jueves, 1 de marzo de 2012

MACARTISMO A LA CRIOLLA




Gonzalo Gamio Gehri


En cierta prensa, y no pocos círculos políticos y religiosos, se practica un curioso ejercicio de reduccionismo ideológico a la vez falaz y malintencionado. Si uno está a favor de la tesis liberal de que los individuos tienen derechos universales que deben ser protegidos en un nivel local e internacional, que la reconstrucción pública de la memoria constituye una condición fundamental para fortalecer lazos sociales lesionados por la violencia y que el cuidado del medio ambiente constituye una prioridad, entonces uno es tildado de “marxista”, etiqueta que se identifica luego con la de “comunista” y finalmente con la de “terrorista”. No importa si uno se la ha pasado las últimas dos décadas - desde los años de estudiante - criticando al marxismo, y defendiendo estandartes socialdemócratas. No importa aquí la verdad, lo que importa es crear un muñeco de paja (el “enemigo”) y atizar el fuego del temor y del prejuicio. Y se imaginan grandes complots de la “Internacional neomarxista” (p.e., la extraña nota de Francisco Tudela sobre este asunto, publicada hace meses), y cosas por el estilo, en la senda de Dan Brown. Detrás de todo conflicto social y político de relativa importancia, están los “cívicos”, los “caviares”, los “rojos”, etc. Las definiciones no importan, sólo los efectos sobre la audiencia. Todo ello ya es parte de la “época folletinesca” de la cual ya advertía Hermann Hesse.

Pasa, por ejemplo, con el tema de la CVR. Importa poco que uno cite el Informe Final, cómo la CVR reconoce el heroísmo de las FFAA y policiales, cómo se sindica a Sendero Luminoso como el principal perpetrador de delitos contra los derechos humanos, que su ideología es violenta y fanática, etc. No importa que se señalen los números de las Conclusiones, y las páginas. Esa prensa conservadora prefiere repetir el consabido discurso anti-CVR que no encuentra fundamento alguno en el texto, y que opta por la difamación, o por el ataque fácil y carente de argumentos. Prima la mera embestida verbal basada en un manifiesto (y penoso) desconocimiento del documento. Siempre habrán columnistas como Martín Santibáñez, que señalen falazmente – y con gran patetismo en el estilo – que toda la “izquierda” (= marxista, = condescendiente con el terrorismo) pretende “borrar de un plumazo la historia del Perú y colocar en su lugar el elusivo concepto de ‘memoria histórica’.” El autor evidentemente desconoce la compleja relación entre historia y memoria. Añade luego que la izquierda predica la violencia que mató a María Elena Moyano, quien – para su información - fue una heroica mujer de izquierda que precisamente enarboló el estandarte de la paz. El papel lo aguanta todo, una vez más. Esta prensa insidiosa y retorcida para la que todo vale con tal de doblegar al “rival” no le perdonará jamás a la CVR el haber colocado como corazón de su investigación los testimonios de cerca de 17,000 personas que vivieron la violencia. Poner en primer lugar la voz de las víctimas le confiere al Informe un valor muy particular, a diferencia de múltiples “historias oficiales” que soslayan el punto de vista de quienes padecieron los embates del terror y de la represión.

Existe un clima de intransigencia intelectual y de una nula preocupación por la verdad. Pasa con el tema de Conga, y pasa con la controversia en torno a la autonomía de la PUCP. En la perspectiva conservadora, se pretende desconocer la pluralidad de enfoques académicos presentes en la PUCP tildándola de “izquierdista” y “rebelde”, incluso se la pretende acusar de “impiedad” (¿Suena familiar?). La Universidad sólo aspira a garantizar su autonomía, así como la libertad de hacer uso legítimo de su patrimonio y promover la libertad de pensamiento como es propio de una verdadera universidad. Lo mismo sucede cuando se trata de estigmatizar el punto de vista de quienes defienden el equilibrio ambiental contra los intereses de las mineras. Véase el artículo de Juan José Garrido Enfrentados con el progreso, en el que señala que el “marxismo”, o sea “la izquierda”, es enemiga del empresario, y prácticamente de la racionalidad y del desarrollo.. Una especie de lucha entre la civilización y la barbarie. Un maniqueísmo absurdo que condena el debate a descender al nivel de una caricatura. Esta clase de actitud – un “macartismo espiritual” a la criolla - sólo abona el terreno del enfrentamiento. Álvaro Vargas Llosa ha comentado hace poco los peligros que acarrea esta defensa de posiciones trasnochadamente conservadoras. Su texto es discutible, pero convendría debatir su hipótesis en torno a la polarización que esta derecha antiliberal propicia. La Idea es que generaría una guerra ideológica nefasta, que sólo favorecería a los extremistas de todo cuño:

