sino quién efectuará las más bellas carreras”.
2. “Vviajar me parece un ejercicio provechoso. El alma se ejercita continuamente observando cosas desconocidas y nuevas. Y no conozco mejor escuela para formar la vida, como he dicho a menudo, que presentarle sin cesar la variedad de tantas vidas, fantasías y costumbres diferentes, y darle a probar la tan perpetua variedad de formas de nuestra naturaleza”.

Miércoles 11, jueves 12 y viernes 13 de marzo de 2015
6:30-8:30pm
En el campus de la Universidad Antobio Ruiz de Montoya.
Dirigido a estudiantes, profesores y público en general.

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