Nelson Manrique
El 10% de respaldo que ha obtenido PPK, según la última encuesta del IOP de la PUCP, ha sido un tónico que le ha refrescado la memoria con relación a una solemne promesa que hizo al proclamarse candidato presidencial: que renunciaría a su nacionalidad norteamericana. Mientras anduvo anclado en un 5%, PPK hablaba del tema más bien remolonamente: hay que hacer consultas, es engorroso llenar las formas, nunca se sabe cuánto tiempo se va a tomar la burocracia, etc. Y fue llenando los vacíos con mentiras manifiestas, como afirmar que se nacionalizó porque los gringos lo presionaron a hacerlo, o que al naturalizarse gringo no renunció a su nacionalidad peruana.
En los EEUU no te presionan para hacerte ciudadano por llevar mucho tiempo viviendo allí, y eso pueden ratificarlo miles de peruanos que radican por esos lares. Esto puede ser un argumento a favor si uno quiere hacerse norteamericano, pero no es un motivo para que te pongan un cuchillo al cuello para obligarte a hacerte gringo. Por otra parte, es requisito imprescindible –explícitamente señalado por la Guía para la Naturalización, el documento oficial del Servicio de Ciudadanía e Inmigración del Departamento de Homeland Security de EEUU– renunciar a toda nacionalidad previa: “usted no puede convertirse en ciudadano americano hasta que haga el Juramento de Lealtad... Cuando usted hace el juramento usted promete a hacer tres cosas: 1) Renunciar a lealtades extranjeras… 2) Apoyar a la Constitución (de los EEUU)… 3) Prestar servicio militar o civil a los EEUU”.
El juramento que PPK ha leído en el acto público de su nacionalización como ciudadano de EEUU es suficientemente explícito: “renuncio absolutamente y por completo y abjuro toda lealtad y fidelidad a cualquier… Estado o soberanía extranjera, de quien o de cual haya sido sujeto o ciudadano antes de esto… apoyaré y defenderé a la Constitución y las leyes de los EEUU de América contra todo enemigo extranjero y nacional… profesaré fe y lealtad reales hacia el mismo… portaré armas bajo la bandera de los EEUU… prestaré servicio como no combatiente en las FFAA de los EEUU… asumo esta obligación libremente, sin ninguna reserva mental ni intención de evasión; lo juro ante Dios” (http://www.uscis.gov/files/article/M-476_Spanish.pdf, p. 28). El texto tiene también versión en inglés, así que PPK no puede alegar que no entendió qué era lo que estaba jurando. Abjurar, según el DRAE, es: “Retractarse, renegar, a veces públicamente, de una creencia o compromiso que antes se ha profesado o asumido”.
El empeño de PPK en negar que ha renunciado voluntariamente a la ciudadanía peruana, “sin ninguna reserva mental ni intención de evasión”, recuerda la historia de la nacionalidad de Alberto Fujimori. Mientras fue presidente, negó categóricamente tener la nacionalidad japonesa, y este fue un secreto muy bien guardado, hasta por el gobierno japonés, que solo reveló que Fujimori San era un leal súbdito del emperador cuando el gobierno peruano solicitó su extradición para que respondiera ante la justicia por sus crímenes y robos. Y cuando –luego de cometer el mayor error de su vida al embarcarse hacia Chile, donde fue detenido– se vio confrontado con la perspectiva de su inminente extradición al Perú, recurrió a su nacionalidad escondida para presentarse como candidato al Senado japonés.
De acuerdo con el artículo 118º de la Constitución, el Presidente tiene la potestad de representar al Estado, dentro y fuera de la República, dirigir la política general del Gobierno, dirigir la política exterior y las relaciones internacionales, celebrar y ratificar tratados, administrar la hacienda pública, negociar los empréstitos y dictar medidas extraordinarias mediante decretos de urgencia con fuerza de ley, presidir el Sistema de Defensa Nacional, organizar, distribuir y disponer el empleo de las FFAA y de la PNP, adoptar las medidas necesarias para la defensa de la República, de la integridad del territorio y de la soberanía del Estado, declarar la guerra y firmar la paz. Supongo que siempre y cuando le deje tiempo su obligación de “portar armas bajo la bandera de los EEUU”, claro.
Ser presidente de la República debe ser el sueño de todo lobbysta.
Importante observacion sobre la nacionalidad de PPK y su cambio de actitud sobre la misma. Sin embargo, creo que en el balance si concentramos las críticas a su propuesta en su nacionalidad estadounidense perderemos panorama. Con o sin nacionalidad estadounidense PPK favorecera los intereses transnacionales, siempre fungirá como operador financiero internacional.
ResponderEliminarHay que pasar a observar sus propuestas sobre reforma laboral y tributaria.
Buen post.
Sí, interesante artículo de Nelson Manrique. Para discutir.
ResponderEliminarSaludos,
Gonzalo.
Vaya! la izquierda condena a PPK por el tema de su nacionalidad norteamericana y las sospechas sobre su "lealtad", pero bien que acepta los varios millones de dólares que fuentes cooperantes de los EE.UU proporcionan a sus oenegés de "DD.HH".
ResponderEliminarDebemos los peruanos confiar en oenegés que se sostienen con fondos norteamericanos???
No entiendo cual es el punto de nelson manrique, es una lastima porque manrique ha perdido su punto de analisis hace mucho tiempo. He llevado 4 cursos con el en la carrera de sociologia y todos son los mismos no hay renovacion. No sorprende que continue con el mismo rollo. Por otro lado, porque desacreditar a PPK por tener una nacionalidad norteamericana? yo tengo ademas de la peruana otra nacionalidad y no siento que eso me haga menos peruana y con menos intenciones de hacer algo por mi pais.
ResponderEliminarMuy interesante el Análisis de Gonzalo; realmente toda esta realidad maquiavélica que esconde PPK demuestra que millones de peruanos no están informados y sobre todo eso que dicen: "muchos jóvenes están con El"... de ser cierto es darle la espalda a nuestra propia seguridad nacional, porque para este señor el Perú es un territorio que hay que poner en venta todo si es posible, pero que pueda favorecer a empresas multinacionales. y lo demostró cuando era ministro de economía en el gob. de Alejandro Toledo.
ResponderEliminarEl artículo es de Nelson Manrique.
ResponderEliminarSaludos,
Gonzalo.