“El problema no es que intentasen devolvernos a los tiempos de la dictadura; vituperen el informe de la Comisión de la Verdad que desconocen; sospechen que la democracia está bien sólo para Estados Unidos y Europa; crean que los recelos de las comunidades contra el Estado propietario del subsuelo que entrega concesiones a capitales forasteros deben ser atropellados por la bota; aspiren a que las ONG sean proscritas; pretendan que los diarios libres sean perseguidos o insinúen que los políticos de izquierda también. El problema no es que crean que la Corte Interamericana de Derechos Humanos es una conspiración o los derechos humanos una cojudez, ni que hayan saturado las redes sociales de racismo y violencia. El problema tampoco es que, incapaces de ganar una sola de las batallas delirantes que emprenden, traten ahora ingenuamente de que Humala sea uno de los suyos o propugnen que la universidad peruana sea apéndice del clero más bruto y achorado para corregir los devaneos socialdemócratas. No, el mayor problema ni siquiera es su mentalidad de campanario o en que suspiren por una alianza entre Alan García y el fujimontesinismo para el 2016.

No, el verdadero problema, aquel que no debemos perder de vista, es que la DBA, que no significa nada aunque practique el onanismo de creerse algo, puede acabar incubando una IBA, una izquierda bruta y achorada, como ya sucedió. Velasco no hubiera sido posible si a Haya no le hubieran cerrado las puertas del poder, como el primer Alan García no habría sido posible si entre 1980 y 1985 la derecha hubiera empujado al gobierno a desmontar la herencia velasquista. Y Sendero Luminoso no habría sido posible si la radicalización de la izquierda, producto de una América Latina en la que la derecha antediluviana cerró las puertas al liberalismo, no hubiera anidado en un sector medio de provincias poseído por el resentimiento social”.


11 comentarios:

  1. Alfredo P. ha dejado un nuevo comentario en su entrada "MACARTISMO A LA CRIOLLA":

    Te quejas de que se acuse de marxista a tu CVR, pero ocultas que este documento fue aquél que pone a la "pobreza" y a la "exclusión" como "factores principales" del salvajismo terrorista. Ese sesgo de dónde proviene??, acaso no es marxista??

    ¿Por qué los peruanos debemos aceptar que nos impongan una memoria construida en base a esta ideología fracasada y justificadora de la violencia?.

    ResponderEliminar
  2. En la Conclusión Nº 12 la CVR señala que la causa inmediata del conflicto fue el accionar del PCP-SL.

    Sobre la pobreza y exclusión dice que existía "una notoria relación entre situación de pobreza y exclusión social y la probabilidad de ser víctima de la violencia". Es decir, que la población pobre y excluida sufrió particularmente la violencia. Es cierto.

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué buen artículo! ¡Qué bien cae un pequeño compendio de verdades de vez en cuando!

    ResponderEliminar
  4. Muy buen articulo. Añadiría que el problema no solo son las posiciones de la DBA, sino la ignorancia y oportunismo de muchos políticos de derecha y sectores empersariales de hacer suyas esas posiciones tan fácilmente.
    Saludos
    José

    ResponderEliminar
  5. Acabo de descubrir este blog.Me agrada mucho,

    creo que la DBA está presente en nuestra PUCP,
    he conocido algunos personajes que estudían postgradosy además de ser muy limitados
    y tener serios desordenes mentales,además tienen costumbres de vandalizar páginas de gente honorable,además de clonar cuentas de facebook y tener blogs llenbos de envidia,delirio y rencor.. Eso es todo ,muchas gracias.
    Karen Castrillón Hillpha

    ResponderEliminar
  6. Saludos Gonzalo,

    Excelente post. Creo que podría ser un buen ejercicio considerar también, de modo especular y polémico, lo que bien correspondería al marcartismo a la criolla de la DBA: el romanticismo político a la francesa de la docta IRENE (la izquierda REgia y NEcia).

    El texto podría ser el mismo (me permita, mi amigo):

    "En cierta prensa y en no pocos círculos políticos de izquierda, se practica un curioso ejercicio de reduccionismo ideológico a la vez falaz y malintencionado. Si uno no está a favor de la tesis liberal de que los individuos no solo tienen derechos universales, sino también deberes y obligaciones hacia el cuerpo político, que los mismos deben proteger el interés nacional, ser fieles al vínculo de ciudadanía que se les ha otorgado, demostrar respeto a la autoridad legítima sin laxismos asistencialistas hacia el Estado, ocasionalismos o victimismo político cuando no se está de acuerdo con él; que la reconstrucción pública de la memoria constituye una condición fundamental para fortalecer lazos sociales lesionados por la violencia del terrorismo comunista, que el cuidado del medio ambiente constituye una prioridad del bien público y no un monopólio político de una ONG, entonces, si uno no está a favor de un liberalismo "blando" o simplemente la piensa en modo diferente a la docta IRENE, es tildado rápidamente de "derechista", "viejo","homofóbico", "reaccionario", "facho", "burgués", "ultra-liberal", "ultramontano", "pro-sistema", "extremista", "pasadista", "filo-monárquico", "ultra-derecha", "anti-moderno", “cavernario”, uno que “no quiere cambiar las cosas”, un "defensor del status quo", un “mano dura”, "un plebiscitario", "un nacionalista", "decisionista", un "schmittiano",un “lobo de arriba”, uno "lacayo de los poderes fácticos”,un "intolerante", un "pro-DBA" o más ingenuamente, un "limitado", "desordenado mental", un "vándalo" (Karen dixit) y etc, etc y etc, con docta pasión pavloviana.

