Gonzalo Gamio Gehri
Se ha muerto García
Márquez, uno de los escritores que iluminaron mi adolescencia, pero cuya pluma - a la vez lúcida y cálida - he admirado a lo
largo de toda mi vida. Se señala con razón que es el narrador que mejor ha
retratado el espíritu de América Latina, con el sabor agridulce que parece
caracterizarla, inspirado en vallenatos y en antiguas tradiciones locales, se
sostiene que Cien años de soledad es
la gran novela en castellano después de El Quijote, y creo que es verdad:
nuestro subcontinente se ha convertido, con su complicidad, en una tierra a la
vez concreta y mítica, la inmortal Macondo. Yo siempre pensaré que es el
novelista nuestro que mejor describe los claroscuros del amor y otras formas de
vínculo humano significativo.
García Márquez
siempre dejaba la idea que tu patria es el lugar de los afectos. Tu identidad
es el espacio donde está tu corazón. Describe el amor con humor y con tristeza,
para ajustarse a la complejidad de sus conflictos y de sus circunstancias, El
legendario aislamiento de Macondo, que contrasta con la estupefacción ante el
descubrimiento del hielo. La gigantesca soledad del dictador en El otoño del patriarca. El reencuentro
con la tierra de Miguel Littín, clandestino en una nación capturada por el
pinochetismo. La locura del amor mezclada con el delirio que provoca la rabia
en El amor y otros demonios.
Finalmente, la conmovedora historia de plenitud y ausencia de Florentino Ariza,
quien tenazmente esperó más de cincuenta
años para coronar el amor más grande del mundo, logrando conquistar el corazón
de Fermina con la pasión y la ternura de sus cartas. Entre nosotros, no existe
un narrador que haya retratado mejor la profundidad de estos misterios que el
escritor colombiano.
Hay muertes que consolidan una vida inmortal. Esta es una de ellas. La obra de García Márquez será un referente permanente a la hora de presentar las complejidades de Hispanoamérica, pero también constituye un referente importante a la hora de adentrarse - con una particular agudeza y ternura - en los abismos insondables que somos. Un Viernes Santo especial en el que también evocamos la partida de un escritor cálido y clarividente, que supo expresar una dimensión fundamental de nuestra condición humana.
Excelente articulo sobre Gabo :)
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