Los doctores Walter Albán, Fidel Tubino, Catalina Romero y Marcial Blondet comentan el masivo apoyo de los más de 600 docentes de la Católica que respaldan la posición de la Universidad en el conflicto con el Arzobispo de Lima.
“Está en juego un modelo de universidad”
DR. WALTER ALBÁN
Decano de la Facultad de Derecho
“Los docentes hemos seguido con mucha atención el conflicto. Si alguno todavía dudaba de una expresión más pública de lo que opinábamos, comunicados aparecidos en las últimas semanas terminaron de persuadir de que no era lógico mantener en casa este sentimiento compartido. Nos referimos al comunicado de un grupo de obispos y al que apareció para Fiestas Patrias. Este último fue un comunicado extraño, donde figuraban no solo reconocidos hombres de empresa, sino también políticos e incluso autoridades jurisdiccionales como el presidente del Poder Judicial y el de la Corte de Lima. Por todo esto, se hacía necesaria también la voz de los profesores.
Esta iniciativa surge desde los propios profesores, no de las autoridades de la PUCP. Más o menos 600 profesores firmaron el pronunciamiento, pero estoy recibiendo reclamos e interrogantes de docentes que habían hecho llegar sus firmas, pero no aparecieron por motivos logísticos. Calculo que tranquilamente estaríamos hablando de más de 700 docentes. Además, se publicarán en la web más firmas que se están recibiendo en estos días. Muchos no se han enterado porque ha habido vacaciones.
Independientemente de las cuestiones jurídicas, lo más importante para el país es lo que está en juego: un modelo de universidad que profesores y estudiantes defendemos. No es un tema exclusivamente patrimonial o judicial. Hemos construido un modelo de universidad que hoy amenazan.
Iremos a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: es una decisión. El ingreso del caso a esta entidad tendrá un efecto jurídico importante. Jurídicamente, significará que la decisión del Tribunal Constitucional será revisada en el sistema internacional. Esto implica que entonces no hay nada resuelto, como se ha insistido majaderamente. El proceso continúa conforme a canales que la Constitución ha previsto”.
“Por ser católica no deja de ser universidad”
DR. FIDEL TUBINO
Decano de Estudios Generales Letras
“Los profesores creemos que el tipo de universidad en el que creemos y queremos continuar construyendo está en jaque por el diferendo con el Arzobispado. Estamos por una universidad que por ser católica no deja de ser universidad. Es decir, un espacio dedicado a la investigación y la formación integral, crítica y reflexiva. Solo se puede hacer si hay pluralismo y libertad. Es lo propio de la universidad: la confrontación respetuosa de ideas. Se debe preservar esto tanto en investigación como formación.
Además, no solo es importante hablar de democracia, sino practicarla. La universidad es una escuela de democracia. Que se autogobierne a través de representantes designados en elecciones transparentes y libres es inherente al modelo que hemos optado. Eso también está en jaque. Queremos que se preserve y se perfeccione, no retroceder a un modelo jerárquico y autoritario de universidad. Asimismo, creemos que es muy importante el compromiso de la Universidad con la justicia y el desarrollo inclusivo del país. Por eso, expresamos nuestro apoyo a la posición de la Universidad.
No estamos esperando algo específico. En el fondo, buscamos que se conozca la posición de los profesores y que nuestras autoridades cuentan con nuestro respaldo en la posición que la Universidad tiene en este conflicto. Además, es una muestra de respaldo que debe tener la Universidad ahora que iremos a un tribunal internacional.
A los estudiantes, les diría que estén atentos, alertas, que se informen, discutan y se involucren. Es importante no solo para ellos sino para el país. Un tipo de universidad democrática, al servicio del desarrollo y la justicia, donde se privilegia la excelencia académica, tanto en la formación como en la investigación, es algo que el país necesita que se extienda. La universidad no es un espacio de adoctrinamiento. La ideologización es la negación de la formación universitaria, en cualquier sentido.
Quienes consideran que nos estamos peleando por un predio, se están quedando en un nivel muy aparente, pero hay niveles más profundos. Por eso hay una preocupación y adhesiones. Pero también hay la confianza de que saldremos fortalecidos. Todo esto nos ha unido y nos ha obligado a repensar la universidad”.