    Todas estas etiquetas, según el furor, se identifican luego con una única etiqueta religiosa finalmente: "facho" “nazi” "falangista". No importa si uno se la ha pasado las últimas dos décadas - desde los años de estudiante - denunciando también a los sacos (ocultos en las universidades), defendiendo estandartes neo-conservadores, de nueva derecha institucionalista, sin la necesidad de identificarse con las angurrias de la vieja derecha enquistada en el estado-aparato de entonces y de ahora (cambia solo la elite y el sabor de la "inclusión", municipal o estatal que sea). No importa aquí la verdad, lo que importa es crear un muñeco de paja (la "DBA") y atizar el fuego del temor y del prejuicio. Y se imaginan grandes complots de la “Internacional nazista” y cosas por el estilo, en la peor senda del Dr. puente "Strangelove" aéreo. Detrás de todo conflicto social y político de relativa importancia donde simplemente no la piensen como la docta IRENE, están seguramente los “filo-nazis”, "los evolianos", "los ultramontanos" "la derecha cavernaria", etc. Las definiciones no importan, sólo los efectos sobre la audiencia. Todo ello ya es parte de la época panfletaria de la cual ya se anunciaba todo en el Diario (Marka) del Saco Arce".

    ResponderEliminar
  7. Estimado Mario

    Jajaja, claro que sí. El macartismo de un lado o del otro es igualmente deplorable. Examino el de esta prensa conservadora porque es el que se respira por doquier ahora, pero el macartismo que se practica en otros lares (p.e. en Venezuela), es igualmente lamentable.

    Un abrazo,
    Gonzalo.

    ResponderEliminar
  8. Desde que existen la derecha y la izquierda, existen la DBA y la IBA. Creer que la IBA es producto de la DBA (como cree Vargas Llosa) es tan maniqueo y dogmático como creer lo contrario. Los fundamentalismos y fanatismos existen en todos los bandos. Ninguno de ellos escucha razones ni responde de acuerdo con la evidencia. Así que perdemos el tiempo tratando de convencer a estos extremos usando razones y evidencia. A los que debemos tratar de convencer con razones y evidencia son a aquellos que están dispuestos a escucharlas. Lamentablemente en el Perú todavía son muy pocos (por el abandono de la educación), pero esos pocos son nuestra única esperanza.

    ResponderEliminar
  9. Estimado Jaime:

    El asunto es que los fundamentalismos de diverso cuño se alimentan recíprocamente.

    Saludos,
    Gonzalo.

    ResponderEliminar
  10. vaya! así que ahora denunciar a los lobos disfrazados de ovejas de la izquierda peruana (la más retrógrada y cavernaria del continente) es -degún el titular del blo-"macartismo". Aquí se emplea el término olvidando -interesadamente- su origen. El macartismo fue una persecución desatada en la década de los 50s en los EE.UU en el contexto de la guerra fría contra el imperio soviético y el bloque comunista. Los norteamericanos en los 50s seguramente nunca habrían visto un comunista en su vida, pero se los aterrorizó con una supuesta infiltración comunista. En cambio el Perú sí sufrió una salvaje agresión comunista desde 1980 en adelante (o ahora el dueño del blog buscará negar que sendero luminoso y el mrta eran agrupaciones comunistas?). Sin necesidad de millones de dólares, de comisiones, de "proyectos" y de publicaciones, los peruanos ya sabemos qué significa el símbolo de la hoz y el martillo. También sabemos que muchos seguidores de esta ideología fracasada y homicida están escondidos en sindicatos, en universidades, en colegios y en esa entelequia llamada "sociedad civil", esperando la oportunidad para esparcir su veneno y ahora resulta que llamar la atención sobre estos extremistas es ser "macartista".

    ResponderEliminar
  11. Acertado artículo. Me ha gustado la parte en que te refieres que a la PUCP "incluso se la pretende acusar de “impiedad” (¿Suena familiar?)". Cómo no recordar con ello a Sócrates y a sus acusadores (conservadores) faltos de argumentos.

    ResponderEliminar