miércoles, 3 de octubre de 2012

ARIÓN, SALVADO DE LAS AGUAS






Gonzalo Gamio Gehri

Arión era un poeta isleño y maestro de la lira que componía y cantaba para el tirano Periandro en la corte de Corinto. Se dice que era hijo de Poseidón. Su voz y su talento musical eran tales que todas las criaturas disfrutaban de sus creaciones. Cierta vez, fue invitado a visitar Ténaro para participar en un concurso musical. Arión ganó la competencia, y fue premiado con regalos de oro sólido. No obstante, sus recién obtenidas riquezas atrajeron la atención del capitán y la tripulación del barco que lo conduciría de vuelta a la ciudad.

Ya en alta mar, el capitán del barco le comunicó sus intenciones de matarlo y quedarse con el oro. Viéndose sólo y rodeado, Arión solicitó se le permitiese entonar una última melodía. Se vistió con sus mejores túnicas y se preparó para despedirse de la vida. La canción que eligió era tan apasionada y conmovedora que la propia musa Euterpe se presentó para escucharla; el muchacho creyó que lo ojos de la musa serían lo último que vería.. El poeta se encomendó a los dioses y se lanzó al mar. Prefería morir reuniéndose con su padre y no ceder ante las ansias de rapiña y sangre del capitán y sus subordinados.

Sin embargo, la música de Arión y el poder de sus versos convocaron a un grupo de delfines, que lo esperaban bajo la proa del barco. Uno de ellos lo depositó en su lomo y lo llevó a las costas de Corinto. En los días que duró la travésía,  Arión recibió la protección de los delfines;  La imagen de la musa, el retorno a Corinto y la perspectiva de la venganza contra el capitán y los marineros capturaban sus pensamientos. Estaba seguro que la curiosidad y la misericordia de los delfines habían salvado su vida. De vuelta a Corinto, se despidió de los delfines como si de sus hermanos se tratara. Compareció ante el monarca, quien persiguió a los marineros que amenazaron a Arión y los castigó con refinada crueldad.

Desde entonces, los piadosos marinos griegos consideran amigos a los delfines, y les rinden culto como sus benefactores.


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