“La Universidad está siendo fortalecida en sus principios”
DRA. CATALINA ROMERO
Decana de la Facultad de Ciencias Sociales
“Las actuales circunstancias nos han hecho pensar lo que hacemos y cómo lo hacemos. Nos sentimos parte de una comunidad universitaria, de docentes, estudiantes y trabajadores, con un modelo educativo que toma en cuenta los diferentes aspectos del país, que busca ser inclusivo, abierto a todos y que se desarrolla en el respeto a las maneras de pensar de todos, con valores de pluralismo. Es importante remarcar la identidad católica de la Universidad, también por nuestro contacto con iglesias locales, a las que aportamos de distintas maneras a su trabajo pastoral, pero sobre todo desde nuestros saberes, que son importantes para ellos.
Nuestro pronunciamiento recoge una reflexión sobre lo que hacemos. No es un tema de coyuntura, sino algo que nos cuestiona y reafirma en lo que hacemos. Tenemos una manera particular de ser universidad católica que es reconocida internacionalmente, porque tiene muy buenos resultados. Somos muy rigurosos en la investigación y el saber científico. Además, somos plurales y tenemos un gobierno autónomo. Somos una comunidad laica que se autogobierna y lo hacemos bien, guardando relación con la Iglesia. El problema que atravesamos ahora es duro para nosotros. Nos da pena que se apele a un tema de herencia, algo que estaba saldado, reconocido, solucionado y se reabre, desconociendo todo lo que se estaba avanzando.
Se espera que la comunidad universitaria y la sociedad civil entiendan que somos una comunidad docente confiable, de alto nivel, con valores cristianos. El pronunciamiento es un respaldo a nuestras autoridades democráticamente elegidas. Están conduciendo este proceso muy bien y cuentan con nuestro respaldo. Cada uno seguirá expresándose como lo ha hecho hasta ahora y si surge otra iniciativa que nos convoca a todos, se conversará”.
“No podemos ser indiferentes”
ING. MARCIAL BLONDET
Decano de la Escuela de Posgrado
“La Universidad está en peligro. Lo menos que podemos hacer los profesores es apoyar al equipo rectoral en este conflicto. Nos sentimos completamente identificados con la cultura institucional que tiene la Universidad, donde no hay ninguna restricción respecto a las ideas. Hay libertad de cátedra total. Se respira un aire de libertad y armonía. Todo esto está amenazado y debemos trabajar para proteger la Universidad.
Ya era hora de que los profesores nos pronunciemos. Venimos conversando esta idea varios meses. No hemos sido indiferentes; al contrario, entre los profesores hay una preocupación muy grande por este problema. Primero, hay un cariño y compromiso enorme con la Universidad. Luego, una identificación con la forma como el rectorado está enfrentando este problema. Ahora que el juzgado está recibiendo muchas presiones, era un buen momento para decir que estamos con nuestro equipo rectoral.
Lo importante es que haya una buena campaña de comunicación acerca del conflicto y las posibles consecuencias. La comunicación debe ser más fluida, transparente, menos técnica, para que todos entiendan y decidan libremente. Obviamente, buscamos energizar a la comunidad en apoyo de nuestra Universidad. Quiero contribuir a que la posición de la Católica se conozca mejor y reciba el mayor apoyo posible. La incertidumbre nos acongoja, pero con la verdad y una información continua y clara, estaremos más tranquilos. Estamos convencidos de que tenemos la razón.
Esto tiene para largo y los profesores seguiremos trabajando para apoyar a la Universidad. No obligaremos a nadie: ese es el espíritu de la casa. Pero seguiremos organizados, vigilantes, informados y nos pondremos a disposición del Rectorado para trabajar juntos en lo que sea necesario. Si se necesita otro comunicado o lo que sea, lo haremos. No vamos a quedarnos sentados sin hacer nada”.
(Fuente: Punto Edu)
siguen mintiendo en jactarse de ser los mejores en todo. por dios, tienen sus deficiencias. sean modestos. busquen mejorar la enseñanza, la investigacion y dejen a un lado el tema del juicio.
ResponderEliminar¿Esto es lo que dicen las autoridades de la PUCP? Ya entiendo por qué Cipriani quiere intervenir. No tienen idea de lo que debe ser una universidad católica. Puros prejuicios como los del autor de este blog.
ResponderEliminarJulio,
ResponderEliminarParece que no tienes idea de lo que debe ser una genuina universidad.
Saludos,
Acá un fragmento de un reciente discurso del cardenal Bertone en la Universidad Católica de Chile. Habla de los fines de una universidad católica. Se muestra la total discrepancia que hay entre lo que Roma piensa que debe ser una universidad católica y la posición de las autoridades actuales de la PUCP. Basta leer y comparar.
ResponderEliminar"Creo, por tanto, que no es ocioso comenzar esta intervención, con una breve reflexión sobre la naturaleza y sobre la misión social de la Universidad y, en concreto, de la Universidad Católica. Con el Papa Benedicto XVI, podemos convenir en que «el verdadero e íntimo origen de la Universidad está en el afán de conocimiento, que es propio del hombre. Quiere saber qué es todo lo que le rodea. Quiere la verdad»1. Precisamente, la confianza en la capacidad humana de buscar, encontrar y de vivir según la verdad, constituye una dimensión propia de la fe cristiana; por eso no sorprende que la Universidad haya nacido en el seno de la civilización cristiana2. Ella, por su propia identidad, está por tanto llamada a prestar a la comunidad humana el servicio o diakonía de la verdad, para que, mediante el cultivo de los auténticos valores culturales y espirituales de la sociedad, se enriquezca el patrimonio intelectual de la Nación y se consoliden los cimientos de su desarrollo futuro integral3.
Este servicio a la verdad y a la sociedad conlleva la responsabilidad de dar a los jóvenes de hoy una instrucción que no esté orientada sólo a la mera acumulación de conocimientos o habilidades, sino que, ya como en tiempos de Platón, consista en una verdadera paideia, «una formación humana en las riquezas de una tradición intelectual orientada a una vida virtuosa»4. Se trata de despertar en las jóvenes generaciones la pasión por esa gran aventura humana que es el conocimiento pleno de la verdad, que les lleve asimismo a la práctica del bien, ya que, de acuerdo con la intuición socrática, «la verdad nos hace buenos, y la bondad es verdadera»5. Sin embargo, para poder ofrecer este servicio imprescindible a la sociedad, es necesario recuperar la confianza en la capacidad de la razón humana para alcanzar la verdad. Porque una razón que claudique ante la cuestión de la verdad, correrá el peligro de doblegarse ante la presión de los intereses o ante el atractivo de la utilidad6.
En este contexto, Su Santidad Benedicto XVI señala también como gran desafío de la Universidad Católica precisamente el de llevar a cabo una «investigación científica, según el horizonte de una auténtica racionalidad, diferente a la que hoy ampliamente domina, según una razón abierta a la cuestión de la verdad y de los grandes valores inscritos en el mismo ser, abierta, por tanto, al trascendente, a Dios»7. Su misión, pues, consistiría en ayudar a «mantener despierta la sensibilidad por la verdad; invitar una y otra vez a la razón a buscar la verdad, a buscar el bien, a buscar a Dios»8, ya que el mensaje de la fe cristiana, que en realidad es un “sí” a la verdad, se constituye así en una «fuerza purificadora para la razón misma, que la ayuda a ser más ella misma»9.
Revisando una reciente intervención del cardenal Bertone sobre los fines de una universidad católica dada en la UC de Chile se puede ver con claridad la radical oposición entre la visión de las actuales autoridades de la PUCP y la idea de universidad que tiene Roma. Basta leer y contrastar.
ResponderEliminar“Creo, por tanto, que no es ocioso comenzar esta intervención, con una breve reflexión sobre la naturaleza y sobre la misión social de la Universidad y, en concreto, de la Universidad Católica. Con el Papa Benedicto XVI, podemos convenir en que «el verdadero e íntimo origen de la Universidad está en el afán de conocimiento, que es propio del hombre. Quiere saber qué es todo lo que le rodea. Quiere la verdad». Precisamente, la confianza en la capacidad humana de buscar, encontrar y de vivir según la verdad, constituye una dimensión propia de la fe cristiana; por eso no sorprende que la Universidad haya nacido en el seno de la civilización cristiana. Ella, por su propia identidad, está por tanto llamada a prestar a la comunidad humana el servicio o diakonía de la verdad, para que, mediante el cultivo de los auténticos valores culturales y espirituales de la sociedad, se enriquezca el patrimonio intelectual de la Nación y se consoliden los cimientos de su desarrollo futuro integral.
Este servicio a la verdad y a la sociedad conlleva la responsabilidad de dar a los jóvenes de hoy una instrucción que no esté orientada sólo a la mera acumulación de conocimientos o habilidades, sino que, ya como en tiempos de Platón, consista en una verdadera paideia, «una formación humana en las riquezas de una tradición intelectual orientada a una vida virtuosa». Se trata de despertar en las jóvenes generaciones la pasión por esa gran aventura humana que es el conocimiento pleno de la verdad, que les lleve asimismo a la práctica del bien, ya que, de acuerdo con la intuición socrática, «la verdad nos hace buenos, y la bondad es verdadera»5. Sin embargo, para poder ofrecer este servicio imprescindible a la sociedad, es necesario recuperar la confianza en la capacidad de la razón humana para alcanzar la verdad. Porque una razón que claudique ante la cuestión de la verdad, correrá el peligro de doblegarse ante la presión de los intereses o ante el atractivo de la utilidad.
En este contexto, Su Santidad Benedicto XVI señala también como gran desafío de la Universidad Católica precisamente el de llevar a cabo una «investigación científica, según el horizonte de una auténtica racionalidad, diferente a la que hoy ampliamente domina, según una razón abierta a la cuestión de la verdad y de los grandes valores inscritos en el mismo ser, abierta, por tanto, al trascendente, a Dios». Su misión, pues, consistiría en ayudar a «mantener despierta la sensibilidad por la verdad; invitar una y otra vez a la razón a buscar la verdad, a buscar el bien, a buscar a Dios»8, ya que el mensaje de la fe cristiana, que en realidad es un “sí” a la verdad, se constituye así en una «fuerza purificadora para la razón misma, que la ayuda a ser más ella misma».
Revisando una reciente intervención del cardenal Bertone sobre los fines de una universidad católica dada en la UC de Chile se puede ver con claridad la radical oposición entre la visión de las actuales autoridades de la PUCP y la idea de universidad que tiene Roma. Basta leer y contrastar.
ResponderEliminar“Creo, por tanto, que no es ocioso comenzar esta intervención, con una breve reflexión sobre la naturaleza y sobre la misión social de la Universidad y, en concreto, de la Universidad Católica. Con el Papa Benedicto XVI, podemos convenir en que «el verdadero e íntimo origen de la Universidad está en el afán de conocimiento, que es propio del hombre. Quiere saber qué es todo lo que le rodea. Quiere la verdad». Precisamente, la confianza en la capacidad humana de buscar, encontrar y de vivir según la verdad, constituye una dimensión propia de la fe cristiana; por eso no sorprende que la Universidad haya nacido en el seno de la civilización cristiana. Ella, por su propia identidad, está por tanto llamada a prestar a la comunidad humana el servicio o diakonía de la verdad, para que, mediante el cultivo de los auténticos valores culturales y espirituales de la sociedad, se enriquezca el patrimonio intelectual de la Nación y se consoliden los cimientos de su desarrollo futuro integral.
Este servicio a la verdad y a la sociedad conlleva la responsabilidad de dar a los jóvenes de hoy una instrucción que no esté orientada sólo a la mera acumulación de conocimientos o habilidades, sino que, ya como en tiempos de Platón, consista en una verdadera paideia, «una formación humana en las riquezas de una tradición intelectual orientada a una vida virtuosa». Se trata de despertar en las jóvenes generaciones la pasión por esa gran aventura humana que es el conocimiento pleno de la verdad, que les lleve asimismo a la práctica del bien, ya que, de acuerdo con la intuición socrática, «la verdad nos hace buenos, y la bondad es verdadera»5. Sin embargo, para poder ofrecer este servicio imprescindible a la sociedad, es necesario recuperar la confianza en la capacidad de la razón humana para alcanzar la verdad. Porque una razón que claudique ante la cuestión de la verdad, correrá el peligro de doblegarse ante la presión de los intereses o ante el atractivo de la utilidad.
En este contexto, Su Santidad Benedicto XVI señala también como gran desafío de la Universidad Católica precisamente el de llevar a cabo una «investigación científica, según el horizonte de una auténtica racionalidad, diferente a la que hoy ampliamente domina, según una razón abierta a la cuestión de la verdad y de los grandes valores inscritos en el mismo ser, abierta, por tanto, al trascendente, a Dios». Su misión, pues, consistiría en ayudar a «mantener despierta la sensibilidad por la verdad; invitar una y otra vez a la razón a buscar la verdad, a buscar el bien, a buscar a Dios»8, ya que el mensaje de la fe cristiana, que en realidad es un “sí” a la verdad, se constituye así en una «fuerza purificadora para la razón misma, que la ayuda a ser más ella misma».
Interesante, pero en una Universidad de verdad 1) Esta "paideia" tiene que cultivarse de manera plural; 2) La apertura a la verdad - y aludimos también a Platón - tiene que ser compatible con el ejercicio de la crítica y una completa libertad académica; 3) Resulta ingenuo considerar que a la ciencia contemporánea no le interesa la verdad.
ResponderEliminarSaludos,
Gonzalo.